Género, cuerpo y psicoanálisis

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Género, cuerpo y psicoanálisis

Género, cuerpo y psicoanálisis

Edit Beatriz Tendlarz

(autora y compiladora)

Índice de contenido

Portadilla

Legales

Agradecimientos

Prólogo. Angélica Marchesini

La cuestión trans en nuestra época. Edit Tendlarz

Across de universe sin salir de Manhattan. Gustavo Dessal

Yo soy yo. Irene Greiser

Cuerpos trans. Alejandra Antuña

El ombligo de Lacan. Gerardo Arenas

Sueños y escritura. Andrea Cucagna

Comentarios clínicos sobre el caso “S”. Alexandre Stevens

El acontecimiento Butler, una cuestión de escritura. Solana González Basso

Entrevista a Miquel Bassols

Lógica freudiana de la sexuación. Osvaldo L. Delgado

Cuerpos Trans. Paula Husni

Del fantasma de cambio de sexo al sinthome transexual. Jean-Claude Maleval

Fuera de Género. Silvia Salvarezza

Infancias trans un nuevo modo de nominalismo. Silvia Bermúdez

La clínica transgéneros. Entrevista a François Ansermet. Por Edit Tendlarz

La elección inconsciente del género. Historia del género y el transgénero. Patricio Álvarez

El impacto de la época en los cuerpos. Luis Tudanca

Lo que el sujeto trans enseña al psicoanálisis. Fabián Fajnwaks

¿Hacia un paradigma trans? Margarita Álvarez

Ser sexuado en el siglo XXI: ¿empuje a lo Trans? Blanca Musachi

Decisión inconsciente - Consentimiento de goce. Débora Nitzcaner

¿Qué hay de nuevo en las sexualidades? Carolina Rovere

Una nueva clínica para el tratamiento del transexual. José Manuel Ramírez


Tendlarz, Edith BeatrizGénero, cuerpo y psicoanálisis / Edith Beatriz Tendlarz ; compilado por Edith Beatriz Tendlarz. - 1a ed . - Olivos : Grama Ediciones, 2020.Archivo Digital: descargaISBN 978-987-8372-34-11. Clínica Psicoanalítica. I. Marchesini, Angélica. II. Tendlarz, Edith Beatriz, comp.CDD 150.195

© Grama ediciones, 2020

Manuel Ugarte 2548 4° B (1428) CABA

Tel.: 4781-5034 • grama@gramaediciones.com.ar

http://www.gramaediciones.com.ar

© Edit Beatriz Tendlarz, 2020

Digitalización: Proyecto451

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.

Inscripción ley 11.723 en trámite

ISBN edición digital (ePub): 978-987-8372-34-1

Agradecimientos

Este libro no hubiese sido posible sin la confianza de los psicoanalistas que, desde diferentes ciudades han enviado sus artículos y han autorizado su publicación en este volumen.

Quiero agradecer muy especialmente al espacio de Discusiones Clínicas que coordina Verónica Carbone, quien ha permitido que se presente el Aperiódico Psicoanalítico dedicado al tema que nos convoca en la EOL; a Reina, espacio que coordina Silvia Salvarezza en Neuquén donde también ha sido presentada la publicación; a Silvia Raggi, con quien compartimos el Capítulo de la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM) llamado “Géneros”; a Cecilia y Claudia Mastropierro, con quienes hemos realizado las Jornadas en Chivilcoy del Capítulo que presido en la Asociación Argentina de Salud Mental (AASM), ”El impacto de la época en los cuerpos” y donde también se presentó el Aperiódico Psicoanalítico.

Este año, justamente el Aperiódico Psicoanalítico cumple 20 años, y las últimas ediciones de esta publicación han sido dedicadas monográficamente al tema de los trans y del género desde una perspectiva psicoanalítica.

Quiero agradecer a mis pacientes que me enseñan día a día y me causan a seguir investigando sobre esta nueva clínica.

Agradezco también a todos mis alumnos de diferentes instituciones de altos estudios por trabajar conmigo desde hace tantísimos años.

A Mónica Chiesa, por sus enseñanzas de francés y su corrección de este libro.

A Leonardo Gorostiza, Luis Tudanca, Samuel Basz, Angélica Marchesini y Roberto Mazzuca, porque siguen alentándome y de quienes sigo aprendiendo.

A Éric Laurent, por su apoyo en este emprendimiento.

Por último a Teresita Mourlaás, a mi gran amigo e interlocutor Manuel Ramírez, a mi compañero Daniel Wainerman, a mi madre Aida Reif, a mis hijos Deborah y Jonathan, a Mariela y a mis dos grandes amores: mis nietas Abril Landesman y Emma Arias.

Edit Beatriz Tendlarz

Prólogo Angélica Marchesini

Cuando se embarque en la lectura de los textos contenidos en este volumen, compilado por Edit Tendlarz, el lector tendrá la oportunidad de adquirir una vasta aproximación a la temática del transexualismo. También, al mismo tiempo, explorar en cada uno de estos artículos la orientación de Lacan acerca de cómo podría entenderse la clínica de la transexualidad y ahondar en ella. Todos los textos tienen un denominador común: nos muestran a los transexuales como sujetos que pueden enseñarnos sobre las posiciones sexuadas, en las que la naturaleza no nos sirve de norma.

Dentro del universo contenido en este libro, hay artículos que estudian el tema desde diferentes aristas y, por ello mismo, resultan referencias contemporáneas muy valiosas para el abordaje de la materia. Algunos trabajos centran su enfoque desde la sociedad contemporánea, el capitalismo y la transfiguración de los cuerpos. Otros, ponen la mirada en una perspectiva más clínica: cómo se da la relación del transexual con su propio cuerpo. Y, dentro de esa perspectiva, encontrarán casuística de transexuales o sujetos que, por distintas contingencias, fueron sometidos a reorientaciones en la elección del sexo.

Este libro también nos permite abordar la temática desde el tema diagnóstico: “no hay ninguna relación entre la transexualidad y una de las estructuras clínicas” sino, más bien, el hecho de que cada transexual puede ser neurótico o psicótico. De esta manera, el psicoanálisis hace su aporte para despatologizar la transexualidad.

Las posiciones abordadas por los autores –que parten de la última enseñanza de Lacan– apuntan a la no patologización de este fenómeno trans. Varios coinciden en relativizar, en buena medida, el uso del diagnóstico.

Freud fue pionero en poner en escena la distinción entre el sexo anatómico y el sexo psíquico, y fue un inspirador clave de lo que, más tarde, serían los estudios de género. Los interrogantes emplazados sobre el género, lo queer, el movimiento LGTB, el feminismo y otros temas afines son abordados no sólo por los colegas de la Escuela de la Orientación Lacaniana, sino también por profesionales de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.

Las referencias de estos trabajos aluden a textos tanto actuales como clásicos sobre el tema, como los aportes de los estudios de transexualismo desarrollados por R. Stoller y Harry Benjamín, o la contribución fundamental de J. Butler quien, en su libro El género en disputa (1990), diferencia entre el sexo y el género, proponiendo subvertir el orden de la diferencia sexual.

Uno de los artículos que dan cuerpo a este libro subraya que lo que hoy llamamos “género” se define en el campo de las identificaciones, no en el de la identidad. “Podemos decir que lo femenino es transgénero, que es lo transgénero por excelencia, aquello que no se deja ni se dejará atrapar nunca por la lógica de las identificaciones de los llamados géneros”. “El transgenerismo es solidario de la ilusión de autonomía del sujeto actual, de liberación de cualquier sujeción o límite, del rechazo de toda división”.

 

Otro de los abordajes escogidos es retomar para su crítica, el binarismo hombre-mujer en los impasses de la teoría freudiana. Así, lo “queer” resulta aquello que no puede definirse por un binarismo, que escapa a esa lógica binaria de la diferencia mínima entre dos significantes. Lo “queer”, en el campo de la sexualidad, se instala como una anti-categoría: es la categoría de los que no tienen categoría, desarrollada por la perspectiva deconstructivista de Judith Butler, una de las principales referentes teóricas del movimiento queer.

Frente a la propuesta de “identidad de género”, surgida a partir de los estudios de género, la perspectiva del psicoanálisis se plantea la clínica de la sexuación, y no la de género. Todos los autores coinciden en la crítica a un supuesto destino anatómico, a la insuficiencia de la noción de género, al papel de las identificaciones. También acuerdan al definir la sexuación a partir de la elección del sujeto asociada a su modo de goce.

François Ansermet es, probablemente, el psicoanalista que se ha constituido en un punto de referencia para quienes investigamos la cuestión transexual. Entrevistado por Edit Tendlarz, la compiladora de este libro, Ansermet sostiene que los psicoanalistas debemos permanecer en esta clínica y seguir la solución de cada sujeto. “Más que entrar en las consideraciones sobre el género, abocarse más bien a las soluciones de cada uno. Cada uno tiene su bricolaje, su solución. Un mundo nuevo se inventa”, sostiene Ansermet.

Y es a partir de esos goces múltiples donde las identidades se multiplican. La creencia puede tomar la forma de una certeza: por ese motivo, Ansermet nos invita a establecer una clínica diferencial de la certeza trans: “Una certeza extraña que, a veces, hace función de sinthome, de solución para el sujeto, de una solución fuera de la norma”. Todas soluciones en las que el psicoanálisis hace su aporte.

La pregunta central debería conducirnos a observar en qué arreglos con el goce procede un ser hablante para nombrarse sexuado más allá, a veces, de la armadura fálica. Desde ese enfoque, el binarismo psicoanalítico, basado en la diferencia sexual, no se sostiene. En las recientes 49èmes Jornadas de la Ecole de la Cause freudienne en París, Eric Laurent sostuvo que “existe, más bien, un unarismo del goce”. Con ello, la lógica misma de dos tipos de goce diferentes, o la diferencia binaria entre fálico/castrado, defendida por Freud, ya no resulta válida en la perspectiva de la última enseñanza de J. Lacan.

La asunción del ser sexuado es un acto: no tiene un sujeto de enunciación que pueda decir Yo. El acto que supone la elección sexual implicaría salir de la incertidumbre, de la no decisión sobre el destino sexual. Es, en definitiva, una elección de goce.

Los procedimientos hormono-quirúrgicos no solucionan el problema de fondo del sujeto. Por ello, vale la prudencia a la hora de avalar la modificación definitiva e irreversible del cuerpo. La decisión trans y la intervención quirúrgica pueden resultar un posible apaciguador de goce, aunque no siempre es así. ¿Cómo puede el transexual tener un cuerpo y una consistencia imaginaria del cuerpo, a veces sin Otro? ¿Cómo puede hacer valer su imagen en el campo del Otro? ¿Cómo conseguir corregir el problema en la constitución de lo que se llama un fuera de cuerpo? La tentativa pretende recuperar un cuerpo otro, de dar a su cuerpo la apariencia del sexo reivindicado, eso que conocemos como “reasignación de sexo”. Aun cuando el transexual ha expresado su certeza de pertenecer a otro sexo, los psicoanalistas debemos plantearnos ser cautos en las intervenciones, ya que un cambio de sexo no siempre resuelve el problema.

En ese camino que acompañamos los analistas, no hay otra cosa que diversos cambios de discursos y reconfiguraciones de goces, que siempre tendrán como eje central al analizante.

Desde esa mirada, fue un gran placer haber accedido a cada uno de los trabajos que forman parte de este libro, cuya lectura constituye un aporte fundamental para reflexionar, comprender, debatir y continuar desarrollando nuevas perspectivas para el abordaje de la siempre compleja temática transexual.

La cuestión trans en nuestra época Edit Tendlarz

Introducción

El tema de nuestro libro nos convoca a reflexionar desde la perspectiva del psicoanálisis de la orientación lacaniana, acerca de la variedad de elecciones sexuales que nos atraviesan en el vértigo de lo contemporáneo.

La transexualidad, ¿a qué lógica obedece? ¿De qué manera se sitúa este problema de identidad sexual en relación a los diferentes registros Real, Simbólico e Imaginario, y la sexuación en juego? Poder situar lo heterogéneo y singular de cada trans será una de las maneras de poder trabajar en esta nueva clínica. Ser un hombre, ser una mujer, es ser esa mujer, ese hombre en particular. Tener una conducta adecuada en función de ciertas normas sociales impide que cada quien pueda reconocerse a sí mismo como hombre o como mujer.

Esperamos que con la lectura atenta de cada uno de ustedes se logren elaborar ciertas respuestas que se centren en los casos y su relación con el axioma de estructura que está en el origen de las diferentes soluciones de la ausencia de una relación sexual e incluso motive a seguir interrogando e investigando acerca de lo trans.

Estamos en un mundo que coloca al psicoanálisis frente al desafío de lo contemporáneo. El psicoanalista debe considerar los cambios con que se encuentra en su clínica y estar a la altura de los tiempos que le toca vivir. Al decir de Lacan en Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis, “mejor que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época”.

Presentación del tema

El sexo para la ciencia está ligado a la reproducción y a la idea de que la relación sexual está programada por el instinto. Este saber instintual difiere notablemente de lo que sostenemos en psicoanálisis ya que tiene una inscripción genética pero no simbólica en tanto no pasa por el lenguaje. Tiene un fin que es la reproducción.

En los años 70 Stoller publicó “Sex and gender “, publicación donde la función de la sexualidad queda ligada a la reproducción. El define la diferencia sexual sosteniendo que existen dos sexos: uno macho y otro hembra, determinados por cromosomas, órganos genitales externos e internos y caracteres sexuales secundarios.

Para Stoller el sexo biológico se divide en dos clases señaladas por rasgos distintivos.

¿Cómo hizo Stoller que leyó a Freud y se interesó por él para conservar sus definiciones biológicas de un sexo ordenado por la reproducción? ¿De qué manera estudió casos de transexuales, enigmáticos para los científicos? ¿Cómo lo hizo sin tener en cuenta el lenguaje?

Lo que hizo fue justamente introducir la noción de género: femenino o masculino siguiendo la lógica de la clase y la dualidad.

Con lo cual Stoller definió el género como independiente del sexo biológico articulándolo a la noción de identidad.

Lo dice de esta forma: “El género es la cantidad de masculinidad o de femineidad que se encuentra en una persona”. Pero, ¿Cómo poder definir estas cantidades? Es decir, la cantidad de masculinidad o femineidad en alguien. Stoller sostiene que se trata de una sustancia cuantificable.

En Stoller, el sexo es cuantificable y la identidad de género comienza a partir del conocimiento y la percepción, ya sea consciente o inconsciente, de que se pertenece a un sexo y no a otro.

La referencia principal de Stoller es entonces la conciencia íntima del sujeto de pertenecer a un sexo y no a otro. El género es la identidad de género y la identidad de género es la conciencia de pertenecer a un sexo.

Esta identidad se construye antes de los tres años considerando que la misma sería asignada por sus padres.

Lacan nos habla de una elección de sexo, de una identificación sexual más que de una identificación sexuada.

En los años 70 Lacan hace un corte entre lo que es el ser humano “Parlêtre” y el animal por fuera del lenguaje.

¿Parlêtre? Es el ser que habla, el ser parlante, es el ser que tiene su ser justamente por el hecho de hablar. Entonces Lacan nos precisa este corte entre el animal, fuera del lenguaje, y el Parletre, dentro del lenguaje.

Para Lacan, el sexo y la diferencia de los sexos están ligados a la lógica aristotélica, es decir a una lógica de clases. Utiliza, lo que él llamó las fórmulas de la sexuación.

En los años 70, Lacan es radical en su formación y sostiene que la relación sexual que la biología escribe en el animal, no existe para los seres parlantes. Esto no quiere decir que no hay acoplamiento entre los sexos humanos.

El acto sexual en los seres humanos no responde como en el campo animal “a cada una su cada uno” donde prima lo instintual sino que responde a algo totalmente distinto.

Y con relación a esto Lacan formula su tesis donde sostiene que el ser parlante ha perdido su relación sexual. Pero justamente lo que sí tiene es un goce privilegiado, que no tienen los animales y es lo que llama muchas veces goce sexual ligado al acto sexual y coordinado a un significante único que es el falo.

Esto nos lleva directamente a preguntarnos sobre lo que es el cuerpo en el ser parlante.

El cuerpo imaginario es en principio una envoltura, en el sentido de una bolsa. Es una imagen llamada “imagen del cuerpo” que figura como una unidad. Cuando el ser parlante se mira al espejo el cuerpo parece uno, esto responde a un momento llamado de unificación que se produce en el estadio del espejo.

La tesis de Lacan, muy precoz en su enseñanza, es lo que le da unidad al cuerpo en ese momento electivo del estadio del espejo donde el sujeto se identifica a una imagen, la imagen de otro, que no es él pero que le da la posibilidad de parecer uno en el espejo.

Esto se vuelve posible a partir de la intervención de un tercero. Este momento del estadio del espejo estructura el cuerpo como forma imaginaria.

En la misma época Lacan afirmaba que no tenemos un cuerpo, sino que nos es otorgado por el lenguaje. El cuerpo simbólico sería esta incorporación del lenguaje en el cuerpo. Y tenemos el cuerpo real, que es en principio el cuerpo que goza. Un goce que no entra en ninguna normalidad. El género que se tiene en la mirada del otro no remite a ninguna naturaleza ni a nada del orden convencional. Es una cuestión de un deseo de ser o no ser, pero también de goce que pone en juego el cuerpo.

A partir de estas primeras nociones y distinciones podremos ir metiéndonos de a poco en el tema que nos convoca: el transexualismo.

Lacan en su seminario “De un discurso que no sería del semblante” comenta el libro de Stoller del que ya hemos hablado “Sexo y género”.

Es un libro que nos interesa por la casuística que aporte sobre el transexualismo e incluso sobre los casos llamados intersexuados que son casos de personas anatómicamente no definidas por razones biológicas.

Stoller parte de que el sexo toma una definición biológica. Sin embargo, los casos de transexuales que dicen ser de un sexo opuesto al anatómico producen escollos en la teoría del clínico. Va a tener sujetos en los cuales el género está de acuerdo con el sexo y otros en los cuales el género difiere del sexo.

Entonces, si bien es cierto que Stoller describe un gran número de casos clínicos muy apasionantes, esta distinción entre género y sexo no es de gran ayuda para nosotros.

Lacan va a seguir un camino diferente. Parte de los dichos de los transexuales, como lo hace Stoller, pero orientándose hacia lo que él denomina en el Seminario 18 el “error común de los transexuales”.

Perspectiva psicoanalítica

Siguiendo la orientación de Francois Ansermet podemos ubicar algunos rasgos que nos orientan en la actualidad de nuestra época. En primer lugar el vértigo que nos producen las modificaciones sobre las diferencias de los sexos que, aunque no es algo nuevo, presentan transformaciones importantes.

La cuestión del origen implica un enigma para cada quien. Un real difícil de subjetivar. ¿Por qué soy yo y no soy otro? ¿Por qué nací en esta época y no en otra? ¿Por qué nací en un cuerpo de mujer y no en otro?

Todas estas y otras cuestiones nos dicen de la arbitrariedad del origen.

Algunos sujetos dicen haber nacido en un cuerpo equivocado. Otros afirman que el cuerpo no es el equivocado. Sin embargo se sienten que pertenecen a otro sexo y no el que sería acorde al cuerpo que tienen.

¿De qué se trata todo eso? Seguimos a Ansermet cuando nos dice: “Esta certeza sorprende, intriga precisamente en la medida en que no interroga al sujeto”. ¿De qué se trata? ¿De una convicción? ¿De una creencia? ¿Una creencia en lo que va a ser posible a partir de tener ese otro sexo que no es el suyo?

 

Y sin embargo el origen sigue siendo un enigma. Como sostiene Ansermet, en su nuevo posicionamiento frente a la diferencia sexual, lo interesante sería no quedar sometido a un origen que se precipita sobre el sujeto, sino por el contrario, ir hacia un origen reinventado. En estas cuestiones fundamentales se trata de ir, a través de un origen recreado, hacia un nuevo modo de ser en el mundo

Estamos en la práctica del malentendido y tocar la diferencia sexual es tocar la cuestión del lenguaje. Poder interrogar todo lo que sabemos en psicoanálisis y dejarnos enseñar por aquello que el sujeto inventa.

Podríamos sostener que hoy se trata de una práctica a partir de lo que cada sujeto construye. La importancia de estar atentos a esas soluciones, puntualizando que la enseñanza de lo transgénero es una clínica de las soluciones originales de cada quien.

La apuesta central para el psicoanalista es abrirse sin dejarse engañar por el discurso común entrando en la lengua particular de cada uno y siguiendo el camino singular donde cada quien invente su manera de estar en el mundo.

A continuación presentaré una viñeta clínica a fin de mostrar fenómenos que atañen a la transformación de un muchacho en su devenir mujer.

Una viñeta clínica: Un femenino original

La paciente D llega luego de su despido laboral, pidiendo una escucha a su padecimiento que se centraba especialmente en la cuestión que ella consideraba su alejamiento del trabajo como producto de la discriminación.

En el transcurso de las entrevistas despliega el camino que tomó hasta convertirse en trans. En su infancia su madre le dejó el cabello hasta la cintura en respuesta a una promesa hecha a una virgen para que puedan “mudarse de barrio”.

Luego recuerda haber escuchado en palabras de su abuela que la madre deseaba una niña y llegó un varón refiriéndose a la paciente. D lo cuenta con una sonrisa y rápidamente se le caen algunas lágrimas. Cuando se le pregunta qué son esas lágrimas responde rápidamente: “Ahora soy una mujer como quería mamá”.

Apenas asomaba la adolescencia D se convierte en un muchachito gay. Es allí donde comienza su recorrido por la prostitución. Al tiempo prefiere travestirse. Hoy digo trans ya que ella misma dice no ser mujer. Ante mi pregunta por la mujer responde que las mujeres tienen hijos y vagina. Ella no va a desprenderse de su pene. Es de esta manera que si la demanda del Otro lo requiere ella lo puede ofrecer.

Al querer saber cómo fue el proceso de hormonización dice: “Nunca tomé hormonas. La depilación definitiva fue mi solución”. Actualmente va a operarse para tener, al decir de la paciente, “unas buenas lolas” y continúa diciendo “es lo que le gusta a los hombres: tetas y un buen órgano. Para poder ser penetrados por alguien femenino”.

Quiere ser única y lo expresa de esta manera: “Única y bien femenina. Diferente a todas las mujeres con quienes están casados o de novios. Yo tengo mi buen órgano y eso es lo que buscan”.

Esta viñeta ilustra de modo significativo el bricolage que arma D para construir la solución a su nueva identidad. “Una trans. No una mujer” dice cada vez que nos vemos. Es lo que busca todo el tiempo: un imaginario femenino que la sostenga de pie en la vida.

La intervención que surge desde la analista ahora que terminó con el juicio y ya recibió su indemnización es: ¿por qué continuar con las entrevistas? “Te quiero como testigo de mi vida”, es su respuesta.

No es cualquier hombre a quien ella dirige su seducción sino a aquellos heterosexuales comprometidos con una mujer. Eso es lo que le permite ser la única. También será la única como trans en relación a las mujeres. Su modalidad de goce implica claramente una relación centrada en el órgano como medio de satisfacción del Otro.

Ella encarna el objeto que hace gozar al Otro y tiene un saber hacer en relación a eso y además en muchas ocasiones se hace pagar por sus servicios.

D es trans y quiere ser la más femenina. Su preocupación constante es verse femenina acentuando sus formas, su imagen, su atuendo. Exacerba su arreglo y goza de ese mostrarse y exhibir su femineidad. Estudia maquillaje y no sale de su casa si no está bien producida. Incluso se ocupa de que su voz suene muy femenina, toma clases de canto.

Para concluir intentaré acercarles algunas apreciaciones acerca de la viñeta clínica.

Para Lacan ser es un ser hecho de palabras que se oye a través de una enunciación. El ser lacaniano está atado a la palabra proferida. En D nos damos cuenta del alcance de las palabras de los padres sobre los hijos.

Fue su madre quien le dejó el pelo largo haciendo de esa manera que parezca una niña. Su madre deseaba una niña.

El paradigma de la diferencia de sexos en el psicoanálisis conduce a una lógica inconsciente que hace que el sujeto esté marcado por la manera en que fue deseado o rechazado por el Otro. A partir de lo cual podemos sostener que la anatomía de nuestra paciente ha sido reinventada por ella misma a partir de la construcción de ese nuevo cuerpo femenino. Se puede entonces ser un varón anatómicamente hablando e identificarse a una niña, desde que tenemos relación con el Otro.

Son estos acontecimientos de palabra que trazan el camino en el ser y lo conducen a identificarse inconscientemente a lo que se dice de él. La palabra introduce una marca contingente porque es impredecible y singular. La humanización del niño pasa por un deseo no anónimo.

La pregunta que surge es ¿El Otro ha inscrito a D como sujeto? ¿D encontró en el Otro un deseo por él? D rechaza el cuerpo que le tocó en suerte y encuentra una salida, una solución propia, armado de un nuevo cuerpo: el de una “chica muy femenina”.

Bibliografía

Laurent, E., L´envers de la biopolitique. Une Écriture pour la jouissance, Navarin, Le Champ Freudien, París, 2012.

Leguil, C., L´être et le genre. Homme/Femme après Lacan, Ed. Puf, 2018.

Tendlarz, E., “Aperiódico Psicoanalítico, 30, Trans género”, marzo 2018.

Tendlarz, E., “Aperiódico Psicoanalítico, 31, Género y Tras”, abril 2019.