Experto en gestión medioambiental

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6. Los recursos ambientales

El medio ambiente, además de su gran biodiversidad, ofrece una serie de recursos, tales como energía, alimento, madera, etc., de los cuales los seres vivos obtienen una utilidad.

Puesto que todos los elementos de la naturaleza no son utilizados o aprovechados por la humanidad en el sentido estricto del término, no todos constituyen lo que se denomina recurso natural.

Para que cada uno de los diferentes elementos de la naturaleza ingrese en la categoría de recurso natural, es necesario que la humanidad le atribuya alguna utilidad física o estética, actual o potencial. Dicho de otra forma, la naturaleza ha sido y es la fuente primaria de diversos elementos que, una vez que han sido utilizados con una finalidad o se les encuentre la posibilidad de hacerlo en un futuro más o menos inmediato, reciben la denominación de recurso natural.

En Ecología, de forma general, se entiende por recurso aquel bien del que depende el ser vivo para su abastecimiento o mantenimiento. Por ejemplo, un recurso para las plantas lo constituye la luz solar, el agua o los nutrientes del suelo. Para los herbívoros, la vegetación, y estos, a su vez, constituyen recursos para los carnívoros.

Generalmente, se diferencia entre elementos naturales y recursos naturales. Mientras que los elementos naturales suponen todas aquellas unidades en las que la naturaleza puede ser dividida sin considerar su utilidad, los recursos naturales son los elementos o factores naturales que la humanidad aprovecha para su propia existencia material o estética.

Así, por ejemplo, algunos procesos de la naturaleza, como los fenómenos meteorológicos o los seísmos, constituyen elementos naturales por el solo hecho de su existencia; sin embargo, difícilmente serán considerados recursos naturales, ya que no suponen ninguna utilidad.

Es evidente que en el mundo actual cada vez existen menos recursos sin utilidad alguna, constantemente se le encuentra aplicación a los elementos naturales conocidos y desaprovechables. También es cierto que muchos elementos considerados desechables y hasta perjudiciales, han demostrado poseer cierta utilidad.

La categoría de recursos naturales se va ensanchando constantemente por la incorporación de elementos naturales a la categoría de recursos utilizables, demostrando ser un proceso en constante expansión.

Así, partiendo del concepto utilitario que define a los recursos naturales, se pueden enumerar como recursos naturales los siguientes:

1 El suelo.

2 La atmósfera y el espacio aéreo.

3 El agua.

4 Los minerales y las rocas.

5 La flora silvestre.

6 La fauna silvestre.

7 La energía.

8 El paisaje.

6.1. Características de los recursos naturales

Una de las características clásicamente atribuida a los recursos naturales es su grado de permanencia y estabilidad. La naturaleza y sus recursos tienden originariamente a su constante permanencia, y los cambios que en ella se producen tienden a fomentar la permanencia de los mismos. Es un control parecido al que la naturaleza ejerce sobre las especies, para evitar el exagerado desarrollo de una en detrimento de otras.

Otro de los rasgos que caracteriza a los recursos naturales es su condición de ser bienes limitados. Ninguno de ellos crece indefinidamente.

Las tasas de crecimiento de los recursos naturales devienen de esta y, aunque pueden acelerarse, cada uno de ellos controla el desarrollo de los demás (interdependencia), manteniendo así la organización y estabilidad.


Recuerde

La diferencia entre elementos naturales y recursos naturales es que estos últimos tienen una utilidad o aprovechamiento, como la energía, el agua, el suelo, la flora, la fauna...

6.2. Clasificación de los recursos naturales

Los recursos naturales pueden ser clasificados según el lugar del que se extraen, según el modo en que se realiza la extracción, según su utilización, etc.

Dada la importancia que tiene la conservación de los recursos naturales, se clasificarán teniendo en cuenta sus posibilidades de recuperación. En función de este criterio, los recursos naturales se clasifican en: recursos inagotables, recursos renovables y recursos no renovables o agotables.

Recursos naturales inagotables

Son los que el hombre utiliza en cantidad muy pequeña con relación a la cantidad en que existen en la naturaleza. Se recuperan o restituyen por sí mismos, por lo que no existe peligro de extinción.

La atmósfera que envuelve a la Tierra es un ejemplo de recurso inagotable. Además de proporcionar oxígeno, indispensable para la vida, la atmósfera ejerce presión, conserva la humedad y es el lugar donde se producen los vientos. Otro recurso inagotable es el Sol, ya que se calcula que podrá tener miles de millones de años de vida.


Sabía que...

La energía que emite el Sol, llamada luz solar, sustenta casi todas las formas de vida de la Tierra mediante la fotosíntesis de las plantas, además de definir el clima en la Tierra y los fenómenos meteorológicos.

Recursos naturales renovables

Los recursos renovables son aquellos recursos cuya existencia no se agota con su utilización, debido a que vuelven a su estado original o se regeneran en una tasa mayor a la tasa con que los recursos renovables son disminuidos mediante su utilización. Esto significa que ciertos recursos renovables pueden dejar de serlo si su tasa de utilización es tan alta que evite su renovación.

Dentro de esta categoría de recursos renovables, se encuentra el agua y la biomasa. Algunos recursos renovables se clasifican como recursos perpetuos, debido a que por más intensa que sea su utilización, no es posible su agotamiento. Dentro de esta categoría de recursos renovables, se encuentran la energía hidroeléctrica, la radiación solar, el viento y las olas.

Recursos naturales no renovables o agotables

Son los recursos que no se renuevan y desaparecen después de ser utilizados. Los yacimientos de minerales, como el hierro, el cobre, el gas y el petróleo, entre otros, son ejemplos de esta clase de recursos. Dada la posibilidad de agotamiento, en la actualidad se intentan reemplazar algunos recursos menos abundantes por otros que se encuentran en mayor proporción. Así, la leña, el petróleo, el gas natural, el uranio y los grandes embalses de agua, son fuentes alternativas de energía. En cada situación se estudia qué recurso conviene utilizar.

El petróleo es un recurso no renovable de múltiples aplicaciones, ya que las sustancias que lo componen se separan en las destilerías y no solo son utilizadas como combustibles, sino también en la industria, para la fabricación de los distintos productos.

6.3. Tipos de recursos naturales

El agua

No es usual encontrar el agua pura en forma natural, aunque en el laboratorio puede llegar a obtenerse o separarse en sus elementos constituyentes (hidrógeno y oxígeno).

En nuestro planeta, las aguas ocupan una alta proporción en relación con las tierras emergidas, y se presentan en diferentes formas:

1 Mares y océanos, que contienen una alta concentración de sales y que llegan a cubrir un 71% de la superficie terrestre.

2 Aguas superficiales, que comprenden ríos, lagunas y lagos.

3 Aguas del subsuelo, también llamadas aguas subterráneas, por fluir por debajo de la superficie terrestre.

El ciclo del agua

Desde los mares, ríos, lagos, e incluso desde los seres vivos, se evapora agua constantemente hacia la atmósfera, hasta que llega un momento en que esa agua se precipita de nuevo hacia el suelo.

De esta agua que cae, una parte se evapora; otra se escurre por la superficie del terreno hasta los ríos, lagos, lagunas y océanos; y el resto se infiltra en las capas de la tierra y fluye también subterráneamente hacia ríos, lagos y océanos. Esta agua subterránea es la que utilizan los vegetales, los cuales la devuelven de nuevo a la atmósfera.

Como se observa, al volver el agua a la atmósfera se completa un ciclo, que se denomina ciclo hidrológico o del agua. De esta manera, la naturaleza garantiza que el agua no se pierda y pueda volver siempre a ser utilizada por los seres vivos.


Importancia del agua para la vida

La vida en la Tierra ha dependido siempre del agua. Las investigaciones han revelado que la vida se originó en el agua y que los grupos zoológicos que han evolucionado hacia una existencia terrestre siguen manteniendo dentro de ellos su propio medio acuático, encerrado y protegido contra la evaporación excesiva.

El agua constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. Desempeña de forma especial un importante papel en la fotosíntesis de las plantas y, además, sirve de hábitat a una gran parte de los organismos.

Dada la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad, el hombre está en la obligación de proteger este recurso y evitar toda influencia nociva sobre las fuentes del preciado líquido.

 

Es una práctica acostumbrada el ubicar industrias y asentamientos humanos a la orilla de las corrientes de agua, para utilizar dicho líquido y, al mismo tiempo, verter los residuos del proceso industrial y de la actividad humana. Esto trae como consecuencia la contaminación de las fuentes de agua y, por consiguiente, la pérdida de grandes volúmenes de este recurso.

Actualmente, muchos países que se preocupan por la conservación, prohíben esta práctica y exigen el tratamiento de los residuos hasta llevarlos a medidas admisibles para la salud humana.

La atmósfera

La atmósfera es una capa gaseosa que rodea el globo terrestre.

Es una capa transparente e impalpable, y no resulta fácil señalar exactamente su espesor, ya que no posee una superficie superior definida que la limite, sino que se va haciendo menos densa a medida que aumenta la altura, hasta ser imperceptible.

La atmósfera está formada por varias capas concéntricas:

1 Las capas bajas, que no mantienen una altura constante, denominadas troposfera y estratosfera.

2 Las capas altas, a las que se da el nombre de ionosfera y exosfera.

Los gases atmosféricos forman la mezcla que se conoce como aire. En las partes más inferiores de la troposfera, el aire está compuesto principalmente por nitrógeno y oxígeno, aunque también existen pequeñas cantidades de argón, dióxido de carbono, neón, helio, ozono y otros gases. También hay cantidades variables de polvo, procedentes de la Tierra, y vapor de agua.

El oxígeno forma aproximadamente el 21% de la atmósfera, y es el gas más importante desde el punto de vista biológico. Es utilizado por los seres vivos en la respiración, mediante la cual obtienen la energía necesaria para todas las funciones vitales; también interviene en la absorción de las radiaciones ultravioleta del Sol que, de llegar a la Tierra en toda su magnitud, destruirían la vida animal y vegetal. La atmósfera es también la fuente principal de suministro de oxígeno al agua, y entre ambas se establece un intercambio gaseoso continuo.

Este proceso de intercambio de oxígeno en la biosfera recibe el nombre de ciclo del oxígeno y en él intervienen las plantas, como fuentes suministradoras de oxígeno a la atmósfera, y los seres vivos, incluyendo las propias plantas, que utilizan este gas.

No hay duda de que la atmósfera constituye un recurso natural indispensable para la vida, y se clasifica como un recurso renovable.

Sin embargo, su capacidad de renovación es limitada, ya que depende de la actividad fotosintética de las plantas, por la que se devuelve el oxígeno a la atmósfera. Por esta razón, es lógico pensar que de resultar dañadas las plantas por la contaminación del aire o por otras acciones de la actividad humana, es posible que se presente una reducción del contenido de oxígeno en la atmósfera, con consecuencias catastróficas para todos los seres vivos que lo utilizan.

El humo procedente de las industrias o de la combustión que se lleva a cabo en otros lugares, así como el polvo, son los principales agentes contaminantes de la atmósfera, los cuales enrarecen el aire y afectan la salud del hombre y de los seres vivos en general.

Existen evidencias de que la contaminación del aire está asociada con enfermedades de tipo respiratorio, incluyendo bronquitis crónica, asma bronquial, etc.

El suelo

Uno de los principales recursos que brinda la naturaleza al hombre es el suelo, ya que en él crecen y se desarrollan las plantas, tanto las silvestres como las que se cultivan para servir de alimento al hombre y los animales.

Formación del suelo

La formación de los suelos depende de un largo y complejo proceso de descomposición de las rocas, en el cual intervienen factores físicos, químicos y biológicos. La interacción de estos como factores ecológicos, provoca la desintegración de los minerales que, unidos a los restos de animales y plantas en forma de materia orgánica, originan el suelo.

Los seres vivos intervienen en la destrucción de la roca madre y, además de los agentes climáticos, toman parte en la mezcla de sustancias del suelo, en su distribución horizontal, y añaden a esta materia orgánica. Las sustancias de desecho de animales y vegetales, así como los propios cuerpos de estos al morir, son las únicas fuentes de materia orgánica del suelo, la cual proporciona a este algunos componentes esenciales, lo modifica de diferentes modos y hace posible el crecimiento de fauna y flora variadas, que de otra manera no podrían existir.

La presencia de distintos tipos de minerales, las variaciones climáticas, la altura sobre el nivel del mar, la latitud geográfica y otros factores, determinan una gran variabilidad de suelos, la cual se manifiesta en las características físicas y químicas de estos.

Otros fenómenos que se presentan en los suelos son el exceso de acidez y salinidad, los cuales imposibilitan la utilización óptima de los suelos.

El principal problema que afecta al suelo, como consecuencia del uso de este por la actividad humana, es la degradación. La degradación es el proceso que rebaja la capacidad actual y potencial del suelo para producir, cuantitativa y cualitativamente, bienes y servicios. Puede considerarse como degradación del suelo toda modificación que conduzca al deterioro del suelo.

Para evitar la degradación de los suelos, es necesario:

1 Restituir, por medio de la fertilización, los nutrientes que van siendo extraídos por las plantas o que son arrastrados por las aguas.

2 Evitar las talas y los desmontes desmedidos, así como las quemas, fundamentalmente en las laderas.

3 Preparar los surcos en zonas de alta pendiente, en forma perpendicular a estas, de manera que el agua, al correr, no arrastre el suelo.

4 Proporcionar al suelo la cobertura vegetal necesaria para evitar la erosión.

5 Evitar la contaminación que provoca el uso indiscriminado de productos químicos en la actividad agrícola.


Nota

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en 2006, la desertificación en España era mayor al 30% del territorio, lo que equivalía a un total de 159.337 kilómetros cuadrados.

La flora y la fauna

La flora y la fauna representan los componentes vivos o bióticos de la naturaleza, los cuales, unidos a los componentes no vivos o abióticos, como el suelo, el agua, el aire, etc., conforman el medio natural.

Entre la flora y la fauna existe una dependencia muy estrecha, basada en leyes naturales que rigen la estructura y funciones de las asociaciones de seres vivos.

Las relaciones de alimentación o relaciones tróficas determinan las llamadas cadenas alimentarias, en las cuales los animales herbívoros (los que se alimentan de plantas y otros organismos vegetales) constituyen el alimento básico de otros grupos de animales que, a su vez, servirán de alimento a otros.

Esto trae como consecuencia que la disminución en número o la desaparición de uno de estos eslabones de la cadena, por causas naturales o por la influencia del hombre, ponga en peligro todo el sistema, al romperse el equilibrio que caracteriza las relaciones entre el medio biótico y abiótico de la naturaleza.

Por esta razón, el hombre debe estudiar las relaciones y las leyes que determinan este equilibrio, y convertirse en su máximo protector, ya que, en sentido general, todas las afectaciones que sufre el medio natural repercuten de uno u otro modo sobre él.

La flora y la fauna representan recursos naturales renovables, de gran importancia para el hombre. De la flora proviene una gran parte de los alimentos y medicamentos, así como la materia prima para la industria textil, maderera y otras.

A través del tiempo, el hombre, en su lucha por dominar la naturaleza, aprendió a usar las plantas y los animales para subsistir, de ellos obtenía alimentos, vestidos y fuego para calentarse. Pero, a medida que las comunidades fueron creciendo, fueron aumentando de igual modo las necesidades de alimentos y, por consiguiente, la utilización de la flora y la fauna se incrementó hasta niveles muy por encima de las capacidades de regeneración de la naturaleza.

Por este motivo, desaparecieron grandes mamíferos, que fueron exterminados por el hombre (mamuts y otras especies de animales).

Actualmente, el desarrollo de la sociedad atenta de igual forma contra las especies de animales y vegetales en aquellos países sometidos a la explotación desmedida de los recursos naturales.

El desarrollo de la agricultura hace que se incrementen las áreas de cultivo, en detrimento de las áreas naturales, lo cual hace que desaparezca también un gran número de especies de plantas. La fauna, que encuentra en estas áreas naturales su hábitat, es decir, el lugar donde vive y se desarrolla una especie animal o vegetal, se ve cada vez más amenazada, al tener que buscar otras áreas donde satisfacer las necesidades vitales.

El desarrollo de la industria afecta de igual forma al medio natural y, por consiguiente, a los sistemas vivientes que en él habitan.

Los recursos energéticos

El hombre, desde su existencia, ha necesitado la energía para sobrevivir. La energía es “la capacidad de los cuerpos para producir cambios en ellos mismos o en otros cuerpos”. Es decir, es la capacidad de hacer funcionar las cosas.

La energía tiene cuatro propiedades básicas. Así, habrá que tener en cuenta que la energía:

1 Se transforma: La energía no se crea, sino que se transforma, siendo durante la transformación cuando se ponen de manifiesto las diferentes formas de energía.

2 Se conserva: Al final de cualquier proceso de transformación energética, no puede haber más o menos energía que la que había al principio, siempre se mantiene la misma.

3 Se transfiere: La energía pasa de un cuerpo a otro en forma de calor, ondas o trabajo.

4 Se degrada: Solo una parte de la energía transformada es capaz de producir trabajo, la otra se pierde en forma de calor o ruido.

Para obtener energía, se tiene que partir de algún cuerpo o materia que la tenga almacenada. A estos cuerpos se les llama fuentes de energía. Las cantidades disponibles de estas fuentes, se conocen como recursos energéticos, existiendo diferentes maneras de clasificarlos:

Según su forma de utilización

1 Energías primarias: Se obtienen directamente de la naturaleza, como el carbón, el petróleo, el gas natural, el uranio natural, la energía hidráulica, la eólica, la solar o la biomasa. Son las que no han sido sometidas a ningún proceso de transformación.

2 Energías secundarias: Llamadas también finales, se obtienen a partir de las primarias mediante procesos de transformación de energía, es el caso de la electricidad.

3 Energías útiles: Son las que realmente adquiere el consumidor a través de los aparatos que utiliza, como es la energía química, mecánica, calorífica, etc.

Según la disponibilidad

1 Energías renovables: Son aquellas que son inagotables, ya que se producen de forma continua. Están causadas por fenómenos físicos de gran envergadura. Son la energía solar, hidráulica, eólica, biomasa y oceánica.

2 Energías no renovables: Son aquellas que existen de forma limitada en la naturaleza y se agotan cuando se van utilizando. Las más comunes son el carbón, petróleo, el gas natural y el uranio.

Hay que destacar que, aunque los recursos energéticos son abundantes alrededor del mundo, las reservas son escasas y muy variables geográficamente. Así, se conocen las siguientes reservas:

1 Reservas mundiales de carbón: La importancia del carbón ha ido disminuyendo desde los inicios del siglo XX, aunque actualmente representa el 25% del consumo mundial y se utiliza principalmente para producir electricidad. El carbón es así el combustible más abundante a nivel mundial.

2 Reservas mundiales de petróleo: El petróleo es la fuente de energía primaria más utilizada desde la segunda mitad del siglo XX. Actualmente, representa cerca del 40% del consumo energético mundial, debido a su uso en el sector del transporte y la industria petroquímica. Las reservas de este recurso energético están más concentradas geográficamente, estando las dos terceras partes situadas en Oriente Medio.

 

3 Reservas mundiales de gas natural: En los últimos años, el consumo de gas natural ha sufrido un gran crecimiento, debido sobre todo a su poder de producir calor y porque su uso representa un menor impacto ambiental para el planeta. Los principales países productores de gas natural son Rusia, Estados Unidos y Canadá, seguidos de Reino Unido, Argelia, Indonesia y Holanda, con menor producción.

4 Reservas mundiales de uranio: Las reservas mundiales de uranio están geográficamente distribuidas de manera muy desigual: el 24% se encuentra en Australia, el 17% en Kazajstán, el 13% en Canadá, y el 9% en Sudáfrica. Hay que destacar que España es el segundo país europeo en la importación de uranio, después de Francia.

5 Recursos hidroeléctricos y otras energías renovables: La energía hidráulica es la energía renovable que más importancia tiene en abastecimiento energético mundial. Según la Agencia Internacional de Energía, su aportación ha crecido hasta llegar a representar el 6’7% del consumo energético total. Aun así, no hay que olvidar las otras energías renovables, ya que de una manera progresiva están cogiendo más protagonismo, sobre todo la eólica.


Recuerde

La energía tiene cuatro propiedades: se transforma, se conserva, se transfiere y se degrada.

Límites energéticos

Las disponibilidades energéticas figuran entre los diversos límites probables a la expansión de la actividad industrial humana.

Dos tipos de fuentes de energía pueden ser utilizadas por el hombre. Las primeras, no renovables, comprenden los diversos combustibles fósiles y las materias fisibles (uranio 235, por ejemplo).

Las segundas son, por su misma esencia, inagotables a escala de nuestra especie, aunque de más difícil explotación. Se trata de la energía solar, de la energía de las mareas oceánicas y de la energía térmica.

El flujo de la energía natural constituido por estos fenómenos cósmicos se reparte de la siguiente forma: solo una ínfima parte de estas gigantescas fuentes de energía se utiliza bajo forma hidroeléctrica. La satisfacción de las necesidades energéticas de la civilización contemporánea se funda esencialmente en el empleo de combustibles fósiles. La parte del gas natural y sobre todo el petróleo no ha hecho más que crecer, en detrimento de los combustibles sólidos.

El paisaje

Según el Diccionario de la Lengua Española, paisaje es “aquella porción del terreno considerada en su aspecto estético”. Así, González Bernáldez define paisaje como “el resultante de la información que el ser humano recibe de su entorno ecológico”.

No cabe la menor duda de que el paisaje es un recurso natural, ya que posee unos valores estéticos, culturales y educativos; por eso, debe ser bien gestionado, protegido, conservado y restaurado, si se introducen alteraciones en él.

Los componentes del paisaje son los elementos que se pueden distinguir a simple vista. Estos factores pueden ser:

1 Componentes geológicos: el relieve, la naturaleza del terreno (litología, tectónica) y la hidrogeología.

2 Componentes biológicos: son los seres vivos, aunque mayoritariamente corresponde a los vegetales, ya que los animales solo son visibles, en su mayor parte, por sus actuaciones.

3 Componentes antrópicos: son todas las actuaciones debidas a la acción humana sobre el suelo (pastos, cultivos), construcciones, tendidos eléctricos, etc.

En un paisaje, se diferencian los siguientes elementos:

1 Forma: es el volumen o superficie de uno o más objetos que aparecen agrupados.

2 Línea: marca la separación entre dos zonas suficientemente contrastadas.

3 Color: predominan los colores cálidos sobre los clores fríos.

4 Textura: es la manifestación visual entre la luz y la sombra, se marca por las irregularidades sobre una superficie uniforme. Se puede caracterizar por grano, densidad, regularidad y contraste interno.

5 Escala: es la relación entre el tamaño de un objeto y el entorno donde se sitúa. Para ello, se necesita como referencia un objeto conocido.

Los recursos paisajísticos se han englobado en tres categorías:

1 Recurso paisajístico ambiental: son áreas o elementos que gozan de algún grado de protección, declarado o en tramitación, de carácter local, regional, nacional o supranacional. El dominio público marítimo y fluvial, y las áreas o elementos del paisaje altamente valoradas por la población por su interés natural, suponen recursos paisajísticos de carácter ambiental.

2 Recurso paisajístico cultural: son áreas o elementos con algún grado de protección, declarado o en tramitación, de carácter local, regional, nacional o supranacional y los elementos o espacios apreciados por la sociedad local como hitos en la evolución histórica, y cuya alteración, ocultación o modificación sustancial de las condiciones de percepción fuera valorada como una pérdida de los rasgos locales de identidad o patrimoniales.

3 Recurso paisajístico visual: son las áreas y elementos visualmente sensibles, cuya alteración o modificación puede hacer variar negativamente la calidad de la percepción visual del paisaje, incluyéndose elementos topográficos, miradores y recorridos paisajísticos, áreas de afección visual desde las carreteras y franja marítima.

Las acciones que producen modificaciones en el paisaje, son:

1 Uso del suelo, por medio de actividades agrícolas y ganaderas.

2 Obras públicas (carreteras, caminos, ferrocarriles, presas, tendidos eléctricos y telefónicos, etc.).

3 Explotación de recursos (minería, canteras, extracción de áridos).

4 Creación de espacios rurales y urbanos (pueblos, ciudades).

5 Actividades lúdicas y deportivas (campos de fútbol, jardines).

Los recursos minerales

Nuestra sociedad necesita un flujo continuo de materias primas, paralelo al de la energía, entre las que destacan, por su importancia, los recursos minerales.

Por su importancia, los recursos minerales han sido ampliamente explotados a lo largo de toda la historia. Algunos han tenido un gran valor estratégico, llegando a depender de ellos imperios enteros, como es el caso del cobre y el estaño, utilizados en la fabricación del bronce.

Paralelamente al desarrollo, han evolucionado las técnicas de explotación, desde los primeros útiles, de madera y piedra, utilizados al final del Neolítico, hasta la maquinaria pesada de nuestro siglo.

La industria actual depende de unos ochenta minerales distintos, incluyendo algunos que son relativamente abundantes, como el hierro y el aluminio.

Existe un pequeño número de minerales a los que cabe calificar como estratégicos, pues tienen una importancia crítica en la industria y son relativamente poco abundantes: el plomo, el estaño, el zinc, etc.

Yacimientos minerales. Recurso y reserva

Los yacimientos minerales son acumulaciones anormalmente elevadas de sustancias materiales. Se explotan en función de sus aplicaciones y de su interés económico.

Se pueden clasificar los yacimientos en:

1 Minerales metálicos: sulfuros (pirita, galena, calcopirita, cinabrio, etc.).

2 Minerales no metálicos: halita, silvina fosfatos y fluorita.

3 Rocas industriales: arcillas, cuarcita, calizas y margas.

La cantidad total de un determinado mineral en la corteza terrestre es el recurso, determinado de la geología, que es fija. Las reservas son aquellas cantidades de un mineral que pueden recuperarse para su uso en términos económicos.

Algunas reservas han sido identificadas, pero otras siguen sin ser descubiertas. Así, el tamaño de las reservas es variable y depende no solo de su disponibilidad, sino también de factores cambiantes, como el coste de extracción, el precio en el mercado o el esfuerzo de explotación.