Buch lesen: «Shine»
Shine
Ana de Andrés
Título original: Shine
Primera edición: Diciembre 2021
© 2021 Editorial Kolima, Madrid
www.editorialkolima.com
Autora: Ana M. de Andrés Garrido
Dirección editorial: Marta Prieto Asirón
Maquetación de cubierta: Beatriz Fernández Pecci
Maquetación: Carolina Hernández Alarcón
Imágenes: @Shutterstock
ISBN: 9788418811517
Impreso en España
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A mis amores
Prólogo del caro dottore
Mario Alonso Puig
Todos somos conscientes del extraordinario impacto que tiene en una familia, en una empresa o en una sociedad, cualquier ser humano que sea capaz de aunar mentes y corazones en un proyecto común. Un proyecto cuyo objetivo no sea otro que mejorar, en alguna medida, la vida de las personas.
Hoy en día, cuando nos estamos enfrentando como especie a desafíos tan importantes, necesitamos de hombres y mujeres a los que les mueva una verdadera voluntad de servicio.
Quien vive el liderazgo como una oportunidad para servir está también escuchando la llamada a crecer y a evolucionar. Este crecimiento y esta evolución solo son posibles cuando hay una trascendencia del propio ego, un ego al que únicamente le interesan el poder, la fama y la fortuna.
En un mundo como el actual en el que el tipo de cambio que está teniendo lugar no es progresivo, sino disruptivo, necesitamos de personas dispuestas a emprender ese viaje del héroe que lleva de una forma de ser y de estar en el mundo a otra completamente nueva y generadora de todo un mundo de posibilidad. Estoy hablando de una forma de liderazgo, sea individual o colectivo, en el que lo diferencial y lo esencial es el lugar del cual emerge dicho liderazgo.
Albert Einstein decía que el problema del ser humano no estaba en la bomba atómica sino en su corazón. Por eso, cuando una persona que tiene una posición de liderazgo se olvida de que no está para mandar, sino para contribuir, entonces está dejando pasar la oportunidad de tener una influencia positiva y transformadora a su alrededor. Liderar a otros no es fácil si uno no ha aprendido primero a liderarse. Al final, liderar desde el Ser y no simplemente desde el hacer invita a recorrer ese camino sin distancia que hay entre la cabeza y el corazón.
«SHINE» es una propuesta para que descubramos la profundidad y la belleza que puede encerrar la palabra liderar. A través de las páginas de este extraordinario libro, Ana de Andrés nos presenta ocho ingredientes esenciales que cuando se combinan de la manera adecuada permiten liderar con verdadera autenticidad, propósito y sentido. Junto a conceptos de excepcional importancia, la autora nos aporta ejemplos que por su relevancia no dejarán a nadie indiferente.
Hay muchos libros que hablan de cómo ha de actuar un líder y muy pocos que hablen de cómo ha de ser un líder. Precisamente aquí está la esencia del liderazgo, en el Ser.
Navegar por esas aguas muchas veces desconocidas que nos conectan con la luz del Ser pide de unas cartas marinas adecuadas y que sirvan para orientar al navegante por semejantes aguas. SHINE ofrece un mapa preciso que, sin pretender ser lo mismo que el territorio, sí muestra cómo avanzar por este con serenidad, ilusión y confianza.
Estamos por consiguiente ante un magnífico libro que ha sido escrito no solo desde la cabeza sino también desde el corazón. Por eso, si bien es un libro escrito en prosa, también tiene un cierto aroma a poesía.
Encontrar un lenguaje sencillo y a la vez preciso para hablar de algo que en su esencia pertenece al mundo de lo sutil es desde mi punto de vista una gran proeza. Por eso no puedo más que felicitar a Ana por su gran trabajo y animar a los lectores a que se embarquen en su propio viaje de aventura y descubrimiento. El mundo se lo agradecerá.
Mario Alonso Puig
Médico cirujano, conferenciante y escritor
Shine
¿Este libro es para mí?
Me imagino que, como nos ocurre a todos, cuando aparece en tu vida un libro como este te planteas si te merece, si conectará contigo, si es el momento para leerlo, si te aportará algo nuevo…
Como ocurre con todo lo importante, la esencia de este libro no está en sus páginas, sino en ti. Una parte sustancial del retorno de la inversión que vas a hacer vendrá solo si haces «acuse de recibo» de lo que te provoque su lectura y decides hacer algo con ello. Además, este no es un libro solo para leer, sino un conjunto de propuestas y posibles estrategias para convertirte en una versión mejor y más exitosa de ti mismo. Un libro sobre liderazgo, aunque también sobre la propia vida, que te puede ayudar a sacar lo mejor de ti mismo, y a hacer lo mismo con los demás.
Para comenzar el diálogo que espero mantengamos abierto a lo largo de sus páginas te propongo un teaser de algunos de los conceptos que encontrarás en forma de test de personalidad (aunque no demasiado ortodoxo). Completarlo te llevará unos cinco minutos y te ayudará a decidir si es para ti en ese momento.
Como podrás imaginar, a estas alturas no hay respuestas correctas ni incorrectas. Lo que hay son anhelos diversos –este libro es más para seekers (buscadores) que para finders («encontradores»)–, y momentos vitales y profesionales. Espero que las pistas que aparecen en el test te sirvan para hacerte una idea de si el libro puede ser para ti, aunque en realidad seguramente ya lo habías decidido antes de abrirlo. En cualquier caso, gracias por llegar hasta aquí.
De amor y pandemias
El poder en su máxima expresión es el amor llevando a cabo
las demandas de la justicia.
La justicia en su máxima expresión es el amor corrigiendo
todo lo que se le opone.
Martin Luther King Jr.1
Este libro es una invitación a sumarse a una alianza de seres despiertos. A descargarnos la versión más «actualizada» posible de nosotros mismos para aplicarla a la más necesaria que nunca actualización de la humanidad. Y a hacerlo con otras personas de buena voluntad en todo el mundo que han entendido que estos tiempos increíbles representan una gran oportunidad para transformar nuestras organizaciones, instituciones, países, e incluso el planeta.
La crisis del coronavirus y todas sus externalidades, muchas de las cuales aún no somos capaces de vislumbrar, marcan el fin de una época. Existe una ventana de oportunidad –que se va haciendo cada vez más estrecha– para que los nuevos futuros sean mejores si un número cada vez mayor de nosotros aprovechamos la oportunidad que nos traen los tiempos, no solo para no volver donde estábamos, sino para cambiarlo todo, empezando por nosotros mismos. Una oportunidad para emprender una revolución en la que cada vez más personas elijamos ser parte de la «desviación positiva»2, y nos apliquemos con determinación y sabiduría, pero también con humor y cierta irreverencia, a ir en pos de nuestro potencial. Para que nuestros jóvenes demanden el papel protagonista que les corresponde desempeñar en este momento y para que quienes están en posiciones de poder resuelvan ejercerlo con amor y compasión, en respuesta a las demandas de la justicia como decía Luther King. Y para que un número cada vez mayor de nosotros entendamos que, aún si se pudiera conservar la antigua normalidad, no merecería la pena, porque solo alcanzaremos un bienestar realmente sostenible si incorporamos el del otro, el de los otros, el de cada vez más otros, a la ecuación.
A estas alturas la mayoría hemos abandonado cualquier ilusión de que los cambios necesarios se originarán a partir de alguna estructura o súperestructura, o de que se harán de arriba hacia abajo. Ya estamos preparados para aceptar que vendrán de un movimiento global de agentes de cambio que apliquen energía y voluntad a la transformación de lo colectivo. Y de la colaboración efectiva y en formas nuevas, creativas y poderosas entre individuos e instituciones, y entre los actores, de mundos, disciplinas y épocas diversas, que decidamos ser parte activa, discerniente y creadora de lo que vendrá.
Por eso creo que ha llegado el momento de que este libro vea la luz. El momento kairós3 para compartir un manual alternativo con la mejor «tecnología punta» que conozco para librar la batalla de la transformación con más tracción y menos sacrificio. Una tecnología que he aprendido trabajando con más de dos mil personas que representan un mosaico de nacionalidades culturas, disciplinas, trayectorias, historias personales, estilos y generaciones en todo el planeta. Un recorrido que me ha permitido ser testigo de transformaciones extraordinarias como las que requieren de nosotros los tiempos que nos está tocando vivir, que nos invitan, independientemente de cuán conscientes seamos de ello, a plantearnos qué gestos grandes o pequeños, cambios personales o de nuestro entorno podemos emprender para transformar nuestra realidad.
Lo que viene no podemos afrontarlo desde el mismo nivel de evolución, ni con los mismos modelos mentales, herramientas y habilidades con los que antes hacíamos las cosas. Son precisas otras estrategias y herramientas, y aunque pudiera parecer lo contrario, muchos ya estamos listos para ese viaje. Lo que tenéis en vuestras manos es un intento de compartir mis particulares estrategias para una aventura no apta para pusilánimes, pero tampoco para los que os sintáis firmemente apegados a ninguna verdad. Una aventura que sin duda merecerá la pena para aquellos de vosotros que en algún momento hayáis soñado con dejar un legado «verdadero, bello y bueno»4 y que requiere además de visión, coraje, una cierta irreverencia y ganas de disfrutar.
Descubriremos juntos ocho estrategias. Las cuatro primeras tienen que ver con emprender la propia revolución para poder tener una vida a la altura de nuestro potencial. Con cruzar el umbral de la auto-transformación en diálogo con la vida, sin agotarnos y caer en la trampa –que muchos conocemos bien– del deber. Las cuatro siguientes tienen que ver con establecer las condiciones para que ese ser brillante que somos pueda expresarse de forma más completa y expandida, y eso nos permita algo tan importante como acercarnos a nuestros sueños.
Las estrategias que vamos a descubrir no son atributo de súper-héroes y heroínas, sino que están presentes en dosis diversas en los mejores seres humanos con los que me he encontrado en el camino y a los que he visto «por dentro». Lo que vais a leer es así, por encima de todo, un homenaje a mis referentes, a todas esas personas de mundos diversos que han traído color a mi vida y me han convencido de que todo el mundo tiene algo extraordinario que aportar.
Ojalá sus historias y mis aprendizajes os sirvan para descubrir algunas claves para el proceso de sofisticación que las múltiples mutaciones del mundo como lo conocíamos van a requerir de cada uno de nosotros. Para desarrollar vuestro mejor leadership, y para encarnar al mismo tiempo un mejor followship, para que los que quieran regir nuestros destinos no puedan hacerlo sin nosotros, y se encuentren al otro lado a personas lúcidas, pensantes y dispuestas a hacerse cargo de sí mismas.
Es el momento para formar parte de la «red de esperanza» y de brillar en el camino. No permitamos que nadie nos robe esta época llena de posibilidades, ni la oportunidad de que ganen los buenos. Cerremos los ojos e imaginemos mejores futuros. Y al abrirlos, pongámonos a la tarea de cambiar cada uno el entorno que tengamos más cerca. Transformemos la realidad, sumemos esfuerzos y voluntades para lograr un cambio que valga realmente la pena… y que la Fuerza nos acompañe.
1 Martin Luther King Jr. (1967) Where Do We Go From Here: Chaos or Community? Beacon Press. En este libro, muy actual a pesar del paso del tiempo, Martin Luther King describe algunos de los desafíos tan presentes en este momento y habla de la necesidad de atajar la desigualdad y de la comunidad global: «Hemos heredado una casa grande, una gran 'casa mundo' en la cual tenemos que vivir juntos negros y blancos, orientales y occidentales, gentiles y judíos, católicos y protestantes, musulmanes e hindúes, una familia separada indebidamente por ideas, cultura e interés, quienes, porque no podemos vivir separados para siempre, debemos aprender de alguna manera a vivir juntos en paz».
2 El concepto de desviación positiva está basado en la observación de que en cada grupo humano hay ciertos individuos o grupos cuyos comportamientos y estrategias inusuales les permiten encontrar mejores soluciones que a sus iguales, a pesar de tener acceso a las mismas fuentes y enfrentar desafíos similares o peores. Un concepto poderoso que me ha sido muy útil en algunos momentos de mi vida.
3 Kairós, o el «tiempo de Dios». Los griegos tenían dos palabras para referirse al tiempo: Cronos y Kairós. La primera se refiere al tiempo cronológico o secuencial; la segunda se refiere a un concepto de la filosofía griega que representa un lapso indeterminado en que algo importante sucede. Su significado literal es «momento adecuado u oportuno». Mientras la naturaleza de Cronos es cuantitativa, la de Kairós es cualitativa.
4 Para una reformulación sobre las virtudes básicas de la trilogía kantiana adaptada a nuestros días, os recomiendo el libro de Howard Gardner, Verdad, belleza y bondad reformuladas. 2011. Editorial Paidós.
El contexto
Un nuevo orden merece
otros liderazgos
En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe.
Eric Hoffer
Hace tiempo que vivimos un «nuevo orden» que nos plantea dilemas antes desconocidos y representa al mismo tiempo enormes oportunidades, y que nos fuerza, pese a nuestros miedos y reticencias, a buscar formas diferentes de dirigir nuestras sociedades, nuestras economías, nuestras organizaciones… y a nosotros mismos. A la situación compleja que veníamos arrastrando debido a la lenta salida de la última crisis económica y a sus perdurables consecuencias para muchos, se le añade todo lo que significará navegar la crisis post-Covid-19, con sus múltiples facetas e ineludibles desafíos.
En el ámbito geopolítico, vivimos tiempos caracterizados por lo que los expertos han dado en llamar el «nuevo desorden internacional» o «anarquía internacional sistémica»5, un sistema multipolar cuyos actores fundamentales son cada vez más volátiles e interaccionan en formas crecientemente impredecibles. Esta ausencia de orden se ve reflejada en las limitaciones de las instituciones y de los sistemas de gobernanza para desempeñar de modo efectivo su papel o para proteger espacios fundamentales. La sensación en muchos ámbitos fundamentales es que, en lugar de avanzar, nos movemos en círculos o incluso hacia atrás. Por otra parte, ya antes del coronavirus los acontecimientos políticos globales y los nuevos estilos de liderazgo imperantes en países clave habían alterado constantes elementales del mundo tal como lo conocíamos, haciendo la distinción entre países sólidos y líquidos6 cada vez más tenue, como lo demuestra, si es que aún albergábamos aún alguna duda, la manera en que están gestionando la crisis.
Algunos han acuñado ya la distinción entre el «mundo BC» (Before Coronavirus, antes del virus) y el «mundo AC» (After Coronavirus, después del virus)7, aunque en realidad ya hacía mucho tiempo que el mundo BC había dejado de ser complicado, y por lo tanto domesticable, para «graduarse» y convertirse en complejo. Lo que está ocurriendo nos demuestra que la complejidad, lejos de ser pasajera, ha llegado para quedarse.
Este «desorden» y la crisis de los sistemas, estructuras y relatos que nos han traído hasta donde estamos nos enfrentan a dilemas que no tienen solución desde la misma lógica en la que se crearon, y que en modelos más autoritarios no se daban a igual escala porque no había espacio para ellos, porque los procesos de decisión estaban mucho más acotados y los actores clave limitados… y porque ni la web era omnipresente ni los medios de comunicación jugaban el mismo papel. Lo que estamos viviendo hace que parezca llegado el momento de aprovechar todos los «velos» que la crisis del coronavirus ha levantado para percibir lo que realmente había detrás de ellos y aplicarnos a su transformación. El momento de «resetear» y «resetearnos».
En nuestras sociedades, cada vez más polarizadas, la política vive tiempos difíciles. Ya en el mundo BC presenciábamos una creciente desconfianza hacia los gobiernos y un aumento del populismo, el viraje hacia movimientos extremistas, la fragmentación de las fuerzas políticas y la aparición de cismas de naturaleza diversa en muchos países, que se han visto claramente agravados con lo que estamos viviendo. Todas estas corrientes son enemigas de la transformación y de las reformas en gran medida estructurales que necesitamos, tanto en nuestros países como en nuestras sociedades y organizaciones. De hecho, estos fenómenos nos están trasladando la creencia de que el futuro solo puede ser peor para la mayoría, una sensación de caos, de violencia incipiente, un creciente interés por las «salvaciones individuales» en detrimento de las colectivas, y un retroceso en áreas fundamentales.
Necesitamos nuevos liderazgos para tiempos extraordinarios
Y sin embargo no es menos cierto que estamos inmersos en una época extraordinaria, de grandes posibilidades, y que lo que estamos viviendo podría tener el potencial de ayudarnos a despertar a un nivel más profundo de conciencia y renovación colectivas, siempre que seamos capaces de trabajar con sabiduría en los «puntos de acupuntura»8 fundamentales. Si lo pensamos bien, el hecho de que tantas verdades antiguas se hayan desmantelado representa una oportunidad para crear otras nuevas. Para lograrlo, el cambio de modelo en nuestras sociedades y economías tiene que ir acompañado de un cambio de paradigma también en la forma en la que lideramos nuestras organizaciones, instituciones y países.
Los tiempos hacen necesario llevar a cabo un proceso de análisis y redefinición para poder construir un concepto de liderazgo colectivo que nos prepare para enfrentar los retos de manera más consciente, efectiva y generosa. Los tiempos del liderazgo heroico9 –con su componente elitista incluido– parecen estar tocando a su fin. El contexto se ha vuelto tan complejo que los líderes heroicos hoy son incapaces de solucionar por sí mismos los «desafíos adaptativos»10, aquellos en los que no es posible que un solo individuo conozca la solución porque ni siquiera se puede esperar que haya una definición clara del problema. Desafíos adaptativos (casi todos hoy en día), que requieren la colaboración entre diversos actores, cada uno de los cuales tiene acceso a un aspecto diferente de la realidad, defiende objetivos diversos (cuando no contradictorios) y que nos fuerzan a reinventarnos y «reinventar los problemas» para poder plantearlos de una forma que genere, no ya las respuestas, sino las preguntas adecuadas. Estos actores colectivos, que a menudo traspasan geografías, idearios, sectores, líneas de autoridad, instituciones y organizaciones, necesitan compartir información de forma transparente y también redefinir conceptos, imaginar propósitos, crear planes, influir y permitirse ser influidos, y tomar decisiones clave de una forma verdaderamente colaborativa.
Esta época de grandes sombras, aunque también de mucha luz, convierte en urgente la tarea de no mirar hacia otro lado, a pesar del sentimiento de frustración y de poca tracción que a menudo sienten los que forman parte de las corrientes de transformación y descubrimiento de nuevos modelos políticos, sociales, económicos y organizacionales. Las nuevas realidades nos plantearán sin duda –ya lo están haciendo– situaciones en las que ya no sirvan los viejos remedios y se harán necesarios liderazgos capaces de vivir con holgura en la complejidad, en lugar de intentar ordenarla o gestionarla de modo más o menos eficiente. Parte de la clave de estos nuevos liderazgos está por tanto en saber vivir en este desorden, incorporándolo a nuestras vidas con naturalidad y aprendiendo a navegar por él con la casi sola compañía de nuestra esencia más elemental. Liderazgos visionarios que entiendan el potencial efecto multiplicador de nuestras instituciones cuando estas son capaces de asociarse con otras fuerzas transformadoras poderosas, dejando atrás la agenda pequeña y renunciando a demandar trofeos individuales en favor de los logros colectivos y una agenda grande.
Líderes en red y responsabilidad colectiva
Precisamente por todo eso, el liderazgo no podemos dejárselo a los líderes, aunque las clases dirigentes sean un elemento crítico. Necesitamos un liderazgo colectivo y distinto, que debería regirse por los dictados del futuro y no ser una repetición del pasado. Las transformaciones necesarias solo podrán venir de un movimiento global de agentes de cambio que apliquen sus energías a la transformación de lo micro y de lo macro al mismo tiempo. Personas capaces de descubrir y entender las dinámicas de transmisión entre lo local y lo sistémico, que entiendan cómo incidir en lo colectivo desde lo individual, y que estén dispuestas a navegar en la complejidad aprovechando las muchas oportunidades existentes. Solo ese liderazgo liberado de las cúpulas de las sociedades y de las organizaciones logrará que hagamos responsables a nuestros dirigentes de sus decisiones y acciones de una forma efectiva y consistente, y será la única fuerza que pueda contrarrestar la inercia y la inacción respecto a temas cruciales en los que nos habíamos ido instalando en las últimas décadas. En palabras de uno de mis clientes, alto directivo de Naciones Unidas y experto en geopolítica, en estos tiempos la prioridad debería ser elevar la calidad del followship (los seguidores) porque solo así elevaremos de verdad la del leadership (el liderazgo). El concepto de liderazgo como algo exclusivo ha quedado atrás, y la creación de esa fuerza contraria a la inercia hace necesario que cada uno de nosotros nos hagamos cargo de nuestra cuota de la responsabilidad.
En el actual contexto, los movimientos a la contra no nos van a servir para abordar el futuro, porque miran hacia atrás y no sirven para imaginar lo que podría ser o venir. Ir en contra de la globalización, el capitalismo, los modelos democráticos, el Estado en sus diferentes formas, los poderes establecidos, los valores dominantes… no nos traerá soluciones. Y es que «en esto de ir hacia el futuro, la carretera no está pavimentada11. Para los dilemas a los que nos enfrentamos no hay soluciones archivadas, y solo se pueden abordar situándonos por encima de nuestras posiciones individuales y de la lógica desde la que se crearon, y haciendo acopio de grandes dosis de creatividad colectiva. El consenso cada vez más extendido ya era que nuestro actual sistema no nos podía traer un futuro muy distinto al que tenemos, pero además ahora corremos el riesgo de que la crisis que estamos viviendo nos lleve a abandonar definitivamente la esperanza de que las cosas cambien hacia un futuro mejor para todos, y a aceptar sin remisión que para la mayoría del mismo solo puede ser peor y que nuestro margen de maniobra se reduce a intentar que en nuestro caso particular sea solo «un poco menos peor».
Para navegar en estas circunstancias necesitamos personas que traspasen las fronteras de su propio pensamiento y hagan evolucionar las de sus ideas, proyectos, equipos y organizaciones. Necesitamos cuestionarnos la idoneidad para hacer frente al futuro de las estructuras y estilos de liderazgo tradicionales. Necesitamos líderes que estén dispuestos a transformarse para transformar, y que tengan habilidades bastante diferentes a esas que eran tan útiles cuando los problemas estaban mejor definidos. Y necesitamos personas que no se tomen a sí mismas más en serio de lo necesario, con la visión y la generosidad para poner por delante el largo plazo y la agenda común, y para añadirle a la fórmula mucha voluntad y fuertes dosis de sentido del humor y perspectiva, recordando siempre que, en el fondo, todo es un juego. Personas que contribuyan a conformar proyectos donde quepamos todos y estén dispuestas a «jugar el juego» en beneficio de las causas apropiadas.
Si aceptamos que el verdadero cambio de escenario partirá de procesos de liderazgo colectivo, se trata de salir de nuestra necesidad de ser nodos para contribuir a crear y cuidar estas redes favoreciendo las condiciones para que el liderazgo florezca dentro de ellas. Y aunque parezca paradójico, de empezar por nosotros mismos para hacer detonar ese liderazgo colectivo y reforzar esas redes y movimientos. Se trata de cultivar cada uno de nosotros lo que necesitamos para poder jugar un papel de liderazgo en los tiempos que corren y contribuir desde ahí a construir un futuro distinto.
En este «nuevo orden», todo y todos estamos interconectados. Se trata de aceptar que somos parte tanto de la solución como del problema, y que no tendremos verdadera autoridad moral para transformar nada hasta que entendamos y dominemos la «tecnología básica» de la transformación y emprendamos la tarea de intentar ser poco a poco maestros de nosotros mismos. Y de entender que lo primero y casi lo único que tenemos a nuestra disposición para cambiarlo todo es precisamente transformar el «punto ciego»12, ese espacio interior desde el que somos y operamos, y que da color y textura a todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Para caminar por los territorios sin mapas en los que nos estamos adentrando, donde la sensación de incertidumbre y la falta de asideros nos pueden llevar a la angustia, a la acción irreflexiva y a la parálisis, la respuesta no es encogerse o ausentarse, esperando a que pasen el caos y el dolor, sino aprovechar la oportunidad para comenzar a despertar. Un despertar que tal vez solo pueda iniciarse reconociendo que el viaje más importante que debemos emprender es el de la auto-transformación y que dejemos de pensar –confesándolo o no– que los que tienen que cambiar son los demás.
5 Términos que emplean los estudiosos de estos temas y que vi por primera vez citados en la revista Quéstions internationales N°85-86 mayo-agosto 2017, en el artículo «Le nouveau désordre international». El artículo describe el contexto internacional y se centra en el retorno de las tensiones entre estados, el aumento del populismo, la desigualdad, las redes de delincuencia organizada, las amenazas al medio ambiente, pandemias... explicando cómo este nuevo «desorden internacional» parece estar ganando terreno en todas partes.
6 Elif Shafak, escritora de origen turco, hace esta distinción cuando habla sobre cómo aprender a vivir en la complejidad.
7 Spike Lee, el director de cine afroamericano, habló de esta distinción en el estreno de un nuevo cortometraje en la CNN a principios de mayo del 2020, dedicado a Nueva York y filmado durante los días más duros de la crisis sanitaria.
8 La primera vez que escuché hablar de «puntos de acupuntura» en el ámbito de transformación de lo social fue a Otto Scharmer en un workshop de su organización, el Presencing Institute, sobre la «Teoría U» en Boston en 2014. Desde entonces he adoptado la expresión, que me parece brillante.
9 Petrie, Nick. (2014) «White Paper on Future Trends in Leadership Development». Center for Creative Leadership.
10 Terminología que tomo prestada de Ronald Heifetz, Marty Linsky & Alexander Grashow (2009). «The Practice of Adaptive Leadership: Tools and Tactics for Changing Your Organization and the World». Harvard Business Press.
11 Zygmunt Bauman. (2003). Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica de España, S.L.
12 Concepto poderoso que usa Otto Scharmer en el contexto de su modelo, la Teoría U.