Dibuja tu Fe

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Dibuja tu Fe
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Dibuja tu fe: Entiende, retén y vive la palabra de Dios visualmente, aunque no sepas dibujar

© 2019 por Danii Marin

Publicado por Editorial Patmos,

Miami, FL 33166

Todos los derechos reservados.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se han tomado de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usada con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

Las citas bíblicas marcadas «RVR1960» se tomaron de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizada con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

Las citas bíblicas marcadas «TLA» se tomaron de la Traducción en lenguaje actual.

Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Usada con permiso.

El texto bíblico indicado con «NTV» ha sido tomado de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188, Estados Unidos de América.

Todos los derechos reservados.

Edición: Grupo Scribere

Diseño: Adrián Romano

Foto de portada: Elysanta Photography | www.elysanta.com

ISBN: 978-1-58802-946-1

eISBN: 978-1-64691-099-1

CONTENIDO

Prólogo

1.Los garabatos son de Dios

2.Lo importante es la idea

3.Materiales

4.Garabatos 101

5.Letras y personas

6.Antes de comenzar a leer la Biblia

7.¿Qué voy a leer?

8.Método de lectura intencional, parte 1

9.Método de lectura intencional, parte 2

10.Aplicar lo aprendido

11.¡Ahora es tu turno!

Notas

PRÓLOGO

Desde que tengo memoria, las palabras «debes leer tu Biblia» me han perseguido toda mi vida. Me crie en un hogar cristiano, asistí a la iglesia desde recién nacida y me sabía todas las historias de los grandes héroes de la Biblia.

Sin embargo, mientras crecía en edad y madurez, comencé a darme cuenta de que conocer «de Dios» y conocer «a Dios» son dos cosas distintas. Yo conocía de Dios a través de la manera en que fui criada, lo cual agradezco grandemente al Señor y a mis padres.

Pero llegó un momento en mi vida donde noté que yo no había experimentado la belleza y el deleite de dejar que Dios mismo me revelara quién es Él a través de Su Palabra. Al contrario, el único sentimiento que tenía respecto a la Biblia era uno de culpa y vergüenza. ¿Cómo era posible que yo, siendo cristiana, no fuera capaz de ser consistente en mi lectura bíblica?

Cuánto le agradezco a Dios que me guio hacia una nueva manera de conectarme íntimamente con Él y de conocerle como a un amigo a través de las ilustraciones bíblicas, un arte también conocido como Bible Journaling. Este arte despertó en mí una nueva motivación que por tantos años yo me forzaba a tener para poder leer mi Biblia a diario. Descubrí que, mientras más tiempo pasaba leyendo la Palabra, más me enamoraba de cómo Dios me hablaba directamente al corazón y a las situaciones que enfrentaba en ese momento. Su voz era clara, inconfundible y adictiva.

Aunque la ilustración bíblica fue el gancho que me atrajo hacia una nueva manera de meditar en la Palabra, fue la voz de Dios la que me hizo devota a leer Su Palabra y a afinar mi oído hacia Su dirección. El arte es solo un método, pero escuchar y conocer a Dios es el corazón detrás del arte.

Es por eso que me emociona mucho todo lo que aprenderás en este libro. Mientras más crece el movimiento de la ilustración bíblica, más personas pueden ser transformadas en su caminar espiritual, como sucedió conmigo.

Quizás has estado deseando un despertar en tu relación con Dios; quizás tienes un don creativo y quieres ponerlo al servicio del Señor o, tal vez, no sabes mucho de esta nueva manera de retener la Palabra de Dios en tu corazón, pero quieres conocer más de ella.

Cualquiera que sea tu razón, las siguientes páginas te enseñarán una nueva manera en la multiforme gracia de Dios en que puedes conectarte con Él. Y no hay mejor persona que Danii Marín para enseñarte tanto lo creativo como lo fundamental para estudiar la Palabra artísticamente.

Danii reconoce que el deseo de querer «dibujar algo bonito» puede reemplazar el tiempo de calidad y la profundidad que podemos tener en nuestro tiempo a solas con Dios. Es por eso que, a través de un estudio inductivo del trasfondo, el contexto y la interpretación de la Palabra, junto con dibujitos sencillos que todos podemos hacer, obtendrás destrezas claves para poder discernir, retener y aplicar a tu vida lo que Dios quiere decirnos.

Así que, prepara tu corazón para una aventura llena de dibujos, notas e ilustraciones, pero, sobre todo, ¡empapados de la presencia y la voz del Señor!

Pao Mencia

Fundadora de Ama Su Palabra

@amasupalabra



A pesar de que nací y me crie en la iglesia, recién a mis 30 años de edad me di cuenta de que tenía un problema… o al menos decidí aceptar que tenía un problema. Cada domingo, luego del devocional y las participaciones especiales, antes del llamado o de la presentación de un niño recién llegado a esta tierra, está el sermón. Definitivamente el sermón es una de las partes más importantes del servicio porque es el momento en el que nos toca aprender algo nuevo de Dios y descubrir hacia dónde quiere Él llevar nuestra vida. Sobra decir que prestar atención al predicador es parte imprescindible de la experiencia.

Allí estoy yo, sentado con los ojos clavados en el predicador, tratando de absorber cada palabra, su tono de voz, sus manierismos y el hecho de que esa corbata debió quedarse en la década de los 90, donde pertenece. El problema que he tenido que aceptar es que, aunque mis ojos están fijados en el predicador, mi mente está bien lejos de lo que él (o ella) está hablando y nada de lo que dice se está quedando en mi memoria. Ahora me veo diciendo amén y alzando la mano solo porque el resto de la congregación lo hizo primero, pero no hago más que llegar al estacionamiento y ya se me olvidó de qué estaban hablando… yo solo espero que haya sido sobre Dios y que de una manera u otra el desenlace termine conmigo llegando al Cielo.

Un día se me ocurrió una idea que ya a muchas personas en mi iglesia se les había ocurrido, pero yo me emocioné como si fuera el único en pensar en ella: iba a tomar notas.

Compré una libreta (porque para mí cualquier excusa es buena para comprar una libreta), y al domingo siguiente estaba apuntando lo que el pastor decía. La idea no me duró mucho tiempo porque, después de un rato, mi oído y mi brazo hicieron una conexión e ignoraron por completo compartirle la información a mi cerebro. Entonces, ni revisaba las notas, y cuando lo hacía, no me acordaba por qué había escrito lo que tenía escrito; y ni se diga de mi letra casi ilegible en aquel momento.

Cierto día, mientras navegaba por Instagram, vi en la cuenta de un dibujante estadounidense al que sigo, sus notas del sermón del domingo anterior. Esas notas no se parecían en absoluto a las mías. Estaban distribuidas por todo el espacio y adornadas por ilustraciones que me hacían consumir vorazmente las ideas. Y contrario a mis notas, las de él sí se podían leer. Yo decidí que quería aprender a hacer eso también, o sea, volver a aprender a escribir y a tomar notas visuales.

A mí siempre me ha gustado dibujar, por lo que escribir y leer las notas normales me resulta aburrido. Sin embargo, no fue hasta mis 30 años que decidí darle un uso práctico a mis dibujos, y tan pronto como el siguiente domingo, me iba a enterar por qué nunca antes se me había ocurrido dibujar durante el sermón.

Compré una libreta (porque, como mencioné, tengo un vicio bien grande con las libretas y los materiales de arte), y el domingo estaba dibujando y escribiendo entretanto el pastor hablaba. Mientras estaba concentrado en lo que estaba haciendo, sentía como unos puntos de calor concentrados en mi nuca y mi torso. Cuando levanté la mirada me di cuenta de que las personas que estaban a mi alrededor me estaban mirando mal. Yo he visto personas decir disparates horribles desde el altar, pero nunca nadie los miraba con el desprecio y el desdén con la que estas personas me estaban mirando a mí mientras yo hacía mis dibujitos.

 

No pude evitar remontarme a mi época de estudiante, cuando la maestra me regañaba porque estaba dibujando en lugar de prestar atención. Me sentí tan mal y tan extraño, pero ya había comenzado, tenía que terminar.

Cuando se acabó el servicio, fui donde mi pastor y le enseñé mi libreta. Yo no quería que él pensara que estaba distraído, así que le mostré lo que estaba haciendo antes de que alguien fuera donde él con la queja. Para mi sorpresa, el pastor dio una sonrisa de oreja a oreja y sacó su teléfono para tomarle una foto a lo que había hecho.

Sin embargo, lo más emocionante fue que a mitad de la semana todavía me acordaba de lo que había aprendido en la predicación del domingo anterior; todavía me acordaba de los siete puntos que ocurren cuando Jesús hace Su entrada triunfal en mi vida; aún recordaba la historia que el pastor usó para reforzar el cuarto punto y me acordaba lo suficiente como para poder ponerla en práctica en mi vida.

Así que continué dibujando en medio de la predicación. La gente me seguía mirando mal, pero yo estaba aprovechando lo que el pastor estaba compartiendo.

Un día, el pastor hizo una pausa y les dijo a todos lo que yo estaba haciendo con mis notas visuales y cómo él lo apoyaba. Luego proyectó mis notas del sermón anterior a modo de resumen y desde ese día nadie más volvió a mirarme mal. Al contrario, las personas comenzaron a mostrarme sus notas para que les diera mi aporte y dos años después estaba en un avión camino a Atlanta para capacitarme con una compañía que toma notas visuales para clientes como Delta, Google y la NBA.

LOS GARABATOS SON DE DIOS

Después de cierta edad, hacer garabatos se asocia con distracción o desconexión. Uno ve a una persona haciendo dibujitos en medio de una reunión y lo primero que piensa es que no está prestando atención. Quizás tiene que ver con la razón por la que nos daban crayolas cuando éramos niños, para distraernos mientras los adultos hablaban en paz. Luego llegamos a la escuela intermedia o superior, y cuando nos veían dibujando en clase, nos enviaban a la oficina del director porque le faltamos el respeto a la maestra. Es una situación bien confusa cuando la miramos con detenimiento.

Sin embargo, cuando vamos a la historia, los garabatos y dibujitos siempre han sido parte esencial de la experiencia humana.

Hace poco veía un documental en Netflix, sobre la vida silvestre de Arabia. Entre los distintos habitantes del desierto que mencionaba el documental, se destacaba una tribu nómada de personas llamadas «beduinos», que habían hecho alianza con los camellos para atravesar el desierto.

En su paso por las montañas, los beduinos se detuvieron frente a unas rocas que tenían garabatos y dibujos de hace cientos y cientos de años. Los de la tribu le enseñaban a los más jóvenes el mensaje de estas rocas, que aun cientos de años después seguía siendo relevante. ¿Cuál era el mensaje de estas rocas? Los supuestos garabatos detallaban donde se escondían las manadas de cabras montesas que los beduinos suelen cazar y cuál era la mejor forma de emboscarlas. Básicamente los beduinos tienen un manual de instrucciones de cacería hecho 100 % con dibujos en piedra.

Si hubieras vivido en la Edad Media, es posible que no hubieras sabido leer, porque en aquel tiempo la mayoría de las personas eran analfabetas. No obstante, si entrabas a una catedral, ibas a poder aprender de las historias de los héroes de la Biblia con tan solo mirar las ventanas porque los vitrales que las adornaban mostraban las historias que las personas no podían leer. Nuevamente, los dibujitos en acción.

En aquellos tiempos el analfabetismo era una barrera entre las personas y la Biblia, además de que los líderes religiosos usaban traducciones que solo ellos entendían para monopolizar la Palabra de Dios.

LA REALIDAD ES QUE NO ESTAMOS TAN LEJOS DE LA EDAD MEDIA

Uno pensaría que, con los adelantos en la tecnología, las distintas traducciones y la alta tasa de individuos que saben leer, todas las personas cristianas leerían la Biblia, así como muchos cristianos leen el horóscopo…

Aun en el siglo XXI sigue existiendo una barrera entre las personas y la Biblia, donde:


«¡VAYA, QUÉ REAL QUEDÓ ESE VITRAL DEL DILUVIO!».

•La vemos como un libro aburrido y tedioso de leer y entender;

•No sabemos por dónde comenzar a leerla;

•Tenemos la frustración de que se nos olvida lo que leímos;

•Leemos algunos textos fuera de contexto y no le vemos la relevancia;

•La Biblia ha sido tan mal utilizada que nos alejamos de leerla;

•Sencillamente es más fácil escuchar y repetir lo que dijo el predicador, el autor o el video de YouTube que te envió tu prima por WhatsApp.

El peligro de no conectarnos con la Biblia personalmente es que nos hace vulnerables a ser manipulados por las doctrinas que nacen de las agendas de personas hambrientas de poder.

Al principio de la década del 2000, la iglesia donde yo asistía fue recibiendo la influencia de diferentes predicadores que sembraron las enseñanzas del «evangelio de la prosperidad». Por muchos años, nos repartimos relojes y sortijas caras a diestra y siniestra al punto que mi iglesia parecía una fiesta de intercambio de regalos navideños auspiciada por Rolex… y uno que otro Rilex hecho en Taiwán.

La Biblia dice que, una vez que un espíritu entra a una casa, llama a sus amigos, y fue eso exactamente lo que vimos ocurrir en mi iglesia. Con base en el evangelio de la prosperidad, poco a poco se comenzó a omitir por completo el Antiguo Testamento, se comenzó a negar la existencia del infierno y del diablo; se predicaba más sobre el pastor de la iglesia (o el apóstol o arcángel) que del mismo Jesús; toda la experiencia del culto se basaba más en servir y honrar a una persona hasta el punto que Dios pasó a ser una nota al calce.

Hubo un grupo que permanecimos más tiempo del debido porque la mayoría en la iglesia éramos familia; pero la realidad es que cada domingo que pasaba identificamos enseñanzas y doctrinas que iban descaradamente en contra de lo que decía la Biblia.

El resto de las personas que se quedó en la iglesia y se tragó toda esa falsa doctrina, al cuestionarles sobre su rutina de estudio de la Palabra confirmaban que su único contacto con la Biblia era lo que predicaban desde el altar. Cuando les preguntabas por qué no tomaban el tiempo de leer lo que dice la Biblia, las excusas que soltaban eran más o menos las mismas que discutimos arriba y a eso le añadían: «Eso le toca al pastor. Para eso es que doy mi diezmo. Él lee la Biblia; me comparte lo que ella dice, y yo lo hago».

¿Es indignante escuchar este tipo de comentario? Sí.

¿Es sorprendente escuchar estos comentarios? No.

Es probable que hayas escuchado comentarios y barreras como estas. Es más, me atrevo a pensar que a ti también te ocurren los mismos obstáculos cuando quieres sentarte a leer y aprender más de la Biblia; por eso es que estás leyendo este libro. Yo soy honesto, a mí también me ocurre; y por eso escribí este libro, porque necesito que alguien me ayude a vencer el aburrimiento, la confusión, la distracción y el olvido que me impiden conectar con la Palabra de Dios.

La Biblia nos enseña en Josué 1:8, cual es la clave para tener una conexión real y efectiva con la Palabra de Dios que añada crecimiento, sabiduría y éxito a nuestra vida: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.» Si hacemos una extracción del texto para enumerar las acciones que debemos ejecutar para conectarnos con la Biblia, tendríamos el siguiente listado:

1.Enfocarnos lo suficiente y retener lo leído

2.Entender y meditar lo que dice la Palabra y las lecciones que guarda

3.Aplicar lo aprendido

Ahora que leo bien este listado, me doy cuenta de que estas acciones forman un acróstico que representan muy bien mi expresión cuando veo todo lo que hay que leer cuando abro la Biblia: ¡¡¡EEA!!!

LOS DIBUJITOS SENCILLOS SON LA MEJOR HERRAMIENTA PARA CONECTARNOS CON LA PALABRA DE DIOS

Los dibujitos están muy lejos de ser una distracción o una pérdida de tiempo, como muchas personas nos han enseñado. De hecho, pueden ser todo lo contrario; pueden ser la herramienta que necesitamos para superar las barreras que nos separan de leer, aprender y aplicar la Biblia a nuestra vida.

Así que, en lugar de definir un dibujito como una distracción, yo me suscribo a la definición que le da la autora Sunni Brown:


«LOS DIBUJITOS SON TRAZOS QUE AYUDAN A UNA PERSONA A PENSAR. UN DIBUJITO ES UN ESFUERZO ÉPICO DE NUESTRA MENTE PARA CONECTARSE CON LO QUE ESTÁ PROCESANDO ANTES DE SUCUMBIR A ESPACIARSE Y DISTRAERSE POR COMPLETO».1

Vamos a ver tres beneficios de hacer garabatos que nos ayudan directamente a desarrollar las acciones que nos llevan a lograr una conexión con la Biblia:

1. NOS AYUDA A ENFOCARNOS Y RETENER MÁS INFORMACIÓN

En el 2009, la psicóloga Jackie Andrade hizo un experimento bien interesante para comprobar si los garabatos son una distracción o si son algo más. Andrade reunió a 40 personas y las dividió en dos grupos distribuidos en partes iguales. Ambos grupos escucharon una grabación monótona en la que, por dos minutos, se recitaba un listado de nombres de invitados a una fiesta. Un grupo escuchaba la grabación mientras hacían garabatos en unos recuadros; el otro grupo solo se limitaba a escuchar atentamente.

Al final de la grabación a ambos grupos se les dio una prueba de memoria inesperada y los resultados sorprendieron a Andrade: Los que hicieron garabatos mientras escuchaban retuvieron un 29 % más de información que los que no los hicieron.2