Tanzania, Kilimanjaro, Zanzíbar

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Aus der Reihe: Petit Futé
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De 1905 a 1906 se produjo otra gran revuelta, al sur de Dar es-Salaam, conocida como Maji Maji (se llamaba así un espíritu que habitaba las montañas Uluguru, que daba a sus aguas el poder de proteger de las balas). Esta rebelión, en la que tomaron parte las tribus del sur de Tanganica, aliadas para la ocasión y armadas sólo con arcos y lanzas, fue reprimida de forma muy violenta: murieron 75.000 personas, muchas debido a la hambruna a raíz de la política de tierra quemada llevada a cabo por los alemanes, que incendiaron campos y graneros. Todos los líderes fueron ejecutados. La cabeza de Songea, el líder ngoni que dio nombre a la ciudad, fue enviada a Alemania al igual que la de Mkwawa, aunque nunca fue encontrada.



Para facilitar las comunicaciones y el comercio, los alemanes construyeron dos líneas de ferrocarril: la línea que une Tanga (en el norte de la costa) con Moshi (a los pies del Kilimanjaro), concluida en 1911, y la línea central, de Dar es Salaam a Kigoma, en el lago Tanganica, que primero llegó a Tabora en 1914. Con la elección de Dar es Salaam como capital —pueblecito de pescadores fangoso con barracas de bambú pero con aguas profundas— en detrimento de Bagamoyo, la rápida construcción de una infraestructura portuaria y el desarrollo de carreteras y puentes, los alemanes iniciaban el arranque económico del país. En el interior surgieron grandes explotaciones agrícolas, en particular en los contrafuertes fértiles del Kilimanjaro, del monte Meru y del Ngorongoro. La región este del cráter fue ocupada a partir del 1900 aproximadamente. Dos hermanos, los Siedentopf, se repartieron incluso el interior del cráter, construyeron una granja cada uno, plantaron sisal y criaron también rebaños de bovinos que solían ser robados por los masáis, quienes consideraban que Dios les había concedido todo el ganado de la Tierra. Las ruinas de la primera granja siguen siendo visibles en el cráter al norte del curso de agua Munge, mientras que las construcciones de la otra, al sudeste del bosque del Lerai, albergan a investigadores.





1914-1918



Los enfrentamientos entre ingleses y alemanes empezaron muy poco después de la declaración de guerra en Europa. En particular, comenzaron en la costa, donde los ingleses habían reunido a sus tropas en Zanzíbar y Pemba, y en la frontera keniana, en Mombasa y en el sur de Nairobi. El 20 de septiembre de 1914, después de haber acosado a las embarcaciones de vapor británicas durante dos semanas, el Königsberg hundió el HMS Pegasus en el puerto de Zanzíbar, antes de refugiarse en el delta del río Rufiji. Los ingleses necesitaron diez meses para localizarlo gracias a uno de los primeros reconocimientos aéreos de la historia. El conflicto se desplazó luego al interior del territorio. En el lago Victoria, ferris de vapor y remolcadores intercambiaron disparos. En el lago Tanganica, los británicos utilizaron cañoneras procedentes del Cabo en piezas desmontables. El general alemán Paul von Lettow Vorbeck les hizo la vida difícil a los ingleses. Los atacó en Mombasa, los derrotó severamente en Tanga, impidió que desembarcaran más al sur, los bloqueó durante muchos meses en una guerra de trincheras y luego condujo, en el interior de las tierras, una táctica de acoso permanente, digna de las guerrillas más contemporáneas. El famoso cazador Selous, oficial de la armada británica, perdió la vida en 1917 combatiéndolo en el norte de la inmensa reserva actual que lleva su nombre. En estas circunstancias, los historiadores destacan la particular crueldad de los alemanes, que, pura y simplemente, ahorcaron a muchos combatientes de origen africano. Después de dos años difíciles, los Aliados, dirigidos por el general inglés Smuts, procedente del Cabo, y por el general belga Tombeur, retomaron la iniciativa, en particular gracias a la ayuda de aviones e hidraviones, sacando partido al aislamiento de los alemanes, ya que el Alto mando en Berlín tenía otras prioridades. El 8 de mayo de 1916, los Aliados tomaban así Kigali (en el actual Ruanda). El 19 de julio se apoderaban de Kigoma y Ujiji a orillas del lago Tanganica, y el 19 de septiembre, de Tabora, hasta ahora capital de guerra de los alemanes.



En octubre, aplastaron, en la región de Mahenge, a los fugitivos escapados de Tabora. La retirada prematura de los belgas permitió, en abril de 1917, la última ofensiva alemana en la región de Tabora. El 9 de octubre de 1917, el fuerte de Mahenge, al oeste de Singida, defendido por 3.000 hombres, fue tomado por fin y, el 27 de noviembre, los Aliados ganaron una última batalla en Nevala, en la frontera con el Este africano portugués (actual Mozambique). El fin de las hostilidades tuvo lugar en diciembre, siendo este el conflicto más largo de todos los protagnonizados por las colonias en el marco de la Primera Guerra Mundial. En 1919, el Tratado de Versalles confió el gobierno de Tanganica a Gran Bretaña, y dejó Ruanda y Burundi en manos de Bélgica: África oriental alemana ya no existía. Por primera vez, el país llevaba el nombre de Tanganica.





La administración colonial británica



La Corona británica nombró un gobernador asistido por un consejo ejecutivo, además de un sistema judicial. En el período de 1919 a 1961 se produjo un desarrollo económico relativamente importante. Se emprendió la construcción de infraestructuras (puentes, las carreteras Arusha-Moshi y Nairobi-Arusha, llamada ruta de los italianos ya que la construyeron presos italianos durante la Segunda Guerra Mundial), se invirtió en la construcción de escuelas y hospitales, y se promovieron planes de cultivo para alimentar mejor a la población (maíz, cereales), y también para exportar (café, algodón, sisal). La sociedad tradicional africana se vio alterada tanto por la llegada del cristianismo, que cambió las costumbres y las relaciones intratribales, como por la llegada del capitalismo que, al monetizar el comercio, modificó también las relaciones intertribales. Las etnias capaces de producir y vender un bien nuevo tomaron la delantera a las demás, llegando incluso a comprar sus tierras. La escasez del trueque aumentó el volumen de los intercambios, y la apertura y la inventiva de las tribus prevalecieron sobre sus cualidades guerreras, en un orden impuesto por el derecho y la fuerza británicos. Algunos masáis se mantendrían resueltamente alejados de esta evolución.



El apoyo médico y la higiene mejoraron, a pesar de la aparición de algunas nuevas enfermedades. Todavía hoy es extremadamente difícil determinar objetivamente el carácter positivo o negativo de esta evolución (reducción del dolor físico, corrección de las minusvalías, prevención de las principales enfermedades y aumento de la esperanza de vida) y la pérdida de las tradiciones y valores ancestrales que se derivan generalmente. La cuestión de saber si el dolor físico es más destructivo que el sufrimiento vinculado a la pérdida de sus puntos de referencia culturales, probablemente, permanecerá abierto.



De la colonización alemana, el país conservará sus dos primeras líneas de ferrocarril, algunas construcciones (fuertes, granjas, casas, puentes coloniales) y algunas palabras de vocabulario, así como la costumbre de las coles (roja y blanca) en la alimentación. Los ingleses cartografiaron el país y establecieron un catastro. En la misma época se instalaron familias de colonos que invirtieron en todo tipo de actividades económicas, especialmente en las grandes plantaciones. Junto a los anglosajones, muchos griegos, que habían huido de las guerras balcánicas a partir de 1912 y que se habían instalado en África Oriental, mostraron un dinamismo económico reconocido.



Con el fin de construir las infraestructuras (en particular las líneas ferroviarias de África Oriental) y de ocupar puestos de personal administrativo, se hizo venir, desde principios de los años 1920, a muchos indo-pakistaníes, ya acostumbrados al trabajo bajo la dirección británica, y con un nivel de instrucción medio un poco superior al de los africanos. Además, el hecho de dejar la administración del país a personas procedentes del exterior, limitaba el riesgo de aparición de veleidades de independencia por parte de una élite creada localmente, o del dominio de una etnia sobre las demás. Tras los disturbios de la independencia de la India en 1948 y la separación del país en dos, muchos indo-pakistaníes —especialmente, los que eran intocables en su casa—, decidieron quedarse en África Oriental. Al final de la administración británica, muchos se decantaron por actividades comerciales. Aún hoy, en muchas ciudades, son ellos quienes ostentan la gran mayoría de las tiendas. Son perfectamente anglófonos.





Los orígenes del hombre



Los paleontólogos explican que los australopitecos se extinguieron (hace 1,2 millones de años), pero que se trataba de prehumanos, ya que el género de los

Homo sapiens

 se desprendió de ellos hace más de dos millones y medio de años. En otro tiempo, la aparición de estos australopitecos (algunos de ellos ancestros de los homínidos) habría sido el resultado de la separación de la especie que condujo a los simios actuales (hace unos 35 millones de años), después de un cambio radical del clima en África oriental hace ocho o diez millones de años. Finalizado el período de glaciación, los movimientos tectónicos de las placas continentales revelaron grandes montañas de norte a sur (hoy todos los volcanes del África oriental), las fuertes lluvias del África occidental y central habrían sido retenidas al oeste por estos macizos, y la vegetación habría cambiado gradualmente desde el bosque de tipo ecuatorial hasta la sabana. Para sobrevivir en estas malezas, era necesario caminar en posición erguida, mientras que más al oeste, los arborícolas seguían viviendo como antes. El cráneo descubierto en 1995 en Chad no invalida esta tesis ampliamente aceptada: parece simplemente demostrar que estas poblaciones se desplazaban un poco para vivir y buscar la caza allí donde estaban. En última instancia, la Paleontología moderna no afirma que la modificación del medio ambiente haga evolucionar a los seres vivos (incluidos los hombres), sino que, a falta de reacción de estos, la naturaleza selecciona a los que están obligados a sobrevivir y, por tanto, a engendrar.

 



Sea como fuere, incluso los últimos australopitecos (

Australopithecus boisei,

 etimológicamente, «monos del sur robustos») eran más primos de los homínidos que de los monos; hasta que, quizá, la lucha por la supervivencia de la especie no jugase en su contra por su menor capacidad intelectual, comparada con las de los antepasados del hombre actual. Los australopitecos se caracterizaban por un volumen pequeño de la caja craneal (300 cm

3

frente

 a nuestros 1.500 cm

3

), una robustez general y, en particular, la fortaleza de su mandíbula —de ahí su apelativo de

nutcrackers

 (cascadores de nueces)—, que demuestra una potente capacidad de masticación. Su andar se caracterizaba por un fuerte balanceo lateral de las caderas y las piernas, dejando libres las manos para tareas de transformación, cuando hasta entonces se utilizaban sobre todo para desplazarse, llegando incluso a prolongarse con el uso de herramientas.



Los fósiles más antiguos de

Homo habilis

 («hombre hábil») se remontan a 2,4 millones de años, pero las excavaciones actuales, especialmente en Turkana, probablemente permitan encontrar restos más antiguos. Fueron seguramente ellos quienes elaboraron todas las herramientas halladas en la mayoría de los sitios donde la geología es propicia para descubrir yacimientos paleontológicos, como ocurrió, por ejemplo, en la región de Olduvai cuando se secaron unos lagos muy antiguos. Estas herramientas son de entrada simples percutores o guijarros acondicionados, las primeras piedras talladas, luego las monofaces y las bifaces (que aparecieron hace aproximadamente 1,4 millones de años). Estas actividades de transformación requieren de un esfuerzo de reflexión cada vez mayor: el sistema nervioso central se desarrolló considerablemente, ya que la caja craneal pasaría de 300 cm

3

a

 los 1.500 cm

3

que tenemos nosotros. Al mismo tiempo, la desecación del clima (muy importante entre 3 millones y 2,5 millones de años antes de nuestra era) condujo a una bajada de la laringe, que permitía respirar mejor; lo que acabó haciendo posible la aparición de la voz y el lenguaje vocal. Al mismo tiempo, a causa de esta secuela, el austrolopiteco desarrolló una mandíbula capaz de aplastar plantas cada vez más duras, mientras que el

Homo habilis

 se convirtió en omnívoro.



El conocimiento adquiere cada vez más importancia con respecto al innato; los homínidos muestran capacidades de experimentación cada vez mayores: asimilación, transmisión, mejora y adaptación al medio ambiente, lo que otorga a cada uno su libertad y su responsabilidad. Primero sometido al medio natural, el hombre va sometiendo poco a poco al medio que él ha creado y que llamará cultural.



En resumen, al tiempo que sigue la evolución del clima y del medio natural, los progresos de su inteligencia, de su técnica y de su anatomía parecen haber sido la causa de los otros dos, la anatomía que precede, en particular, a la técnica, hasta que la cultura (el conocimiento) tomó un día la delantera a la naturaleza, incluida la naturaleza del hombre (lo innato). La acción del hombre en su medio se vuelve determinante. Al

Homo habilis

 le sucedería (unos 1,7 millones de años antes de nuestra era) el

Homo erectus,

 que logró dominar el fuego hacia los 500.000 años antes de nuestra era; luego el

Homo sapiens

 (una forma arcaica que comprende al hombre de Neandertal), y el

Homo sapiens sapiens,

 el que somos.





La independencia



Junto con el aumento del nivel de instrucción de los africanos, aparecieron asociaciones de todo tipo, como las cooperativas de productores agrícolas independientes o, en 1929, la Tanganica African Association (TAA), que agrupaban a las élites del país. En 1953, Julius Nyerere, profesor nacido en 1922, que realizó sus estudios superiores en Edimburgo, convertido al catolicismo y uniéndose a las ideas independentistas y socialistas, tomó a los 31 años la dirección de la TAA, que transformó, al año siguiente, en partido político, con un nombre mucho más significativo, Tanganyika African National Union y el eslogan

Uhuru na Umoja

 (Libertad y Unión). Después de ganar holgadamente las elecciones, obtuvo del Reino Unido la independencia de Tanganica el 9 de diciembre de 1961, sin derramar una gota de sangre. Como Primer Ministro, dimitió un año más tarde para preparar mejor las elecciones del 9 de diciembre de 1962. Esta vez se convirtió en el primer Presidente de la República. El 10 de diciembre de 1963, Zanzíbar (con Pemba) obtiene su independencia, pero sigue controlada por dos partidos fundados por los británicos (representativos de las únicas élites económicas o tradicionales), todo ello dentro de una monarquía constitucional encabezada por el sultán.



El Afro Shirazi Party, fundado en 1957, que representaba a la mayoría de los habitantes del archipiélago, incluidos especialmente los descendientes de esclavos y los trabajadores de los campos y los muelles, recogía en cada elección el mayor número de votos, sin llegar nunca al poder. En enero de 1964, su líder Karume, bastante radical, desencadenó una revolución sangrienta que causó, aproximadamente, 10.000 muertos, principalmente entre los conservadores. Tres meses después, el 26 de abril de 1964, Tanganica y Zanzíbar se fusionan en un Estado único y soberano, que llevará el nombre de República Unida de Tanzania. El 5 de febrero de 1967, en la Declaración de Arusha, Nyerere proclamó la doctrina del socialismo a la africana, que preconiza, entre otras cosas, la explotación racional de los recursos del país para garantizar el bienestar de la mayor parte posible de la población y lograr la autosuficiencia. La aplicación de esta doctrina se traduce en la nacionalización de los agentes económicos significativos del país (en particular, los bancos, las compañías de seguros, las industrias, una serie de grandes granjas dirigidas por familias de colonos), así como en la descentralización de la administración, a fin de dar más poder al pueblo en los asuntos que conciernen a su propio desarrollo.



Este socialismo duro y alimentado de idealismo se aplicará en Tanzania rigurosamente hasta los años 1980. Está inspirado por China, que quiere hacer del país la cabecera de puente de su influencia en África. El estancamiento de la economía en los años siguientes a la independencia, los escasos avances en la educación, la persistencia de la pobreza y la mala situación sanitaria del país son las razones que llevan a Nyerere a reaccionar con un nuevo eslogan

Uhuru na Kazi

 (Libertad y Trabajo) y con la Declaración de Arusha. Se basa en el principio del

ujamaa

, o confraternidad, mezcla de solidaridad tradicional africana con la afirmación de la propiedad común de los bienes, el respeto de las decisiones comunitarias y la obligación moral de cada uno de trabajar. Los objetivos ideológicos del

ujamaa

 son generosos: construir una sociedad en la que todos los miembros tengan los mismos derechos y oportunidades, en la que todos puedan vivir en paz sin injusticia ni explotación, y donde cada uno se beneficie de una mejora progresiva de sus condiciones de vida, sin que un solo individuo viva en el lujo en detrimento de los demás.



En la práctica, el

ujamaa

 se traduce en una planificación económica invasora, demasiados proyectos de desarrollo que se superponen y a menudo se contradicen, una aplicación incierta, errores de gestión y malversación de fondos públicos. Las comunidades rurales (aldeas), formadas bajo la promesa de infraestructuras, se ven enseguida sujetas a impuestos. Un buen ejemplo de la política dirigista nyererista, tal vez justa en su análisis pero poco realista en sus decisiones, es el Human Resource Deployment, que impone en 1974 a todos los hombres inactivos de las ciudades que se marchen a trabajar al campo a cambio de concederles tierras, sin tener en cuenta sus competencias ni sus deseos personales. Al igual que el modelo de las comunas populares chino, se crean 800 células de bases, o pueblos colectivos, que reúnen poblaciones independientes de cualquier grupo tradicional, alrededor de escuelas, dispensarios, una casa del partido único y una cooperativa agrícola, rompiendo los vínculos étnicos, clánicos y grupos de edad. Familias enteras son desplazadas a la fuerza en camiones, escoltadas por las fuerzas de seguridad. De 1973 a 1976, 9 millones de personas cambiarán de lugar de residencia. Resultado: la producción agrícola se hunde y la producción manufacturera sigue sin despegar.



En junio del mismo año 1967, Kenia, Uganda y Tanzania se unieron en el East African Community con la intención de formar a largo plazo un mercado común de África oriental. Inicialmente, la comunidad se limita a unificar la política de cambio y de control de las divisas, la dirección de correos y telecomunicaciones, la política de transportes a través de la administración de los puertos, los ferrocarriles y las líneas aéreas. La sede de la organización se instaló en Arusha. Pero, poco a poco, comenzaron a surgir diferencias de opinión, especialmente entre Tanzania, socialista y vinculada a China, y Kenia, más ligada a los países occidentales. Las tensiones se volvieron tan fuertes que la frontera se cerró completamente en 1977 hasta finales de 1983.



En 1977 estalló la guerra civil en Uganda e Idi Amin Dada, megalómano, excéntrico y peligroso, expresó sus reivindicaciones territoriales sobre 1.840 kilómetros cuadrados, acusando a Tanzania de poner a una parte de la población en su contra. Atacó Tanzania en octubre de 1978 y se apoderó de toda la franja de tierra situada al oeste del lago Victoria, junto a Ruanda (región de Bukoba y del río Kagera). Las tropas de Tanzania, armadas por China, consiguieron algunas victorias a costa de grandes pérdidas humanas en ambos bandos y de un coste material exorbitante: 500 millones de dólares americanos, es decir, un año entero de exportaciones. Ocuparon, incluso, parte de Uganda, una ocupación que hasta la fecha no ha dejado muy buenos recuerdos. Bajo la presión de la OUA, las tropas ugandesas se retiraron finalmente de Tanzania, pero los persistentes combates fronterizos consiguieron debilitar las fuerzas de Amin Dada, y sus opositores consiguieron expulsarlo a él y a sus tropas hasta la frontera norte con Sudán. Fue sustituido por el general Okelo, igual de loco y sanguinario. El resultado de todos estos acontecimientos sería, a partir de 1977, el desmembramiento de la Comunidad diez años después de su creación.



A estas crisis locales se añadió un entorno mundial poco favorable: crisis del petróleo, mientras que la dependencia energética de Tanzania es muy fuerte, y disminución de la cotización internacional del café. La escasez de bienes de consumo es dramática. Con un déficit comercial catastrófico, el país se centró en la compra de bienes de producción: máquinas, tractores, abonos…



En abril de 1972 fue asesinado el jeque Abeid Karume, presidente de Zanzíbar. En 1977, en un clima de voluntad separatista, de corrupción creciente y de asfixia económica, el Afro Shirazi Party (Zanzíbar) y el TANU se fusionan formando el Chama Cha Mapinduzi (CCM), o Partido de la Revolución, consolidando así la unión de la República. El partido logró las riendas del poder, tanto nacional como local, con un aparato impresionante: un delegado por cada diez hogares. Este control y represión, durante el cual el país llegó a contar con algunos presos políticos, fue, probablemente, la causa del fracaso de la generosa política de Nyerere.



La cooperación política con China también tuvo un aspecto económico que se tradujo en la construcción de algunas fábricas (pilas, bicicletas…) y de la línea de ferrocarril Tazara (Tanzania Zambia Railway) en 1975, que cruza el país desde Dar es Salaam hacia el sudoeste, hasta la frontera con Zambia. Esta línea sigue existiendo pero contiene un gran número de obras de arte que hacen que su mantenimiento sea muy costoso. Mientras tanto, Kenia se desarrollaba con bastante rapidez; acogía fábricas agroalimentarias e incluso automóviles (Europa y Japón) y se convertía en uno de los seis países más avanzados de África (después de Sudáfrica, Lesotho, Argelia, Marruecos y Senegal). Por contra, el PIB per cápita situaba a Tanzania entre los ocho países más pobres del mundo. Aparte del sector turístico y algunos programas de ayuda internacional, ha habido muy pocas inversiones directas occidentales. Nyerere, que tomó conciencia de la falta de efecto de su política económica, alteró las medidas dirigistas implicadas por el

ujamaa

 a finales de los años 1970.

 



La política de desarrollo, que hasta ahora se caracterizaba por restructuraciones impuestas, una regulación de los precios antes y después, y por una inflación de ayudas financieras de todo tipo a la producción (especialmente en dirección a las comunidades rurales en las que los rendimientos no dejaban de debilitarse), apoyada hoy por el Banco Mundial y el FMI, concentra ahora sus esfuerzos en la inversión en las grandes fincas estatales, generadoras de exportaciones, y en las infraestructuras (especialmente las carreteras). En julio de 1984 se abrió lentamente el derecho a la propiedad privada de los medios de producción (se autorizan las inversiones directas tanto nacionales como extranjeras), se liberalizaron los intercambios de bienes y se impuso el rigor a la población. En 1985, después de haberse mantenido en el poder durante 24 años, Nyerere no volvió a presentarse a las elecciones presidenciales. Permaneció hasta 1990 al mando del Chama Cha Mapinduzi, partido entonces único, cedió el puesto a Ali Hassan Mwinyi (un zanzibarí), que sería reelegido en 1990, y siguió ejerciendo una fuerte influencia sobre las decisiones importantes del país. Junto con el senegalés Senghor, es uno de los pocos jefes de Estado africanos que optó por retirarse y no enriquecerse aprovechando sus poderes. Hasta su muerte, era conocido con el mote afectuso de

mwalimu

 («el amo») por muchos tanzanos y reconocido por su gran simplicidad. Viró tardíamente a favor del capitalismo social, defendiendo al final de su carrera, en primer lugar, la paz, la salud, la educación y la cohesión nacional. Su mayor dificultad había sido encontrar un modelo económico válido para una economía tradicional que, en los años 1960, sólo tenía el sisal, y contaba con 120 graduados universitarios durante la independencia.



En materia de política exterior, Nyerere supo tomar parte activa en favor de la unidad, la libertad y la independencia de los países africanos, que han dado a Tanzania una dimensión diplomática muy superior a su peso económico. En África oriental, donde los países comparten la misma lengua, su ideal era el de una federación. Los principios de amistad con todos los pueblos, de no alineación y de buena vecindad, pero también de lucha por la liberación de los pueblos oprimidos, se han traducido en acciones concretas contra el neocolonialismo (participación en todas las organizaciones internacionales) y contra el apartheid (mediante el apoyo oficial a Mandela y, en el marco de los Estados de la Línea de Frente, el envío de tropas tanzanas a países en los que Sudáfrica envió a sus propios hombres, por ejemplo en Namibia).



Reconocido por su pacifismo y su honestidad (a pesar del ataque de Uganda y a pesar de la corrupción de muchos miembros de su partido, un fenómeno desgraciadamente generalizado en África), Nyerere tuvo el gran mérito de haber sabido establecer y mantener la paz en el país. A pesar de una pobreza económica global poco discutible, casi todos los habitantes sacian el hambre, la distribución de la riqueza parece bastante justa (hasta la reciente aparición de empresarios, las desigualdades, generalmente enormes en el Tercer Mundo, siguen siendo muy débiles en el país), y Tanzania es probablemente uno de los países más estables de África, lejos de los enfrentamientos que ensangrentan periódicamente otros Estados africanos.





Los últimos años



En octubre de 1995, sin duda bajo la presión de los proveedores de fondos internacionales, se celebraron las primeras elecciones pluripartidistas. El antiguo partido único las ganó con facilidad, especialmente debido a la división de la oposición, que presentaba más de diez listas. Benjamin Mkapa fue elegido presidente, y reelegido en las elecciones del 2000. En Zanzíbar muchos pusieron el grito en el cielo por fraude electoral cuando, en 1995, el CCM ganó con solo 0,2% de ventaja sobre el Civic United Front (CUF) de Shariff Hamad. En 1998 y 1999, 18 miembros del CUF, partido de derechas también conocido por sus posiciones en pro de los derechos humanos, fueron encarcelados durante unos meses en Zanzíbar acusados de querer derrocar al presidente del archipiélago Salmin Almour, cuando un golpe de Estado es absolutamente inviable en el país.



Pero la oposición, que acusa al CCM de sus métodos poco democráticos, sigue estando totalmente desunida y sus dirigentes a menudo hacen gala de arrogancia, int

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