Buch lesen: «Panorama de la metaficción»
Panorama de la metaficción
Panorama de la metaficción
© Carmen Dorado Arroyo, 2020
D.R. © Vos Ediciones S.A.S., 2020
Sierra Hermosa 137
El Refugio, Querétaro
C.P. 76146
México
Primera edición: marzo de 2020
ISBN : 978-607-98781-0-8 (epub)
Colección: Vos Académica
Colección a cargo de: Francisco Vásquez Ponce
Diseño de la colección: Francisco Ibarra Design Studio
Diseño de portada: Francisco Ibarra π
Foto de cubierta: Shutterstock
Cuidado de edición: Uriel Carrillo Durán
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Panorama de
la metaficción
Carmen Dorado Arroyo
Carmen Dorado Arroyo es doctora en Literatura Hispánica por el Colegio de México, tiene la especialización como profesora-investiga-dora por la Agencia Española de Cooperación Internacional y ha llevado cabo una estancia de investigación postdoctoral en la Universidad de Harvard; ha sido docente en la Universidad Autónoma del Estado de México y en la Universidad de Harvard; también ha colaborado con el Instituto Cervantes en el Observatorio de la Lengua Española y las Culturas Hispánicas en Cambridge, Estados Unidos.
Índice
Introducción
Capítulo 1 Problemática de la metaficción
1.1 Consideraciones preliminares
1.2 El origen de un término
1.3 El origen de la metaficción
1.4 El concepto de metaficción
Capítulo 2 Teorías de la metaficción
2.1 Antecedentes
2.2 El desarrollo de la teoría metaficcional
2.3 Evaluación y recientes planteamientos sobre la metaficción
Capítulo 3 Características de la metaficción
3.1 Autoconsciencia, autorreflexividad y autorreferencialidad
3.2 Acto crítico
3.3 Relación particular ficción/realidad
3.4 Lector copartícipe
3.5 Carácter lúdico
Capítulo 4 Estrategias de la metaficción
4.1 Tematización de la escritura
4.2 Intervención narratorial
4.3 Intervención autorial
4.4 Alusiones al lector
4.5 Tematización de la ficcionalidad de los personajes
4.6 Parodia
4.7 Mise en abyme
4.8 Intertextualidad
4.9 Metalepsis
4.10 Paratexto
Conclusiones
Bibliografía
Introducción
Este estudio introductorio tiene la finalidad de identificar y explicar algunas cuestiones básicas de la metaficción. Primero, se ha realizado una problematización a través del análisis de diversos planteamientos formulados alrededor del concepto. A pesar de las numerosas propuestas analizadas, debe aclararse, sin embargo, que la presente investigación no tiene pretensiones exhaustivas, sino que sólo intenta dar un panorama general de algunos de los aspectos implicados en la metaficción.
A fin de que lo expuesto sea lo más sistemático posible, se ha dividido el examen de dicha cuestión en cuatro capítulos. En el primero se hace una reflexión sobre la problemática de lo metaficcional. En él se trata de establecer el origen del fenómeno y del término por medio del cual es referido, así como las implicaciones que éste conlleva, a fin de precisar los aspectos aludidos por tal concepto; para ello se ofrece una definición operatoria que permite esclarecer los elementos que lo caracterizan y componen. En este capítulo también se presenta y se describe la inmensa divergencia de nomenclatura producida alrededor de la metaficción y los distintos supuestos que determinadas etiquetas poseen, a la vez que se cuestionan algunas categorías que no contribuyen del todo a su dilucidación.
En el segundo capítulo, se hace un acercamiento al desarrollo que ha tenido la teoría sobre la metaficción. Es una visión panorámica e histórica sobre esta noción desde el momento en que fue identificada hasta los planteamientos más recientes. En esta descripción diacrónica, pueden percibirse tres etapas. En la primera se encuentran los planteamientos correspondientes a las propuestas de Barth, Gass y Scholes, quienes en las décadas de los sesenta y setenta, señalaron y esbozaron los aspectos fundamentales para la comprensión y definición de dicho concepto, por lo que establecieron las bases para el desarrollo de la teoría sobre este elemento. A partir de estos tres planteamientos, o bien de manera paralela, se produjo, en un segundo momento, una gran diversificación de posturas, con su respectiva terminología. A pesar de sus posibles divergencias tenían un fin común: establecer los rasgos definitorios del fenómeno en cuestión; por ello, el análisis de estos acercamientos se centra en los distintos mecanismos que permiten la manifestación de lo metaficcional. De esta manera, los diferentes planteamientos en torno a la metaficción, sin importar la perspectiva desde la que son formulados, coinciden en múltiples ocasiones; además de que la continua revisión realizada por estos trabajos sobre los cuestionamientos que les preceden enriquece la reflexión sobre esta categoría, pues los diferentes aspectos implicados por ésta son continuamente reformulados y reelaborados.
En la tercera etapa están incluidos los cuestionamientos más recientes que se caracterizan por realizar una evaluación crítica de los estudios anteriores. En estos trabajos se problematizan las dificultades conceptuales y terminológicas de las propuestas sobre la metaficción y, al mismo tiempo, se retoman aquellos planteamientos que permitan elaborar una teoría integral sobre este fenómeno.
El objetivo del segundo capítulo es, por tanto, mostrar los distintos cuestionamientos que se han hecho en torno a este tema y la participación que tuvieron en la evolución de la teoría metaficcional.
En el tercer capítulo, se establecen las características que, según los autores estudiados, permiten identificar un texto metaficcional. Con la finalidad de ahondar en estos elementos se tomaron como base los rasgos señalados por Dotras, pero se hizo un replanteamiento de ellos, particularmente en lo que se refiere al acto crítico, la relación ficción/realidad y el lector. A pesar de las mínimas variaciones se conservaron cinco rasgos, los cuales son analizados considerando las propuestas de diversos autores, lo que permitió una taxonomía y morfología más amplia de tales propiedades. Para entender con mayor profundidad el funcionamiento de estas propiedades se llevó a cabo el análisis del cuento “Cementerio de tordos” de Sergio Pitol. Por medio de este análisis se dio cuenta del funcionamiento de estos rasgos y de los elementos que implican.
Por último, el cuarto capítulo está dedicado a las distintas estrategias a través de las cuales se manifiesta lo metaficcional. En este apartado se exponen además las técnicas y recursos más representativos usados para establecer las distintas formas y mecanismos que construyen los textos metaficcionales. Con el objetivo de mostrar las diversas funciones que estas estrategias pueden adoptar, se analiza dichas técnicas en varios textos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Juan José Arreola, Augusto Monterroso, Salvador Elizondo, Marco Denevi y Enrique Prochazka, autores emblemáticos de lo metaficcional dentro de la literatura latinoamericana del siglo xx.
Numerosas apreciaciones surgen a partir de esta investigación, la más patente, quizá, es la dificultad para sistematizar los planteamientos formulados sobre la metaficción. De esta problemática, además, se derivan numerosas interrogantes que dificultan aún más una mejor comprensión de este fenómeno dada su complejidad.
CAPÍTULO 1
Problemática de la metaficción
1.1 Consideraciones preliminares
Definir y delimitar de manera precisa el concepto de metaficción es el primer aspecto al que se enfrenta cualquier estudio sobre esta noción. Esta primera tarea, además, se encuentra condicionada no sólo por las múltiples definiciones formuladas sobre esta categoría, sino también por la evidente popularidad del prefijo meta en la actualidad, pues no son pocas las voces y ámbitos en que ésta se encuentra presente. De hecho, afirma Luigi Cazzato:
Our culture is the culture of meta. The culture of metapolitics, metalanguage, metarethoric, metaliterature, metacriticism, metadrama, metapoetry, metafilm, metatelevision, metafiction. Metaculture is the product of our civilization, the ultimate product of the Western historical-cultural process.1* | Nuestra cultura es la cultura de meta. La cultura de metapolítica, metalenguaje, metateoría, metaliteratura, metacrítica, metadrama, metapoesía, metacine, metatelevisión, metaficción. La metacultura es el producto de nuestra civilización, el máximo producto del proceso histórico cultural de Occidente. |
El uso indiscriminado de esta voz implica paradójicamente cierta precisión del concepto metaficción, ya que pareciera existir un consenso sobre su significado; sin embargo, al referir simultáneamente tantos ámbitos se impone la necesidad de clarificar con exactitud a qué refiere. Es obvio que el uso del prefijo meta alude al carácter reflexivo implicado por este prefijo y, tal como sucede con las palabras que lo usan —por ejemplo: metateorema, metalenguaje, metalingüístico— supone una cierta jerarquía de niveles en las que un concepto es utilizado para explicar o referirse a ese mismo concepto.
Es este significado reflexivo el que adopta el concepto metaficción, así es concebido como una categoría que permite que una ficción se refiera a sí misma o explique su carácter ficcional. La noción meta apunta a aquello que se refiere a sí mismo, pone de relieve la capacidad autorreflexiva de los términos que se sitúan en distintos niveles con respecto al elemento que convierten en su sujeto, que, en el caso de la metaficción, son los sistemas ficcionales.
Definir la metaficción como una ficción que trata sobre la ficción puede conducir, sin embargo, a la simplificación de dicho fenómeno. Si bien ésta es en principio su acepción original y más recurrente, en realidad la reflexividad no es la única característica que permite diferenciarla y dar cuenta de sus elementos constitutivos.
Con la finalidad de operar sobre una definición que permita hacer uso de este término con una noción clara de lo que se intenta aludir en este trabajo, se retomará la de Ana Dotras,2 quien pretende integrar en su acepción sobre este aspecto las distintas formulaciones de las que ha sido objeto la metaficción: “la novela de metaficción es aquella que se vuelve a sí misma y, a través de diversos recursos y estrategias, llama la atención sobre su condición de obra de ficción y pone al descubierto las estrategias de la literatura en el proceso de creación”.3
De acuerdo con esta definición varias características permiten determinar un texto metaficcional:
1. Autorreflexividad que alude al término mismo que lo nombra, en tanto pone en evidencia su cualidad de referirse a sí mismo.
2. Autoconsciencia por la que expone abiertamente su condición ficticia en un acto de autodenuncia a través del cual manifiesta la naturaleza de su ser.
3. Uso de diversas estrategias, a través de las cuales, da cuenta de los mecanismos que construyen un texto ficcional.
Así, por medio de distintos recursos y técnicas emerge un acto autorreflexivo y autoconsciente en este tipo de obras con la finalidad de referirse a los sistemas ficcionales que se convierten en su objeto. Los textos metaficcionales se caracterizan, entonces, por evidenciar su carácter ficticio y los procedimientos que participan en su composición, tanto interna como externamente.
La propuesta ofrecida por Dotras nos permite un primer acercamiento a la metaficción y una definición sobre la cual operar para examinar las distintas teorías que se han elaborado sobre este concepto. Es de fundamental importancia enfatizar que los rasgos definitorios de un texto metaficcional son la autorreflexividad y la autoconsciencia, los que tienen como objetivo declarar abiertamente ficticia la obra en que se producen, aunque hay que advertir que adoptan diversas formas y distintos grados.
A la dificultad de establecer con claridad lo que esta noción implica, se suma la imprecisión para identificarla bajo una categoría que establezca con claridad qué es lo que se refiere por medio de esta palabra, pues ha sido denominada: estrategia, tipo de literatura, narrativa, tendencia, tipo de novela, técnica, modo narrativo, etc., lo que complica aún más la posibilidad de esclarecer su naturaleza. En este estudio, de acuerdo con la definición que se ha utilizado para operar sobre ella, la metaficción es concebida como un conjunto de características o rasgos que pueden producirse simultáneamente con muchos otros aspectos literarios, es decir, un texto podrá ser metaficcional y, al mismo tiempo, pertenecerá a cierto género y a cierta corriente literaria.
La metaficción, a pesar de lo que se podría suponer, es un concepto acuñado y analizado apenas hace unas décadas, pero que rápidamente fue tema de numerosos trabajos que han sido publicados a su alrededor. Esta diversidad no implica posturas irreconciliables y excluyentes unas de las otras. Aunque es cierto que los diferentes planteamientos sobre este tipo de textos son formulados desde distintas perspectivas, resultan coincidentes en muchos puntos, hecho del que la teoría metaficcional se beneficia, pues algunos de los aspectos que la conforman son continuamente reformulados, y por tanto, enriquecidos por los distintos análisis de que son objeto.
Hay que advertir, sin embargo, que si bien los estudios sobre la metaficción se ocupan de elementos comunes no significa que las reflexiones elaboradas a partir de ésta sean uniformes y fáciles de sistematizar. Un acercamiento a todas estas formulaciones se enfrenta a múltiples problemas; el más grave de ellos es, quizá, la innumerable cantidad de términos que han aparecido en torno a esta categoría y que en algunos casos, si bien dan cuenta de los múltiples aspectos de este fenómeno, entorpecen el manejo de los distintos planteamientos sobre este aspecto narrativo.
Esta diversidad terminológica no sólo dificulta el estudio de la metaficción en su evolución, también, como afirma Linda Hutcheon, obliga a los investigadores sobre este concepto a ser necesariamente eclécticos: “If self-conscious narrative by definition includes within itself its own first contextual readings, no single theory will be able to deal with it withouth considerable distortion”.4 [Si la narrativa autoconsciente por definición incluye sobre sí sus propias lecturas contextuales, una sola teoría no será capaz de tratar sobre ella sin considerable distorsión].
Por otro lado, afirma también esta autora, es casi imposible realizar una teoría completa de lo metaficcional. Al ser un fenómeno tan complejo y que supone tantos elementos, casi todo lo que se pueda decir sobre ella puede ser fácilmente relativizado; así, según esta misma autora, sólo se pueden hacer ciertas implicaciones teóricas debido a la complejidad del fenómeno analizado: “There can be not ‘theory’ of metafiction, only ‘implications’ for theory: each self-informing work internalizes its own critical context. To ignore that is to falsify the text itself”.5 [No puede haber una “teoría” de la metaficción, solo “implicaciones”, cada trabajo autoinformativo interioriza su propio contexto crítico. Ignorar esto es falsear el texto mismo.]
Afortunadamente, desde hace ya varias décadas, y debido a la proliferación de textos a partir de las ideas de Hutcheon y otros autores fundamentales en el desarrollo de la teoría sobre la metaficción, como Patricia Waugh y Mark Currie, hay cierto consenso en lo que debe considerarse por metaficción. Un análisis diacrónico de todos esos acercamientos revela los múltiples aspectos que la metaficción ha implicado, los cuales no necesariamente constituyen una masa confusa de planteamientos; por el contrario, las diversas aproximaciones dan cuenta de la complejidad y riqueza de la categoría.
Otro de los aspectos fundamentales que destaca al examinar esta cuestión es la diferencia abismal entre el origen del fenómeno y su concepto, lo que demuestra la indiferencia de la que había sido objeto hasta hace pocas décadas, pues aunque sus precedentes se encuentran prácticamente en los inicios de la literatura, sus estudios de manera sistemática no tienen sino relativamente poco tiempo.
1.2 El origen de un término
Se ha atribuido a William Gass el haber acuñado el término metaficción (así lo afirman Scholes, Alter, Waugh, Currie y casi todos los críticos que exploran este asunto).6 Este autor lo usó por primera vez en 1970 en su libro Fiction and the Figures of Life para señalar una característica que él percibía en distintos textos que se cuestionaban, implícita o explícitamente, sobre la ficción y sus posibilidades en el mismo acto de la escritura. Gass analiza en ese libro una novela metaficcional paradigmática de Nabokov: Rey, dama y valet, pero también menciona las obras de Borges, Barth y O’Brien para examinar y explicar las características de ese tipo de narrativa. Para Gass, la metaficción era un fenómeno equivalente al de distintas áreas del conocimiento, donde se producían diversos metateoremas con una finalidad autorreflexiva. Sin embargo, Gass no proporcionó una clara definición de lo que entendía por dicho concepto, sólo señaló el trabajo de algunos autores que correspondía a lo que él concebía como metaficcional, en los que ciertas formas de la ficción actualizaban aspectos de los textos que hasta entonces no habían sido evidenciados tan claramente:
There are metatheorems in mathematics and logic, ethics has its linguistic oversoul, everywhere lingos to converse about lingos are being contrived, and the case is not different in the novel. I don’t mean those drearily predictable pieces about writers who are writing about what they are writing, but those, like some of the work of Borges, Barth and Flann O’Brien, for example, in which the forms of fiction serve as the material upon which further forms can be imposed. Indeed many of the so called anti-novels are really metafictions.7 | Hay metateoremas en matemáticas y lógica, la ética tiene su propia lingüística, en todos lados, jergas para referirse a otras jergas están siendo construidas, y el caso no es diferente en la novela. No me refiero a esas monótonas y predecibles obras acerca de escritores que están escribiendo acerca de lo que están escribiendo, sino a ésas, como algunos de los trabajos de Borges, Barth y Flann O’Brien, por ejemplo, en los cuales la forma de la ficción sirve como el material a través del cual otras formas pueden ser impuestas. En realidad muchas de las llamadas antinovelas son realmente metaficciones. |
En este multicitado fragmento, Gass no sólo creó un concepto, simultáneamente también delimitó el fenómeno aludido por esta noción, al enmarcarlo en un cierto tipo de narrativa y, también, efectuó una diferenciación esencial entre lo que ahora se concibe como metaficción y la llamada antinovela. De esta manera, al distinguir estos dos modos de ficción, Gass puso de relieve la autonomía de dos fenómenos distintos, aunque, como se verá más adelante, algunas veces coincidentes.
El hecho de que esta narrativa recibiera un nombre que la identificara hasta los principios de los años setenta no significa que sólo hasta entonces la metaficción se hubiera manifestado, pues a pesar de que carecía de denominación, no es un fenómeno surgido apenas en este siglo, su origen se remonta, según casi todos los planteamientos estudiados, a un pasado muy lejano: “the term ‘metafiction’ might be new, the practice is as old (if not older) than the novel itself”.8 [el término “metaficción” puede ser nuevo, la práctica es tan vieja (si no es que más vieja) que la novela misma.]
Es por ello que Christensen afirma que, al analizar este concepto, tres elementos deben ser tomados en consideración:
1. El origen del término
2. La designación del fenómeno
3. El origen del fenómeno9
Al establecer esta distinción se determina el origen del fenómeno, tan lejano como la literatura misma y el origen del término que lo designa, acuñado apenas en la década de los setenta, además de plantearse la necesidad de explorar las propiedades que caracterizan este aspecto.