Correspondencia 1928-1940

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5. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
BERLÍN, 17/7/1931

Querido Sr. Wiesengrund:

Una vez realizados tant bien que mal los primeros acomodamientos berlineses,23 estoy en condiciones de darle noticias sobre mí. La condición previa era haber leído su lección inaugural24 de corrido y estudiando sus detalles. También hablé sobre el tema con Ernst Bloch y él por su parte me dio a leer la carta que usted le escribió.25 Para hablar de lo que a mí respecta: no me caben dudas de que es un trabajo logrado en su sentido global, que precisamente por su brevedad cristaliza con énfasis las ideas que conforman el fundamento de nuestro círculo y que posee todas las cualidades pour faire date, como decía Apollinaire. Creo que Bloch tiene razón cuando sostiene que la manera en que las ideas en disputa se vinculan con el materialismo es forzada, pero también creo que está plenamente justificada en vistas de la situación intelectual y que probablemente pueda demostrarse su validez en todos los casos en que el marxismo no sea “aplicado” a rajatabla sino que se trabaje con él, lo que significa, para todos nosotros, que se lidie con él. Más contundente me parece a mí lo que comenta acerca de su manera de polemizar con la escuela vienesa.26 Creo entender las atinadas consideraciones diplomáticas que lo llevaron a sus formulaciones en este asunto. Es difícil determinar con precisión hasta dónde se puede avanzar en ese sentido. Su polémica con el desarrollo de la fenomenología,27 en cambio, me parece impecable; lo que usted pone sobre el tapete acerca de la función de la muerte en Heidegger es de importancia crucial. Por lo demás, siento particular afinidad no tanto con la postura diplomática en sí, sino con el modo, tan eficaz como sutil, en el cual esta se vincula en su discurso con pretensiones que pueden tildarse de autoritarias, para ser breve, el aplomo con el que elude en ciertos pasajes el tradicional carácter pendenciero de la filosofía académica.

Ahora unas palabras acerca de la cuestión planteada por Bloch sobre el hecho de mencionar o no mencionar mi nombre. Sin ningún tipo de susceptibilidad de mi parte –y con la esperanza de tampoco herir ninguna suya–, habiendo estudiado detalladamente este trabajo, cuyo significado parece darme cierta razón en cuanto a ese tipo de preguntas vinculadas a la autoría, que normalmente considero subalternas, me veo obligado a retractarme de mis expresiones frankfurtianas.28 La frase que les da el perfil decisivo a las posiciones que usted sostiene frente a la filosofía académica dice así:

“No es tarea de la ciencia29 sondear intenciones ocultas y existentes de la realidad, sino interpretar la realidad carente de intención, recogiendo a partir de los elementos aislados propios de la realidad, a fuerza de la construcción de figuras, de imágenes, las preguntas cuya formulación concisa es tarea de la ciencia”.

Yo suscribo a esta frase. Pero no habría podido escribirla sin hacer referencia a la introducción al libro sobre el Barroco,30 donde fue expresada esta idea nueva, completamente inconfundible y en el sentido relativo y modesto en que es lícito expresar algo así. Yo en mi lugar no habría podido soslayar aquí la referencia al libro sobre el Barroco. No es necesario que ahora añada: yo en su lugar, menos aún.

Por favor, sepa interpretar en esto el gran interés que despierta en mí esta conferencia, a mi juicio extraordinariamente importante, a la vez que el deseo de que nuestra camaradería filosófica conserve la agudeza e impecabilidad que la ha caracterizado hasta ahora.

No sé si me es dado expresar el pedido de que, en caso de que la conferencia se lleve a imprenta y usted, tal como me dio a entender, me quisiera mencionar, por favor me lo haga saber.

Las “Palabras sin canciones”31 las leí con gran placer, que se incrementó en particular en la cuarta y en las notas finales de las dos últimas.

Muchísimas gracias por la bolsa de tabaco32 y como siempre


17 de julio de 1931 con todo el afecto
Berlín-Wilmersdorf Suyo
Prinzregentenstr 66 Walter Benjamin

PD Querido Sr. Wiesengrund:

Aqui está Schoen33 y me hace una serie de pedidos cuyo único destinatario posible sería usted. ¿Sería tan amable de tomar a su cargo la respuesta de ambas preguntas, que para Schoen son bastante urgentes? A su dirección en Eschersheimer Landstrasse 33 con “Reexpedir a manos del destinatario”.

1) Melodía y texto de su canción favorita “El mendigo corre hacia el portal”.34

2) Melodía de “Parado en la montaña”.35


Muchísimas gracias
WB

6. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
[BERLÍN,] 25/7/1931

Querido Sr. Wiesengrund:

Le agradezco su última carta.

Creo que ahora tenemos tierra a la vista. Es mi deseo sincero e incluso imperioso que se publique su trabajo.36 Cómo iría a estorbar la aparición de una declaración programática de un punto de vista que es en tan gran medida el mío propio.

Si doy preferencia a una dedicatoria frente a un epígrafe,37 espero que sea de su agrado. Supongo que podemos postergar la conversación acerca de cómo formularla hasta el momento en que entre a imprenta. En cambio, ya estuve viendo ahora el tema de las citas y me parece que las opciones serían las páginas 21 o 33;38 tal vez la segunda sea de las dos la más importante.

Le enviaría de inmediato un nuevo ejemplar del libro si no fuera que por la quiebra de Rowohlt39 en este momento me resulta imposible obtener alguno.

Ahora debería ocuparse de manera más intensiva de la cuestión de la editorial.40 ¿Qué le parece Cohen en Bonn?

¿Le escribe cada tanto a Grab41? Si es así, dígale que he tenido en cuenta su deseo, pero dado que envié mis escritos a una serie de emprendimientos de índole similar, las existencias se han vuelto escasas y no siempre es fácil conseguir más. Pero no caerá en el olvido.

Ya que estamos hablando de mis asuntos, no puedo evitar anunciarle que mi artículo42 en el último número de Literarische Welt cierra –debido a un error de imprenta– de manera monstruosa con una parte suprimida del manuscrito. El artículo termina con la palabra “billig”. En el próximo número el error aparecerá subsanado.

Tan solo me resta decirle que en mí no queda nada de un resentimiento o cualquier cosa similar que usted tema, y con su última carta para mí las cosas han quedado más que claras, tanto en lo personal como en lo referido al asunto del que hablamos.

Le envío mis saludos más afectuosos


25 de julio de 1931 Suyo
Walter Benjamin

7. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
BERLÍN, 31/3/1932

Querido Sr. Wiesengrund:

Es encantador leer cómo entreteje la invitación que me hizo43 con la descripción del campo y el aire allí abajo y me resulta un poco embarazoso que, a mis ojos, nuestra esperanza compartida de ver renacer con mayor intensidad los viejos y tan bellos días de Königstein44 se esté desvaneciendo. Es que por los motivos más simples45 aún no he podido liberarme. Está previsto para comienzos de abril, pero doy por supuesto que entonces para ustedes dos el tiempo será demasiado escaso. De modo que tal vez mi itinerario46 incluya más curvas de las que habría tenido en otras circunstancias. Cuento con folletos según los cuales se puede realizar de una manera medianamente digna –aunque por supuesto en tercera clase– un viaje marítimo de catorce días pasando por Holanda y Portugal por 160 marcos. En consecuencia, es muy probable que parta el 9 de abril de Hamburgo hacia las Baleares. Se concrete o no este viaje, en cualquiera de los casos recibirá a la brevedad noticias más precisas acerca de mi paradero. Ojalá aún pueda dirigirlas a la Côte d’Azur. ¡Les envío a usted y a Gretel Karplus mucho cariño y afecto!


31 de marzo de 1932 Suyo
Berlín-Wilmersdorf Walter Benjamin
Prinzregentenstr 66

8. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
POVEROMO (MARINA DI MASSA),47 3/9/1932

Querido Sr. Wiesengrund:

 

Su carta, que tanto se hizo esperar, ahora que ha llegado significó una gran alegría para mí. La mayor alegría me la deparó notar la estrecha relación entre ciertas partes del texto y el anexo, la pieza final verdaderamente triunfal y confirmatoria de “La historia natural del teatro”,48 cuya dedicatoria49 le agradezco de corazón. Toda esa serie, sin duda, parte de una mirada extremadamente original y verdaderamente barroca del escenario y su mundo. Incluso quisiera decir que encierra una suerte de “prolegómenos a toda historia futura del teatro barroco”, y que usted eche luz sobre esta relación temática subterránea mediante su dedicatoria es algo que me alegra sobremanera. Supongo que no necesito confirmarle que, además, ese texto en particular es un acierto pleno. Pero también en la serie del foyer50 hay cosas muy bellas, como la imagen de las dos esferas51 y las reflexiones tan sabias sobre el ayuno52 durante ese interludio. Espero que muy pronto yo también pueda encontrar su artículo en el archivo de Horkheimer53… y, si se me permite expresar también una variante de ese deseo, con el artículo también el primer número del archivo en sí, por el que desde luego tengo un vivo interés. Aquí hay mucho tiempo para leer. La pequeña biblioteca54 que traje conmigo hace cinco meses al momento de partir naturalmente ya pronto habrá sido recorrida. Le interesará que por primera vez vuelve a incluir cuatro tomos de Proust, que hojeo con frecuencia. Pero para hablar de un nuevo libro que llegó aquí a mis manos y que quiero destacar para que tome nota de él: Rowohlt sacó una “Historia del bolchevismo”55 de Arthur Rosenberg, que acabo de terminar y que bajo ninguna circunstancia, me parece, se podrá ignorar. En cuanto a mí, al menos, debo decir que me ha abierto los ojos sobre muchas cosas, incluyendo aquellas regiones en las que el destino político influye en el privado. Una serie de circunstancias y sus recientes alusiones a Cysarz me llevan a reflexionar al respecto. No me faltaría disposición a entrar en contacto con él, pero en el fondo no termino de entender por qué, si tal deseo también existe en él, no da el primer paso, ya sea de manera directa o a través de una carta de Grab. No me caben dudas de que yo por mi parte en una situación análoga, en su cargo, procedería de esa manera. Por lo demás, desde luego que no es una cuestión de prestigio lo que me hace vacilar, sino la experiencia de que errores que se dan al comienzo de una relación tienden a incrementarse de manera proporcional a lo largo del tiempo. Pienso que la influencia de Cysarz, por ejemplo, sería suficientemente grande como para procurarme una invitación a dar una conferencia en alguna asociación o institución apropiada de Praga. Quizás pueda informar al respecto a Grab en ese sentido cuando se dé la ocasión. Pero entretanto le agradezco de corazón la suya,56 que formula a continuación del informe de las sesiones de su seminario. No hace falta ni que le asegure cuánto me gustaría ir ni lo mucho que valoro la posibilidad de echar un vistazo a las actas de lo transcurrido hasta el momento.57 Desde luego que sería de desear que esto sucediera junto con usted. Pero –y esto afecta también las chances de mi presencia en Frankfurt– actualmente soy menos que nunca dueño de mis decisiones. No sé ni cuándo regresaré a Berlín ni cómo se organizarán los asuntos a partir de entonces. Algunas semanas más me quedaré aquí seguro. Después tendré que regresar a Berlín: por un lado, para organizar cuestiones referidas a la vivienda,58 por el otro, porque Rowohlt ahora sí parece empeñarse en publicar mis ensayos.59 La tentación de quedarme más tiempo en Alemania por cierto que no es en sí muy grande. Por todos lados habrá problemas y los que provengan de la radio60 probablemente también hagan que mi presencia en Frankfurt se torne menos frecuente. Si llega a enterarse cómo se desarrollan las cosas para Schoen, por favor escríbamelo. Por él no me entero de nada. Esto es todo por hoy. Solo me restaría decir que trabajo en una serie de notas61 relativas a recuerdos tempranos. Espero poder mostrarle algo de eso en un futuro cercano.

Lo saludo con todo mi afecto


3 de septiembre de 1932 Suyo
Poveromo (Marina di Walter Benjamin
Massa) Villa Irene

PD Hallé sus “Caricaturas”62 con gran placer.

La cita de Wolfskehl en mi reseña63 dice así: “¿No debería decirse de los espiritistas que pescan en el más allá?”.

9. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
[S. L.,]64 10/11/1932

Querido Sr. Wiesengrund:

Me he enterado de que está de regreso de su viaje a Berlín.

Ahora soy yo quien se encuentra en camino a esa ciudad, y como esta vez es probable que solo pueda pasar muy brevemente por Frankfurt, quisiera acordar ya ahora un encuentro con usted.

Llego el domingo al mediodía, aproximadamente a la una. Es probable que me aloje en lo de Schoen. Me resultaría muy grato que nos pudiéramos encontrar el domingo por la nochecita. Tal vez pueda organizarlo. Lo mejor sería que los detalles los arregle con Schoen.

¿Ya podré ver galeras del Kierkegaard?

En esta ocasión me interesaría mucho ver a Horkheimer. Y con una intención muy precisa. En caso de que desde el Instituto sea posible o deseable que se emprenda alguna acción que apoye mi trabajo, este es el momento adecuado, cuando es saboteado por todos los flancos.65 (Usted entenderá; y también entenderá si aquí le pido que maneje la noticia de mi llegada con total confidencialidad).

Quiero plantearle a Horkheimer con lujo de detalles mis propuestas para un extenso ensayo en el archivo similar al de usted.66 Preséntele la imperiosa necesidad de una conversación.

Traigo un nuevo manuscrito67–un librito, minúsculo– que lo asombrará.

Siempre, con gran afecto


10 de noviembre de 1932 Suyo, Walter Benjamin

10. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
BERLÍN, 1/12/1932

Querido Sr. Wiesengrund:

Interrumpo por un momento mi inmersión en el Kierkegaard68 para transmitirle finalmente una palabra (no definitiva) de la impresión que hace en mí este trabajo de tan alto interés y relevancia. Es, como le digo, una inmersión en el Kierkegaard; no me otorga la competencia para hablar ya ahora del hilo argumentativo ni de la estructura. Además, aún falta el final. El juicio decisivo me lo deparará el libro concluido. Con las pruebas es demasiado grande la tentación de perderse en el acto de hojear. Y vaya si obtiene su recompensa. Cuando doy con la exposición de los motivos barrocos en Kierkegaard, con el análisis memorable del interior, con las citas maravillosas que usted brinda del tesoro de alegorías técnicas del filósofo, con la descripción de la situación económica de Kierkegaard, con la interpretación de la interioridad como fortaleza o del espiritualismo como valor límite del espiritismo, en todos los casos me afecta la riqueza de su entendimiento, pero también la agudeza con la que hace uso de esto. Desde los últimos versos de Breton69 (de “Union libre”) no hay nada que me haya trasladado tanto a mis campos más propios que su mapa por el país de la interioridad, de cuya comarca su héroe no regresó. De modo que sí existe una suerte de trabajo conjunto; y frases que le hacen posible a uno responder por el otro. Por lo demás, puedo intuir, aunque no saberlo, que su libro le debe muchísimo a la completa reescritura que usted emprendió cuando creía haberlo terminado. Hay ahí una misteriosa condición del acto de acertar sobre la que alguna vez habría que reflexionar.

Esto es todo por hoy. Pero sí quisiera añadir que hay pocas de sus obras menores que yo estime tanto como la que trata sobre los “Cuentos de Hoffmann”.70 También Bloch, con quien hablé ayer, la adora. En un futuro inmediato me propongo abordar la segunda parte de la crítica sociológica de la música.71

Todo minuto libre está abocado a “Infancia en Berlín”. En qué medida será posible añadir textos nuevos a los viejos72 es algo que ignoro. Pero entretanto, algunos bocetos sufrieron modificaciones radicales. Me gustó mucho el modo en que G. K.73 reaccionó a algunas cosas que le leí. En ocasión de ese encuentro nuestro me enteré de que usted está en muy buenas relaciones con la “Parca”.74 Ciertas complicaciones que podrían surgir de una eventual inspección edilicia75 me hacen pensar que será aconsejable que me ponga en contacto con una asociación local de artistas plásticos con motivo de mi taller. Se trata, por ende, de un asunto confidencial y solo entraría en cuestión una entidad competente. ¿Usted podría facilitarme un acceso a un lugar de este tipo? Por otra parte, ¿tiene noticias de Praga?

Con mucho afecto


1º de diciembre de 1932 Suyo
Berlín-Wilmersdorf Walter Benjamin
Prinzregentenstr 66

11. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
BERLÍN, 14/1/1933


Dr. Walter Benjamin Berlín-Wilmersdorf,
Prinzregentenstr. 66
14 de enero de 1933

Querido Sr. Wiesengrund:

Quiero comunicarle muy brevemente que he logrado que el Vossische Zeitung me encargara una reseña de su “Kierkegaard”.76

Fácil no fue, por cierto, porque hasta el momento nunca he publicado una reseña en ese periódico. Pero como en principio no quiero tener nada que ver con “Literarische Welt” y no hay modo de que la reseña no quede a mi cargo (porque si yo no anuncio el libro allí no lo van a reseñar), me pareció mucho más importante ocupar el puesto donde podía caer en manos de alguien dañino. Acepté la condición de limitarme a dos páginas y media escritas a máquina; de todos modos, a ningún reseñista le habrían dado más espacio.

Lamentablemente cometí la torpeza de prestarle las pruebas que usted me envió a mi amigo Gustav Glück,77 que se fue de vacaciones. Como, por otro lado, aún no he recibido el libro por parte del diario, me permito pedirle que usted me lo envíe, de ser posible a la brevedad. Quiero comenzar con el trabajo cuanto antes.

Unamos, así, nuestras fuerzas en beneficio de ambos.

Con todo el afecto


Suyo
Walter Benjamin