Residuos del insomnio

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12

jueves 2 de abril

casos confirmados: 91

muertes: 8

Me dice Rosa que se me ve el plumero. Pues menos mal, que se me vea el plumero y la pluma. Que si en un relato en primera persona no se ve plumero, qué penita de relato.

Hoy he ido a la playa a ver esas masas de aves que ocupan la arena, y los delfines saltando en el horizonte, en el horizonte de Facebook por lo menos. Pero nada, todavía no estamos alcanzando nivel Soy leyenda. Hablo con un sereno de Miraflores y me dice que sí, que se ven más aves, que las que estaban en los cables de la luz ahora ya han bajado más confiadas a la playa. Que el agua está más limpia. Que la naturaleza necesitaba un descanso. Asiento a la vez que pienso que ojalá. Reproduzco con la bici el mismo paseo que recuerdo haber hecho el primer lunes que quedé solo en Lima. Rosa y yo llegamos juntos un viernes. El sábado compramos un teléfono para mí y el lunes Rosa se fue a trabajar. Baje a pasear por la playa, era fácil, por el malecón hasta el Puente de los Suspiros, Bajada a Baños y de frente a la playa. Fui hacia la derecha, hacia Miraflores, y ya hice alguna foto con el celular, seguí por las piedras y llegué a donde estaba esta mañana, cuando recordé la historia. Quise hacer una foto de un cartel de vía de evacuación en caso de tsunami y no encontré el teléfono en mis bolsillos. No me he cruzado con nadie, no me lo han podido robar, pensé. Volví sobre mis pasos, y justo detrás de uno de los restaurantes allí estaba, sobre las piedras, sin que el mar lo hubiera malogrado ni ningún otro paseante lo hubiera encontrado. Supe en ese momento que Lima me iba a tratar bien, que Perú me iba a tratar bien. Y así ha sido hasta el momento.

Continúo junto a la playa. Por donde salen habitualmente los surfistas encuentro dos botes que van a iniciar su jornada, acortada por los acontecimientos. Les cuento que vengo de Chorrillos y había buena pesca ¿Buena? me interrogan. Bueno, no era harto, pero sí bastante. Ah, ya. Mi dominio del peruano es cada día mayor.

Poco más que contar, más colas en los bancos que en los supermercados, el mercado de Santa Cruz, en Miraflores, contrasta con el de Surco, en todo. Ahí están las fotos para comprobarlo. La prensa al unísono habla de plata, de pensiones y AFP. Y no sé qué de una liga segura.

Dejo mi salida, que si se me olvida algo ya lo contaré en otra, que el tiempo se ha parado e ir hacia delante y hacia atrás empieza a resultar una costumbre. Ayer me escribió una amiga de Iquitos, Hanna, es transexual, muy guapa y muy buena gente. Tan guapa que se coronó como Miss Amazonas 2019, y está en pleno ejercicio de su reinado, que dedica en gran parte a labores altruistas y solidarias. Ella trabaja en una peluquería y está pasando el aislamiento con su hermana y sus sobrinas. Se sabe bien afortunada de trabajar en una empresa en la que la aprecian, y de ser querida por su familia. Sabe que no es el caso de la mayoría de las trans que han de ofrecer sus cuerpos para sobrevivir y ahora están en una situación de gran calamidad, viviendo en asentamientos humanos, sin ninguna clase de ingresos, muchas con VIH, sin poder seguir sus tratamientos ni ir al hospital a hacer su seguimiento. Las que están mejor han creado una línea de ayuda para apoyar a sus amigas menos afortunadas. Tienen una cuenta para recibir donaciones y un número para atender sugerencias o ideas para apoyar. Bromeamos sobre las medidas anunciadas hoy de alternar los días en los que podían salir solo hombres o solo mujeres. ¿Y tú, cuando vas a salir? ¿Todos los días o ninguno? Nos alegramos al escuchar a Vizcarra: «sabemos que en igualdad de género hay ciudadanos que se encuentren en otro tipo de su sentimiento. Las Fuerzas Armadas y la Policía tienen instrucciones para no tener actitudes homofóbicas. Nuestro gobierno es inclusivo». Bien, presidente.

13

viernes 3 de abril

casos confirmados: 181

muertes: 6

Mi amigo François me llamó preocupado. Ayer trató de ir al supermercado Metro de Balta y el Ejército no le permitió avanzar. Ya no me queda cerveza. No te preocupes, pásate mañana que te alcanzo un sixpack. Me gui monamí, trevián, mersí... Pero, ¿qué he dicho? Un sixpack, estoy loco, ya me empieza a afectar el encierro. Tanto altruismo y no sé dónde voy a ir a parar. ¿Y si aplican la ley seca? Lo hacen siempre antes de las elecciones. Que mira que esto se pone serio, que ya hasta veo a diario a Vizcarra en su aló presidente particular. ¡Un sixpack!

Mañana le digo a Rosa que traiga más cerveza, que es sábado y le toca a ella. Y tónicas, que no se olvide de las tónicas.

Yo he estado esta mañana en Makro, pero eran compras de encargo. Como soy el que vive más cerca del de Surco, he ido a comprar útiles de aseo para los españoles privados de la libertad y que purgan condena en Lima. Los presos, vamos, que llamándoles de otra manera ni se van a acortar sus penas ni van a tener más espacio en el sistema penitenciario peruano, cuya población triplica la capacidad de los centros de reclusión. Hace unos días mencioné a los presos y hoy voy a hablar de ellos. Reos, entalegados, reclusos, encanados, guardados. Hay algo más de noventa mil para una capacidad que no creo que llegue a las cuarenta mil plazas. La paila sigue siendo para cuarenta mil: arroz con huesos, básicamente. No la he probado, aunque Simón me insistiera. Siempre he preferido los espaguetis con salchicha de Jesús. Son nombres inventados, la privacidad aquí sí es importante. Si voy a visitarles es porque +34 es una ONG española que trata de cuidar que los españoles cumplan su pena carcelaria con los mismos derechos y condiciones que tendrían en España. Sabemos que es algo imposible, pero el mero hecho de recibir una visita, escuchar una voz si no amiga, al menos no reprochadora, que les pregunte cómo están, ya es toda una labor. Hace ya algún tiempo que formo parte de +34 y hago lo que puedo. En esta ocasión me ha tocado la compra y el reparto, un poco más complicado de lo normal, pero nada que no se pueda hacer con un salvoconducto del consulado español, gracias mil, y el apoyo de Francisco con la movilidad y su ayuda como un voluntario más.

Pero lo de menos es lo nuestro, que vivimos todos muy bien acá afuera. En Perú hay una alta tasa de criminalidad, mucha de ella relacionada con la droga. También hay terrorismo, sicariato, secuestros, mucha corrupción y delitos de naturaleza sexual, muchos de ellos en el ámbito de la propia familia. Pero para conseguir plaza en cualquiera de los penales del país es suficiente con dejar de pagar la pensión alimenticia a los hijos. No hay límite de edad para seguir dentro y los beneficios penitenciarios para acortar la pena son difíciles de conseguir y de hacer que se cumplan, aunque se los obtenga. Todo esto hace que la población de reclusos sea tan abundante. La seguridad al interior de las prisiones está, en la mayor parte, en manos de los propios reclusos. Cada pabellón tiene su delegado que impone ley y orden con la asistencia de los encargados de la disciplina. Los técnicos del INPE −Instituto Nacional Penitenciario del Perú− vigilan el perímetro y las puertas, se hacen cargo del orden en entradas y de todos los accesos entre módulos y pabellones, pero apenas si entran en ellos para ejercer su vigilancia, a menos que haya algún desorden. Cada pabellón tiene sus patios de comida, con sus correspondientes negocios −que pagan el respectivo cupo, al igual que cada actividad que se desarrolle en el mismo, y no voy a describir las actividades que hay, pero os podéis imaginar que son todas las requeridas para que ningún inquilino forzado se quede sin ver cubiertas sus necesidades. Todo en el presidio se paga. Si fuera de ellos se emulara la perfección del sistema de compensaciones por actividades económicas y servicios comunales, como se hace al interior de los penales, Perú sería una potencia. El hacinamiento hace que hasta un escalón sirva como lugar para dormir. En cada colchoneta duermen dos, pies con cabeza, una botella para no levantarse al baño. Más caro es el alquiler de la plaza dentro de la celda que en el pasillo; los de los escalones igual no pagan, pero no se libran de pagar el correspondiente cupo por la limpieza y la luz, y cualquier cosa que se necesite.

Los españoles están ya, la mayoría, en Ancón II, penal también conocido como Piedras Gordas. Están más o menos bien, mejor que en Sarita, donde suelen caer en primer lugar, porque es la cárcel del Callao, donde está el aeropuerto, y donde les suelen coger con su «error» a cuestas. Porque todos lo admiten, yo cometí un error, pero sigo siendo una persona, no nos pueden tratar como animales. Ya quedan muchos menos de los más de trescientos que llegó a haber cuando la crisis económica atacó España. Aquellos fueron tiempos bravos para ellos y para los voluntarios de +34. No me canso de elogiar su labor. No me canso de decir cuánto he aprendido y aprendo con ellos. Hoy no etiqueto, no toca, ya saben que me refiero a ellos. Son muchos; ellos y los ellos que importan, que son los que están dentro. Sé que los primeros, los que están en Ancón, ya han recibido sus packs de aseo personal y han sonreído. Esas sonrisas compensan cualquier esfuerzo. Están preocupados, asustados, no es para menos, tienen televisión en el pabellón. Desde diferentes instituciones se ha solicitado al gobierno que indulte a los adultos mayores y enfermos en grado de vulnerabilidad. Lo hacen con insistencia CEAS (Comisión Episcopal de Acción Social), las asociaciones de abogados, las de familiares de presos... pero el gobierno dice que es innecesario, porque no hay ningún caso. Pero no está entrando nadie, más que el personal del INPE y de la dirección de los centros. Doctores tiene la Iglesia.

 

La Cocha de los Libros hace entrega de una donación a los privados de libertad del penal Castro Castro, Lima.


Taller de cerámica en el penal Castro Castro.

Creo que me he alargado y no he contado ni una ínfima parte de lo que habría que contar. El tema lo requería. Las fotos que voy a compartir son del Castro Castro, del día que entregué una donación de libros que La Cocha de los Libros pudo conseguir gracias a la generosidad enorme de otro buen amigo, cuya imprenta, gracias a la labor de su padre y la suya propia, marcó la diferencia durante más de tres décadas. También del Señor de los Milagros, que el año pasado procesionó por los doce pabellones del mismo penal por primera vez, buena medida, enhorabuena director.

No me olvido de lo que se me va quedando en el tintero, ayer por ejemplo se me pasó hablar de la intriga que pude resolver por fin respecto a unos camiones cisternas de la Municipalidad de Miraflores que veía con sus tubos en el mar. Que no era el mar, que es una poza de agua dulce donde corre agua fresca que viene sabe dios de dónde, por los chorros que brotan de los acantilados, que por eso Chorrillos se llama Chorrillos, que la tierra en Perú a poca agua que le pongas reverdece, no como en Chile, me cuentan los operarios que manejan los camiones. Como los hombres, pienso yo, que a poco que se les regara con dignidad, esperanza, oportunidades... reverdecerían como la tierra, la mayoría por lo menos. Otros hay que no tiene remedio, tanto dentro como fuera.

14

lunes 6 de abril

casos confirmados: 280

muertes: 9

Ya sabéis todos que el viernes pasado empezaron las nuevas medidas de aislamiento que separan la semana en días femeninos y masculinos. Y, como dice el libro, el séptimo día toca descansar y que no salga nadie. Yo salí. Una agencia contrató mis servicios para fotografiar mujeres y vacíos. A los hombres para qué.

Así que el sábado decidí ir a Chorrillos para ver cómo ellas resuelven. Las colas en el Banco de la Nación ordenadas, tres filas diferentes, sillas para las muy mayores, soldados en la otra dirección para sus cosas, la espalda no contagia así que la usamos de mesa. ¿Y usted qué hace? pregunta un oficial en chándal. Fotos. A veces las respuestas más simples son las más efectivas. Hay algunos hombres, los que tenían programada la cita para cobrar el bono de subsidio monetario, que así se llaman los 380 soles de ayuda a la población vulnerable. Se juntan con las mujeres que van a cobrar la Pensión 65 y la 19990, y las que tengan que hacer operaciones de retiro, giro o depósito. La fila casi da una vuelta a la manzana; va camino de completarse antes de la apertura de la oficina. Esto nos lo quitamos de inmediato, me dice optimista un empleado que parece mandar. No seré yo quien le quite el ánimo. Qué bien, me limito a decir.

Sigo con el cometido y busco un mercado. A dos cuadras y a la izquierda está la Paradita. Dale. Ato la bici en una esquina con una hiperfarma llena de peluches, lógico, y cruzo hacia el mercado orientado por las mujeres que vienen con bolsas llenas de comida. Volteo otra esquina y allí está, todo un bullicio de mujeres buscando orden o haciendo que lo encuentran. La distancia social entre caseritas pierde ceros por la derecha, y los fiscalizadores van y vienen enseñando cuánto es un metro a las buenas señoras. No faltan chistes sobre las mujeres y su sentido de la medida. Los hacen para reírse de los hombres, y realmente los merecemos. No creo, sin embargo, que merezcamos tantos memes de nuestra jornada anterior, en la que nos tocó a nosotros salir a hacer la compra. Cómo se exagera con esto de los roles del sexo. Veo a una señora comprando rocoto y a punto estoy de decirle, señora que es rocoto, no pimiento, pero pienso, antes de precipitarme, es mujer, igual sabe lo que hace, y decido dejarla y, si acaso, compartir todas las recetas que he encontrado para saber qué hacer con el rocoto.


Soldados en el Banco de la Nación de Chorrillos. La espalda sirve de mesa, parece no contagiar.

No insisto en la descripción ni tampoco en cómo encontré al día siguiente, domingo, la ciudad. También descansaron muchos policías y militares, y digo de verdad qué merecido descanso es. En mi paseo por la ciudad no encontré contratiempos. Pero sí me di de bruces con uno de mis mayores temores: me topé con el patrullero solitario, casi un género, en sí mismo, del cine norteamericano cercano al terror. Allí estaba, antes de la incorporación a Javier Prado, con las características propias del patrullero solitario, mal encarado, impositivo y poco leído, no digo ya de textos legales o literarios, de purititos documentos que tiene ante sus ojos ¿Y dónde está su DNI? Lo tienen delante. ¿Esto? ¿Pues no ve que es el carné de extranjería? ¿Y usted de dónde es? −ya os dije que estoy progresando en mi dominio del peruano, pero ¿tanto?−. Nadie puede estar en la calle. Ya ve que no, usted lo está y yo también, cada uno haciendo su trabajo, ¿desea algo más? Uf, terminó bien, ya dije que sin contratiempos. Pero no tiene ninguna gracia, ¿recordáis aquella amiga que llevaba comida a un confinado y a la que le retiraron el brevete, además de ponerle una papeleta? Pues con toda probabilidad tendrá que enfrentarse a un proceso judicial... Y saca pecho el gobierno, al anunciar una lista de infractores con nombre y DNI, para que no quede impune ningún desmán o desafío a la autoridad, y jalean desde las televisiones, y pide la gente más mano dura, y aplauden a policías y soldados y comparten vídeos de detenciones. Hoy el presidente ha anunciado algo así como cincuenta mil detenidos, ¿es esa su idea de empezar la recuperación? ¿Con cincuenta mil procesos judiciales? ¿Va a crear un nuevo sector económico para construir penales y así alojar a todos los que dice que se enfrentarán a prisión efectiva de dos a cuatro años? ¿Y tú que hiciste? Sacar al perro. ¿Y tú? Fui a ver al vecino. No tiene ninguna gracia. Han puesto el país patas arriba y bien puesto está, con firmeza, con reconocimiento de las carencias y con búsqueda de soluciones, bien hecho, y toda esa firmeza, todo ese reconocimiento, toda esa búsqueda se pierde cuando se llega a tomar medidas para los penales. Ayer hablé de ello, no hay que tomar medidas, porque no hay casos y está controlado, dice el presidente. Siete técnicos del INPE y cuatro reclusos de Sarita Colonia ya han dado positivo, y el primer fallecimiento se produjo el sábado: Murió un recluso que estaba en el mismo penal. Hay miedo, hay nervios, nos llaman de dentro y dicen que todo eso que hablan fuera, de multiplicación de medios, no aparece por ningún lado, al contrario, todo cuesta más.

No encuentro frase graciosa para terminar. Hoy no. Y mañana que voy a hablar de Loreto tampoco me parece que vaya a encontrarla.

Recordádme que tengo que hablar de Inma, Cuco y François.

15

martes 7 de abril

casos confirmados: 393

muertes: 15

Rosa, que me conoce, me provoca. Mira, mira, esta noche hay otra superluna. Ya he perdido la cuenta de los años en los que cada vez que hay una luna llena, los noticieros del mundo, con gran algarabía, anuncian la última oportunidad histórica de ver la superluna azul, o plateada o roja o sanguínea, que es como roja pero más líquida, o rosa, que es como roja, pero más floral... la madre que los parió. Y todos como borreguitos con cámara a hacer la foto para al día siguiente compartirla en la red social de turno y la selección de turno en el noticiero que la anuncia como diciendo: ¿Ven? Testigos históricos y de excepción. Es como en la información del tiempo en España, hablan de que va a llover en Polonia y en Letonia habrá viento, pero de eso ya otro día, que tengo que racionar las ideas también.

Hoy ha ido Rosa a la compra, que es martes. Me ha pedido que le hiciera una lista y solo me ha traído las cebollas y las aceitunas, el resto ni caso, ni la cerveza, ni el cable para el iPhone, que el que tengo ya peligra, ni el mat para el pilates, que con ese que usas te vas a hacer daño en la espalda, ni la botella de prosecco, para terminar esa otra de Aperol que me mira desde la cocina. Nada. Y luego dicen que somos los hombres los que no sabemos ir al mercado.

Un Aperol spritz necesito tras leer las noticias de Loreto, dos tras hablar con algunos amigos. No sé si tendré suficiente en la botella si le sumo los estados de Facebook de todos mis conocidos del río. En Iquitos hay dos hospitales, el Regional y el de Iquitos. Ayer o antes de ayer se supo que dos médicos y un trabajador de mantenimiento habían sido contagiados por el coronavirus. Como consecuencia, la Emergencia del Regional ha sido cerrada durante cuatro días para su desinfección. Leer las declaraciones del doctor Renzo López al diario La Región hace que salgan llagas. Al cierre de la Emergencia se suma la denuncia de los chanchullos con las pruebas y los laboratorios: «Estos laboratorios ahora pululan por los hospitales de manera escandalosa, lo que se debe averiguar. Se convierte en un pretexto eso de que no hay reactivos, que no hay equipos, todo para, al final, enviar a los familiares de los pacientes a sacar análisis en laboratorios particulares. Todo esto estaría ocurriendo con la complicidad de algunos malos colegas», habló.

La corrupción es un virus que recorre pasillos, caminos, trochas, ríos y quebradas. La corrupción impregna la epidermis de los hombres que habitan los despachos, las ciudades o las comunidades. No hay distinción, mestizos o indígenas son sensibles a los cantos de sirena del dinero fácil. El dinero ha impuesto su lenguaje. La plata solo habla un idioma, el de la plata. No necesito acudir a la hemeroteca para poner ejemplos. No daré detalles, creedme si queréis y si no botad estas palabras al tacho, a nadie le va a importar. En 2016 hubo, si no recuerdo mal, catorce derrames en el entorno del Marañón. No voy a buscar mis notas para aportar credibilidad con fechas y lugares. De uno de ellos que recorrí supe, tiempo después, quién lo cortó, supe quién le pago, supe quién instigó al perpetrador. Todo eso supe y también supe que, igual que yo, todo el mundo lo sabía. Cuando digo todo el mundo, digo Policía, abogados de los pueblos indígenas, representantes de la empresa afectada, líderes de las federaciones... y no pasó nada. Oí después que todos los casos del 2016 fueron archivados porque la Fiscalía declaró que no tenía medios para investigar. Fui a visitar aquel mismo año otro punto donde el ducto expulsaba crudo y me cruceé con el fiscal. Venía acompañado de la representante de la empresa, dejadme ser vago, los que sabéis de qué hablo sabéis poner nombres, y los que no, no los necesitáis, los hechos en sí son suficientes. El fiscal me dijo que ya había levantado acta conforme a lo que la señora representante de la empresa petrolera estatal le había explicado. Al año siguiente César Villanueva presidió en el Congreso una comisión para investigar los derrames y con nombres, apellidos y RUC denunció que extrabajadores de la misma petrolera estatal habían constituido empresas que ganaron contratos millonarios para hacer labores de limpieza y remediación para las que no estaban homologadas. César Villanueva está ahora en la cárcel, tras haber sido Primer Ministro, por actos de corrupción de cuando era gobernador de San Martín y se dejó alcanzar por el largo aliento de Odebrecht. Esperaba la lancha otro día para salir de la comunidad y el familiar de un vecino contratista me explica cómo hay apus que cobran a las empresas hasta cuarenta mil soles por permitirles trabajar en sus comunidades. Lo peor es que cobran mil soles a sus vecinos por ponerles en la lista para obtener un trabajo con ellas.

Sigo leyendo la prensa. Richard Rubio, de AIDESEP, la asociación de los pueblos indígenas de la Amazonía, declara: «Muchas organizaciones con sus propios medios han tenido que cerrar sus carreteras. En el caso de Loreto, las lanchas, pongueros y deslizadores siguen transitando, y siguen yendo a las fronteras, llevando pasajeros, es decir, no hay un control. De ahí nomás nos da una idea del por qué del alto índice de infectados en Loreto». Escribo a las comunidades por donde paso y me confirman que no están dejando desembarcar a nadie, pero ven pasar embarcaciones, algunas con alcalde y todo, no se sabe si huyendo de la pandemia o haciendo visitas protocolares.

 

El Peruano titula en letras grandes «El gobierno está preparado para enfrentar la parte más difícil de la pandemia». ¿Lo está Loreto? ¿Lo está el país?

Las fotos del día son de archivo, de parte de lo que hablo, que no es sino una mínima parte. Ya le dedicaré otra crónica o alguna más. Una cuarentena entera no sería suficiente para intentar explicarlo y que se entendiera. Si yo soy el primero en darme cuenta de que no entiendo nada.

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