Las contradicciones de la globalización editorial

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Las contradicciones de la globalización editorial




Contenido

Introducción

Gisèle Sapiro

Primera parte

Mutaciones del mercado del libro

Las estrategias de los grupos de comunicación en los albores del siglo xxi

Jean-Yves Mollier

Lógicas industriales y su regresión

La financiarización y la precarización de las empresas editoriales

Finanzas, gobernanza de empresa y voluntad de dominar la información

Bibliografía

Las contradicciones de la coedición internacional: de las prácticas a las representaciones

Hélène Buzelin

En los tiempos de la «globalización» editorial, ¿los saberes sobre la edición se internacionalizan?

La coedición como estrategia de exportación o «el deseo de imponerse en Francia»

Cuando «interesarse en la coedición es posar la mirada en los libros ilustrados»

Coedition, co-publication, joint publishing as… sharing territories and selling sheets

Cuestiones de traducción: entre lenguas, literaturas e identidades nacionales

Bibliografía

La edición angloamericana, Entre la despolitización y la comercialización: el ejemplo de los ensayos y de las editoriales universitarias

André Schiffrin

Cuando los editores publicaban libros políticos

La edición universitaria: ¿un modelo alternativo?

Bibliografía

Fragmentos de Siglo: unidad y desintegración en la edición hispanoamericana de ciencias sociales

Gustavo Sorá

Integración: historia de un Siglo

Fragmentación: etnografía de dos Siglos

Norberto Pérez y la herencia de un prestigioso pasado

Carlos Díaz y la formación de una posición en el mercado internacional

Un presente paradójico

Bibliografía

La francofonía frente a la globalización editorial: políticas públicas e iniciativas privadas

Luc Pinhas

Las políticas públicas nacionales

La política del libro de la francofonía institucional

Las iniciativas privadas

Bibliografía

segunda parte

Estrategias editoriales

Los pequeños editores independientes frente a la globalización del mercado del libro: el caso de los editores de ensayos «críticos»

Sophie Noël

El campo de la edición francesa a comienzos del siglo xxi: breve panorama

Editores «heterodoxos»

¿Un modelo alternativo en el mercado global?

Estructuras que siguen siendo frágiles

Bibliografía

Las editoriales Maspero y La Découverte frente a lo «extranjero»

Camille Joseph

Una versión «política» de lo extranjero

La literatura ajena al sacrificio de la estética

Bibliografía

La traducción en las ediciones Des Femmes: una estrategia «geopolítica-poética-editorial»

Fanny Mazzone

El mercado internacional de las ideas feministas

Espacios de intercambios privilegiados: las ferias

El proyecto editorial de Des Femmes

La acumulación y la rentabilización de los capitales por medio de la traducción

Los flujos de traducción en Des Femmes

La estructura doble del fondo traducido

El french feminism, un malentendido en los intercambios intelectuales internacionales

Bibliografía

Estrategias editoriales y mercado internacional: el caso de un editor canadiense francófono, Hurtubise hmh

Martin Doré

Una casa editorial

Un editor

Unos productos

Unas estrategias

Bibliografía

Faire l’Europe: asuntos intelectuales y asuntos editoriales de una colección transnacional

Hervé Serry

Faire l’Europe: conquistar autores y promover una idea

Organización, frecuencia de las publicaciones y proyectos suplementarios

Bibliografía

tercera parte

Edición y traducción

El sistema mundial de las traducciones

Johan Heilbron

Los intercambios culturales transnacionales

El sistema mundial de las traducciones

Hacia una sociología de la traducción

Bibliografía

Mundialización y diversidad cultural: los contextos de la circulación transnacional de los libros

Gisèle Sapiro

Centro y periferia

Gran difusión y difusión restringida

De la «excepción cultural» a la «diversidad»

La traducción como factor de diversidad

Dos concepciones de la diversidad cultural

Bibliografía

Traducir-adaptar los clásicos de la literatura «popular» estadounidense en francés o sobre el arte de hacer «lo nuevo con lo viejo»

Jean-Marc Gouanvic

¿Qué es un clásico?

¿Dijo «popular» (Pierre Bourdieu)?

La traducción de los «clásicos»

Bibliografía

El flujo de las traducciones de laliteratura francesa en Brasil: Cuestiones políticas y económicas (1984-2002)

Marta Pragana Dantas

El mercado editorial brasileño: elementos del contexto

La traducción en Brasil

La importación de la literatura francesa a Brasil

Bibliografía

El lugar de las traducciones en el mercado editorial polaco después de 1989

Elżbieta Skibińska

La recomposición del espacio editorial en Polonia después de 1989

Las funciones de las traducciones en el espacio editorial recompuesto: acumulación del capital, «recuperación», estímulo

Las lenguas traducidas

La posición del francés y del alemán entre las lenguas traducidas

Anexos

Bibliografía

Importar desde espacios «periféricos»: La recepción editorial de las literaturas de Europa del Este en Francia (1970-2000)

Ioana Popa

La recepción editorial de las literaturas de Europa del Este: breve mirada general

Dos lógicas específicas de importación editorial (1970-1980)

Un «noble en decadencia»: el interés por la actualidad político-literaria

Un editor excéntrico: la apuesta por el «patrimonio» literario

El relevo de los nuevos jugadores (1980-2000)

De una editorial «periférica» a un grupo multinacional

Bibliografía

Sobre los autores

Introducción

Gisèle Sapiro

Las recientes transformaciones que han afectado la cadena de producción del libro se han analizado, en general, desde el punto de vista del proceso de racionalización y de concentración, como causantes de la aceleración del círculo de fusiones-adquisiciones de estos últimos años. Curiosamente, se ha prestado menos atención a las modificaciones sufridas por la configuración de las relaciones espaciales y de la estructura del espacio de la producción editorial. Ahora bien, el comercio del libro es, ante todo, un asunto de territorios, y estos determinan las formas de circulación: zonas lingüísticas, áreas geográficas de distribución, fronteras nacionales que circunscriben espacios jurídicos y políticas públicas, territorios imaginarios que asocian identidades con lugares y crean un horizonte de expectativa.

La definición de las fronteras constituye una cuestión de lucha dentro de cada uno de estos espacios y entre ellos mismos. Lo que se designa con el término mundialización se ha manifestado, en el comercio del libro, como una recomposición del espacio editorial internacional, principalmente tras la caída del muro de Berlín y el fin de los regímenes dictatoriales en España y en Latinoamérica, así como por medio de una fuerte intensificación de la circulación transnacional de los libros. Estos fenómenos no son reductibles al proceso de racionalización. El término mundialización o globalización, importado del inglés, del mismo modo que el concepto de desarrollo al que este reemplazó, es empleado con frecuencia tanto por sus promotores como por sus detractores para describir un fenómeno o un proceso homogéneo, lineal, que involucra todos los sectores, y que comprende la hibridación de las culturas para unos y la estandarización para otros.

 

Estos discursos, que rara vez se apoyan en análisis empíricos, implican tres asuntos esenciales: la inscripción de las evoluciones actuales en un proceso plurisecular de formación de una economía-mundo que se remonta al siglo xvii y a la que se han integrado progresivamente un mayor número de regiones1; la configuración de las relaciones espaciales desiguales que ubican a ciertos países en el centro del sistema y a otros en la periferia2, y las lógicas específicas de diversos universos sociales, en particular de los universos de producción cultural que, a pesar de estar inmersas en el sistema de las relaciones económicas y políticas, tienen reglas y jerarquías propias3.

El mercado del libro constituye hoy un vehículo mayor de intercambios culturales internacionales. La «globalización» es presentada a menudo como un proceso llamado a favorecer los intercambios interculturales, el «mestizaje», la «hibridación» y la revalorización de las culturas locales o minoritarias, marginalizadas por los Estados nación. Sin rebatir el interés de tal objetivo, los análisis concretos de este proceso invitan a matizar y relativizar la visión encantada de un mundo sin fronteras ni jerarquías simbólicas. Contra el enfoque culturalista, se debe recordar que estos intercambios se insertan en relaciones de fuerza desiguales entre culturas, en los planos político, econó­mico o cultural, relaciones que se deben estudiar para entender las modalidades de circulación transnacional del libro, que se dan, sobre todo, del centro a la periferia.

Aunque la internacionalización del mercado del libro no es un fenómeno nuevo, ha sufrido una aceleración desde la década de 1980. Esta evolución no es, como se dijo, una simple consecuencia del proceso de racionalización y de asuntos económicos como la búsqueda de nuevos mercados. Contra el enfoque economicista, se debe recordar, como señala Pierre Bourdieu, que el mercado de los bienes culturales posee criterios de jerarquización y una economía que le son propios. Objetos de patrimonialización, los bienes culturales presentan características específicas desde el punto de vista de las modalidades de producción, así como de circulación y de apropiación, que obedecen a una triple lógica: económica, política y cultural, y cuyo agenciamiento es variable. Testimonio de ello fueron las protestas en defensa de la excepción cultural, suscitadas, a finales de la década de 1980, por las negocia­ciones del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (Ge­neral Agreement on Tariffs and Trade [gatt]), durante la Ronda Uruguay, sobre el proyecto de liberalización del comercio de los servicios, categoría en la que se ubican los bienes culturales, y que dio lugar a posturas nacionales e internacionales, en especial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que promovió el principio de la diversidad cultural, el cual fue adoptado en el 2001.

En el seno de la producción cultural, el libro presenta, de igual manera, algunas especificidades: un soporte que ha conocido un proceso de industrialización precoz gracias a los medios de reproducción técnica, sin que estos afecten el valor simbólico de su contenido inmaterial4. A diferencia de las obras de arte5 sigue estando parcialmente regido por un modo de producción artesanal6, y a diferencia de la música o del cine, cuyo proceso de industrialización es mucho más avanzado7. Su antigüedad y su alto prestigio simbólico como soporte de la cultura letrada e instrumento de transmisión del saber han hecho de él el centro de políticas públicas mucho antes de que lo fueran otras industrias culturales como el cine o la música8.

Además, a diferencia de otros bienes culturales como la música, la danza o las artes plásticas, la circulación de los libros entre zonas lingüísticas es limitada debido a la barrera de la lengua. La mediación de la traducción implica un costo económico suplementario, pero también competencias lingüísticas y culturales que conducen a que la oferta y el grado de especializa­ción varíen según las coyunturas sociohistóricas, y las prácticas y normas más o menos codificadas según las culturas: todas variables que pertenecen al campo sociológico, histórico y textual.

Finalmente, al contrario de las visiones culturalista y economicista, el proceso de constitución de un mercado de bienes culturales a escala mundial no es ni lineal ni homogéneo en los diferentes sectores de producción, tampoco en los diferentes sectores del mercado del libro. Comenzó con el mercado del arte luego de la Segunda Guerra Mundial9, mientras que en el sector del libro, aunque se puede hablar de internacionalización a partir de mediados del siglo xix, solo desde la década de 1980 se empezó a observar la formación de un mercado mundial del libro, en el que los mercados nacionales, de gran crecimiento, se fueron involucrando progresivamente.

El desarrollo de la edición en lengua vernácula a partir del siglo xvii permitió el surgimiento de mercados regionales del libro que se consolidaron desde comienzos del siglo xix con la industrialización de la producción de la imprenta, el desarrollo de los medios de transporte, la construcción de las identidades nacionales y la alfabetización10. La nacionalización de estos mercados y el acceso a la lectura por parte de nuevas clases sociales no formadas en lenguas extranjeras suscitaron un auge de las prácticas de traducción, las cuales se convirtieron en el principal modo de circulación transnacional de los libros a partir de 1850, y condujeron a la elaboración de reglas internacionales (la convención de 1886 sobre el derecho de autor).

El surgimiento de un mercado internacional implicó la aparición de una categoría de agentes especializados dentro de las editoriales (traductores, directores de colecciones de literaturas extranjeras) y dentro del Estado (política del libro en el extranjero, institutos culturales). Detenido por la Segunda Guerra Mundial, este mercado tendría un fuerte desarrollo a partir de la década de 1960, del que da testimonio la multiplicación, desde los años ochenta, de lugares específicos dedicados a los intercambios (salones y ferias internacionales del libro), la especialización y la profesionalización de los agentes intermediarios (agentes literarios, servicios de derechos extranjeros, traductores), la implementación de políticas públicas de ayuda a la traducción y la conformación de grupos de edición internacionales como Bertelsmann y Rizzoli11.

Este proceso no es uniforme, tiene lógicas diversas que generan ciertas contradicciones. Algunas no les son propias, sino que dependen del proceso de racionalización. No obstante, incluso estas toman formas espaciales específicas, es el caso de las deslocalizaciones de la fabricación hacia la periferia para reducir costos, facilitadas por los medios de comunicación electrónicos, y que debilitan la «coherencia estructurada» de las regiones centrales12. Es también el caso de la concentración de la producción y de la distribución gracias a la mecanización y a la racionalización de los modos de gestión, lo que conduce a la diferencia creciente entre una producción cada vez más importante y una oferta cada vez más reducida (fenómeno de los libros nacidos muertos) en los puntos de venta y cada vez más desigual en términos de distribución geográfica13. La sobreproducción va también a la par con la disminución de las tiradas14: se observa un incremento de este fenómeno para las traducciones de libros de literatura (en particular para las obras y los géneros considerados difíciles, como la poesía y el teatro) y de ciencias humanas.

Del mismo modo sucede con la tendencia a la diversificación de los productos para la conquista de nuevos mercados frente a la tendencia a la estandarización de productos culturales destinados a alcanzar los públicos más hetereogéneos que pertenecen a culturas diferentes. Esto se observa en el mercado mundial de la edición, por un lado, con la producción de bestsellers mundiales, y por el otro, con la variedad de lenguas de las que se traduce. El crecimiento conduce, en efecto, a que las editoriales se diversifiquen, lo que opaca su identidad fundada sobre un catálogo que contenía una herencia y un capital simbólico15. Este proceso está acompañado de una indiferenciación relativa de la producción.

La competencia que se ejercía alrededor del capital simbólico está regida cada vez más por cuestiones económicas. Además, la rentabilidad del capital simbólico a largo plazo hace de este un objeto de especulación debido a la compra de fondos16, lo que termina opacando aún más estas identidades. Pero, sobre todo, la racionalización económica incita a abandonar el objetivo de descubrir nuevos autores, y la inversión a largo plazo en autores, en favor de un cálculo de rentabilidad a corto plazo; incluso la búsqueda de ganancia título por título reemplaza la tradicional «perecuación» entre libros de rotación rápida y libros de rotación lenta17. De manera correlativa, el mercado tiende a segmentarse entre grandes editores generalistas y pequeños editores más o menos especializados (lo que se conoce como nichos), según el modelo del «oligopolio de franja»18 —concentración alrededor de algunas estructuras, por una parte, y fuerte dispersión, por otra— que caracteriza los mercados muy competitivos: desde el punto de vista de la circulación transnacional del libro se constata una concentración de las traducciones del inglés en las grandes estructuras editoriales, y, así mismo, la especialización de pequeños editores en ciertas lenguas, lo que favorece una diversificación de los intercambios19.

Sin embargo, esta contradicción entre la concentración creciente de las traducciones alrededor de la lengua inglesa y la diversificación de los intercambios es también producto de las luchas y de las relaciones de fuerza geopolíticas (caída del muro de Berlín, expansión del imperialismo estadounidense20) y socioculturales (consigna de la mundialización, movimiento antimundialización, altermundialismo21, defensa de la excepción cultural o de la diversidad cultural22).

Parte de la configuración de las relaciones espaciales es también la tendencia a la universalización, a causa de la constitución de un mercado mundializado, así como la tendencia opuesta a la consolidación de las especificidades identitarias, locales o regionales, contradicciones que recuerdan la historia de la construcción de las identidades nacionales23. Como lo explica David Harvey:

La renta de monopolio es una forma contradictoria. Al perseguirla, el capital mundial debe valorizar iniciativas locales distintivas (y, en ciertos aspectos, cuanto más distintiva sea la iniciativa, mejor). Lo que implica de igual forma una valorización de lo único, de lo auténtico, de lo particular, de lo original y de todas las dimensiones de la vida social incompatibles con la homogeneidad presupuesta por la producción de mercancías24.

En el plano geográfico, lejos de abrir un espacio de circulación libre, de open market, la mundialización se plantea como una lucha por la redefinición de los territorios de distribución de los productos industriales, entre los diferentes centros y entre el centro y la periferia. En el campo del libro, esta se observa tanto entre las zonas lingüísticas, en la competencia entre potencias exportadoras (los antiguos países comunistas, antes bajo la dominación soviética, fueron el lugar de una difícil lucha entre los editores estadounidenses, alemanes y franceses), como en su interior, entre Gran Bretaña y Estados Unidos, que pretenden penetrar las antiguas colonias británicas consideradas aún por los editores ingleses parte de su territorio, entre España y los países de Latinoamérica, entre Francia y los otros países francófonos, entre Alemania y los países germanófonos.

Sin encasillarse en el funcionalismo ni en el reduccionismo económico, esta dinámica se presta bastante bien al modelo de análisis propuesto por David Harvey: la expansión del comercio exterior y el desplazamiento geográfico de los excedentes del capital y de fuerzas de trabajo que pretenden preservar el equilibrio y la coherencia estructurada de las alianzas regionales porta el germen de la destrucción de dicha coherencia, favoreciendo, en ciertos casos, la formación de nuevas alianzas regionales en búsqueda de un spatial fix, que entrará a competir con la metrópolis, siendo el ejemplo emblemático Estados Unidos en relación con Inglaterra25. Este modelo es, en efecto, bastante flexible, y le permite articularse con un análisis sociológico al que el autor mismo invita, con la condición de reintroducir el papel de los actores históricos y los intereses específicos que invierten en sus prácticas, según sus espacios de referencia.

 

A estas tendencias contradictorias que estructuran globalmente el mercado del libro se suman, en efecto, para cada sector, lógicas que les son propias. En ciertos campos, como la literatura o las ciencias sociales y humanas, existían formas de universalización y un espacio de intercambio internacional antes del proceso de unificación del mercado, que obedecían a dinámicas en cierto grado autónomas de los asuntos económicos y políticos26. Estas formas de intercambio o de universalización deben diferenciarse de la producción de bestsellers mundializados. Encontramos así, a nivel internacional, la oposición descrita por Pierre Bourdieu entre un circuito de gran producción, regido por la lógica mercantil, y un circuito de producción restringida, que tiene su lógica propia, sus reglas y sus principios de reconocimiento simbólico, que son relativamente autónomos de las obligaciones económicas y políticas: es el caso de los campos literario y científicos.

La pregunta que se plantea es cómo esos asuntos y tendencias contradictorios se traducen en imposiciones que orientan las estrategias de los agentes: grandes grupos, editores, políticas públicas, agentes literarios, traductores, entre otros; qué efectos tienen en la práctica sobre la circulación de los libros y sobre la producción editorial.

Resultado, en parte, de un coloquio que se llevó a cabo en París, en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (ehess) y en el Institut pour la Recherche, le Developpement Socio-economique et la Communication (Iresco), del 23 al 25 de marzo del 200627, este volumen constituye una primera tentativa para comprender los efectos de la mundialización en el mercado del libro a partir de estudios empíricos28. Cruza las visiones de varias disciplinas y especialidades: los historiadores del libro, que comienzan a elaborar una aproximación «global» de la edición29; los sociólogos de la edición, campo que conoce un desarrollo desde hace una década30, con un interés nuevo por las traducciones31, y los traductólogos que, con el surgimiento de una sociología de la traducción32 entienden cada vez más esta actividad como una práctica social33. Las escalas de observación varían, de los movimientos de los grandes grupos a las estrategias colectivas e individuales de los pequeños editores independientes, de los asuntos geopolíticos a su representación en las polémicas o en la producción de libros, de la evolución de las prácticas y de las representaciones de la coedición al estudio de un proyecto de colección transnacional, de los flujos de traducción entre países al análisis textual de las traducciones en circulación.

La obra está dividida en tres partes. La primera se enfoca en los efectos de la mundialización sobre la estructura del mercado internacional de la edición. La aceleración del proceso de unificación de un mercado editorial mundial se debe en gran parte a las estrategias de concentración y de internacionalización de los grandes grupos, convertidos en multinacionales, y entre los cuales la competencia se intensificó en los dos últimos decenios, como lo analiza Jean-Yves Mollier. Este desarrollo de un mercado internacional genera, asimismo, una serie de imposiciones para los actores, quienes han desarrollado estrategias de ajuste o de resistencia frente a este proceso. Una de las estrategias de ajuste son, por ejemplo, las coediciones internacionales. Hélène Buzelin muestra los diferentes usos que se hacen de esta práctica de una zona lingüística a otra o de un país al otro, y cómo las transformaciones del mundo editorial se gestan tanto en la configuración de las relaciones espaciales como en los territorios de lo imaginario, aún fuertemente marcados por las tradiciones nacionales. André Schiffrin amablemente nos autorizó a publicar aquí algunos extractos de su libro The Business of Books. Estos tienen relación directa con dos sectores: la edición de libros políticos y las editoriales universitarias; en ellos, el autor de L’Édition sans éditeurs analiza algunos de los cambios producidos por el dominio creciente de la lógica mercantil34.

Por otro lado, Gustavo Sorá propone una reflexión sobre la reconfiguración de la edición de textos de ciencias sociales en Latinoamérica, y postula una nueva paradoja de la mundialización: la de un «mundo en expansión que se reduce». En efecto, la poderosa entrada de los grandes grupos españoles fragmentó y redujo la circulación de los libros dentro del continente. Las resistencias toman diversas formas, la más clásica consiste en la defensa de los valores «puros» de la autenticidad y de una «estética enfocada en las particularidades culturales», que es, sin embargo, susceptible, como lo señala David Harvey35, de caer en una política identitaria local, regionalista o nacionalista conservadora, incluso neofascista.

Sin embargo, el mundo editorial constituye también uno de los ámbitos de experimentación de otra forma de mundialización, como lo ejemplifica la formación de grupos de resistencia contra el aumento de las lógicas económicas en los intercambios culturales internacionales y las desigualdades entre zonas geográficas, en particular entre el norte y el sur. Luc Pinhas expone cómo las experiencias más innovadoras para la promoción de la «bibliodiversidad» y el auge del libro en el sur son producto de las iniciati­vas privadas, que reúnen a actores profesionales, como la Asociación Inter­nacional de Vendedores de Libros Francófonos y la Alianza de Editores Independientes (Afrilivres), y a militantes de la altermundialización, más que a la Francophonie (Organización Internacional de la Francofonía) que, a pesar de haber hecho de la diversidad cultural uno de sus temas predilectos, realmente no ha cuestionado el modelo editorial colonial.

Las estrategias individuales y colectivas de los editores frente a la globalización editorial son abordadas en la segunda parte. La nueva proliferación, a lo largo de los años noventa, de pequeños editores independientes que se especializan en libros de política y ensayos críticos es una de las formas que ha tomado la oposición al proceso de racionalización y de comercialización de la edición. Sophie Noël esboza un panorama general de estos pequeños editores en Francia, de los valores y de las prácticas vocacionales comprometidas y desinteresadas con las que se oponen a la ley del crecimiento y de la ganancia. La comparación que hace Camille Joseph de la relación con lo extranjero de un editor comprometido con la causa tercermundista, Maspero, y de las ediciones de La Découverte que le sucedieron, da lugar a cuestionar la transmisión de la herencia intelectual en un espacio en transformación y la articulación entre asuntos políticos, culturales y económicos. Estas cuestiones se presentan también, como lo muestra Hervé Serry, en las ediciones de Seuil, que lanzó a finales de la década de 1980 la colección Faire l’Europe, en asociación con editores de Italia, Alemania y España. Paradójicamente, en el momento en que la Unión Europea estaba naciendo, esta tentativa de crear un nuevo territorio de lo imaginario anclándolo a una historia común chocó más que nunca con las tradiciones nacionales arraigadas tanto en las representaciones como en las prácticas profesionales. Como vanguardia política, el movimiento feminista pretendió, desde sus inicios, ser internacional, al favorecer la circulación de la producción editorial con la que se identificaba. Las ediciones Des Femmes, estudiadas por Fanny Mazzone, desarrollaron muy temprano una política de traducción que constituyó para esta editorial un modo de acumulación de capital militante, el cual aseguró, a cambio, su posición en la escena feminista internacional en cuanto representante del French Feminism, conduciendo a un malentendido característico de la recepción transnacional de las ideas36.

Por otro lado, la reproducción de las relaciones centro-periferia, con ocasión de las International Feminist Bookfairs, que tuvieron lugar entre 1984 y 1994, ilustra las contradicciones entre la voluntad política y el peso de las determinaciones geopolíticas y socioculturales. El caso del editor canadiense Hurtubise hmh, analizado por Martin Doré, revela una estrategia de subversión muy exitosa de las jerarquías entre centro-periferia dentro del espacio francófono, por medio especialmente de los intercambios con África.

La última parte está consagrada a la traducción como vector de los intercambios culturales internacionales en el sector del libro. Los flujos de traducción expresan las relaciones de fuerza dentro del mercando mundial del libro, cada vez más dominado por la lengua inglesa. Estas relaciones asimétricas conforman un sistema, que analiza Johan Heilbron en un artículo fundador de la sociología de la traducción y que aparece por primera vez en este volumen, en una versión modificada37. El artículo de Gisèle Sapiro intenta identificar los desafíos y las imposiciones que pesan sobre la circulación transnacional del libro, y la manera como son retraducidos por los actores: así, la traducción constituye para algunos una práctica concreta de defensa de la diversidad cultural frente a la amenaza de la estandarización y al dominio creciente del inglés. Los tipos de imposiciones, económicas, políticas, culturales, que pesan sobre las políticas editoriales en materia de selección de los nuevos títulos por traducir y el papel de los intermediarios políticos (agregados culturales, encargados del libro, institutos de traducción), económicos (editores, agentes literarios) y culturales (traductores, escritores, críticos, universitarios) son enseguida entendidos a partir de estudios de caso.