Бесплатно

Soluciones globales, Asociaciones internacionales

Текст
0
Отзывы
iOSAndroidWindows Phone
Куда отправить ссылку на приложение?
Не закрывайте это окно, пока не введёте код в мобильном устройстве
ПовторитьСсылка отправлена
Отметить прочитанной
Шрифт:Меньше АаБольше Аа

SOLIDARIDAD Y VACUNAS

Una innovadora iniciativa mundial para aliviar el impacto sanitario y económico de la pandemia implica que los países pobres tengan acceso a las vacunas contra la COVID-19 en África.

Nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos, porque las enfermedades infecciosas no respetan las fronteras. Para proteger a todos, todos los países, independientemente de su renta, deberían tener acceso a la vacuna contra la COVID-19

Esta es la misión de la innovadora iniciativa mundial COVAX, dirigida conjuntamente por GAVI, la Alianza para las Vacunas, la Organización Mundial de la Salud y la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI). Con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones y la Comisión Europea, COVAX pretende garantizar un acceso equitativo a una vacuna COVID-19 segura y eficaz para todo tipo de economías.

«Una distribución justa y equitativa de las vacunas de eficacia probada contra la COVID-19 es clave para hacer frente a la pandemia y aliviar una situación desesperada en los países en desarrollo», afirma Raffaele Cordiner, responsable de inversiones para este proyecto del Banco Europeo de Inversiones. «El esfuerzo conjunto del Banco Europeo de Inversiones y la Comisión Europea a través del Equipo Europa pone de relieve la importancia del enfoque multilateral para resolver los problemas sanitarios mundiales. Europa ha creado un instrumento financiero innovador que ilustra el tipo de solidaridad con nuestros semejantes que se impone en estos momentos difíciles».

El Banco Europeo de Inversiones está invirtiendo 600 millones de euros en el Compromiso Anticipado de Mercado (Advanced Market Commitment, AMC) COVAX, el instrumento de financiación innovador que respalda la participación de 92 países de renta baja y media en el mecanismo COVAX. El instrumento da a estos países acceso a 1 800 millones de dosis de vacunas COVID-19 financiadas por los donantes. Junto con el apoyo adicional para la preparación y entrega en cada país, dirigido por GAVI y sus socios, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, COVAX se asegurará de que los más vulnerables de todos los países puedan ser protegidos, independientemente de sus ingresos. Se trata del mayor apoyo del BEI a la salud pública mundial.

Además de garantizar un acceso justo para todos los países, COVAX se propone acelerar el desarrollo y la fabricación de las vacunas contra la COVID-19. Presta apoyo logístico a las campañas de vacunación, incluida la cadena de suministro de temperatura controlada necesaria para una distribución eficaz de las vacunas.

Casi 100 países participantes autofinanciados contribuyen financieramente a COVAX y aúnan recursos para el desarrollo y la compra de vacunas. Por otra parte, los países de renta baja y media participan en el modelo financiado por las contribuciones de los donantes. Entre ellos se encuentran los países del África subsahariana y los países vecinos del Sur de la UE, donde, de no ser por este mecanismo, las vacunas serían inasequibles. «Se trata de una misión especialmente solidaria», comenta Anna Lynch, especialista en ciencias de la vida del Banco Europeo de Inversiones, que trabajó en el mecanismo COVAX. «Si bien hemos visto cómo se alzaban barreras en toda Europa para prevenir la propagación de la infección, también ha habido una voluntad de contribuir a garantizar un acceso equitativo a las vacunas».

La mitad de los países del mundo de renta baja y la cuarta parte de los países de renta media corren un riesgo alto de sufrir un grave impacto económico debido a la COVID-19. La Organización Mundial de la Salud estima que al total mundial de personas que sufren hambre podrían sumarse 132 millones debido al impacto de la pandemia. «Esta crisis no tiene precedentes en cuanto a la naturaleza mundial y sincronizada del impacto», afirma Debora Revoltella, economista jefa del Banco Europeo de Inversiones. «Casi todos los países y regiones del mundo están afectados. Para todos estos países, o para muchos de ellos, es uno de los impactos sobre el crecimiento más graves que se conocen».

La cooperación y la rapidez han sido notables, para que podamos poner fin a la fase aguda de la pandemia y reconstruir las economías.

Igualdad de acceso a las vacunas para todos

La vacuna es una de las mejores herramientas para superar el impacto de la pandemia sobre la salud y la economía.

COVAX está financiando el desarrollo de una serie de posibles vacunas. Apoya la fabricación de vacunas a escala y la negociación de los precios de las vacunas con los fabricantes. Las inversiones de COVAX permiten a los fabricantes ampliar de inmediato la capacidad de fabricación, produciendo la vacuna incluso durante su evaluación en ensayos clínicos y antes de disponer de una licencia. Si la vacuna tiene éxito, estará disponible de inmediato.

El objetivo de COVAX es garantizar que todos los países puedan acceder a dosis de una vacuna segura y eficaz según un calendario acelerado similar. Es un requisito esencial para controlar la pandemia y reducir su impacto en las economías, las comunidades, las personas, el comercio y los viajes.

En la fase aguda de la pandemia, COVAX se centrará en garantizar el suministro y los recursos suficientes para proporcionar a todos los países vacunas para proteger a las personas más vulnerables: personal sanitario y de asistencia social, ancianos y personas en situación de riesgo por problemas de salud subyacentes. Las vacunas se asignarán equitativamente entre los países autofinanciados y los elegibles en el marco del Compromiso Anticipado de Mercado, sobre la base del Marco de Asignación Justa de la OMS.

La unión hace la fuerza

Los servicios del Banco Europeo de Inversiones han trabajado «tan rápido como ha sido humanamente posible» para estructurar y firmar el acuerdo COVAX, dice Raffaele Cordiner, del banco de la UE. «La cooperación y la rapidez han sido notables, para que podamos poner fin a la fase aguda de la pandemia y reconstruir las economías».

El préstamo del Banco Europeo de Inversiones está respaldado por una garantía de la Comisión Europea en el marco del Fondo Europeo de Desarrollo Sostenible, que promueve una política de ayuda al desarrollo proactiva y apoya principalmente las inversiones en los países vecinos de la UE y África. Hay que sumar la ayuda de la Unión Europea a COVAX por valor de 100 millones de euros.

Este enfoque global de la vacunación permitirá la recuperación social y económica y reducirá las posibilidades de un rebrote de la enfermedad. COVAX muestra que verdaderamente la unión hace la fuerza.

AYUDA RÁPIDA

Para el sistema de salud marroquí, la COVID-19 representa un gran reto. La rápida acción financiera del BEI ayuda a luchar contra la crisis y a formar al personal médico para mejorar la calidad de vida en todo el país.

Las camas se llenan con pacientes de COVID-19 en el hospital universitario Ibn Rochd de Casablanca. El profesor Kamal Marhoum El Filali, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del hospital, opina que el hospital «está gestionando» la afluencia, pero si las admisiones siguen aumentando, dice, el hospital podría quedarse rápidamente sin camas de cuidados intensivos y reanimación. «Las dificultades son cada vez mayores», dice el profesor Marhoum.

Marruecos actuó con decisión para contener la pandemia en la primavera de 2020, confinando a todo el país y bloqueando el turismo y los desplazamientos, pero, al igual que muchas naciones, Marruecos se enfrentó a una segunda oleada de infecciones. Desde noviembre de 2020, más de 320 000 personas, en un país de 37 millones de habitantes, habían contraído la enfermedad y alrededor de 5 000 habían fallecido. El sistema de salud estaba sometido a mucha presión.

El hospital universitario solo admite pacientes con casos graves de COVID-19 (los que requieren cuidados intensivos o reanimación) y al personal sanitario infectado con el virus. Uno de los mayores problemas del hospital, afirma el profesor Marhoum, es gestionar el creciente número de trabajadores hospitalarios que han caído enfermos o han estado expuestos al virus y que necesitan pasar por una cuarentena de hasta 14 días. «Ya teníamos poco personal», dice. «Nuestro problema organizativo es enorme».

Enfrentarse a una pandemia

Cuando Marruecos se confinó en la primavera de 2020, el país solo había registrado 77 casos de coronavirus. El Gobierno había visto cómo el virus causaba estragos en España y los funcionarios eran conscientes de que su sistema de salud carecía de los recursos necesarios para luchar contra una ola de contagios de este tipo. «Si hubiéramos alcanzado el mismo nivel que Europa, nos habríamos visto superados», declara el profesor Marhoum.

Las drásticas medidas permitieron a Marruecos contener el número de fallecimientos. La tasa de mortalidad (el número de muertes por infecciones totales) en la primera ola fue una de las más bajas del mundo. Como en otras partes de África, la baja tasa de mortalidad se atribuye a la juventud de la población en Marruecos.

El confinamiento también dio al Gobierno un margen de tiempo precioso para montar instalaciones de diagnóstico, sitios web y líneas telefónicas directas para comunicarse con el público. El Gobierno trabajó con organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud para perfeccionar su respuesta a la pandemia y recaudó los fondos que se necesitaban urgentemente entre los proveedores de fondos internacionales, incluido el Banco Europeo de Inversiones, que ha concedido un préstamo de 200 millones de euros para suministros médicos, capacitación y otras medidas de refuerzo del sistema de salud. Estos esfuerzos evitaron que el frágil sistema sanitario del país y los 9 200 médicos del sector público sufrieran graves tensiones.

 

Contacto constante

El confinamiento se decretó en Marruecos apenas una semana después de que Hervé Guenassia, un responsable principal de préstamos del Banco Europeo de Inversiones y encargado de las operaciones con Marruecos, regresara a Luxemburgo desde Casablanca. Hervé Guenassia se mantuvo en contacto constante con las autoridades marroquíes a medida que avanzaba la pandemia y el banco de la UE respondió rápidamente a una solicitud de ayuda en marzo. El préstamo del BEI de 200 millones de euros se destina a productos, suministros y equipos médicos. Las condiciones flexibles del préstamo permiten a Marruecos utilizar el dinero para las compras de suministros relacionados con la salud y la COVID-19 realizadas desde el 1 de febrero de 2020 y permiten a los funcionarios presentar pruebas de compras retroactivas. El préstamo también puede cubrir hasta el 90 % del coste del proyecto, muy por encima del límite normal del 50 %.

La urgencia y la presión eran enormes, ya que estábamos literalmente salvando vidas. El tiempo era fundamental.

El dinero llegó a Marruecos en un tiempo récord, con 100 millones de euros desembolsados en solo un mes. «La urgencia y la presión eran enormes, ya que estábamos literalmente salvando vidas», declara Hervé Guenassia. «El tiempo era fundamental».

Hervé Guenassia utilizó el préstamo a Marruecos como trampolín para crear un mecanismo global, el préstamo para programas de salud pública de países vecinos en materia de lucha contra la COVID-19, para ayudar a los vecinos de la UE en Europa del Este, Oriente Medio y África del Norte a hacer frente a la crisis. El Consejo de Administración del BEI aprobó el nuevo préstamo para programas rápidamente, en el plazo de un mes. Este préstamo ha sido posible gracias al Equipo Europa, que ayuda a los países socios de la UE a hacer frente a la pandemia combinando recursos de la Comisión Europea, los Estados miembros, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.

Asociación a largo plazo

Desde 2006, el Banco Europeo de Inversiones ha cofinanciado un programa de reconstrucción, rehabilitación y equipamiento de hospitales a gran escala, financiando 16 hospitales existentes con un préstamo de 70 millones de euros y una subvención de 13 millones de euros. Este ambicioso programa de modernización ha ido acompañado de nuevos métodos e instrumentos de planificación y ejecución, muchos de los cuales han sido fruto de la participación de la Comisión Europea. Uno de estos hospitales, el Príncipe Moulay Abdellah, en Salé, es la prueba del impacto concreto de la financiación a largo plazo del BEI en el sector sanitario. Al pasar de 159 a 250 camas, el hospital se convirtió en un centro regional de atención a los pacientes durante el pico de la pandemia.

Aun así, Marruecos es uno de los países africanos más afectados por el coronavirus. Anna Barone, jefa de la oficina del BEI en Marruecos, dice que la pandemia puso de manifiesto enormes lagunas en el sistema sanitario del país: una infraestructura hospitalaria insuficiente, la falta de personal médico capacitado y las grandes disparidades en la cobertura sanitaria. Al comienzo de la crisis, Marruecos era uno de los países con menos camas hospitalarias por habitante de la región, con solo 1,1 camas por cada 1 000 habitantes. El gasto público total anual en salud también es bajo para la región, unos 160 dólares estadounidenses por habitante.

Si bien la falta de infraestructuras sigue siendo un reto abrumador, a corto plazo Marruecos ha logrado responder eficazmente a la crisis, aprovechando con éxito el apoyo de la comunidad internacional para obtener financiación y asesoría especializada. El país ha duplicado el número de camas de hospital en cuidados intensivos hasta alcanzar unas 3 000. Los préstamos del BEI y de otros proveedores de fondos han contribuido a sufragar los suministros, equipos y tratamientos médicos que tanto se necesitan, así como la formación del personal sanitario. Marruecos tiene alrededor de un tercio del número de médicos por cada 1 000 habitantes que tiene el país vecino, Túnez (0,54 por cada 1 000 habitantes). Parte del préstamo del BEI se destinará a inversiones «inmateriales», como la formación del personal sanitario y el personal administrativo de los hospitales.

Camino accidentado hacia la atención sanitaria universal

Marruecos puso en marcha en 2002 un plan para introducir la asistencia sanitaria universal. Los resultados son patentes. La esperanza de vida en Marruecos es elevada y los indicadores clave mejoran constantemente. La mortalidad infantil se redujo a la mitad de 42 muertes por cada 1 000 nacidos vivos en 2000 a 20 en 2017.

La campaña más reciente para ampliar la cobertura sanitaria adopta la forma de una estrategia quinquenal, de 2017 a 2021, que se propone mejorar los recursos hospitalarios, ampliar la cobertura médica a los trabajadores autónomos o a las profesiones reglamentadas, aumentar el número de empleados del sector sanitario y normalizar la educación que reciben los estudiantes de medicina en Marruecos.

Sin embargo, la realidad es que la atención sanitaria, en particular la atención primaria, sigue sin estar al alcance de muchos marroquíes. Aunque el Objetivo 3 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas reivindica el acceso universal a la atención médica, al menos la básica, muchos marroquíes no pueden acceder a ella, ya sea porque viven en zonas rurales o porque no están cubiertos por el sistema público de seguro de enfermedad.

La crisis como oportunidad para la reforma

Anna Barone afirma que la oleada de apoyo internacional que Marruecos recibió durante la pandemia podría proporcionar el impulso necesario para abordar los aspectos pendientes que podrían mejorar el acceso a la asistencia sanitaria. «Tenemos que aprovechar la urgencia de la crisis para aplicar reformas que normalmente llevarían mucho más tiempo», añade.

El Banco Europeo de Inversiones también es un operador clave. Anna Barone opina que el Banco puede ayudar a aumentar la cooperación entre las diferentes agencias involucradas en la asistencia sanitaria marroquí, proporcionando experiencia y apoyo técnico. El banco de la UE también puede ayudar a construir más hospitales y renovar los existentes, especialmente en las zonas rurales.

La Unión Europea y Marruecos están trabajando en un nuevo programa de cooperación para 2021-2027, que también podría dar un nuevo impulso a las reformas. «Es una gran oportunidad para establecer prioridades que permitan reactivar la economía y apoyar a la sociedad, convirtiendo la mejora de la salud en un pilar central de la recuperación del país».

SALVAR LOS SUEÑOS DE LA JUVENTUD

Durante el confinamiento por la COVID-19, la educación se ha visto afectada. Marruecos y Túnez han actuado con rapidez, equipando a los estudiantes para que aprendan a distancia y progresen.

Más de 1 600 millones de estudiantes en todo el mundo han visto cómo sus escuelas cerraban durante la pandemia de COVID-19. La crisis obligó a las escuelas a trabajar en línea, lo que ha agudizado las desigualdades que ya existían en los sistemas educativos. De vuelta a las aulas, los profesores se han enfrentado a la ingente tarea de recuperar los meses de aprendizaje perdidos.

Cuando el Gobierno tunecino decidió reabrir las escuelas para los exámenes de fin de curso en el verano de 2020, parte de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones se dedicó rápidamente a la compra de mascarillas y desinfectantes para manos, de modo que 220 000 alumnos y 160 000 profesores pudieran mantenerse sanos y seguros.

El proyecto de 220 millones de euros para modernizar casi un tercio de los centros de enseñanza secundaria en todo el país está financiado por el Banco Europeo de Inversiones, el Gobierno tunecino, el banco de fomento alemán y la Unión Europea. Gracias a este gran proyecto, 317 alumnos de secundaria de la escuela rural de Azmour, en el noreste de Túnez, disponen de un centro recién renovado, con equipos e instalaciones de última generación.

Sin ordenador portátil ni Internet

Cuando la pandemia obligó a cerrar las escuelas marroquíes, la enseñanza a distancia no fue fácil para numerosos estudiantes de la Universidad Euromed de Fez. Muchos carecían de ordenadores portátiles y de acceso fiable a Internet. La Universidad hizo una petición especial de ayuda, pues el Banco Europeo de Inversiones y la Unión Europea ya habían financiado la construcción de la Universidad. El Banco y la Delegación de la UE en Marruecos donaron 500 000 euros de la Comisión Europea para ayudar a los estudiantes a trabajar desde casa.

Pocas semanas después de la donación de la UE, se entregaron 420 ordenadores portátiles que ofrecían acceso ilimitado a Internet a estudiantes de la Universidad Euromed que carecían de ellos y vivían en zonas remotas y mal conectadas. Una de ellas, Nouhayla Chahm, podrá conservar su portátil durante al menos tres años, ya que tiene excelentes notas. «Estoy agradecida a mi Universidad y a la Unión Europea por darme el valor y la energía de seguir adelante», declara.

La ayuda también sirvió para comprar impresoras 3-D y hacer centenares de mascarillas reutilizables y filtros desechables para estudiantes y personal. Gracias a este uso eficaz de la tecnología, la Universidad Euromed también está mejorando las perspectivas de los estudiantes en el mundo laboral. La pandemia ha acelerado la revolución de la enseñanza digital y el Banco Europeo de Inversiones está siguiendo el ritmo.

¿CUÁL ES SU RIESGO FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO?

La reducción de la pobreza y la acción climática van ahora de la mano, porque los países de renta baja están entre los más vulnerables al calentamiento global y los menos capaces de adaptarse. La evaluación de los riesgos del cambio climático ayuda a mostrar dónde es más necesaria la ayuda.

Matteo Ferrazzi, Fotios Kalantzis, Sanne Zwart y Tessa Bending

Una parte fundamental de la actividad del Banco Europeo de Inversiones, en su calidad de banco climático de la UE y uno de los principales proveedores de financiación para el desarrollo en todo el mundo, consiste en comprender el cambio climático. Hacemos un seguimiento de la huella de carbono de nuestros proyectos y diseñamos medidas para reducir las emisiones. Además, examinamos todas nuestras inversiones para estar seguros de su compatibilidad con los objetivos del Acuerdo de París. Es fundamental garantizar que el diseño de los proyectos tenga en cuenta los riesgos derivados del cambio climático. Reconocer el riesgo climático (y la necesidad de adaptarse a él y mitigar sus efectos) ayuda a garantizar que no perdamos oportunidades de mejorar la resiliencia climática.

Comprender las dimensiones del riesgo climático

Es importante ser conscientes de cómo el cambio climático y la transición climática podrían afectar cada vez más a las economías y las sociedades de los países en los que trabajamos. Entre una serie de análisis económicos relacionados con el cambio climático, en el BEI hemos desarrollado el índice de riesgo climático de país, que se basa en datos existentes y estudios punteros sobre los impactos del cambio climático para cada país[9]. Este índice nos permite comparar los países para ver aquellos en los que los riesgos generales son más elevados y en los que la intervención para desarrollar y apoyar la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos puede marcar realmente la diferencia.

Para cada país, examinamos dos tipos principales de riesgo. El riesgo físico incluye todos los impactos futuros del cambio climático, incluido el riesgo de desastres naturales («riesgo agudo»), así como cambios más graduales («riesgo crónico»). Los riesgos de transición son riesgos políticos y normativos impulsados por la introducción de políticas climáticas estrictas para ayudar a los países a lograr la neutralidad de carbono en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Estas políticas climáticas afectan al coste de hacer negocios y a la rentabilidad de los activos nacionales, aumentando la probabilidad de que los activos intensivos en carbono queden atrás.

 

Cuantificar los riesgos físicos del cambio climático

El índice relativo a los riesgos físicos se basa en una estimación de la carga total anual a la que se enfrenta cada país en daños, costes y pérdidas relacionados con el cambio climático. Se compone de los elementos siguientes:

• Riesgo agudo de fenómenos meteorológicos extremos (tormentas, olas de calor, niebla, etc.) y otras catástrofes naturales relacionadas con el clima (inundaciones, corrimientos de tierra, sequías, incendios forestales, etc.).

• Los riesgos crónicos se derivan de los cambios graduales y a largo plazo de los patrones climáticos como:

• Impacto en la agricultura y la producción de alimentos.

• Impacto de la subida del nivel del mar como consecuencia del deshielo de los glaciares y las capas de hielo.

• Impacto en la calidad de las infraestructuras necesarias. Al igual que las catástrofes naturales suponen riesgos agudos para las infraestructuras (como riesgo de daños), los cambios graduales en el clima pueden someter a infraestructuras como carreteras, puertos, sistemas de telecomunicaciones, a una mayor presión, lo que hace necesarias las mejoras y aumenta los costes de capital y mantenimiento.

• El impacto del aumento de las temperaturas en la productividad laboral, especialmente en actividades al aire libre.

Para calcular estos impactos, nos basamos en estudios empíricos y otras investigaciones académicas sobre el coste económico de los fenómenos y cambios climáticos, normalmente en términos de costes monetarios o de pérdidas porcentuales del producto interior bruto.

Además, la puntuación del riesgo físico incorpora una evaluación de la capacidad de adaptación de cada país al cambio climático. Cuanto más se puedan adaptar los países para reducir su vulnerabilidad al cambio climático, menos graves serán los impactos que sufran. Los ingresos fiscales y las calificaciones de riesgo soberano se utilizan como indicadores de la capacidad financiera de cada país para adaptarse al cambio climático, mientras que los factores de gobernanza y el nivel de desarrollo humano se utilizan como indicadores de la capacidad institucional.

Cuantificar los riesgos de la transición climática

Del mismo modo, la puntuación de los riesgos de transición se basa en una evaluación de la exposición de un país a los cambios económicos que supone la transición climática mundial y en su capacidad para reducir los impactos negativos de esta exposición (capacidad de mitigación). Los países pueden mitigar los riesgos de transición adoptando medidas para limitar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los impactos económicos a largo plazo de la transición climática serán menores para los países que puedan pasar rápidamente a un modelo de desarrollo con menores emisiones de carbono.

La exposición a la transición se basa en:

• Los ingresos derivados del negocio de los combustibles fósiles. Se espera que disminuyan en el futuro a causa de las políticas climáticas más estrictas y de los cambios en las preferencias de los consumidores.

• La eficiencia actual de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es probable que las emisiones altas supongan mayores costes en el futuro, como consecuencia del aumento de los precios del carbono.

La capacidad de mitigación se basa en tres dimensiones:

• Eficacia de la implantación de fuentes de energía renovables.

• Eficacia de la aplicación de mejoras de la eficiencia energética.

• Nivel de compromiso para hacer frente al cambio climático, basado en las «contribuciones determinadas a nivel nacional» que cada país ha establecido en el marco del Acuerdo de París.

Basándonos en la literatura económica y en análisis econométricos, hemos dado a estos distintos componentes la ponderación adecuada para crear un indicador complejo que refleje la puntuación del país respecto al riesgo de transición.

Los países de renta baja son más vulnerables a los riesgos físicos derivados del cambio climático

Ningún país es inmune a los impactos del cambio climático. Algunos países y regiones son mucho más vulnerables que otros a los efectos físicos directos del cambio climático. El índice de riesgo físico de país del BEI muestra claramente las regiones más expuestas: el África subsahariana, en particular el Sahel, las economías del sur y el sudeste asiático, en particular las que más dependen de la agricultura y las zonas costeras bajas, y las pequeñas naciones insulares del Caribe y del Pacífico.


La vulnerabilidad de tantos países de renta media y baja se debe en parte a su situación geográfica y climática. Los pequeños estados insulares del Caribe y del Pacífico son especialmente vulnerables a huracanes y ciclones, así como a la subida del nivel del mar. Muchos países de Asia y África son especialmente vulnerables a los impactos a largo plazo en la agricultura, así como al impacto de las temperaturas excesivas sobre la productividad laboral. Muchos países de Asia y del Sudeste Asiático son muy vulnerables a la subida del nivel del mar, al igual que algunos países costeros africanos.

La capacidad de adaptación al cambio climático y la mejora de la resiliencia también son importantes. Muchos de los países más expuestos a los impactos físicos directos del cambio climático se encuentran también entre los que tienen menor capacidad para adaptarse. Los países del África subsahariana destacan en este sentido, mientras que la capacidad de adaptación en el Caribe y el Pacífico es más variable. De hecho, muchos países menos desarrollados son especialmente vulnerables al cambio climático en parte por su déficit de desarrollo. Las infraestructuras y las viviendas de baja calidad amplifican el impacto humano y económico de desastres naturales como los huracanes. La excesiva dependencia de la agricultura aumenta la vulnerabilidad de muchas personas y economías. Los elevados niveles de deuda pública y las exiguas fuentes de ingresos nacionales dificultan la inversión oportuna en adaptación. Las personas con bajos ingresos, pocos ahorros y poca capacidad de endeudamiento son muy vulnerables a cualquier tipo de crisis.

Por eso, la reducción de la pobreza y la disminución de los impactos del cambio climático son tendencias que van de la mano. Los países vulnerables de ingresos bajos y medios necesitan ayuda para aplicar medidas específicas de adaptación al cambio climático, como la protección de las costas o unas infraestructuras más resilientes. También necesitan más ayuda al desarrollo en general para ampliar la dotación de infraestructuras, diversificar sus economías y aumentar su renta, algo que en muchos casos también facilitaría la gestión de los impactos del cambio climático.

Los países de renta alta son los que más riesgos de transición corren, pero la mitigación es más difícil para los países de renta baja

Los índices del BEI para los riesgos de transición dibujan un panorama diferente. Los exportadores de combustibles fósiles son los que más riesgo corren. Los países de renta alta, que consumen gran parte de los recursos mundiales y generan importantes emisiones, afrontan en general mayores riesgos de transición hacia una economía mundial baja en carbono. Sin embargo, se prevé que los países en desarrollo se enfrenten a mayores riesgos de transición en un futuro próximo, a medida que alcanzan el nivel de las economías desarrolladas y su crecimiento económico no se desvincula de las emisiones de gases de efecto invernadero.