Buch lesen: «Excombatientes y fascismo en la Europa de entreguerras»

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HISTÒRIA / 197


DIRECCIÓN

Mónica Bolufer Peruga (Universitat de València)

Francisco Gimeno Blay (Universitat de València)

M.ª Cruz Romeo Mateo (Universitat de València)

CONSEJO EDITORIAL

Pedro Barceló (Universität Postdam)

Peter Burke (University of Cambridge)

Guglielmo Cavallo (Università della Sapienza, Roma)

Roger Chartier (EHESS)

Rosa Congost (Universitat de Girona)

Mercedes García Arenal (CSIC)

Sabina Loriga (EHESS)

Antonella Romano (CNRS)

Adeline Rucquoi (EHESS)

Jean-Claude Schmitt (EHESS)

Françoise Thébaud (Université d’Avignon)


Esta publicación no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, ya sea fotomecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o por cualquier otro, sin el permiso previo de la editorial.

© Ángel Alcalde, 2022

© De esta edición: Universitat de València, 2022

Publicacions de la Universitat de València

http://puv.uv.es

publicacions@uv.es

Coordinación editorial: Amparo Jesús-María Romero

Ilustración de la cubierta:

‘Stahlhelm Besuch bei den Faschisten’ (Erich Schilling),

Simplicissimus, 2 Diciembre 1929.

Imagen cortesía de Herzogin Anna Amalia Bibliothek, Projekt Simplicissimus Online.

Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera

Corrección: Letras y Píxeles, S. L.

Maquetación: Iván Martínez Navarro

ISBN (papel): 978-84-9134-927-3

ISBN (ePub): 978-84-9134-928-0

ISBN (PDF): 978-84-9134-929-7

ÍNDICE

LISTA DE TABLAS E IMÁGENES

ABREVIATURAS

AGRADECIMIENTOS

INTRODUCCIÓN

PRIMERA PARTE LA POSGUERRA

1. LOS EXCOMBATIENTES DE LA GRAN GUERRA Y LOS ORÍGENES DEL FASCISMO, 1914-1919

La experiencia italiana de la Primera Guerra Mundial

Los veteranos y las consecuencias de la guerra en Europa occidental.

Los excombatientes y el nacimiento del Fascismo italiano

Los excombatientes antibolcheviques: una apropiación simbólica

2. EL ASCENSO DEL FASCISMO ITALIANO, 1920-1922

Del arditismo al squadrismo

Los excombatientes fascistas: un estereotipo en circulación

Los excombatientes italianos y la toma fascista del poder

Los veteranos y el impacto transnacional de la Marcha sobre Roma

SEGUNDA PARTE LOS AÑOS VEINTE

3. EXCOMBATIENTES BAJO EL FASCISMO, 1923-1925

Los comienzos de una relación: los veteranos y el Gobierno de Mussolini

La lucha por la organización: la ANC y el PNF

La lucha por la ideología: combattentismo y apoliticità

La fascistización de la ANC, 1924-1925

4. FASCISMO Y EXCOMBATIENTES: CONSOLIDACIÓN Y EXPANSIÓN EUROPEA, 1925-1929

Francia y el mito de los excombatientes fascistas: el Faisceau

Alemania y el mito de los excombatientes fascistas: el Stahlhelm y el NSDAP

Los excombatientes fascistas y la FIDAC

La ANC fascista

TERCERA PARTE LOS AÑOS TREINTA

5. FASCISMO TRANSNACIONAL Y EXCOMBATIENTES, 1929-1935

Nuevas direcciones: 1929-1930

Diferentes caminos a través de la crisis

El Tercer Reich

La conexión excombatiente Italia-Francia-Alemania

6. ENTRE FASCISMO Y ANTIFASCISMO, GUERRA Y PAZ, 1936-1940.

Los excombatientes fascistas y la guerra de Etiopía

Excombatientes en la crisis del antifascismo y el pacifismo

La Italia Fascista, la España franquista y la culminación del modelo

Fascistas, excombatientes franceses y el camino hacia la Francia de Vichy

CONCLUSIÓN

FUENTES

BIBLIOGRAFÍA

LISTA DE TABLAS E IMÁGENES

TABLA

1.1. Vista general de las principales asociaciones y organizaciones de veteranos mencionadas en este libro

IMÁGENES

1.1. «¡Así que soy yo el derrotado!». I Combattenti, 6 de diciembre de 1919

1.2. «Contrastes», «Los desertores a Montecitorio… y los veteranos al furgón policial», I Combattenti, 21 de diciembre de 1919

1.3. Spartacus (Milan, 15 de enero de 1920)

2.1. «El golpe fascista en Italia», Wiener Bilder. Illustriertes Familienblatt, Viena, 5 de noviembre de 1922

2.2. «Camaradas», Il Popolo d’Italia, 7 de noviembre de 1922

4.1. «Los vencedores», L’étudiant français. Organe bi-mensuel de la Fédération Nationale des Étudiants d’Action Française, 1 de enero de 1925

4.2. «– ¡Ha resucitado!», Le Nouveau Siècle, 16 de abril de 1925

4.3. Arminius, Kampfschrift für deutsche Nationalisten, 1 de mayo de 1927

5.1. Emblema de la Croix de Feu

5.2. Emblema de la NSKOV

6.1. «En la guerra, tu sangre. En la paz, tu trabajo». Emblema y lema de la Delegación Nacional de Excombatientes

6.2. Emblema de la Legión Française des Combattants

ABREVIATURAS


ACS Archivio Centrale dello Stato
AGA Archivo General de la Administración
AMAE Archivio del Ministero degli Affari Esteri
AN Archives Nationales
ANMIG Associazione Nazionale fra Mutilati e Invalidi di Guerra
ANRZO Associazione Nazionale Reduci Zona Operante
ANC Associazione Nazionale Combattenti
ARAC Association Républicaine des Anciens Combattants
b. busta
BArch Bundesarchiv
BUF British Union of Fascists
CIAMAC Conférence Internationale des Associations de Mutilés et Anciens Combattants
CAUR Comitati d’Azione per l’Universalità di Roma
CIP Comitato Internazionale Permanente
CR Carteggio Riservato
DDI Documenti Diplomatici Italiani
DNVP Deutschnationale Volkspartei
DNE Delegación Nacional de Excombatientes
DNSE Delegación Nacional del Servicio Exterior
f. fascicolo
FIDAC Fédération Interaliée des Anciens Combattants
FET-JONS Falange Española Tradicionalista y de las JONS
JONS Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas
LFC Légion Française des Combattants
MAE-AD Ministère des Affaires Étrangères. Archives Diplomatiques
MI Ministero dell’Interno
MVSN Milizia Volontaria per la Sicurezza Nazionale
NSDAP Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterparte
NSKOV Nationalsozialistische Kriegsopferversorgung
ONC Opera Nazionale Combattenti
PPI Partito Popolare Italiano
PNF Partido Nacional Fascista
PSI Partido Socialista Italiano
PSdA Partito Sardo d’Azione
PSF Parti Social Français
PS Pubblica Sicurezza
RFB Rote Frontkämpferbund
RSI República Social Italiana
SA Sturmabteilung
SDNA Archivos de la Sociedad de Naciones
sf. Sottofascicolo
SPD Secretaría Particular del Duce
UNC Union Nationale des Combattants
UNCi Unione Nazionale Combattenti
UF Union Fédérale
UNRG Unione Nazionale Reduci di Guerra
UNUS Unione Nazionale Ufficiali e Soldati

AGRADECIMIENTOS

Este libro nació de una tesis doctoral defendida en el Instituto Universitario Europeo (Florencia, Italia) en junio de 2015. Su investigación y escritura constituyeron un periodo extraordinario de mi vida, en el cual recibí el apoyo y la ayuda de muchas personas e instituciones. Me gustaría agradecer al Ministerio de Educación por concederme una beca predoctoral del programa «Salvador de Madariaga» y proporcionarme apoyo económico adicional durante los meses que pasé como investigador visitante en la Universidad de Constanza (Alemania) y la Universidad de Roma-La Sapienza (Italia). El Departamento de Historia y Civilización del Instituto Universitario Europeo financió generosamente mis viajes de investigación al extranjero y me dio muchas otras facilidades para llevarlos a cabo. Mi trabajo se vio también beneficiado por mi condición de miembro del proyecto de investigación «Discursos e identidades de género en las culturas políticas de la derecha española, 1875-1975», financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. En junio de 2016, el Instituto Storico della Resistenza en Toscana galardonó mi tesis con el premio Ivano Tognarini de Historia Contemporánea, una distinción por la que estoy muy agradecido. Durante las últimas etapas de redacción del manuscrito fui investigador posdoctoral en el Instituto Leibniz de Historia Europea (Mainz, Alemania), el cual me ofreció numerosos recursos, así como un estimulante ambiente académico.

Por sus esclarecedores comentarios sobre mi trabajo le estoy sinceramente agradecido a mi director, el profesor Federico Romero, así como a los miembros del jurado que examinó mi tesis doctoral, los profesores Ángela Cenarro, Sven Reichardt y Lucy Riall. Debo una especial gratitud a la profesora Ángela Cenarro, que me guio en mis primeros años como historiador y también supervisó mi investigación doctoral. Al mismo tiempo, el profesor Sven Reichardt me dio consejos cruciales durante el tiempo que pasé como investigador en Constanza, por los cuales estoy en deuda con él. Querría también mostrar mi más profundo aprecio por el profesor Giovanni Sabbatucci, quien con gran generosidad y hospitalidad me recibió en Roma para hablar sobre cuestiones históricas que él mismo había investigado magistralmente cuatro décadas atrás.

Además, mi trabajo mejoró gracias a las críticas constructivas de muchos otros historiadores. Los profesores Heinz-Gerhard Haupt, Laura Lee Downs y Robert Gerwarth leyeron partes de mi tesis y me hicieron comentarios realmente útiles. Al mismo tiempo, los revisores anónimos del manuscrito también apuntaron cuestiones muy relevantes para mejorarlo. Dónal Hassett y Stephanie Wright no solo me dieron sus puntos de vista sobre mi trabajo, sino que colaboraron revisando cuidadosamente el manuscrito. Jessica Bate contribuyó a hacer el texto final más legible. Jay Winter y Michael Watson me guiaron durante el proceso final de edición. Por supuesto, la responsabilidad de cualquier error o inexactitud que se pueda encontrar en el libro es exclusivamente mía.

Quiero también expresar mi gratitud a muchos otros historiadores con los cuales he disfrutado debatiendo sobre preocupaciones intelectuales y profesionales en aquellos años: David Alegre, Giulia Albanese, Miguel Alonso, Miguel Ángel del Arco, Aurora Artiaga, Arnd Bauerkämper, Romain Bonnet, Zira Box, David Brydan, Jesús Casquete, Antonio Cazorla, Gustavo Corni, Robert Dale, Lourenzo Fernández Prieto, Miriam Franchina, Ferran Gallego, Bernhard Gissibl, Claudio Hernández, Anke Hoffstadt, Mark Jones, Daniel Knegt, Anna Lena Kocks, Nicola Labanca, Daniel Lanero, José Luis Ledesma, Francisco Leira, Elissa Mailänder, James Matthews, David A. Messenger, Jaremy McMullin, John Paul Newman, Xosé M. Núñez Seixas, Stephen R. Ortiz, Rubén Pallol, Mercedes Peñalba-Sotorrío, Alejandro Pérez-Olivares, Pierluigi Pironti, Alejandro Quiroga, Javier Rodrigo, Miguel Ángel Ruiz Carnicer, Pedro Rújula, Alessandro Salvador y Martina Salvante. Muchas otras personas, investigadores y profesionales de las diferentes instituciones académicas, archivos y bibliotecas que visité contribuyeron directa o indirectamente a hacer mi trabajo más fácil y satisfactorio. Debo mencionar especialmente a mis amigos y colegas Natalia Galán, Cloe Cavero, Miguel Palou y José Miguel Escribano, quienes me ayudaron y apoyaron en diferentes fases de mi investigación. Por último, si bien no menos importante, quería agradecer profundamente a mi familia y especialmente a Neha: este libro es una compensación insignificante por todo el tiempo que no estuvimos juntos.

AGRADECIMIENTOS EN ESTA EDICIÓN

Esta traducción al español no habría sido posible sin el apoyo que tuve de la Universidad de Melbourne (Australia), School of Historical and Philosophical Studies, para realizarla. Agradezco también al traductor, Miguel Alonso Ibarra, por su paciente y efectivo trabajo, así como a Julián Sanz Hoya, a Amparo Jesús-María y a la dirección de Publicacions de la Universitat de València por su ayuda, interés y flexibilidad para publicar este libro.

INTRODUCCIÓN

Esta obra analiza la relación transnacional entre los veteranos de guerra y el fascismo en la Europa de entreguerras.1 Durante décadas, los historiadores han tratado de explicar por qué el continente europeo, apenas veinte años después de un cataclismo bélico de dimensiones homicidas sin precedentes, se vio envuelto en un nuevo conflicto mundial todavía más catastrófico. Es cierto que se dieron importantes experiencias democráticas y avances significativos en diversos campos en el periodo de entreguerras, pero también que este asistió a la progresiva demolición del orden pacífico surgido tras la Gran Guerra, en el que mucha gente había puesto sus esperanzas. Aunque a comienzos de 1919 las democracias dominaban claramente Europa, en junio de 1940 eran la excepción a la norma. Este eclipse, marcado por violentos conflictos y guerras civiles, no puede comprenderse sin situar en su centro al fascismo, un producto de la experiencia de la Primera Guerra Mundial, que además fue el principal detonante de la segunda. En este contexto, explicar los vínculos entre el fascismo y los veteranos de guerra es esencial, porque estos hombres fueron también un legado directo de la Gran Guerra.

Si quisiéramos sugerir que los veteranos de la Primera Guerra Mundial estuvieron estrechamente conectados con los orígenes de fascismo, podríamos encontrar fácilmente multitud de indicios superficiales. Por ejemplo, ya es un cliché afirmar que Hitler fue uno de los millones de soldados desmovilizados del derrotado ejército alemán. Al igual que él, Mussolini también combatió en la Gran Guerra. Los historiadores han señalado en innumerables ocasiones que los grupos paramilitares de la primera posguerra, como los Freikorps y el primigenio fascismo italiano, estaban formados por muchos excombatientes. Durante los años veinte y treinta, los movimientos fascistas alcanzaron notoriedad casi por toda Europa con sus desfiles paramilitares en los que sus miembros, ataviados con uniformes, lucían las medallas que habían obtenido en las trincheras. El militarismo fue una característica definitoria del fascismo, y aparentemente la guerra y el fascismo fueron de la mano. Pero ¿fueron estos hechos simples coincidencias circunstanciales, o por el contrario revelan una conexión esencial entre el fascismo y los veteranos de guerra? Los historiadores todavía no han conseguido dar con la respuesta a esta pregunta.

La historia que cuenta este libro reexamina la compleja relación entre los veteranos de guerra y el fascismo. Este trabajo analiza los procesos de transnacionalización y fascistización de la política excombatiente del periodo, examinando los orígenes culturales, sociológicos y políticos del fascismo y su expansión europea, para reinterpretar este fenómeno y subsanar vacíos existentes en el conocimiento histórico. Si bien es cierto que se ha escrito mucho sobre los movimientos excombatientes de entreguerras y que la historiografía del fascismo es inmensa, solamente unos pocos trabajos han abordado directamente los lazos históricos entre ambos. Y aunque muchos de estos estudios han girado en torno a la controvertida tesis de la «brutalización» propuesta por el historiador George L. Mosse, nunca se ha alcanzado una interpretación universalmente aceptada; un debate que, además, ha ignorado muchas facetas de la relación entre excombatientes y fascismo.

VETERANOS DE GUERRA

Centrarse en los veteranos del periodo de entreguerras significa observar la historia de los excombatientes de la guerra industrializada. En la edad contemporánea, como señaló el teórico militar alemán Carl von Clausewitz,2 hacer la guerra se convirtió en una iniciación a la política. Desde la Revolución francesa, el servicio militar estuvo estrechamente ligado a nociones de ciudadanía, y el Estado comenzó a compensar generosamente la participación en la defensa de la nación. La adopción del servicio militar universal, conectada con la nacionalización del ejército, fue un proceso transnacional. Sin embargo, todavía permanecían ciertas tensiones por resolver: si bien los ciudadanos varones garantizaban su futura libertad política a través de su servicio militar, este también comportaba someterse al ejército: un sistema coercitivo aislado del conjunto de la sociedad.3 Además, durante el siglo XIX los ejércitos europeos fueron adoptando nuevas funciones que también condicionaron las actitudes político-sociales de sus veteranos. Los Estados utilizaron sus fuerzas armadas para expandir y retener imperios coloniales, para acelerar procesos de unificación nacional o para solventar guerras civiles. A menudo, las autoridades estatales asignaron tareas de orden público a los militares, confiándoles la represión de las protestas obreras y la defensa de la propiedad.4 No sorprende, pues, que el reclutamiento forzoso se volviese altamente impopular.5 Como resultado, la figura del soldado comenzó a asociarse con la defensa del establishment, la agresión nacionalista o imperialista y la coerción.6

Fue en este contexto en el que los antiguos soldados se movilizaron para crear asociaciones, que se consolidaron en el seno de una más amplia y emergente sociedad civil. Sus organizaciones cultivaban la memoria de las guerras nacionales y desempeñaban funciones de asistencia mutua. De igual modo, estaban estrechamente ligadas con los militares en activo. En Italia, por ejemplo, los grupos patrióticos de excombatientes de las guerras de independencia tenían una cierta influencia a nivel político.7 Por su parte, algunas asociaciones patrióticas de veteranos se tornaron en baluartes del conservadurismo social y el antisocialismo, como el Deutscher Kriegerbund (Kyffhäuserbund) en la Alemania guillermina.8 Pero dado que el número de antiguos soldados era minúsculo en proporción a la población, el peso de los veteranos en política era mínimo. Esto cambiaría drásticamente con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial.

Es razonable suponer que todos los excombatientes de diferentes periodos históricos comparten un conjunto de atributos comunes basados en una experiencia bélica comparable.9 De hecho, se puede aprender mucho sobre los veteranos de entreguerras observando las experiencias vividas por los soldados entre 1914 y 1918. No en vano, los historiadores han hablado de una «generación de la guerra» típicamente formada por jóvenes burgueses alistados como voluntarios y que en ocasiones regresaron creyendo haberse convertido en individuos distintos y mejores.10 Sin embargo, resulta imposible hallar un patrón en las respuestas políticas a las experiencias bélicas, pues estas variaron notablemente en función de la clase social y la procedencia sociológica de los actores.11 Aunque algunos historiadores creen que todos los excombatientes comparten un conjunto de características que reflejan la naturaleza de su experiencia bélica,12 sería erróneo sostener que, consecuentemente, todos los veteranos coinciden en un instinto político común.

De hecho, la propia noción de «excombatiente» puede encarnar significados notablemente diferentes dependiendo no solo del Estado nación, sino también del idioma. Al fin y al cabo, ¿qué es un «veterano de guerra»? Incluso antes de que esta noción se definiese oficialmente a nivel legal, los actores históricos ya le habían conferido toda una serie de connotaciones implícitas y subjetivas que variaban según la lengua empleada. No era exactamente lo mismo decir, como en Gran Bretaña, ex-servicemen, que emplear el término más agresivo combattenti, tal y como hacían los italianos. De igual modo, tampoco era neutral denominarlos como Kriegsopfer («víctima de guerra») o Frontkämpfer («combatiente del frente»), como hicieron los nazis en ciertas ocasiones, en lugar de llamarlos ehemalige Kriegsteilnehmer (literalmente, «antiguos participantes en la guerra»). Las razones que explican tamaña variedad de nociones y significados han de buscarse en los marcos nacionales y regionales que condicionaron y dieron forma a las luchas políticas por definir el símbolo del veterano, tal y como veremos. Este libro utiliza el concepto de «veterano», más común en los Estados Unidos, como el menos sesgado para analizar este capítulo de historia europea.13*

Aunque sea difícil definir a los excombatientes como un grupo histórico claramente identificable y políticamente coherente, los historiadores de los veteranos de entreguerras han intentado a menudo determinar su orientación política predominante. Durante los años cincuenta y sesenta, los académicos solían recordar la afinidad de las asociaciones de veteranos con los partidos fascistas y derechistas.14 Los grupos paramilitares posbélicos, muchos de los cuales estaban formados por excombatientes, fueron descritos como «vanguardia del nazismo».15 Posteriormente, una historiografía en transformación revisaría esta percepción de los veteranos como potenciales fascistas. Los historiadores alemanes eran conscientes de que los veteranos de entreguerras habían creado asociaciones muy diversas a nivel político.16 En Italia, donde la idea de los excombatientes como protofascistas había pervivido, el historiador Giovanni Sabbatucci recuperó la historia del ambicioso, aunque fallido, proyecto democrático por una «renovación» política de Italia (rinnovamento) que los veteranos transalpinos impulsaron entre 1919 y 1920.17 Antoine Prost, en un exhaustivo estudio sobre el movimiento de veteranos franceses, planteó que estos, lejos de representar una amenaza fascista, constituyeron una barrera contra la expansión del fascismo en Francia.18 Durante los años setenta, un conjunto de estudios sobre los excombatientes mostró que no era posible asignarles una orientación política clara, ya que estos no solo abrazaron causas de derechas sino también de izquierdas: las diversas organizaciones de veteranos dentro de un mismo país eran, a menudo, rivales políticos. Así, corrigiendo la tendencia general a ver a los grupos de veteranos como predominantemente de derechas y potencialmente fascistas, estos trabajos generaron una imagen más sopesada.19

Esto no significa que se pasase a ignorar la importancia de la política y la ideología de los excombatientes en los orígenes del fascismo, que importantes contribuciones al estudio del fascismo y el nazismo siguieron abordando. Emilio Gentile explicó los orígenes del fascismo como una ideología totalitaria y revolucionaria surgida de la experiencia de la Primera Guerra Mundial.20 Según Gentile, el combattentismo, una suerte de instinto de rebeldía que animó a los veteranos italianos en su regreso, fue uno de los componentes cruciales de la ideología fascista. George L. Mosse apuntó que la revolucionaria ideología nacionalsocialista y el nacionalismo völkisch adquirieron una base de masas tan solo después de la Gran Guerra; según él, las organizaciones de veteranos (como el Stahlhelm) contribuyeron a expandir esta ideología.21 En su libro Soldados Caídos, Mosse definió la persistencia de la violencia en entreguerras como la «brutalización» de la política.22 Afirmó que la experiencia de la guerra de trincheras, con su confrontación diaria con la muerte, originó una deshumanización y trivialización posbélica de la violencia que, en última instancia, conduciría al genocidio. La derecha política y, fundamentalmente, los veteranos de guerra aparecían como los agentes clave de esa «brutalización» de la política.

El debate generado desde entonces en torno a la tesis de la «brutalización» continúa en la actualidad. La idea de «brutalización» se ha convertido, para algunos historiadores, en una herramienta de análisis con la que entender la violencia del periodo de entreguerras. De hecho, los estudios de la historia cultural de la guerra han planteado que la Gran Guerra fue la matriz del totalitarismo, señalando a los veteranos como importantes vectores de violencia.23 Otros historiadores, por el contrario, se han mostrado escépticos con el impacto de la experiencia de la Gran Guerra a largo plazo e incluso han negado la existencia de dicha «brutalización».24 En esta línea, se ha subrayado el hecho de que los veteranos franceses, tal y como señaló Prost, estaban comprometidos con el pacifismo. Richard Bessel, que analizó detalladamente la situación socioeconómica de Alemania tras la Gran Guerra, apuntó que los soldados del frente se reintegraron efectiva y pacíficamente; tan solo una pequeña minoría se unió a los mercenarios Freikorps.25 De hecho, recientemente Benjamin Ziemann ha resaltado la importancia de una cultura republicana y democrática entre los veteranos alemanes, sosteniendo que la experiencia de guerra generó, más bien, sentimientos pacifistas entre los excombatientes.26

En los últimos años, los historiadores han utilizado los conceptos de «desmovilización cultural», «culturas de la victoria» y «culturas de la derrota» para explicar por qué las experiencias bélicas traumáticas y violentas, aun siendo similares para todos los combatientes, solo tuvieron efectos «brutalizadores» en determinados países.27 A través de un análisis de los procesos de desmovilización, se han detallado los diferentes caminos que siguieron los veteranos de diversos países tras 1918. En Gran Bretaña y Francia, la población en general, y los veteranos en particular, abandonaron las actitudes y mentalidades propias del tiempo de guerra más fácilmente que, por ejemplo, en Alemania o Italia.28 En estos países, la circulación de mitos posbélicos, como el de la «puñalada por la espalda» (Dolchstoß) y la «victoria mutilada», muy probablemente lastraron el proceso de desmovilización mental.29 Es cierto que en Alemania y Austria, numerosos veteranos, sobre todo antiguos oficiales, y jóvenes estudiantes nacionalistas, se unieron a las unidades paramilitares contrarrevolucionarias, pero más que la experiencia de guerra, fueron la derrota y la revolución las catalizadoras de su reacción violenta.30 La violencia de posguerra fue el resultado del colapso de la autoridad estatal y de la radicalización política de muchos grupos sociales diferentes –no solo los veteranos de guerra– como consecuencia de la movilización y la desmovilización militares.31

El caso de Italia, uno de los países vencedores en 1918 pero afectado de «brutalización» de la política, es crucial para entender el contexto en el que surgió el fascismo, pero existen muchos huecos todavía por llenar en su conocimiento.32 La interpretación predominante sostiene que el Estado liberal italiano y la izquierda política fracasaron a la hora de desmovilizar y reintegrar en la sociedad a las tropas retornadas del frente; por ende, algunos veteranos se habrían convertido en fascistas o en seguidores de D’Annunzio en Fiume, mientras que la neutralidad y la obediencia al Estado de los oficiales del ejército se debilitaban progresivamente.33 En la primera parte del presente libro, revisaré esta interpretación analizando la desmovilización desde un punto de vista cultural y transnacional. Más allá de las paradojas a las que conduce el paradigma de la «brutalización», estas innovadoras perspectivas son fundamentales para responder cómo y en qué medida los veteranos de guerra estaban conectados con las nuevas ideas, movimientos y regímenes fascistas del periodo de entreguerras.