Un domingo cualquiera

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La diputada Camilla se acopló a las expresiones del alcalde e instigó al presidente.

Diputada Camilla: No está practicando sus discursos de inserción, son puros cuentos…

Presidente Carlos: Convoco a la diputada y al alcalde a la asunción de los cargos de presidente y vicepresidente, con sus adherentes, si es que a ese entonces cuentan con algunos partidarios.

Diputada Camilla: Así lo haremos, en el improbable evento de que resulte electo para un segundo turno.

La doctora Garbo intercede a favor del presidente y destaca su honestidad en que acepta las inspiraciones, en cuestiones esenciales, que se atribuyen algunos de los presentes. Defendiendo, sin embargo, el derecho de cualquiera para hacer suyas esas propuestas y realizarlas.

Y, si de transparencia se trata, la doctora Garbo agrega:

Doctora Garbo: La diputada Camilla es joven; el alcalde Valenzuela, también. La diputada Camilla cree estar preparada políticamente; el alcalde Valenzuela, también. La diputada Camilla cree ser conocedora de la contingencia actual; el alcalde Valenzuela, también. La diputada Camilla cree tener proyección de futuro y una propuesta convergente y unificadora. El alcalde Valenzuela, tampoco…

A continuación, el Rector procedió a dar lectura a las preguntas preparadas para los candidatos, las que serían leídas de una vez y respondidas en orden de sorteo.

1- ¿Cuál es, señor presidente, el programa del Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación? ¿De qué forma se darán a conocer a la comunidad el resultado de estas investigaciones? Compuestas, probablemente, de indicaciones e impulsos propios del dinamismo de la sociedad del conocimiento.

2- Doctora Garbo, ¿cómo considera usted que reaccionarán los ciudadanos y bajo qué expresión espera usted, al efecto de que se les permita una comprensión e inserción en esta evolución científica? ¿Es partidaria, usted, de integrar en la nominación y funciones del Ministerio de Ciencias, el concepto del conocimiento? ¿Lo interpreta en función de enseñar a la ciudadanía la comprensión de estas ciencias?

3- Diputada Camilla, ¿es usted partidaria de que deba financiarse el presupuesto en el ámbito de la ciencia y sus investigaciones, como se planteó a la opinión pública, por parte del sector privado, en 2/3 de su costo? ¿Comparte el criterio de incentivar al sector privado en estas investigaciones y en su desarrollo?

4- Señor presidente, ¿considera usted un fracaso de la democracia el asociarse y depender del mundo privado, del emprendimiento, del desarrollo y del crecimiento, al tener que compartir en estos términos la evolución científica del planeta? ¿Cuál es su pronóstico y consideraciones respecto a los cambios climatológicos y la evolución tecnológica ―aterradores para algunos―, que podrían significar pérdidas de empleados con las nuevas tecnologías? Y, ¿cómo será la estructura de la sociedad en esa perspectiva? ¿Consideran que la ciencia ―siguiendo la expresión popular― viene con una mochila bajo el brazo, en condiciones de proveer cómo enfrentar este futuro?

Señor presidente, ¿cómo visualiza usted el futuro, considerando en plenitud, las consecuencias que tendrá el avance tecnológico y científico, y los temores del devenir de la humanidad?

Le correspondió al presidente iniciar el proceso de respuestas.

(1) y (4)

Presidente Carlos: Corresponde a los ciudadanos hacer estas preguntas y el dar a conocer sus inquietudes. A su vez, a quienes ejercen los cargos de autoridad les toca el programar, conforme a sus capacidades, instrumentos y elementos disponibles, cómo será esa realidad en el futuro.

Como un concepto central, creemos que debe considerarse un núcleo convergente compuesto por la forma de vida y el nivel de cultura de los hombres; la realidad climatológica; la estructura de la ciudad en concordancia con los sistemas de educación, de trabajo, de protección de la vida y de la salud, de los deportes y del esparcimiento.

La sobrevivencia se irá imponiendo, conservando los vínculos familiares y afectivos. No obstante, perdurarán las diferencias raciales, culturales, las desigualdades y habrá enfermedades y enfrentamientos.

Sin embargo, imperará la alegría en ciudades más integradas en cuanto a su hábitat, niveles de educación y condiciones de menor estrés; en un futuro que recuerda a un hombre de apariencia anterior, pero con mayor espiritualidad y con un conocimiento científico superior, que pueda, desde su tierra, mirar al más allá.

Reducidas las jornadas laborales, recorrerán las vías peatonales a través de parques que olvidan las ciudades congestionadas, superadas por estas más auténticas y nobles.

Aprenderemos a racionalizar el uso de los instrumentos móviles creados por el hombre, perfeccionados por la tecnología, como bicicletas, patines, autos, aviones, máquinas a vapor, trenes y robots, que seguirán siendo los grandes protagonistas en plena concordancia como lo que fueron, desde su origen, estas criaturas proyectadas por el hombre a su pleno servicio y a su plena disposición.

Algunos serán relegados a la periferia de la urbe de caminantes. Y, las manifestaciones más profundas y evidentes del futuro tecnológico, estarán en las redes subterráneas y en los espacios aéreos, mientras nosotros preservamos la Superficie y la Naturaleza que cubre estas tierras...

(2)

Doctora Garbo: Excelente pregunta la que me hace en el ámbito de la educación y la psicología, a las que me he dedicado en toda mi actividad profesional.

Por supuesto que no puedo vaticinar cuál será la reacción de la ciudadanía, pero sí puedo contribuir a una profunda reforma educacional que tenga, como principal elemento, que la mayoría de los jóvenes accedan a los conocimientos tecnológicos y de la ciencia, los que regirán al mundo en sus tiempos.

(3)

Diputada Camilla: No soy partidaria de otorgar una nueva fuente de poder al sector privado y a la derecha; en que además de la propiedad de los bienes, del dinero y de dirigir y financiar la prensa y los poderes políticos, tengan el rol de asumir la formación de la mente y de los conocimientos de la juventud del país.

Esto sería el holocausto cerebral.

Con ovación de la concurrencia, se puso término al debate y comenzaron los programas en TV de evaluación del programa, de los candidatos y de las encuestas inmediatas.

VII. El partido de Las Mujeres al Gobierno

Llegado el momento de la despedida, los candidatos se dan la mano entre sí. Avanza hacia la tarima la primera dama a saludar a su marido y, en un gesto cordial, el presidente la acerca a hacer lo propio con las otras dos candidatas.

Vestían formales, la doctora Garbo un traje de dos piezas de rafia beige y la diputada Camilla una túnica rojo purpura. En cambio, la primera dama llevaba un ensamble gris con blanco, muy elegante.

Fue una fría pasada de mano y se mantuvieron juntas por un momento, mientras se iba retirando el público de a poco.

Cuando se despejaba la primera fila, el presidente reconoció a la secretaria de Palacio, de blusón estampado con buen escote, mirándolo con complacencia al son de los aplausos colectivos. Al cruzar sus miradas, le hizo una seña invitándola a que subiera al proscenio, ya en compañía de ministros y familiares de los tres candidatos.

Se produjo entonces el momento en que el presidente se reunió con las cuatro mujeres y Rosa, presumiendo más mundo, las saludó a todas de beso en la mejilla.

Bajan los peldaños de la tarima para tomar el pasillo lateral de la platea y salir al foyer, donde la doctora Garbo le propone a la diputada Camilla quedarse en el bar de la cafetería del mismo teatro a tomarse una bebida, al momento en que la primera dama, Blanca, a su costado, se despide del presidente, que salió raudo acompañado por el ministro del Interior y los guardias.

Quedó frente a ellas, con la secretaria de Palacio, Rosa, a su lado, en un contexto propicio para evaluar los debates. Es la propia doctora, en ademán natural de acercarlas, que les estira un brazo y les dice:

Doctora Garbo: Esta noche hemos sido las mujeres rodeando al presidente.

Diputada Camilla: (replica) Bueno, nos impusimos porque somos muchas…

Doctora Garbo: Qué bien. He propuesto a Camilla tomarnos una bebida aquí en la cafetería, que las incluye, por cierto.

Rosa, con su ya habitual desplante, se incorpora.

Rosa: ¡Pues vamos las cuatro!

Y agrega un leve gesto de entrelazar los brazos.

En su comienzo, el encuentro fue tirante.

Si bien, Blanca y Rosa no son amigas y las distancia el control del poder, tienen el vínculo común del presidente y de esa manera, una igual posición política. Parecían advertir que en esta situación debían complementarse en beneficio de la causa.

A su vez, las dos candidatas en contienda presidencial tenían sus diferencias, pero palpaban que la unión hacía la fuerza.

Resultó ser la primera dama la más elocuente, refiriéndose a sus dos hijos instalados en la universidad de Estados Unidos y, dirigiéndose a la doctora, da cuenta de estar viviendo el síndrome del nicho vacío. La doctora Garbo comenta cosa parecida con su hijo Alexander que, estudiando psicología, apenas pisaba la casa.

Camilla y Rosa, solteras y sin hijos, no tenían en cambio ninguna afinidad aparente y sin embargo, fue la diputada la que en forma espontánea le celebró su blusa en aprecio a sus colores.

Rosa: (sin control, expresando) Es un regalo del gobierno.

Con lo que arde Troya…

Blanca: (espeta) Ah, sí, me parecía conocida... Este hábito de Carlos de los uniformes de campaña a todo su sequito. Podrás luego, Rosa, taparte el pecho.

 

Rosa: No se crean, ¡es única! La tengo hace tiempo, de cuando asumí como vocera oficial y es una señal femenina y alegre.

Camilla: Eso me identifica. ¿Hasta cuándo seguimos con las formalidades de prendas a rayas gris con blanco, que nos tienen prisioneras?

Blanca: Solo cuando se topan las mujeres pueden darse estas ácidas expresiones. Al mismo tiempo que podemos reconocer

con sentido oportuno y chispeante los puntos de encuentro.

¡Vivan nuestros colores!

La doctora Garbo, que se había reservado, estalla con una gran sonrisa:

Garbo: Qué bien este lugar de hallazgo que nos despeja de cuestiones aparentes y les propongo que formemos, para nuestro país, un nuevo partido político contemporáneo con amplitud ideológica.

El partido nuevo, de mujeres, con mujeres, para las mujeres. Lo que equivale a decir, para toda la comunidad, no en géneros excluyentes, abierto a todas las voces, al que se puede entrar con los cuestionamientos e inquietudes comunes, los que evaluaremos con nuestra mentalidad en sentido profundo y práctico.

Su composición estará integrada por distintas líderes y dirigentes activas de movimientos tradicionales, de hijas de presidentes de la República y también por destacadas periodistas y figuras en programas de la contingencia.

La diputada Camila se suma con euforia a esta propuesta en reunión de señoras, donde se inició esta entusiasta conversación.

Blanca: Me siento apreciada por mi traje a rayas, como ya lo demostré en mi reacción anterior, la que abrió este relato. Sí, cuenten conmigo como demostración de que a todas nos incluye.

Rosa: Tomemos como ejemplo la discusión de la reforma educacional, con todas las amplias propuestas.

¿En alguna de ellas han visto, además de lo esencial, el referirse a una educación cívica, a las maneras, a los respetos, al diseño de sus salas, al horario y calendario de sus actividades, a la temperatura de las clases?

¿En las estructuras tributarias, se ha planteado el tener la facultad de dirigir una porción de mis impuestos en objetivos y destinos definidos, como en áreas de seguridad, alimenticias o culturales?

La doctora se extiende al ámbito científico, astronómico, y del futuro universal, de cómo la inteligencia emocional y la inteligencia artificial resultan excluyentes de las mujeres.

Doctora Garbo: ¿Las vemos acaso como imágenes de una compleja comprensión? ¿Que las incluya?

Debemos, en cambio, reconocer el gran ejemplo del mundo científico, que requiere de muchas de nuestras habilidades y ahí estaremos, en primera línea, en la aplicación de una ciencia amable, inclusiva y conquistadora, formando en familia una comunidad sustentable y de colores, como aún no hemos visto en el Universo.

Las elecciones se realizaron el domingo de la semana siguiente, donde se eligieron al presidente y vicepresidente de la República por los próximos cuatro años.

En el acto inaugural, ambas autoridades recién elegidas propusieron como proyecto fundamental del nuevo gobierno la formación del partido de Las Mujeres al Gobierno, con la concurrencia de la diputada Camilla, como pilar del sistema político del país.

Blanca, hasta entonces primera dama, se acerca a Carlos y a la doctora Garbo, en pleno diálogo entre ellos.

Blanca: Creo que corresponde, antes del momento de asumir, el recorrer las dependencias del Gobierno.

Carlos: (agrega) Incorporemos a Rosa como vocera oficial.

Lo que fue por ambos recogido con un gesto de aprobación.

El proyecto legislativo incorpora, nuevamente, la obligatoriedad del voto ciudadano como sustento, en equilibrio y consistencia con el ejercicio del derecho a nuestra libre expresión.

En los tiempos que han de venir, las horas, las luces, las temperaturas, los espacios y los habitantes, lo serán en las dimensiones de lo desconocido.



I. Primera escena: paso por la Luna

Fue nuestro primer viaje a través del Universo, sin ninguna capacidad comprensiva de lo que ello significaba; ni de tener las condiciones para capturar las imágenes del transcurso, como tampoco, para apreciar la entidad y materialidad que constituyen estos millones de estrellas y de cuerpos celestes rondando por el espacio.

Está de más decir que este paseo cambió radicalmente nuestra existencia y nuestro sentido de la realidad. Y, por cierto, quedaron insertas nuestras experiencias en el ámbito de esas percepciones que tomarán un tiempo en devenir en ideas o conceptos posibles de describir; como le ocurre a un niño que aún no sabe hablar y quiere contar su experiencia de los primeros días de clase, fascinado por lo que percibe como nuevo e inseguro de abandonar el cobijo de la cuna.

No conocimos de horarios y días, ni de movimientos y rutinas, más que como simples cuerpos insertos en la estructura de una nave espacial.

Nos detuvimos en dos estaciones. La primera situada en el campo lunar, el mismo que hace cincuenta años fue pisado por el hombre como inicio de una civilización cosmo-planetaria.

Recuerdo ese día, cuando sentíamos haber navegado por los cielos, que era nuestra única referencia del más allá.

Repetimos la rutina de Neil Armstrong en esa estrecha cápsula que se asienta en la Luna. Bajamos por los peldaños de una escalera colgante de metal sobre tierra incógnita para dar el primer paso físico más trascendente de nuestra existencia.

Entonces, en ese afán en que descendían los primeros dos astronautas, luego Gerald, en quien yo me apoyaría, estando parada tras él; tocaba ya mi turno. Sentí una gran fragilidad, una emoción incontenible, con el corazón palpitando. Desconocía la reacción que tendría mi organismo, inmóvil tras varios días, solo preparado con permanentes ejercicios de shock eléctricos que aseguraban la suficiente destreza muscular.

Tal vez advertía la precaria dependencia de mi marido, la más absurda de las reflexiones, tras veinte años juntos en la preparación profesional, intelectual y de destreza física.

Detrás mío, venía la doctora Schuler, de mi total confianza. Nos unía una amistad de muchos años, de esas que desarrollan en común sus afinidades como espina dorsal de los afectos, en vez de la competencia, y que surge de aquellos rasgos casi idénticos, pero con cauces diferentes.

Con los años, nos sentíamos más iguales, como los encuentros entre quienes provienen del mismo pueblo.

Yo esperaba compartir esta victoria; sin embargo, en una fracción de segundos, surgió el replantearme nuestra confianza cuando, en ademán de sostenerme sobre Gerald, que estaba un peldaño más bajo, sentí en mis espaldas un empujón de la doctora desde su peldaño más arriba.

Antes de seguir con esa efímera pesadilla, estábamos pisando el campo lunar, acontecimiento que fue obviamente captado por los lentes instalados por exploraciones anteriores. Las fotos nos muestran abrazados los tres, muy livianos, solo con el peso de nuestros equipos que nos mantenían pisando esa superficie.

Eché de menos que no pudieran captar la pulsación del corazón, el ritmo de la circulación sanguínea, la humedad en los ojos, cualquiera que fuere la manifestación del éxtasis que nos invadía.

II. Segunda escena: camino a Marte

No sé describir cómo fue la estadía del grupo en la esfera lunar, porque usualmente nos impresionan la vegetación, las imágenes de un ambiente, de su arquitectura, construcciones y principalmente, de quiénes la pueblan.

Aquí, en cambio, se trata de un vacío infinito con mono textura en la cubierta, sin colorido. Y “con sin luz”, como decía un nieto a su mocasín: “el zapato con sin cordones”, por la lengua de cuero en el empeine que afirmaba el calzado sin amarres.

Donde estábamos no había luz, pero sí claridad; tal vez de una lengua transparente en vez de los nítidos cordones de los rayos estelares.

Caminamos con ropajes inflados, con movimientos de elevación, como subiendo y bajando más que avanzando; y con cascos como cápsulas trasparentes sobre la cabeza. Con el poco margen de movimiento de solo 45 grados. Sin oírnos la voz, en que conectamos los sonidos y visión completa por red satelital.

¡Y me aterró la Luna!

Mil veces la Tierra, la realidad de la vida, hasta la ficción cinematográfica del universo es más inmersiva, sino más real, que esta bola inasible.

Sentí una frustración inmensa, un vacío que me hacía pensar que estaba muerta, que en algún momento del trayecto perdí el conocimiento o al menos la capacidad para comprender lo que ocurría; lo que me produjo una fuerte angustia. Debí haberlo manifestado porque vi que Gerald y la doctora Schuler se me acercaron. Y pude percibir, en la imagen de la pantalla interna de mi casco, un reencuentro con la expresión humana y un respiro, viendo en ellos la motivación que nos abocaba.

No pude ver nada más porque el llanto me diluyó la mirada y solo atiné a abrazarlos; lo que, de nuevo y por un instante, suspendió mi recuperación al no poder apretar nuestros livianos cuerpos hasta ingresar nuevamente a la cápsula, que percibí como mi cuna en mi acotado espacio. Recuperé mi sentido de humanidad.

De ahí en adelante tengo una verdadera confusión.

El segundo lugar fue la estación satelital, de mero trámite; y luego los tantos días de navegación espacial, durante los que sentí un vacío porque el propósito era concentrar, con ilimitado interés, la llegada al planeta Marte.

Para continuar el relato, debo dar cuenta de que todo lo observado correspondía pálidamente a lo indagado respecto de la composición del universo; el sueño de adentrarnos en esta relación infinita solo quedaría cubierto con el descubrimiento y llegada al lugar de destino.

Por esta contundente razón, quiero destacar la bien dimensionada línea que separa el paso por la Luna; con la maravillosa llegada a los brillos de colores, temperatura y sensación de vegetación del hallazgo de Marte.

Los tantos estudios se contrastaban con esta presente realidad, la que superaba el anhelo de pensar que podría ser como la Tierra, con seres humanos que se mueven, se conectan, sonríen y pueden vivir como una civilización.

III. Tercera escena: el desembarco

Fue, en realidad, una fiesta el desembarcar en este orbe redondo que imponía su apariencia como una Tierra gemela para nosotros.

Estábamos en Marte Colorado, sin brasas, sino cubierta de su delgada textura oxidada, de vuelo fácil, mostrando el proceso ya iniciado de la evolución del planeta.

Seguimos un programa trazado sobre su superficie, en base a imágenes capturadas por satélites preexistentes, con largas caminatas en los primeros días, en torno al albergue. Este consistía en una enorme gruta de material transparente en cuyo centro funcionaba el sistema tecnológico con sus equipos de computadores, radios y pantallas; y en el eje del medio, una antena que cruzaba la copa del techo con conexiones satelitales que mantenían la permanente operación de las instalaciones.

En los bordes interiores se distribuyeron las sillas inflables, que con un segundo toque se transformaban en tumbonas para los seis integrantes del equipo.

En esta guardería estaban también los servicios de agua potable, de higiene y deposición ―adecuadas a los estrictos regímenes alimenticios―, que fueron sustraídos de la cápsula, esperando la llegada de nuevas estructuras materiales que vendrían en siguientes expediciones.

Se extendieron los recorridos y nuevamente debimos acudir a una indumentaria de protección de nuestro organismo, con trajes más livianos, zapatos de goma y sin cascos. Transcurridas las tormentas de arena, se dejaban ver los vapores húmedos de los suelos en ambientes vivos de abundantes brotes, con otras formas y, tal vez, con distintos colores a nuestras vegetaciones; las que tenían la capacidad de ir mutando a medida del constante movimiento de los vientos.

Esta excursión fascinante y acogedora contemplaba escenas de un paraíso ficticio, no tanto en sus figuras como sí en sus ritmos y la ilusión de las imágenes en movimiento de un teatro Cinerama, que en un costado del espectro podría ser el “Mago de Oz”; al frente, el “Tío Remus lo contó” con el sonido musical de los vientos; y al centro, la aparición de una “Alicia en el país de las Maravillas”.

 

Claro, no igual ni tan comparable, pero tal vez sí en cuanto crea la sensación del inicio de un paseo que no quisiéramos interrumpir. Como el deportista que durante su desempeño desea seguir, pues no siente el cuerpo ni el cansancio, conservando el goce de una realización.

Volvíamos al refugio al atardecer, como si se tratara simplemente de una caminata por el campo, con un cielo rosado y una humedad que nos refrescaba.

Lamentable fue esa tarde, ya instalados en nuestro hábitat, en que pusimos en la pantalla programas informativos mundiales de gran diversidad, con noticias de actualidad de distintos continentes y culturas. Entonces ocurre que un informativo de redes oficiales de Corea del Norte hace una acusación a Norteamérica por la conducción de las políticas de exploración universal y de los programas espaciales en que imputa a USA el propósito genético en nuestro presente viaje: ligar a los hombres terrestres con gérmenes de vida descubiertos científicamente en el planeta Marte.

Se había difundido en todo el mundo nuestro aterrizaje exitoso, con imágenes captadas por satélites. Se denuncia como propósito científico el de cruzar a los humanos con gérmenes susceptibles de vivir, existentes en Marte, y que requerían ser fusionados con la corporeidad del Humano Terrestre para generar una nueva especie; dando un resultado y atributos muy superiores a las del hombre existente, con la misión de conquistar el universo.

Absorta en esta descabellada denuncia, sentí un natural desconcierto e incomprensión; y pronto mi organismo fue convulsionado. En un comienzo con gran escalofrío y luego, con un mareo y desequilibrio que me impedían seguir de pie. Di unos pasos para atrás, para luego girar hacia las tumbonas, cuando veo que la doctora Schuler estaba armando las camas y estirando las cobijas sobre ellas. Al verme, se acerca para acomodarme con sus fuertes brazos como un golpe fulminante de electricidad.

Todos los gobiernos de los países del Este se acoplaron a estas imputaciones, dividiendo al mundo en dos bandos, como en plena guerra fría.

Instalada en mi cuna sentí una textura desconocida que se impregnó, desde la planta de mis pies, en una aguda penetración que subía invadiéndome a lo largo de mi organismo, pasando por mi cintura y pecho, hasta oprimir la estructura ósea, lo que me hizo perder el conocimiento con una fuerte estrangulación de cuello.

Mi primera percepción, a posteriori, fue la de un despertar tras la anestesia; con las facultades activas de oír unos diálogos, sentir un cuerpo desnudo con vida, ver una escena amorosa,

sentirme complacida sin razón de edad ni limitaciones; con movimientos libres en un universo que no parece infinito, sino más bien, enmarcado dentro de un Cuadro de mi lente.

Concentraba entonces mi visión dentro del lente, el que se movía en direcciones determinadas a mi antojo, con sentido de acercarse o alejarse de planetas o asteroides específicos ―también según mi propio deseo―, al igual que la profundidad de sus luces.

“¡Esto es el desafío del Renacimiento!”, pensé.

El marco de este Cuadro estaba rodeado de textos escritos en distintas lenguas y caligrafías que, tal vez, contienen enigmas del mañana y profecías del destino.

Y así, mi anterior historia es simplemente la del hombre del ayer.

IV. Cuarta escena: El Renacimiento

No supe cuánto tiempo transcurrió desde mi despertar, hasta llegar a la grandiosa dedicación en la que me encuentro.

Había concentrado mi actividad en el hallazgo del Cuadro, en el que iba consultando en forma indefinida las imágenes del Universo, seleccionando los léxicos y letras comprensibles.

No estaba cabalmente consciente de mis capacidades intelectuales y físicas, porque no me planteaba cuestión alguna. Y, lejos de vivir como un ser pasivo, diría que lo fui en una concepción más inesperada y abstracta, con algo de curiosidad, como debe haber sido al descubrir el fuego; o cuando se bate la masa del pan antes de meterla al horno.

Y fueron surgiendo formas letradas y numéricas, ya no solamente de lo desconocido sino, además, de tiempos pretéritos en la búsqueda de aportes a nuestro empeño de un nuevo mundo. Entonces, me hizo mucho sentido cuando nombré a Jules Verne, su máquina del tiempo y sus viajes por el universo. A los griegos y la razón; a los artistas; y quién más indicado para darnos una fisonomía que el propio Leonardo Da Vinci, con la predicción de que regresaría 500 años después de su largo viaje, el 2 de mayo del año 2019.

Cuando entendí estas letras, integré una identificación absoluta con quienes darían el diseño corporal y la definición de su existencia a esta nueva especie de los habitantes del Universo.

Esta fascinación obsesiva me llevó, con desplante, a iniciar un dialogo con ellos, de frente, a través de la pantalla de mi Cuadro.

Eva: Estoy iniciando una nueva creación como matter en ciernes.

Jules: Es un privilegio ser llamado a esta actividad en el cosmos.

Leonardo: Cuando ustedes estaban en la tierra, yo estaba en el cielo. Y sentí que pedían fervientes el poder reunirnos, justo cuando se da la coincidencia de estar preparado para este retorno.

Jules: ¿Qué espera Eva de nosotros?

Eva: Bueno, no conozco aún mi fisonomía y no me motiva mirarme en el espejo, porque solo veo a través de mi Cuadro. Tal vez ustedes pueden hacer un efecto de retorno, de cómo me ven.

Leonardo: No lo percibimos aún y me comprometo a perfeccionar el trabajo de mis estudios de anatomía, como base para el diseño del hombre de Vitrubio al que agregaría las condiciones de tu especie, que nos están dando la oportunidad de diseñar.

Eva: No quiero ser La Gioconda, no quiero edad ni tamaño. ¿Podremos vivir sin sometimiento a las formas?

Jules: No son formas. Es su esencia. El germen que recibiste requería para subsistir el agregarse a tu cuerpo y nuestra misión será, darle una dimensión ilimitada.

Leonardo: ¿Cómo quisiera usted, Eva, que sea su fisonomía, los lineamientos de su cuerpo? ¿Y cuáles sus destrezas y habilidades?

Eva: No tengo una opción clara y solo me he dedicado a reflexiones que se condigan con la infinidad de visitantes del universo que recibo en mi constante concentración frente la pantalla.

Jules: Mi diferencia es que deambulo por el espacio buscando cómo enlazarme con un proyecto humano.

Eva: He pinchado varias veces el planeta Tierra. Lo sigo enteramente, con imágenes en vivo, y asimilo muy bien su contingencia.

Leonardo: Incorpóranos, Eva, a tu Sede para compartir el Cuadro que contiene la ventana hacia el cosmos.

Eva: El contacto con ustedes proviene del marco que rodea el Cuadro del Universo, con sus nombres, obras y trayectoria, llamados a complementar el mandato al que he sido llamada: concebir un nuevo género.

Pienso que, en el ejercicio de las facultades que ello importa, debemos abrir un espacio de encuentro material, integrándolos a las imágenes del Cuadro ―en cualquiera sea el lugar donde se encuentren― para transportarlos a, la bien llamada por ustedes, “Sede de Marte”, que es en realidad la sede del futuro.

Entre los tres formaremos un panel de análisis, como base para nuestro trabajo.

Jules: Bueno, realmente nunca me he separado de la Tierra en estos dos siglos, porque dejé establecida mi percepción de que tendríamos un tránsito por la infinidad de los tiempos, divagando por los cielos; pero no logro mantener una vinculación y diálogo que me permitiera involucrarme en su realidad.

Tú, Leonardo, ¿has sufrido como yo este destierro? ¿El de ver unas figuras, oír sus sonidos y sentirlos en el corazón? ¿Con diálogos estériles, con nuestras mudas respuestas; y ser imperceptibles?

Leonardo: Me he preparado para este, el momento del retorno.

Eva: Bueno, Jules, cuando hacías uso de la máquina del tiempo podías visitar entonces el pasado en base al curso histórico. Pero ¿cómo visitabas y de qué manera accedías al futuro?

Jules: Siempre considerando, como este diálogo lo confirma, que la proyección debía hacerse con dirección al espacio para crear una conciencia de día y de noche, en concomitancia con los sueños.

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