Habilidades sociales y dinamización de grupos. SSC322_3

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4. Motivación intrínseca. Motivación extrínseca

La motivación intrínseca se evidencia cuando el niño realiza una actividad por el simple placer de realizarla, sin que nadie de manera obvia le dé algún incentivo externo. Ha sido estudiada intensamente por los psicólogos educativos desde los años setenta, y numerosos estudios han encontrado que está asociada con altos logros educativos.

En ella, los estímulos ambientales juegan un papel fundamental, estando orientados a despertar la curiosidad e interés a fin de que se haga autónomo en procesos tales como la exploración del mundo que le rodea o la manipulación de objetos de su entorno. Debe tenerse en cuenta que la dificultad de la tarea a realizar debe estar equiparada con la existencia de una experiencia extrínseca placentera, para que la realice de forma reiterada con el objetivo de poder vivir de nuevo la experiencia. Así, si el niño se encuentra de pronto con una respuesta negativa, con un “no puedo”, frenará probablemente su aprendizaje de nuevas actividades.


Ejemplo

Para que el niño o niña pueda dirigir su motivación al aprendizaje de las formas y su reconocimiento en el mundo físico, sus necesidades básicas primarias han de estar, de partida, totalmente satisfechas.

Los adultos, comúnmente los padres, son los que pueden ayudar o no al desarrollo de ciertas motivaciones desde la niñez. Si nuestro hijo o hija hace un dibujo y los padres alaban esta labor, con toda seguridad, el recuerdo de esta satisfacción se convertirá en un refuerzo para el desarrollo futuro de esta actividad.

Hay que destacar que se aprenden por un lado las habilidades técnicas y por otro, la motivación.

4.1. Motivación intrínseca

¿Qué hace que una motivación sea intrínseca?

Steiner propone dos elementos:

1 Fuerte atractivo que ejerce la actividad sobre el sujeto. El cometido es realizable, es decir, que, si bien tiene ciertos componentes de dificultad, esta está dentro de las capacidades del niño o la niña.

2 El control que ejerce el sujeto sobre la actividad. El niño o niña desarrolla un sentimiento de competencia porque controla la actividad y eso le produce alegría, una alegría profunda. Csikszentmihalyi señala que esto es notorio cuando el niño o la niña se entusiasma tanto en la actividad que se olvida de sí mismo, es decir, se fusiona con ella.

¿Cómo ayudar entonces a los niños a estar motivados para pintar, para dibujar, para contar, narrar,...?

Lo más importante es que los adultos, en especial padres/madres y educadores/as, estemos muy atentos a esa apertura al mundo que se produce en los pequeños, les incentivemos con palabras de reconocimiento y les dotemos de los materiales necesarios.

A continuación proponemos una serie de frases que se deben usar con nuestro alumnado o hijos/as para incentivar la motivación y las relacionamos con la actitud promovida en estos.


FRASESACTITUD
Lo has conseguidoSoy capaz
Yo sé que lo conseguirásSoy capaz
No dudo de que lo has hecho sin quererSoy bueno
Siempre que quieras aquí estaréAmigo
Estoy orgulloso de tiSatisfacción
Qué alegría me has dadoAlegría
Lo espero todo de tiConfianza
Las metas te las pones túCapacidad


Aplicación práctica

Juan es un buen estudiante que siempre se cuestiona temas relacionados con el medio ambiente. Sus padres le ayudan constantemente y para su cumpleaños deciden comprarle una enciclopedia de la fauna y flora de España adaptada a su edad con la que seguro se sentirá encantado. Juan se siente feliz y siempre intenta ayudar a sus compañeros/as en las actividades de clase.

¿Qué fuentes motivadoras hacen que Juan continúe con su labor investigadora?

SOLUCIÓN

Las tres principales fuentes de motivación que impulsan la labor de Juan son: por un lado, la intelectual, en la medida en que constantemente intenta ir progresando en su aprendizaje; por otro, la emocional, puesto que cada vez se encuentra más feliz con sus nuevos conocimientos; y por último, la social, fomentada tanto por sus padres como por sus compañeros, que le admiran.


Aplicación práctica

Andrés ha comenzado sus clases de guitarra. Se ha dado cuenta de que tiene capacidades para la música y su profesora y sus padres le animan a seguir a diario con sus ensayos. Ahora prepara la obra que tocará en el escenario del colegio en la fiesta fin de curso.

¿Qué tipo principal de motivación impulsa a Andrés a continuar con sus ensayos?

SOLUCIÓN

Juan está motivado de forma intrínseca, ya que toca la guitarra a diario por el simple placer de tocarla. Disfruta con sus progresos y le encanta ver las caras de alegría que sus padres ponen cuando le escuchan.

4.2. Motivación extrínseca

La motivación extrínseca aparece cuando lo que atrae no es la acción que se realiza en sí, sino lo que se recibe a cambio de la actividad realizada. Puede definirse como un estado en el que el individuo se vuelve activo para lograr con su actividad algo que se relaciona artificial o arbitrariamente con ella. En este caso, la tarea es un medio para alcanzar un fin, se realiza para conseguir otras cosas, como causar buena impresión, obtener un trabajo o ganar más dinero. Se puede afirmar que la mayoría de las actividades, tanto de la vida de los niños como de los adultos, se encuentra motivada extrínsecamente.

Ayudemos a que los niños cultiven la curiosidad por el mundo: que deseen conocer las cosas, investigarlas, comprenderlas.

5. Teorías de la motivación

Las diversas escuelas de psicología de la educación ofrecen variados puntos de vista y teorías que guardan relación con la motivación. Veamos de forma general las principales ideas de las teorías más significativas.

5.1. La teoría del Aprendizaje Significativo de Ausubel

Para este, la relevancia de los diferentes tipos de motivación depende de:

1 el tipo de aprendizaje

2 el tipo de rol que el alumno o la alumna tome en el grupo

3 el punto de partida del aprendiz

Ausubel señala que“frecuentemente la mejor manera de enseñar a un estudiante no motivado es ignorar su estado motivacional por un cierto tiempo y concentrarse en enseñar con la mayor eficacia posible. Un cierto aprendizaje tendrá lugar, a pesar de la falta de motivación. Y, a partir de esta satisfacción inicial por haber aprendido algo, es de esperar que se desarrolle la motivación por aprender más”.

Partiendo de los principios expuestos por esta escuela, Araújo y Chadwick proponen ocho consecuencias prácticas relacionadas con la motivación escolar:

1 La motivación es tanto causa como efecto del aprendizaje.

2 La finalidad perseguida debe estar lo más clara posible, lo que aumentará la motivación.

3 Se debe hacer uso de los intereses y motivaciones que los alumnos traen consigo, pero sin restringirse a ellos.

4 Se tiene que aumentar la curiosidad intelectual, lo que se consigue tratando temas que llamen la atención del niño y niña.

5 Una buena selección de objetivos y actividades de acuerdo con el desarrollo psicoevolutivo del alumno sirve para evitar fracasos y frustraciones que pueden causar problemas con respecto a la motivación.

6 Se deben establecer conjuntamente unas metas realistas, evaluando siempre su progresiva consecución.

7 Cada alumno y alumna es un mundo, por lo que las diferencias entre iguales han de ser tenidas en cuenta en la planificación.

8 Usar continuamente la motivación extrínseca evitando la exageración.


Recuerde

Solo hace falta un agente motivador (por ejemplo el padre, la madre, el hermano, ...) para ayudar o no al desarrollo de ciertas motivaciones desde la niñez.

5.2. Teoría de Bandura. La influencia del refuerzo en el comportamiento motivacional

Albert Bandura es el creador de la teoría social del aprendizaje, que se centra en los conceptos de refuerzo y observación. Sostiene que los humanos adquieren destrezas y conductas de modo operante e instrumental y que en la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no. En los niños, afirma Bandura, la observación e imitación se da a través de modelos que pueden ser los padres, educadores, amigos y hasta los héroes de la televisión.

 

La imitación puede darse por los siguientes factores:

1 Por instinto: las acciones observadas despiertan un impulso intuitivo por copiarlas.

2 Por el desarrollo: los niños imitan las acciones que se ajustan a sus estructuras cognoscitivas.

3 Por condicionamiento: las conductas se imitan y refuerzan por moldeamiento.

4 Conducta instrumental: la imitación se vuelve un impulso secundario, por medio de refuerzo repetido de las respuestas, que igualan las de los modelos. La imitación reduce los impulsos.

Los factores cognitivos se refieren concretamente a la capacidad de reflexión y simbolización, así como a la prevención de consecuencias basadas en procesos de comparación, generalización y autoevaluación. En definitiva, el comportamiento depende del ambiente, así como de los factores personales (motivación, retención y producción motora).

5.3. El interés como eje de la motivación. Teoría de Bruner

Bruner explica que “los motivos para aprender deben dejar de ser pasivos, es decir, de mantener al estudiante en estado de espectador; por el contrario, se debe partir, en lo posible, del interés por aquello que va a enseñarse y ese interés se debe mantener de modo amplio y diversificado durante la enseñanza”.

De esta forma, los materiales que se usen en el proceso de enseñanza aprendizaje tienen un papel fundamental ya que por ellos mismos se bastan para motivar el aprendizaje. Para ello es necesario que el enseñante demuestre el interés de estos, lo que provocará un desequilibrio de excitación en el estudiante que será motivo de descubrimiento.


Sabía que...

Bruner ofreció su idea de escuela en los siguientes términos: “La escuela empieza a presentar una visión del mundo tan ajena o tan remota que muchos educandos no pueden encontrar en ella un lugar para ellos o para sus amigos. Lo que necesitamos es un movimiento de reforma escolar con una idea más clara de hacia dónde vamos, con convicciones más profundas sobre el tipo de gente que queremos ser”.

5.4. Piaget: teoría genética y el equilibrio motivacional

La motivación es el motor para el desarrollo de la inteligencia. Además, esta se encuentra en el propio individuo, distinguiéndose tres motivaciones fundamentales: el hambre, el equilibrio y la independencia con relación al ambiente.

Así, para él las fuerzas externas influyen en el alumno y la alumna y lo llevan a un estado de desequilibrio. En este momento, el niño o niña intenta crear nuevas estrategias de adaptación a la nueva situación. Al ser esta situación uno de los elementos más motivadores, la situación de conflicto impulsa al niño o niña al restablecimiento del equilibrio, tanto en el aula como en su ambiente natural (Araujo y Chadwick op. Cit. 133).

6. Motivar a través del juego

Los primeros aprendizajes de los niños y niñas se hacen a través del juego, ocupando este la mayor parte de las horas y atención de ellos. Aprender es un juego para los pequeños porque en los primeros años una y otra cosa no son muy diferentes. El juego es motor de motivación a cualquier edad si es adecuado al nivel y a los intereses del que juega.

6.1. El juego como método

Usar el juego como método de enseñanza es crucial para el desarrollo infantil, dado que en este indisolublemente conviven trabajo y juego, y que para ellos, jugar es la actividad que llena sus vidas. Como educadores en general debemos saber que el niño jugando se relaciona con su medio, aprendiendo de manera inconsciente para qué sirven las cosas que le rodean. Los juegos van interiorizados en los niños, no hace falta que se les explique cuál es su importancia.

El niño necesita tiempo para jugar, para sus creaciones y para que su imaginación le empuje a variados experimentos positivos. Mediante el juego, el niño siente la necesidad de tener compañía, porque el juego lleva unido el espíritu de la sociabilidad.

Para conseguir nuestro objetivo de educar, el juego debe ser por un lado variado y, por otro lado, debe ofrecer problemas a resolver, progresivamente con mayor dificultad e interés. En el juego, los niños deben ser los protagonistas de una acción heroica creada a partir de su maravillosa imaginación.

El niño descubre y analiza el mundo que le rodea. En esta exploración, los padres, las madres y los docentes juegan un papel básico puesto que han de estar a su lado ayudándole en su insaciable curiosidad, contestando a sus constantes porqués.


Ejemplo

Estamos en clase llevando a cabo la siguiente actividad:

1 Título: ¿Dónde estamos?

2 Materiales: Cartulina, rotulador negro y alfileres

3 Actividad: Poner en el tablón de anuncios una cartulina, en la que previamente se habrá dibujado una casa y una escuela. En una caja habrá carteles pequeños plastificados con el nombre de cada niño y niña. Por la mañana, al llegar a la escuela, cada niño/a pondrá su cartel en el dibujo de la escuela. Al final del día, antes de irse, lo cambiará de lugar y lo pondrá en la casa. Juntos, el/la educador/a y los niños mirarán qué compañeros y compañeras están en la escuela, si falta alguno de ellos, etc. y se trabajará con los nombres de cada alumno/a. Los carteles pueden clasificarse según distintos criterios: los que empiezan igual, los que contienen una letra en concreto, etc. De este modo, los niños se fijarán en la escritura, lo que les ayudará a recordar visualmente los nombres de los compañeros y compañeras de la clase.


Ejemplo

1 Objetivo perseguido: reconocer formas geométricas elementales y desarrollar la motricidad fina.

2 Materiales: tijeras, cartulinas, lápices de colores, papel manila 20x30 cm aproximadamente.

3 Actividad: Preparamos un tablero con las cuatro formas geométricas elementales (círculo, triángulo, cuadrado y rectángulo) cada una recortada de una cartulina de 20x30 cm, utilizando distintos colores para cada figura. También se recortan varios juegos pequeños de las cuatro figuras, uno para cada niño, de manera que cada figura tenga también el mismo color que la respectiva figura de mayor tamaño colocada en el tablero. Las figuras que se ponen en el tablero causan impacto visual y son de gran ayuda a la hora de enseñar las formas geométricas básicas. Las figuras se presentan de una en una. Por ejemplo, el día dedicado al círculo se da a cada niño un círculo pequeño. El educador pregunta quién puede encontrar un círculo grande en el tablero. Luego explica qué es el círculo y hace que los pequeños lo formen con los dedos. Se les dice a niños y niñas que formen un círculo en torno al docente. Por último se ofrece a cada niño y niña un pliego de papel de manila de 20x30 cm, donde los alumnos y alumnas dibujarán tantos círculos como les sean posibles. Mientras llevan a cabo la actividad, se puede grabar en el papel el círculo de cartulina que anteriormente se les había dado.


Ejemplo

Una estrategia metodológica a nivel de aula para atender a alumnado que presente necesidades educativas especiales es claramente la priorización, introducción, modificación o eliminación de objetivos.

Cuando un alumno o alumna con necesidades educativas especiales forma parte de nuestro grupo clase es necesario hacer una selección previa de cuáles serán los objetivos y contenidos que le resultarán alcanzables y relevantes. Esta circunstancia implica atender a un criterio de funcionalidad según el cual habrá alumnos y alumnas para los que determinados objetivos serán absolutamente irrelevantes, resultando mucho más conveniente decantarse por otros alternativos. A veces basta con priorizar, modificar o incluso introducir nuevos objetivos específicos para un determinado alumno o alumna. Sin embargo, habrá ocasiones en que se tendrá que optar por eliminar ciertos objetivos y contenidos de los planteamientos iniciales, siendo esta la última opción.


Aplicación práctica

Una estrategia que como educadores podemos llevar a cabo para atender de manera personalizada y motivadora a todo el alumnado, y fundamentalmente a alumnado con necesidades educativas especiales, es controlar la ubicación en el aula.

¿Por qué cree que es importante esta estrategia metodológica?

SOLUCIÓN

Si tenemos en el aula a algún niño o niña con necesidades educativas especiales, debemos situarlo siempre en un sitio que facilite nuestra máxima atención. Evidentemente, no es recomendable situarlo atrás, escorado o lejos de nuestra posición.

Una buena localización suele ser normalmente cercano al lugar de ubicación de la mesa del docente, de manera que sea más fácil acercarse a él o a ella, que podamos seguir con un simple vistazo en todo momento la evolución de su trabajo, y se nos permita más fácilmente controlar su conducta y nivel de atención.

No debe sorprendernos que los niños, además de sus compañeros reales, hagan uso en su juego de uno o varios compañeros imaginarios. Así, si de repente observamos que comienzan a hablar con distintos tonos de voz teniendo incluso una larga y curiosa conversación consigo mismos, tenemos que pensar que están desarrollando su imaginación.

La óptica del niño sobre el juego es muy diferente a la que el adulto posee, ninguno de los motivos que lleva a un adulto a jugar interviene a la hora de que un niño juegue.

6.2. La motivación dentro del juego

Las características del juego que contribuyen a la motivación de niños y niñas son:

1 El juego es una actividad libre, espontánea, en la que no intervienen refuerzos.

2 Es un medio para que los niños y niñas expresen sus intereses, motivaciones, y actitudes.

3 Es una conducta que produce placer, donde los medios tienen más importancia que los fines.

4 Es una actividad en la que el niño interviene íntegramente. Este aspecto es quizás uno de los más importantes desde una perspectiva educativa.

5 Necesita de determinadas actitudes y escenarios. De hecho, puede observarse cómo los niños se adecuan rápidamente a los distintos escenarios en los que se encuentran y adoptan roles con una asombrosa facilidad.

Cabe ahora plantearnos las diferentes dimensiones en las que el juego interviene en el desarrollo de los chicos y chicas en esta etapa.

En primer lugar, el juego es un factor clave para la maduración motriz. En este sentido, Ovide Declory, quien apostó por crear un ambiente motivador con grupos muy homogéneos basados en la globalización, la escuela activa y la observación de la naturaleza, integró las dinámicas de juego en su propuesta de globalización como medio de evolución en el desarrollo y de aprendizaje.

Casi desde el nacimiento, los bebés consiguen un placer debido al juego por la mera extensión de sus extremidades, la agitación de brazos y pies. Así, poco a poco, estos movimientos se irán ampliando, transformándose en juegos que aumentan su habilidad motriz.


Una de las frases más célebres de Albert Bandura es: “el niño aprende modelando”.

Es estos primeros juegos, es el movimiento el que predomina. Sin embargo, como consecuencia del desarrollo evolutivo, esta situación irá cambiando. La mente, poco a poco, va pasando a tener un papel primordial, denotándose esta transición en la realización de juegos de equilibrio y de aquellos en los que se expone la actividad corporal.

 

Un estadio importante de la maduración motriz es el desarrollo de la psicomotricidad fina. El juego contribuye de manera directa al desarrollo de esta: juegos de encaje de piezas, uso de elementos de corte como tijeras, etc.

En segundo lugar, el juego es un potenciador de la actividad cognitiva. De hecho, la relación existente entre la estructura mental y la actividad basada en el juego fue ya puesta de manifiesto por Piaget. Esta relación se confirma en la evolución del juego, que va desde juegos elementales fundamentalmente sensoriales a complejos juegos con gran cantidad de reglas que contienen gran variedad de normas que rigen nuestra sociedad. A través del juego surgen nuevos retos, y al solucionarlos el niño va encontrando un equilibrio entre su persona y el mundo físico.

En la pedagogía lúdica, la figura del docente es clave como creadora de ambientes de enseñanza-aprendizaje. Esto lleva consigo una buena organización espacial del aula y del centro escolar, así como una selección y distribución de los medios en esos espacios.


Los juegos son una parte esencial en la infancia de los niños y niñas. El juego motiva.

Es contraproducente un centro con una normativa muy estática sobre el uso espacio-temporal para la actividad lúdica, limitándose la posibilidad de que surja el juego de una forma natural.

Un centro en el que el juego tenga un papel a la vez formativo y motivador debe contar con:

1 Espacios estimulantes en fondo y forma en dos sentidos: un escenario psicológico donde el niño se sienta con seguridad y libertad para actuar; y un escenario con ambientes y objetos que estimulen el juego.

2 Tiempo para desarrollar la actividad de juego.

3 Una colección de juguetes y materiales que den respuesta a las necesidades, intereses, destrezas y ritmos de aprendizaje de los niños y niñas.

4 Un educador que garantice situaciones para que el juego se realice.

En tercer lugar, el juego es un facilitador del desarrollo afectivo. Y es que, en los primeros momentos, todo juego se realiza bajo la supervisión de una persona adulta, creándose un vínculo con esta que conlleva la creación de una relación de afecto. Por tanto, de aquí la significación social que alcanza la actividad del juego.

Se nos plantea el juego como un lenguaje privilegiado del niño, un medio que usará para proyectar sus sentimientos, sus deseos, etc.

De hecho, en psicoterapia son muy usadas las terapias con juegos, ya que los impulsos han sido oprimidos, los deseos reprimidos y las emociones más recónditas se exteriorizan a través de estos. Así, los juegos simbólicos son los más apropiados para ellas, aunque también los de construcción representan en otras ocasiones impresiones psíquicas.

En cuarto lugar, el juego es social en su medio, en su forma de desarrollarse y en sus afectos. Es esta quizás la principal característica que lo define (los juegos tradicionales pasan de generación a generación siempre en situaciones de socialización).

Los pequeños se reagrupan en parejas, tríos, etc., para jugar en situaciones caracterizadas por una armonía casi perfecta. Exploran el medio e imitan la actividad de uno de ellos, que puede por cualquier motivo interesarles más.

Cabe destacar que son muchos psicólogos y pedagogos los que señalan que los juegos de grupo suelen utilizarse para promover el desarrollo cognitivo y moral en los niños.