Mínimos deleites

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Aus der Reihe: La nave insolita #4
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Colección de narrativa breve No. 4

Mínimos deleites

Colección: La nave insólita, número 4

Primera edición digital noiembre 2020

Ciudad de México

Edición: Anaïs Blues y Luis Flores Ramos

Diseño de colección: Víctor Mendoza

D.R.© Dina Grijalva

D.R.© La Tinta del Silencio, 2020

latintadelsilencio@gmail.com

www.latintadelsilencio.com

ISBN: 978-607-99010-8-0

Se puede difundir de manera parcial esta obra sin fines de lucro, con el consentimiento de su autor y/o editores.

a Marty, Kukis y Alma

Índice

Rosa y breve - Adriana Azucena Rodríguez

Juegos de metaficción

Crianza

Definición

Literafagia

Escritora mayor

Armas disímiles

Libro en disminución

Oficios

Demasiado tarde

Autora intelectual

El oficio de escribir

Gestación y parto

Textualidad en las yemas de los dedos

Lógico final

Fracaso editorial

Libro inconcluso

Retórica erótica

Acoso textual

Redacción rápida

Gramática erótica

Gramática erótica II

Cambios

Perversidades textuales

Cambio de género

Alivio

Poligenérica

Promiscuidad textual

Maniática textual

Transtextual

Amor de novela

Alquimistas del placer

El retorno a sí misma

Los sirenos

Sueño con lluvia

Cita a ciegas

Perversa polimorfa textual

De fantasías y psicoanálisis

69 palabras

Besos de manos, son de villanos

El sesentainueve es sexy

Follar es una fiesta

Maratón sin verbos

Encuentro marino

Miscelánea

El verdadero amor

Paranoia precoz

Viajero posmoderno

Diagnóstico

Tolerancia ejemplar

Casablanca

Formas de forjar una fortuna.

Historia con final feliz

Entre sirenas

Crímenes no ejemplares

Al alba

Adicta

Firma falsa

Film filicida

Final sorpresivo

Rojo pasión

La cena

Presente huidizo

Vida trágica

Curación

A Horacio Quiroga

Semblanza de la autora

Rosa y breve

Aunque la escritura es esa porción de trazos negro sobre fondo blanco, con nuestra autora siempre hay un velo color rosa electrizante entre las historias y los ojos que las acarician, como me imagino debió percibirse el ambiente de aquellas casas non sanctas en que el pecado y el placer aún conservaban algún pudor.

Dina Grijalva vuelve a la creación después de una serie de proyectos académicos que culminaron en dos antologías y su tesis de doctorado, todos ellos relacionados con el erotismo, aunque este asunto está presente a lo largo y ancho de su obra (¿a lo corto y angosto?). El lector tiene la fortuna de gozar de estos Mínimos deleites, también relacionados con el erotismo, pero de una manera distinta: combinaciones inusitadas de textualidad y sexualidad, amor y puntuación, sintaxis y romance.

Quien albergue este libro entre sus manos puede acceder a las confesiones de una creadora de minificciones como flores, y aves, armas y caníbales. A todos los concibe con el mismo placer y los empolla con cariño y ternura. Los atesora en canastillas y los poda hasta hacerlos invisibles. Los planea como crímenes perfectos o plagios cometidos a plena luz. Así son las formas de la angustia en una escritora mayor, como dice ella: “La ventaja de escribir después de la quinta década es que se escribe sin reglas ni ataduras”. Probada en sus recursos y calada en la experiencia, diré yo.

“Juegos de metaficción”, “Retórica erótica”, “Perversidades textuales”, “69 palabras”, “Miscelánea” y “Crímenes no ejemplares” son las secciones en que se organizan estos cuentos en los que lo femenino, el erotismo y la escritura se entrelazan de modo natural para dar paso a los recursos ya conocidos de Dina Grijalva: los juegos de palabras, la ironía, los guiños de sentido y la alusión a los escritores presentes en su poética.

Así, insinúa la relación textual de las autoras de minificción con otros textos y escritores para llegar a una creación casi física. Esta reflexión sobre la naturaleza de la escritura conduce a la inclusión de textos que representan mini ensayos sobre ese misterio que es escribir, pero también leer: salir a la búsqueda de aquellas obras previas cuya huella ha quedado en una minificción, el vínculo amoroso entre el escritor y, por lo menos, alguno de sus personajes.

La autora nos recuerda que la minificción y el poema en prosa aún mantienen líneas en común: recursos del lenguaje con los que forja sus breves piezas de orfebrería y auténticos retos: palabras que inician con la misma letra o la supresión de verbos sin por ello descuidar las reglas del relato, la acción a través de un marco temporal, el final inesperado o la caracterización del personaje. Para crear esa nueva especie de poema en prosa y cuento lírico que llamamos minificción y que escapa aún a la teoría, la crítica y hasta, por momentos, a la creación.

 
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