Maldivas

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2003 > sublevación popular en Malé (20 de septiembre). Sexta reelección de Gayoom (17 de octubre).

2004 > el 26 de diciembre, el tsunami azota la costa de las Maldivas.

2008 > Mohamed Nasheed es elegido presidente de la República. Ese mismo año, las Maldivas gana por primera vez la Copa de Fútbol de Asia Meridional.

2012 > el 7 de febrero, tras un motín del Ejército, el vicepresidente Mohammed Waheed Hassan sucede a Mohamed Nasheed y se convierte en el quinto presidente de la República de las Maldivas.

2013 > el 5 de marzo, el expresidente Mohamed Nasheed es arrestado por no comparecer ante la audiencia por el caso en que fue acusado: secuestrar a un juez en 2012 durante las últimas semanas de su presidencia.

2013 > el 16 de noviembre, Yameen Abdul Gayyoom, hermanastro de Maumoon Abdul Gayoom, asume la presidencia ante Mohamed Nasheed.

2015 > el 22 de febrero, el expresidente Mohamed Nasheed es detenido por «terrorismo» y condenado a trece años de prisión.

2016 > Mohamed Nasheed sale de prisión para ir a Gran Bretaña por razones de salud. Aprovecha la oportunidad para solicitar y obtener asilo allí.

2016 > Maldivas abandona la Commonwealth por violaciones de derechos humanos y presunto blanqueamiento de dinero.

2017 > En abril encuentran apuñalado en su apartamento a Yameen Rasheed, un bloguero que ridiculizaba a los políticos maldivos y a los islamistas radicales.

De los orígenes a nuestros días

Período preislámico

Los primeros habitantes, redins y holins

En 1982, a partir de los escritos del arqueólogo inglés H. C. P. Bell (1879) y del antropólogo americano Clarence Maloney (People of the Maldives Island, Madrás, 1980), Thor Heyerdahl comenzó su investigación con el presentimiento de que la cultura maldiva iba mucho más allá del siglo V a. C., fecha en la que se ubicaba generalmente la llegada de los primeros habitantes del archipiélago. Las excavaciones realizadas por Heyerdahl en los atolones más cercanos al canal ecuatorial, Huvadhoo sur y Addoo, pronto le llevaron a descubrir las huellas de una civilización muy antigua, probablemente de origen ario y procedente del valle del Indo, alrededor de 2000 a. C. Thor Heyerdahl dio una nueva interpretación de los hawittas —montículos pedregosos y siluetas piramidales hechas de bloques de coral— que H. C. P. Bell había descubierto un siglo antes. Para él, los hawittas representaban los lugares de culto de un pueblo que adoraba al sol. Las piedras estaban decoradas con círculos concéntricos, pero la aparición de motivos tan desconocidos en las Maldivas, como girasoles o flores de loto, pronto confirmaron el lejano origen de sus autores. Intrigado, Heyerdahl aprendió de los ancianos de las aldeas circundantes de la existencia de una leyenda maldiva que contaba la historia de un pueblo de piel clara, cabello castaño, ojos azules y una nariz chata. Esta gente, llamada los redins, tallaban y adoraban estatuas de figuras altas de cara alargada. Su creencia, centrada en la adoración del sol, se complementaba con supersticiones basadas en la existencia de toda una tribu de espíritus malignos, los djinns (encontrará más información de estos últimos en el capítulo sobre religión). Gracias a la datación e identificación de los fragmentos de cerámica que se hallaron en los yacimientos, se pudo ubicar el asentamiento redin, alrededor de los 2000 años a. C.

En la isla de Nilandhoo, situada precisamente a la misma distancia de las dos islas más extremas al norte y al sur del archipiélago, parece que otra tribu sucedió a los redins, los holins. Sus edificios religiosos estaban rodeados de un gran número de esculturas de faloides. Cuando a los maldivos se les pregunta sobre los orígenes de los holins, responden que provienen del «país de los holins». Y vamos a tener que conformarnos con esta respuesta, ya que no se han realizado estudios sobre ellos. ¡También está por ver si no es que los mayores le gastaron una broma a Heyerdahl! Aún más enigmática es la alusión del gran viajero Ibn Battûta a seres muy parecidos a las amazonas: «En una de estas islas, vi a una mujer que solo tenía un pecho. Era madre de dos hijas, una de las cuales se parecía a ella en todo, la otra tenía dos mamas, excepto que una era grande y contenía leche, mientras que la otra era pequeña y seca».

Los giraavarus

En Malé aún existe una pequeña comunidad de unas doscientas personas: los giraavarus. Originarios de la isla de Giraavaru, en el atolón de Baa, al noroeste de Malé (en la actualidad alberga el Four Seasons Landaa Giraavaru), primero fueron trasladados a Hulhule y luego, cuando esta última quedó completamente ocupada por el aeropuerto internacional, a Malé. Afirman ser los primeros habitantes de las Maldivas: en su defensa, son los representantes más antiguos que quedan. Se les considera descendientes de tamiles del sur de la India, aunque algunos afirman que pueden estar relacionados con aborígenes australianos. A pesar de la llegada de los budistas, y la posterior conversión al islam, se han mantenido siempre al margen de la sociedad para preservar sus tradiciones a lo largo de los siglos. Sin embargo, la homogeneización se ha acelerado y ahora sus días están contados. Al trasladarse al corazón de la capital, cada vez les resulta más difícil conservar su cultura, de la que solo han sobrevivido algunos aspectos. Por ejemplo, las mujeres llevan el cabello atado en el lado derecho, mientras que el resto de maldivas lo llevan en el lado izquierdo. También decoran la parte superior de sus vestidos con característicos bordados en plata y su acento es diferente al de los habitantes de Malé, pero sorprendentemente cercano al del atolón Addoo.

Budistas e hindúes

El segundo período de asentamiento se remonta al año 500 a. C., con la llegada de budistas de la actual Sri Lanka. A principio, se establecieron en los atolones del sur y erigieron templos de culto en honor a Buda, siguiendo el modelo de los dagobas (relicarios budistas en forma de cúpulas sólidas) en Sri Lanka, basados en los hawittas de los redins.

Los primeros viajeros

Los descubrimientos de Thor Heyerdahl, aunque proporcionan poca información sobre el origen de los redins y los holins, confirman la teoría de que los navegantes protohistóricos no se limitaban al cabotaje, sino que también se aventuraban a cruzar los océanos. A lo largo de los siglos, muchos marineros y comerciantes, procedentes de Persia, Mesopotamia, Egipto, el Imperio romano, China y la India, consideraron a las Maldivas como una escala esencial. Ya en el año 947 a. C., el navegante musulmán Lammas Mas-Vodhi relata en su diario de viaje su estancia en las Maldivas. No sabe cuándo llegaron los maldivos a las islas, pero señala que viven en paz, sin dominación extranjera y bajo un gobierno matriarcal, que son excelentes artesanos y que intercambian sus artículos y alimentos por marisco (los cauris). Ya en el año 150, Claudio Ptolomeo, el geógrafo griego, autor de Geographia, que fue una referencia hasta el Renacimiento, mencionó a las Maldivas en su estudio del mundo. En el 362, Ammianus Marcelino observa que el emperador romano Juliano el Apóstata recibió a los embajadores «ab divis et serendivis». El término serendivis se refiere, sin duda, a Sri Lanka (Seren = Ceilán = Sri Lanka), mientras que la divis podría provenir de las Maldivas. Los chinos, por su parte, comerciaban mucho con las Maldivas. La historia oficial china sitúa la primera visita al archipiélago en el año 412. A partir de entonces, los Ming, dinastía de emperadores (1368-1644), iban con regularidad a comprar cuerdas. También nos han llegado numerosos testimonios de las costumbres maldivas gracias a los navegantes árabes, que transitaban entre África y China. Pasó mucho más tiempo antes de que los europeos llegaran al archipélago. Aunque el explorador Dom Lourenço, de Almeida, descubrió las Maldivas en 1507 como representante de Portugal, los primeros europeos en poner un pie allí y contar sus aventuras fueron los hermanos Parmentier, dos marineros franceses que desembarcaron en 1529 en Fua Mulaku, en el atolón de Foammulah. Explicaron que el líder religioso de la isla les señaló la ubicación de la tierra de Adán (Mesopotamia), Persia, Hormuz, Calicut (India), las Molucas y Sumatra (Indonesia). Así revelaban hasta qué punto los maldivos, aunque aparentemente aislados en el corazón del océano Índico, tenían un conocimiento vasto y preciso del mundo que les rodeaba. Una de las historias más interesantes que nos ha llegado y que ahora representa un gran valor testimonial es la de François Pyrard de Laval, un gran explorador francés que encalló en las Maldivas en 1602 a bordo del Corbin. Tuvo que permanecer allí cinco años, durante los cuales aprendió el divehi y observó las costumbres locales. Todo ese tiempo estuvo en semicautiverio, hasta que fue liberado a causa de un barco proveniente de Bengala, que llegaba a las Maldivas en busca de los cañones del Corbin.

 

Época musulmana

Conversión al islam

La leyenda dice que, durante una de sus paradas por las Maldivas, el comerciante árabe norteafricano Abu Al Barakat convirtió al rey maldivo al islam. Ibn Battûta, un famoso explorador marroquí que recorrió el mundo entre 1325 y 1353, cuenta con precisión el relato que oyó de esta leyenda histórica y la conversión del sultán al islam. Se realizaban sacrificios en el cabo oriental de Malé, en el templo de los ídolos, el Budaena, que desde entonces ha desaparecido bajo un edificio moderno. Como dato inquietante, bajo esta construcción se encontraron huesos y cráneos humanos. La conversión del soberano en 1153 allanó el camino para seis dinastías, en las que casi noventa sultanes y sultanas se sucedieron a buen ritmo. A lo largo de los siglos, no faltaron intrigas en el séquito del sultán que, con el apoyo incesante del soberano Alî Râja de Kannur, al sur de la India, fueron destronando o asesinando a los diversos sultanes. La mayoría de ellos reinó tan solo unos pocos años. A pesar del clima turbulento, los comerciantes extranjeros que paraban en las Maldivas informaban de la vida pacífica que reinaba fuera del palacio del sultán.

Sultanas

Es posible que antes de la islamización de 1153 se practicara el sistema matrilineal. También se ha atestiguado, a través de diversas crónicas de viaje, que las Maldivas fue gobernada por mujeres a lo largo de su historia. La ley islámica impide que una mujer ocupe cargos de liderazgo religioso; sin embargo, las Maldivas tuvo varias sultanas después de la islamización. Quizás la más famosa de estas mujeres fue Khadeeja Rehendi, que gobernó tres veces, entre 1342 y 1380. Como si se tratara de una mantis religiosa, hizo desaparecer a dos de sus maridos, elegidos de entre sus ministros, que querían destronarla. Se dice que llegó al poder después de asesinar a su hermano menor y al ser destronada por su marido, en 1363, lo mandó asesinar para recuperar el liderazgo. Su segundo marido sufrió la misma suerte, en 1373, cuando también intentó destronarla. Reinó sola hasta su muerte, en 1380. A principios del siglo XVI comenzó otro período en la historia de las Maldivas, sacudido por las ambiciones comerciales de Portugal y de los Alî Râjas de Kannanur (en la India).

Alî Râja

Hasta el siglo XVI, los comerciantes musulmanes dominaban, en gran medida, el comercio entre las Maldivas y la costa suroeste de la India, bajo el nombre de los Reyes del Mar o Alî Râja. Operaban con mano de hierro, tanto que también se les conocía como los Señores de las Maldivas. En varias ocasiones, intervinieron en los asuntos internos del archipiélago y alternaban sus alianzas entre el sultán y aquellos que aspiraban a destronarlo. Así, mantenían una inestabilidad política que les garantizaba la sumisión de los sucesivos dirigentes maldivos. Además, sus constantes intervenciones se pagaban con un tributo que recibieron hasta la llegada portuguesa.

Conversión del pueblo maldivo al islam

«Como me contaron los fieles maldivos, el abogado Isâ al-Yamanî; el abogado y el maestro de escuela, Alî le cadi y Abd Allah, respectivamente, entre otros, la población de estas islas era idólatra y cada mes esperaban la llegada de un espíritu demoníaco proveniente del mar, con forma de barco del que colgaban muchas luces. Era costumbre que, tras aparecer, se dejara a una joven virgen en el templo construido sobre la playa, con una gran ventana desde la que se podía ver el mar. Al día siguiente, la niña yacía muerta y tomada por el demonio. Cada mes, se sorteaba entre las familias cuál de ellas entregaría a una de sus hijas, hasta que el norteafricano Abû al-Barakât al-Barbarî llegó a esta isla. Se sabía el Corán de memoria. Se quedó en casa de una anciana de Al-Mahal (Malé). Un día, cuando fue a visitarla, se dio cuenta de que había reunido a su familia y que las mujeres lloraban como si se tratara de un funeral. El magrebí les preguntó la causa de su dolor, pero no le entendían. Al llegar el intérprete, este le dijo que la anciana había sido elegida en el sorteo y debía entregar a su única hija al espíritu maligno que la iba a matar. Abû al-Barakât le dijo a la anciana: "Yo voy a sustituir a vuestra hija esta noche". De hecho, él era imberbe, por lo que lo llevaron al templo, se concentró y comenzó a recitar el Corán. El espíritu demoníaco se le apareció a través de la ventana, pero el hombre continuó su plegaria. Al acercarse lo suficiente como para oir su canto, el demonio huyó sumergiéndose entre las olas. Por la mañana, cuando la familia y los habitantes de la isla fueron a sacar el cuerpo y quemarlo como de costumbre, encontraron al magrebí recitando aún el texto sagrado. En seguida, llevaron al hombre ante el gobernante Shnuraza, a quien contaron la sorprendente historia. Entonces, Abû al-Barakât le ofreció convertirse al islam. El soberano contestó: "Quédate con nosotros hasta el mes que viene. Si haces lo mismo y vuelves a escapar del demonio, me convertiré". El magrebí permaneció en la isla, Dios abrió el corazón del soberano a la fe y, antes de que acabara el mes, se convirtió al islam junto a sus esposas, hijos y dignatarios. A principios del siguiente mes, el héroe fue llevado al templo, pero el espíritu demoníaco no apareció. Recitó el Corán hasta la mañana, cuando el soberano y sus súbditos lo encontraron aún inmerso en sus plegarias. Fue entonces cuando ordenó romper los ídolos y demoler los templos, y los habitantes se convirtieron al islam. Se enviaron mensajeros a las demás islas, donde sus habitantes también se convirtieron».

Ibn Battuta, 1356. A través del islam (Alianza Literaria, 2005).

Periodo de colonización

Periodo portugués

En el siglo XVI, los portugueses, ya bien asentados en el oeste de la India, trataron de establecer un puesto comercial fijo en las Maldivas para las rutas comerciales del océano Índico. Por haber contribuido, por la fuerza, a la restauración de un sultán recientemente destronado, en 1517 se les autorizó establecer un puesto comercial en Malé. Pero los portugueses eran demasiado ambiciosos, así que los maldivos volvieron a pedir a Kannanur que se deshiciera por completo de los extranjeros. La operación fue sangrienta: acabó con la masacre de todos los portugueses. En 1550, otro sultán destronado, que se había refugiado en la India, volvió a pedir la ayuda de los portugueses a cambio de un tributo. Durante su exilio en la India, lo bautizaron con el nombre de Dom Manuel, el primer sultán católico de las Maldivas. La reconquista de las Maldivas, en nombre de Dom Manuel, la llevó a cabo el capitán Andreas Andre, en 1558. Él trató de difundir la religión católica y fue nombrado sultán bajo el nombre de Adiri Adiri. Así comenzó un período de turbulenta ocupación portuguesa que duraría quince años, durante los cuales se organizó la resistencia maldiva.

Bajo el mando de Mohammed Thakurufaanu y sus hermanos Ali y Hassan, del atolón norteño de Thiladhunmathee, en la parte norte del archipiélago, los maldivos organizaron una cruel lucha de guerrillas. En 1573, en vísperas de la fecha límite del ultimátum de los portugueses, se dejó en manos de los maldivos la elección entre la conversión al cristianismo o la muerte. En ese momento, la resistencia invadió Amlé y masacró a más de trescientos portugueses. El héroe de la liberación nacional, Mohammed Thakurufaanu, se convirtió en el primer sultán de la nueva dinastía Utimu. Poco a poco, los sultanes dejaron de pagar su tributo a Portugal. A pesar de los tres desafortunados intentos de los portugueses por regresar en 1576, 1625 y 1649, las Maldivas vivió un periodo de relativa paz. Al final de esta época, Minicoy (antes Maliku), la isla más septentrional de las Maldivas, permaneció en posesión de Kannanur.

Período francés

En 1752, Kannanur retomó su ofensiva contra Malé. Esta vez, los maldivos, que ya no podían pedir ayuda a los portugueses, se dirigieron a los franceses. Enviaron una guarnición desde Pondicherry, que se estableció en Malé hasta aproximadamente 1760, cuando se retiró sin más reclamos económicos.

Protectorados holandés e inglés

Para garantizar su seguridad frente a los portugueses, los sultanes maldivos se acostumbraron, desde mediados del siglo XVII, a pagar tributo (con regalos) a los holandeses, con base en Sri Lanka. Aunque aceptaron este papel de protectores no oficiales, los holandeses nunca establecieron una delegación administrativa en las Maldivas. Cuando los ingleses tomaron el relevo de los holandeses en Sri Lanka, en 1796, se convirtieron en los nuevos protectores de las Maldivas y en los nuevos beneficiarios de los tributos anuales. No se trataba de que los maldivos se sometieran, ya que en ese momento el sultán se tenía en mucha alta estima, como lo demuestra su pomposa firma en una carta dirigida al gobernador de Sri Lanka: «[....] El glorioso, el muy sabio, el jefe de cuna noble, comparable a la luna y al sol, el heroico sultán Hassan Nuredin Iskandar, el guerrero, el gran rey de la tierra, el Gobernador de Colombo, saludos». A mediados del siglo XIX, los maldivos retomaron las relaciones comerciales con la India y en poco tiempo los comerciantes de Bombay se establecieron en Malé. Mediante sus actividades ganaron el monopolio del comercio exterior de azúcar, arroz, algodón, pescado seco, coco y caparazón de tortuga. Los maldivos, que temían por su autonomía, recurrieron a los ingleses para oficializar el protectorado británico. El Acuerdo de Defensa fue firmado en diciembre de 1887 por el gobernador de Sri Lanka, Sir H. A. Gordon, y el sultán Mohammed Muenuddin II. En virtud de este acuerdo, los británicos garantizaron la protección de las Maldivas contra cualquier agresión extranjera y prohibieron toda intervención en la política interna del país. A cambio, los maldivos renunciaron a firmar cualquier otro acuerdo con un país extranjero y se comprometieron a pagar un tributo anual. El tributo maldivo se pagaba en especies: hasta 1947 a los representantes holandeses; luego, a los ingleses que residían en Colombo, la capital de Sri Lanka.

Hacia la primera República

La historia política de las Maldivas continuó en el siglo XX a ritmo de complots. En 1932, Mohammed Shamsuddin III, que había recibido el apoyo británico contra su rival, se vio obligado a aceptar la primera Constitución de las Maldivas, que limitaba sus poderes e introducía el principio de elecciones libres. Cuando intentó repudiarlo, en 1935, se le reemplazó por el sultán Hassan Nuruddin II, al que sucedió el sultán Abdul Majid Didi, en 1945. Tras su muerte, en 1952, le sucedió su sobrino Amin Didi, primer ministro desde 1945. El 1 de enero de 1953, Amin Didi abolió el sultanato, dio al Estado una nueva Constitución y se convirtió en el primer presidente de la República de las Maldivas. Gran reformador, introdujo la escolarización obligatoria y el derecho de voto de las mujeres. Sin embargo, se enfrentó a una grave crisis alimentaria e impuso medidas demasiado rígidas, que precipitaron su caída a finales de 1953, durante la «revuelta de la hambruna». Durante un intento por regresar a casa, en diciembre del mismo año, fue herido y murió poco después en la isla de Kurumba, donde aún se encuentra su tumba.

El sultanato se restableció en 1954. Mohammed Farid Didi ascendió al trono y se convirtió en el 94.º y último sultán, pero el título, totalmente desprovisto de poderes, solo tenía un valor honorífico. El poder real pasó a manos del primer ministro, cargo que ocupó primero Ibrahim Ali Didi (de 1954 a 1957) y, luego, Ibrahim Nasir (hasta 1968).

Líderes maldivos desde la década de 1940

1945-1953 > Abdul Majid Didi, sultán.

1953-1954 > Mohammed Amin Didi, primer presidente.

1954-1968 > Mohammed Farid Didi, último sultán.

1968-1978 > Ibrahim Nasir, presidente.

1978-2008 > Maumoon Abdul Gayoom, presidente.

2008-2012 > Mohamed Nasheed, presidente.

 

2012-2013 > Mohammed Waheed Hassan, presidente.

Desde 2013 > Abdulla Yameen Abdul Gayoom, presidente.

De la independencia a la actualidad

Al final de la ocupación británica

Durante la Segunda Guerra Mundial, los británicos obtuvieron permiso para instalar una base en la isla de Gan, situada en el atolón de Addoo. En 1957 se transformó en una base aérea naval reservada a la Royal Air Force (Real Fuerza Aérea) a cambio de la defensa militar británica del archipiélago. Se les otorgó la concesión a cambio de una suma modesta y se toleró su presencia sin problemas, sobre todo porque permitió el desarrollo económico de los tres atolones del sur: Addoo y Huvadhoo norte y sur. Debido a su superioridad económica, estos atolones intentaron independizarse. En 1959 proclamaron la República Unida Suvadiva, independiente de la autoridad de Malé, y eligieron como presidente a Abdulla Afif Didi. La rebelión fue reprimida inmediatamente y el presidente Afif Didi logró huir a las Seychelles, entonces colonia británica. A pesar de este incidente causado por su presencia, en 1960 el Gobierno de Malé renovó la autorización de la RAF para permanecer en los atolones del sur por un alquiler mucho mayor. El 26 de julio de 1965, los británicos reconocieron la completa independencia de las Maldivas y su existencia como Estado soberano. Ese mismo año, Maldivas se retiró de la Commonwealth y se convirtió en el 117.º país miembro de las Naciones Unidas. Los británicos tuvieron su concesión hasta 1986, pero retiraron sus fuerzas armadas en 1976. Desde entonces, la isla de Gan se ha convertido en un sitio turístico.

La segunda República, entre la modernización y la dictadura

Ibrahim Nasir. Maldivas adoptó, por referéndum, una tercera Constitución en 1968 y cambió el nombre de Islas Maldivas por el de República de las Maldivas. Ibrahim Nasir, que ya era primer ministro desde 1957, fue elegido presidente, lo que provocó la abdicación del sultán Farid Didi. Como primer ministro, Ibrahim Nasir ya había mostrado su puño de hierro. Ahora, como presidente, acabó de confirmar su gusto por el orden y la autoridad durante su década de mandato. Participó en la modernización del sistema económico, ayudó a la adquisición del primer barco mercante de las Maldivas y apartó a los comerciantes indios y de Sri Lanka al decretar que el comercio exterior se convertiría en un monopolio estatal. Aunque convirtió a las Maldivas en un país comercial moderno, tuvo que enfrentarse a la primera gran crisis económica que afectó al país en 1973, cuando cayó el mercado cingalés de pescado seco, la base de la economía maldiva. La apertura del mercado turístico no fue suficiente para equilibrar la economía. Se acusó a Nasir de utilizar fondos del Gobierno para construir su propio hotel. En 1974 Nasir reprimió con violencia las grandes manifestaciones contra el aumento de los precios. Al cabo de unos años de régimen, ya no podía permanecer en el poder, por lo que huyó llevándose consigo algunos cuantos millones de dólares de las arcas del Estado.

Maumoon Abdul Gayoom. Exrepresentante de las Maldivas ante las Naciones Unidas, fue elegido el 11 de noviembre de 1978. En 1980 tuvo que frustrar un intento de golpe de Estado instigado por Nasir desde su residencia en el exilio, en Singapur. Reelegido en 1983, 1988, 1993, 1998 y 2003, Gayoom siguió una política de apertura y trabajó para desarrollar la educación, la industria y, sobre todo, el turismo. Gracias al notable avance económico, se eliminó al país de la lista de PMA (países menos avanzados) en 2004. Gayoom también veló por el lugar de las Maldivas en la escena internacional. Con este fin, adhirió a las Maldivas a la Commonwealth por segunda vez en la historia. Por otra parte, Gayoom estableció su dictadura poco a poco, concentró todos los poderes en sus manos y violó las libertades del pueblo, hasta tal punto que se le apodó el Sultán Déspota. Impuso un partido único, censuró a la prensa, y arrestó, exilió o encarceló a todos los opositores que se atrevieran a hablar de democracia.

Los acontecimientos de 2003 fueron la causa del auge precipitado de protestas contra el régimen. El 20 de septiembre se produjeron disturbios en Malé, dirigidos contra edificios policiales y estatales en los que se había perpetrado sistemáticamente violaciones contra los derechos humanos. Las protestas se iniciaron por la muerte de tres detenidos, a manos de la NSS, en la prisión de Maafushi, cuando llevaban a Malé el cuerpo de uno de ellos, Hassan Enaan Naseem, para enterrarlo en secreto, pero la familia lo interceptó y arrebató de las manos de las autoridades. Al quitarle las vendas, descubrieron que su cuerpo, apenas reconocible, escondía rastros indiscutibles de tortura: las profundas heridas de cuchillo y los moretones no dejaban dudas sobre las causas de su muerte. En ese momento, un fuego de ira, iniciado por amigos y familiares de la víctima, asoló Malé y arrastró a todas las fuerzas policiales. Arrestaron a unas cien personas. Hasta 2008 se sucedieron varios disturbios antigubernamentales que pedían reformas políticas. En respuesta, en 2005, se introdujo el pluralismo, pero el problema de la violación de la libertad de expresión persistió.

¿Nueva democracia?

El régimen político de Maldivas cambió su rostro en noviembre de 2008, con la elección de un nuevo y joven presidente, Mohamed Nasheed, candidato del Partido Democrático de Maldivas, fundado por él. Se trata del primer jefe de Estado de las Maldivas elegido de forma democrática. Obtuvo el 54,2 % de los votos contra el 46,7 % de su oponente, Gayoom. Antes de 2008, Nasheed había sido encarcelado, e incluso torturado en numerosas ocasiones por criticar a su antecesor. Figuraba en la lista de presos de conciencia de Amnistía Internacional. Apoyado por activistas del movimiento Unidad para el Cambio, Nasheed hizo campaña a favor de la democratización y del cambio con el Partido Democrático. Cuando asumió la presidencia, su política se centró en la liberalización de la economía, la mejora de las infraestructuras, la lucha contra las drogas y, sobre todo, la protección del medioambiente. También se le considera un héroe del activismo ambiental, ya que, entre otras cosas, en octubre de 2009 celebró un Consejo de Ministros submarino (todos con equipo de buceo) para concienciar al mundo sobre las amenazas del calentamiento global y el aumento del nivel del mar, ya que las Maldivas es la primera en verse afectada. Comprometido con los valores democráticos, la gente apreciaba al presidente Mohamed Nasheed por su cercanía y atención hacia su pueblo. Precisamente, el hecho de que las nuevas generaciones lo consideraran un representante de la esperanza de un futuro mejor lo puso en una situación delicada. Como resultado, a partir de 2011, tuvo que enfrentarse a protestas contra la administración del Gobierno y el aumento de los precios. Finalmente, el 7 de febrero de 2012 tuvo que dimitir después de que la detención de un juez provocara una protesta en el país y manifestaciones en Malé. Algunos consideraron que había excedido sus poderes. De acuerdo con la Constitución, el vicepresidente Mohammed Waheed Hassan tomó las riendas del país. Más tarde, el expresidente afirmó que se había marchado bajo coacción, a manos de la policía y el ejército, y que se trataba de un golpe de Estado. En el verano de 2013, los debates pacíficos entre los partidarios y los contrarios a Nasheed continuaban encendiéndose. Se celebraron unas nuevas elecciones en septiembre de 2013. Nasheed fue derrotado después de terminar primero en la primera ronda, con el 47 % de los votos. Sin embargo, esta primera ronda se anuló y las siguientes se pospusieron varias veces, debido a las apelaciones presentadas por los opositores de Mohammed Nasheed. El 16 de noviembre de 2013, Abdulla Yameen Abdul Gayoom ganó por un estrecho margen: 51,3 % contra 48,6 % de Nasheed. El nuevo presidente es el hermanastro del expresidente y dictador Maumoon Abdul Gayoom, quien gobernó las Maldivas durante treinta años.

En febrero de 2015, Nasheed fue detenido por «terrorismo» y condenado a trece años de prisión. A estos hechos les siguieron importantes manifestaciones en Malé, incluida la del 1 de mayo de 2015, reprimida violentamente por la policía. El estado de derecho y las libertades civiles en Maldivas son un motivo de preocupación para la comunidad internacional.

Los golpes de Estado

Golpe de 1978. El primer intento de golpe de Estado contra el presidente Gayoom se atribuyó al expresidente Nasir, refugiado en Singapur tras huir, en 1978, con varios millones de dólares de las arcas del Estado. Nasir recibió la ayuda de mercenarios europeos que desembarcaron en las Maldivas y fingieron ser turistas. Este primer golpe de Estado se frustró antes de que comenzara, ya que se alertó con tiempo.

Golpe de 1988. Fue financiado por un empresario de las Maldivas que había hecho fortuna con la pesca de tortugas y estaba descontento con la nueva legislación que la prohibía. Con el apoyo de un amigo multimillonario indio, el empresario reclutó mercenarios tamiles que aterrizaron en Malé armados hasta los dientes. Su intención era asaltar el Cuartel General Militar. El ejército de las Maldivas, asediado en el corazón de Malé, estaba indefenso ante el ataque, ya que cada soldado solo tenía una bala en su ametralladora. Las demás estaban guardadas bajo llave, en posesión de un general ausente ese día. Los tamiles, que no tenían intención de atacar a la población civil, no desconfiaron del anciano que se acercó al recinto para tirar la famosa llave por encima del muro. El primer ministro indio, Rajiv Gandhi, envió un refuerzo militar de varios cientos de hombres. Los mercenarios cingaleses fueron detenidos y juzgados en las Maldivas. Durante su asalto, murieron catorce personas. El museo de Malé exhibe, en conmemoración, dos motocicletas japonesas con los agujeros de bala. Los estadounidenses, con base en el archipiélago Chagos, a pocos kilómetros de las Maldivas, enviaron equipos de observación a la zona. Durante todo el golpe, el presidente Gayoom permaneció atrincherado en su magnífica residencia de Malé y, tan pronto como terminó el asedio, se embarcó en una serie de interminables discursos sobre la hazaña militar de su ejército. De ahí el porqué el Washington Post describió al expresidente Gayoom como: Little man, big mouth («Hombrecito bocazas»). El término aún corre por Malé, aunque los maldivos prefieren usar «Kuda Abdulah», es decir, «Pequeño Abdulah».