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Soluciones globales, Asociaciones internacionales

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Dicho esto, el riesgo de transición para muchos países de renta baja y media sigue siendo elevado, especialmente por su menor capacidad de mitigación. El riesgo al que se enfrentan algunos países africanos, como Chad, la República Democrática del Congo o Nigeria es mayor que el de algunos países europeos. En algunos casos, ello se debe a la elevada dependencia de los ingresos procedentes de combustibles fósiles. Y, sobre todo, refleja la escasa capacidad de mitigación, con una lenta penetración hasta el momento de las energías renovables como fuente de energía y una falta de compromiso con el cambio, aspecto en el que también influye la falta de financiación. Además, incluso cuando los riesgos de transición son bajos, las inversiones verdes en los países en desarrollo siguen siendo urgentes. Se necesitan enormes inversiones para colmar las lagunas en infraestructuras, reducir la pobreza y crear puestos de trabajo dignos, de forma que no se produzcan emisiones insostenibles de gases de efecto invernadero. Esta transición en el desarrollo también tiene que formar parte de la transición climática mundial.

La financiación del desarrollo ecológico debe estar a la altura del reto

Los riesgos climáticos a los que se enfrentan las economías en desarrollo y emergentes demuestran la importancia de movilizar financiación suficiente para el desarrollo de la acción climática. Ahí es donde los bancos multilaterales de desarrollo, como el BEI, tienen que desempeñar un papel vital. En 2020, el 30 % de los préstamos del BEI fuera de la Unión Europea se destinó a mitigación del cambio climático y adaptación a sus efectos. Como banco climático de la UE, nos hemos comprometido a destinar el 50 % de nuestros préstamos a la acción por el clima de aquí a 2025. Es algo vital, porque la financiación del desarrollo para la acción por el clima está todavía muy por debajo de las necesidades. Hace poco más de diez años, los países desarrollados se comprometieron a aumentar la financiación climática para países en desarrollo hasta 100 000 millones de dólares por año para 2020. Las últimas estimaciones indican que este objetivo no se ha cumplido[10].

Sin embargo, el objetivo de 100 000 millones de dólares debe considerarse un punto de partida, no un techo. Ahora que ya hemos superado el año 2020, tenemos que fijar un objetivo todavía más ambicioso, en línea con la urgencia y la magnitud de los riesgos que los países en desarrollo, y el mundo en general, afrontan por causa del cambio climático.

Matteo Ferrazzi, Fotios Kalantzis, Sanne Zwart y Tessa Bending son economistas en el Banco Europeo de Inversiones.

CÓMO LUCHAR CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO DESDE LA IGUALDAD DE GÉNERO

Las inversiones en desarrollo en las que participan las mujeres y tienen en cuenta sus necesidades son más eficaces y sostenibles

Moa Westman

En muchos sentidos, las mujeres encabezan el llamamiento a una acción climática. Son líderes, empresarias y activistas. Por ejemplo, Greta Thunberg, la activista sueca de 17 años, Patricia Espinosa, la diplomática mexicana que dirige la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o las numerosas mujeres líderes empresariales activas en iniciativas climáticas.

No obstante, en general, las mujeres siguen estado muy poco representadas en los órganos de decisión que diseñan acciones climáticas o elaboran políticas, ya sea en el sector público o en el privado. Sin embargo, los proyectos y políticas relacionados con el clima en los que participan las mujeres han demostrado ser más eficaces y ofrecen mejores resultados medioambientales, según la ONU.

Aunque el cambio climático puede ser devastador para todos, especialmente para las personas cuyos ingresos dependen de recursos naturales, afecta a las mujeres y a los hombres de forma diferente. El género y los roles sociales definen el acceso de hombres y mujeres a los recursos productivos, naturales y financieros, lo que incide en su resiliencia a los efectos del cambio climático. Los proyectos e inversiones ejecutados sin una participación significativa demujeres son menos eficaces y a menudo agravan las desigualdades de género ya existentes.

Añadir mujeres a la ecuación

El Banco Europeo de Inversiones asumió el compromiso histórico de alinear todas las actividades de financiación con los objetivos del Acuerdo de París para finales de 2020 y de dedicar al menos el 50 % de su financiación a la acción climática y la sostenibilidad medioambiental para 2025. Para cumplir con estos compromisos, lanzamos nuestra Hoja de ruta del Banco Climático. La hoja de ruta destaca cómo una inversión bien orientada puede ayudar a la transición ecológica y contribuir al desarrollo social y a la igualdad de género. Las acciones climáticas con perspectiva de género pueden reforzar los resultados climáticos y medioambientales y a menudo constituyen un sólido argumento comercial para la inversión. Las inversiones que tienen en cuenta las necesidades de las mujeres contribuyen a ampliar la base de clientes de las empresas, a mejorar la satisfacción de los clientes, a mejorar los resultados financieros y empresariales y a atraer más fondos de otros inversores que buscan tener un impacto.

Estas son algunas de las formas en las que apoyamos la participación de las mujeres.

1: Prestar a las empresarias y a los fondos gestionados por mujeres

Las mujeres emprendedoras son más propensas a crear empresas y fondos de inversión centrados en la sostenibilidad, pero a menudo carecen del capital necesario para ampliarlos. Prestar a estas empresas y fondos puede darles el peso que necesitan para marcar la diferencia. Tenemos un ejemplo en el fondo EcoEnterprises, un fondo medioambiental pionero en América Latina, con un equipo de gestión dirigido por mujeres. El fondo invierte en empresas centradas en la biodiversidad, como silvicultura y agricultura sostenibles. Trabaja activamente con las empresas de su cartera para mejorar las oportunidades de empleo y liderazgo de las mujeres y las comunidades indígenas. El fondo está respaldado por el Banco Europeo de Inversiones y por el FinDev Canadá. EcoEnterprises es la primera inversión de FinDev Canadá en el marco de 2X Challenge, una iniciativa mundial para mejorar el crédito a las empresas dirigidas por mujeres, que dan empleo a mujeres o las favorecen. El BEI forma parte de 2X Challenge.

Las acciones climáticas con perspectiva de género pueden reforzar los resultados climáticos y medioambientales y a menudo constituyen un sólido argumento comercial para la inversión.

2: Financiar proyectos que aborden las desigualdades más arraigadas

Nuestro enfoque de género significa que buscamos proyectos que venzan las desigualdades acumuladas durante generaciones y que limitan el acceso de las mujeres y las niñas a las oportunidades y su capacidad de adaptación a los grandes retos de nuestro tiempo, como el cambio climático.

La agricultura es un buen ejemplo. Las explotaciones familiares dirigidas por mujeres suelen ser más pequeñas que las dirigidas por hombres. Su menor tamaño y su acceso limitado a los recursos productivos y financieros hacen que las mujeres carezcan, por lo general, de fondos para cubrir las pérdidas relacionadas con el clima o para implantar tecnologías que harían sus explotaciones más eficientes y más resilientes al cambio climático. Sin embargo, mejorar las condiciones de las agricultoras podría aumentar el rendimiento de sus explotaciones en un 20-30 %, mejorar la fertilidad del suelo y proteger los ecosistemas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El fondo de inversión InsuReslience, gestionado por BlueOrchard, trabaja con instituciones de microfinanciación para combinar préstamos con seguros que protejan contra fenómenos meteorológicos extremos y desastres naturales. El BEI apoya a BlueOrchard con una inversión de 25 millones de dólares. Como contrapartida, el fondo garantiza que el 40 % de sus inversiones se ajustarán a los criterios de préstamo 2X Challenge, de modo que las mujeres tengan un mejor acceso a la financiación y a los seguros climáticos.

3: Ayudar a nuestros clientes a establecer objetivos de género

A través de nuestro asesoramiento y asistencia técnica, apoyamos los esfuerzos de nuestros clientes para establecer objetivos de empleo femenino en puestos de dirección.

En 2020, responsAbility Investments, que cuenta con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones y del banco neerlandés de desarrollo FMO, pudo incluir uno de sus fondos climáticos en 2X Challenge, al comprometerse a aplicar una perspectiva de género a las inversiones de su cartera y a que al menos el 50 % de las empresas en las que invierte proporcionen empleo de calidad a mujeres.

El sector energético es uno de los menos diversos, ya que las mujeres solo representan el 32 % de la mano de obra. Las inversiones del fondo en soluciones de energía renovable fuera de la red también pueden mejorar la vida de las mujeres. Según Oxfam, las mujeres de las comunidades rurales dedican hasta 14 horas al día a cuidados no remunerados. Gran parte de este trabajo se dedica a la recogida de leña, lo que limita la capacidad de las mujeres y de las niñas para realizar actividades educativas o productivas. d.light, una de las inversiones del fondo en África Oriental, ofrece un plan de pago por uso que permite a los hogares de renta baja comprar linternas y kits de energía doméstica alimentados con energía solar. Las linternas permiten a las propietarias de tiendas ampliar su horario comercial hasta bien entrada la noche.

 

Los inversores en el ámbito del clima deben reflexionar detenidamente sobre la mejor manera de promover la igualdad de género en la acción climática y la sostenibilidad medioambiental, al tiempo que también empoderan a las mujeres y crean nuevos mercados. Unas inversiones más integradas pueden ayudar a resolver las crisis relacionadas con el cambio climático, el deterioro del medio ambiente y la desigualdad social, de forma que nadie se quede atrás.

Moa Westman es especialista en género del Banco Europeo de Inversiones

ASUMIR RIESGOS

Una innovadora asociación financiera con Luxemburgo respalda los fondos climáticos en los países en desarrollo, reduciendo el riesgo para los inversores privados.

Algunos países carecen de estructuras de financiación o de capacidad para apoyar a las empresas que buscan energías alternativas, eficiencia energética o uso sostenible del suelo. Desbloquear la financiación privada y reducir el riesgo de los proyectos en los países en desarrollo es fundamental para colmar el déficit de financiación.

La plataforma de financiación climática Luxembourg-EIB Climate Finance Platform es un modelo innovador que canaliza la inversión privada junto con la inversión del BEI para hacer frente a estos retos. Creada por el Banco Europeo de Inversiones y Luxemburgo en 2017, la plataforma cuenta con procesos de decisión rápidos y con criterios claros para la financiación climática. Estos criterios derivan de las prioridades de los donantes y de los inversores, así como de la experiencia mundial en financiación climática del BEI, nuestros conocimientos externos, con más de 300 ingenieros y economistas, la coordinación con otras instituciones financieras internacionales, unas normas de inversión líderes en el sector, estrictas normas ambientales y sociales, el seguimiento y la realización de informes. La plataforma tiene como objetivo la reducción de las emisiones y el aumento del ahorro de energía, la recuperación del suelo y la promoción de las nuevas tecnologías.

La plataforma realiza inversiones de capital en tramos junior de fondos estratificados, lo que reduce los riesgos para los inversores del sector privado en los tramos senior. Estos fondos invierten después en empresas de países emergentes que participan en proyectos de mitigación del cambio climático y adaptación a sus efectos. La plataforma tiene un efecto multiplicador, que se define como la relación entre la inversión total en proyectos finales y el compromiso inicial de la plataforma. Así pues, los 20 millones de euros invertidos por la plataforma y los 166 millones de euros invertidos por el BEI apalancan 3 400 millones de euros de inversiones en proyectos.

La plataforma Luxembourg-EIB Climate Finance Platform trabaja actualmente con cuatro fondos:

El Fondo Verde para el Crecimiento, un fondo de inversión de impacto que mitiga el cambio climático y promueve el crecimiento económico sostenible, en primer lugar, mediante la inversión en medidas para reducir el consumo de energía, el uso de recursos y las emisiones de CO2.

El Fondo de Neutralidad de la Degradación del Suelo apoya proyectos promovidos por el sector privado que persiguen una gestión sostenible del suelo, principalmente a través de la agricultura y la silvicultura sostenibles.

El Fondo de Acceso a la Energía Limpia apoya a las pequeñas empresas que ofrecen soluciones de energías renovables. Su objetivo es contribuir a un impacto económico, social y ambiental positivo, ayudando a las empresas a crecer mediante la oferta de capital circulante para financiar las existencias y las cuentas pendientes de cobro, así como deuda para financiar activos de proyectos específicos.

El Fondo de Soluciones para la Resiliencia Climática es el primer fondo de inversión que se centra en la adaptación climática y el primer vehículo de inversión comercial específico para pequeñas empresas que se dedican a la inteligencia y las soluciones climáticas para países en desarrollo (por ejemplo, analítica aplicada a la agricultura).

REHABILITACIÓN FORESTAL PARA EL CHOCOLATE

La demanda de cacao va en aumento, lo que supone una amenaza para los bosques de los países que lo producen. Las nuevas leyes de la UE pretenden atajar la «desforestación importada» y el Gobierno de Costa de Marfil está trabajando con el banco de la UE para rehabilitar sus bosques deteriorados para las generaciones futuras.

Jane Feehan

Costa de Marfil es el mayor productor de cacao del mundo. Cuando me trasladé a este país de África Occidental en 2019, vi de primera mano cómo el Theobroma cacao, una especie originaria de Sudamérica, se ha convertido en una parte integral de su economía. El cacao genera más del 40 % de los ingresos por exportación y su cadena de valor emplea a unos seis millones de marfileños.

Sin embargo, la trágica realidad de este aumento de la producción de cacao es que Costa de Marfil ha perdido sorprendentemente un 60 % de sus bosques en los últimos 25 años. Los bosques que quedan en el país se encuentran principalmente en los parques nacionales y las reservas forestales, pero incluso en estos enclaves ya han sido invadidos por el cacao. La identidad de este país se centra en su capital natural y su patrimonio: el símbolo del elefante, por ejemplo, está en todas partes, pero los elefantes casi han desaparecido en estado salvaje. La desaparición de sus bosques es una pérdida medioambiental todavía más profunda, con consecuencias de gran alcance en todos los aspectos, desde la fertilidad del suelo, la gestión de las cuencas hidrográficas y la calidad del agua, la biodiversidad, las reservas de carbono y la pérdida de gran variedad de bienes y servicios que la gente obtiene de los bosques y de los que dependen muchas zonas rurales más pobres.

Esta situación podría cambiar pronto. Acaba de empezar una década de transformación. Con los antecedentes del Pacto Verde y el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas y propiciada por la creciente preocupación por las repercusiones de la cadena de valor del cacao en la pérdida de los bosques y el bienestar de las personas que trabajan en dicha cadena de valor, la Unión Europea propone ahora dos nuevos instrumentos legislativos, cuya aprobación está prevista para mediados de año. Y el Gobierno de Costa de Marfil se está asociando con el Banco Europeo de Inversiones para financiar un proyecto de repoblación forestal del país.

El cacao se extiende

Costa de Marfil es un país menos desarrollado que ocupa el puesto 162 de los 189 países de Índice de Desarrollo Humano del PNUD y casi un tercio de su población está por debajo del umbral de la pobreza. El país se define en la actualidad por sus ingresos procedentes del cacao, junto con los anacardos, los plátanos y el café.

El consumo de cacao va en aumento, a pesar de que la pandemia de COVID-19 ha supuesto una reducción de la demanda de productos de chocolate artesanal o de lujo, combinada con las interrupciones de la cadena de suministro causadas por las restricciones de la COVID-19. A más largo plazo, se espera que el mercado mundial de cacao en grano crezca a una tasa de crecimiento anual del 7,3 % compuesto, desde 2019 a 2025, para alcanzar los 16 320 millones de dólares. La industria del chocolate tuvo un valor de mercado minorista de 106 190 millones de dólares en 2017 y es probable que crezca hasta los 189 890 millones de dólares para 2026. En términos puramente económicos, es algo bueno para Costa de Marfil, que representa el 42 % de la producción mundial de cacao, pero conlleva riesgos terribles para los bosques del país. Al ritmo actual, todos los bosques naturales de Costa de Marfil desparecerán en 20 años.

Los planes de la UE pueden tener un gran impacto, porque es el mayor importador del cacao que produce Costa de Marfil.

Nueva financiación del BEI junto a nuevas leyes de la UE

Por eso es tan importante la primera de las dos leyes de la UE. Se refiere a la desforestación importada. Con sus importaciones de productos como el cacao, el aceite de palma, el maíz y la soja, la Unión Europea contribuye indirectamente a cerca del 10 % de la desforestación mundial. Para evitar que su considerable poder de mercado siga impulsando la desforestación y la degradación del bosque en otras partes del mundo, la Unión Europea pretende imponer nuevas normas sobre la procedencia y la trazabilidad de una serie de productos básicos, entre los que se encuentra el cacao. La segunda nueva ley integra la sostenibilidad en el marco de la gobernanza empresarial de la UE. Eso significa que la responsabilidad social y medioambiental de las empresas es muy importante.

Los planes de la UE pueden tener un gran impacto, porque es el mayor importador del cacao que produce Costa de Marfil: el 67 % del cacao en grano del país. Los socios de la UE, incluido el Banco Europeo de Inversiones, los Estados miembros y las agencias de desarrollo, han puesto en marcha una iniciativa Equipo Europa para apoyar el cacao sostenible en Costa de Marfil y concentrar los esfuerzos colectivos.

Mientras tanto, el Gobierno de Costa de Marfil ha desarrollado una estrategia a diez años para proteger, rehabilitar y replantar los bosques del país.

Tras una serie de debates de orientación, nuestro equipo de especialistas forestales y financieros está estudiando la mejor forma de que el Banco contribuya a la ejecución y financiación del ambicioso plan del gobierno de Costa de Marfil. Ya hemos recurrido a fondos de asistencia técnica para la fase de evaluación previa y evaluación del plan. Nuestra financiación final se centrará en inversiones estructurales de gran intensidad de capital, como viveros, infraestructuras, equipamiento y actividades de forestación y reforestación, así como actividades de apoyo esenciales, como los estudios e inventarios y los planes de gestión forestal.

El Banco Europeo de Inversiones aporta al proyecto una perspectiva a largo plazo que se ajusta al calendario de Costa de Marfil. Con la cadena de valor del cacao en tela de juicio, nuestras inversiones ayudan a Costa de Marfil a afianzar sus mercados en la UE. También apoyamos a Costa de Marfil en la restauración de su patrimonio natural. Algunas de las especies arborícolas que se van a plantar ayudarán a satisfacer la demanda local y regional de productos forestales y madereros a corto y medio plazo, aliviando la presión sobre los bosques restantes. Otras especies se plantarán pensando en las generaciones futuras: los espectaculares gigantes de los bosques de la región, como los fastuosos ceibos, con su entramado de raíces y su gran envergadura, o emblemáticos árboles madereros de gran valor, como el tiama o el fraké, que se han vuelto escasos en estado silvestre. Estas especies tardan muchas décadas en alcanzar la madurez y son emblemáticas de la transformación que se está produciendo. El crecimiento de estos bosques rehabilitados es un legado de desarrollo que nos sobrevivirá a todos.

Jane Feehan es la directora de la oficina regional del BEI para África Occidental en Abiyán.