La espera más violenta
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ESCUCHAN LO NUEVO, LO YA CALLADO
Quiero saber dónde se esconde la ansiedad de los peces
cuando el crujir del mundo respira sobre un barco.
En cada ola pretenden sembrar la corriente.
Tienen un nacimiento encerrado en sus bocas,
el derrumbe del presente, la sordera del futuro.
Conocen el nombre de cada pescador,
los observan con expresión de encuentro.
Golpean los anzuelos con su cráneo:
cáscara de un animal que se desprendió de la tierra,
lento manjar del océano.
[ ENTRE EL FONDO DE TI
Y EL RESTO DEL DÍA ]
LA CENSURA DEL VINO
Hay un golpe tras de ti,
un gemido de luz disipa el pueblo,
expone nuestros rostros al vidrio.
Tu saliva recorre el aire de mi mano,
quiebra el rumor del polvo,
se estrella contra la piel del techo.
Nos arrastra la órbita del cuarto.
HAS ABIERTO UNA PUERTA
Los sonidos de tus nervios,
nocturnas luces,
nos derrumban.
Escuchamos en un bostezo
los nudos de la mañana.
El oleaje en tu vientre:
catedral infinita,
vendrá en enero
y partirá contigo en septiembre.
AURORA
Desde el tímpano de tu boca se marcha la bandera húmeda de
[tu sexo.
Tus ojos, naufragios condenados a hundir la noche,
oscilan en el comienzo del mundo,
en el nombre de Helena, en la muerte de Millet.
Tus huesos son cadenas violentas,
troncos fríos donde abrimos los sentidos,
responsos de un viento crisálido:
ya vuelto a nacer en forma de grito.
He nombrado tu ausencia al verdugo claro de un centro.
ENTRE EL FONDO DE TI Y EL RESTO DEL DÍA
La ciudad recuerda el brote de tu mano entre la multitud curiosa.
Tomas el sabor de las frutas,
coses con su humedad una red en tu boca.
Ahí pescas, nutres de ansiedad mi aliento.
En la calle un golpe de piernas pronuncia tu nombre,
los balcones cierran el murmullo público del cristal.
Te miro desde el rincón donde la memoria no regresa.
Sustantivo del mundo, me acecha una tensión de dudas:
usarás los mismos zapatos en tres años,
la camiseta desprenderá su juventud en tus brazos.
Cuántos saludos viviremos sin pronunciarnos.
El adiós es uno y nos rodea.