Kostenlos

Diario de un viage a Salinas Grandes, en los campos del sud de Buenos Aires

Text
0
Kritiken
iOSAndroidWindows Phone
Wohin soll der Link zur App geschickt werden?
Schließen Sie dieses Fenster erst, wenn Sie den Code auf Ihrem Mobilgerät eingegeben haben
Erneut versuchenLink gesendet

Auf Wunsch des Urheberrechtsinhabers steht dieses Buch nicht als Datei zum Download zur Verfügung.

Sie können es jedoch in unseren mobilen Anwendungen (auch ohne Verbindung zum Internet) und online auf der LitRes-Website lesen.

Als gelesen kennzeichnen
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa
31, MIERCOLES

En este dia, siendo ya las 10 de la mañana, sin que aun pareciesen los caciques, dispuse marchar por la tarde para esperarlos al paso en los Monigotes, jornada precisa: pero á la una llegó chasque enviado por ellos, diciéndome que venian ya marchando. Salí á recibir al cacique Lincon, que venia con los caciques, Medina, Cayumilla, Aucal y Gurupuento, á quienes se les atendió, haciéndoles una salva de 4 cañonazos que aprecian mucho: porque, ademas del placer que reciben en este agasajo, estan persuadidos de que con este remedio se ahuyenta el diablo y las brujas, de quienes, segun dicen, reciben muchos daños. A poco rato llegaron, Clento, Turuñan, y el hijo de Epumel, con mas el anciano Oquiro. A todos se les obsequió con mate de azucar, se les dió yerba, tabaco, pasas, aguardiente y galleta de pronto; y despues entraron en sus parlamentos muy autorizados, manifestando que era un acto de su generosidad permitirnos el paso. Cada uno se decia principal de la tierra á vista del otro, concluyendo con ofertar su gente de auxilio, y pidiendo permiso para alojar en el campamento con sus gentes, y para tratar con los vivanderos. Se les señalò este á la posible distancia, y concedió su peticion: y desde el alojamiento eran frecuentes los mensages de peticion de aguardiente para ellos, para sus deudos y tolderias; y estas demandas crecian: en razon de su aumento de embriaguez, al principio con modo, y al fin con amenazas y de por fuerza, hasta que totalmente ebrios, los rendia el sueño ó laxitud de nervios á no poderse mover. Los llantos, voces y alaridos duraron casi toda la noche; quedando libres los pocos, que en cada parcialidad velan sobre los demas, que despues se emborrachan á su vez, y roban cuanto pueden á los demas: otro vicio que los domina extraordinariamente. En esta alternativa de cuidados se pasó el resto de la tarde y noche, deseando aclarase el dia para emprender la marcha á los Monigotes, donde esperaba Epumur: pero como el último vale ha de ser tambien el último agasajo, restaba esta demora, que fué preciso vencer, sin que ocurriese mas novedad.

1.º DE NOVIEMBRE, JUEVES

En este dia terminaron las demandas de los caciques, á los cuales se les agasajó con lo que pidieron, de manera que fuesen contentos, como al parecer lo fueron. Desde las 9 de la mañana hasta las 11 del dia; y á las 12 y media, marché para el paraje nombrado los Monigotes, adonde llegué á las 5 de la tarde con miras de adelantar la jornada. Pero repentinamente, y todo despavorido en un caballo en pelo, á todo galope me dió alcance el cacique Lincon, con unos de sus capitanejos de la misma suerte, manifestàndome que, por haberme ido á visitar, le habian asaltado sus toldos y le habian muerto á su muger y demas familia, y robado toda su hacienda, y que para perseguir á los ladrones y facinerosos, le franquease 30 soldados armados. A que contesté: – que yo no tenia la tropa para vengar agenos agravios: que no venia á declarar guerra á nadie, y sí solo á hacer efectiva la expedicion de mi cargo, y defenderme del que quisiera hostilizarme, y por consiguiente no tenia facultades para ello, ni podia demorar mi viage. – A esta respuesta, dada con firmeza, aumentada con varias reflexiones de convencimiento, se alteró, y protestó perder la expedicion; para lo cual iba á despachar correos á todos los caciques interiores, (como lo hizo) para que embarazasen la expedicion y la asaltasen: dando á entender que iba á hacerse de su gente y demas de la comarca, sus aliados. Ultimamente, como el lenguaraz de que me he valido Mateo Zurita, ademas de poseer el idioma con la mayor propiedad, segun dicen los indios, conoce sus inpertinencias y falsedades, y les habla con la misma entereza que se le manda, sin recelo ni temor, y no se confabula con ellos por ningun interes como otros; por cuya razon, y los oficios que otros habian hecho con Lincon, informándoles que Zurita era el que les hacia menguar los agasajos, y el que todo lo enredaba, creyó en esta ocasion que á él debia atribuir mi negativa, y en el último razonamiento tratò de atropellarle á mi presencia, y tambien el capitanejo de su parcialidad: en cuyo lance me acerqué á él con una pistola amartillada, y separándose al momento, se retiraron los dos pretendientes con otros varios indios de sus toldos que habian venido tras de él, repitiendo sí sus amenazas. Esta ocurrencia por fortuna la presenciaron varios enviados de otros caciques, que me pedian permiso para entrar á tratar á la manera que he dicho; y entre otros un hijo del cacique Epumur, inmediato vecino de Lincon, el cual no dudó desaprobar en el acto la conducta de aquel y desmentirle, y se ofreció á darme parte de cualesquiera novedad que advirtiese, avisándole á su padre: como en efecto lo realizó en aquella noche, expresando ser todo tramoya y falsedad, y que al siguiente dia me impondria con su padre, que pasarian á verme, como encargado de ello por sus hermanos, los caciques Victoriano y Quinteleu. Pero entre tanto esto se comprobaba, y como debia esperar la realidad de las amenazas, me atrincherè con las 234 carretas, metí en el círculo que formé las haciendas, quedando en el centro los médanos de pequeña magnitud, que son los que tienen el nombre de Monigotes, para observar desde estos los movimientos de los enemigos en el caso de atacarme. Todos quedamos sobre las armas, y á punto de batirnos, si fuese necesario, haciéndosenos mas penosa la noche, por haber sido tormentosa y de aguas. Como la expedicion estaba escasa de toda clase de armas, corto el número de tropas, y este minorado ya en una tercera parte de desertores, se me dió á entender que no debia seguir la expedicion: pero como por una parte advertia que Lincon no tenia apoyo en su hecho, que acaso trataba de estraviarme la gente armada para tortuosos fines, y por otra era un desaire de las mismas armas que cedia en menos honor mio, dige que debia seguir, porque seria nuestra mayor ignominia huir sin ver los enemigos. Porque aunque, segun el parte del capitan de milicias, en la noche precedente se habian desertado 3 hombres mas de su compañia, el hecho mismo de haber desertado por miedo, no solo les hacia inutiles en el combate si no perjudiciales, porque ellos serian capaces con su cobardia de inspirarla á otros. Así terminaron el dia y la noche tenebrosa sin otra particular novedad.

2, VIERNES

En este dia se esperó al cacique Epumur, hasta las 10 de la mañana, en que llegó al campamento; y enterado de la ocurrencia de Lincon, dijo: que Lincon era á todos un hombre insoportable, por su mala conducta, sin mas fuerza que la de su lengua. Que seria muy corta su existencia, aun entre los indios, por el odio que se habia atraido de todos: que les hubiera hecho un gran servicio en haberlo muerto: que el era la causa de algunas incomodidades con los españoles, levantando especies, y como ya estaba conocido entre los caciques por un embustero, nadie creeria sus chasquis, antes bien mirarian con mucha estimacion el desprecio que yo habia hecho de su peticion. Que para acalorar los ánimos habia difundido en la tierra, por noticias de algunos españoles, que estos venian á poblar ciudades en el Guaminí, Laguna del Monte, Salinas y otros parajes, para lo que se le habia hablado en oposicion: pero que muy distante de oponerse, lo hallaba por conveniente, así por el comercio reciproco que tendrian, remediando sus necesidades, como por la seguridad de otras naciones que los perseguian, como los Ranqueles, Guilliches y Picuntos: pues á èl le acababan de robar todas sus haciendas, hasta los vestuarios de sus mugeres, dejándolas totalmente desnudas. Que todos estaban en la mayor insubordinacion, haciéndose desde niños caciques en el nombre, y con tanta falta de sugecion, que era mas celebrado aquel hijo que levantaba la mano á sus padres y los mataba. Que él habia sido criado en las inmediaciones de Valdivia, donde se respetan á los mayores, se reconoce la superioridad del gobierno y obedece al Rey; donde habia Obispo y Padres que trataban con amor á los indios; donde se levantaban cruces, y hacian parlamentos, de cuyos acuerdos nunca se separaban. Que seria para los Pampas el dia mas feliz aquel en que se realizase tal manera de gobierno y poblacion. Que la Laguna de Salinas no la habia criado Dios para determinados hombres, sino para todos como parte de su mantenimiento, y lo mismo la tierra, pues era para los hombres y sus animales: y por lo tanto, si en este lugar yo quisiese hacer un palacio, lo podia hacer, y nadie podia impedirmelo. Y si su Rey (así hablo con mucho respeto), y si su Rey queria hacer ciudades, le era muy gustoso, y debian serlo todos los que como él tuviesen muchos hijos: que así él, como sus hermanos Victoriano y Quinteleu, eran odiados, por este modo de pensar, de los caciques è indios haraganes que se mantenian de robo; especialmente por influencia de los muchos cristianos que hay entre ellos, que ya son tantos que se ven precisados á sufrirlos. Que para remedio de estos males que afligen la tierra, habian ido sus hermanos á la capital á tratar con el Gobierno; y ahora pasaban á Chile con el mismo fin, y esperaban que lograse el intento: quedando muy espuestas sus familias al sacrificio de los opositores, por no convenir con sus ideas de asaltar y robar las haciendas de las estancias de los españoles, como lo estan haciendo por medio de los españoles que tienen en sus toldos, así estas correrias como otros pensamientos muy avanzados. Pero que estuviese cierto, que durante mi viage nada me podria suceder, por estar á la mira sus hermanos esperándome en Salinas, y tenian en el tránsito apostadas algunas de sus gentes para acompañarme, y entre otros un hermano, que me presentó en el acto: y él por su parte me franqueaba á su hijo primogènito, y otros deudos, por tres jornadas, como lo verificó: quedando pronto á pasar cualesquiera chasquis al Gobierno, si lo estimase necesario, como así lo realizó repetidamente. – La entereza de este hombre en su parlamento, lo concertado y juicioso de su razonamiento, la viveza de sus ojos y rostro venerable, presentaban en él un verdadero descendiente del anciano Colocoló, que espresa nuestro Ercilla en su Araucana. Por todo esto, y su adhesion, captó este cacique la atencion de todos los oficiales y tropa que presenciaron el razonamiento de este buen viejo; siendo tan particular este género y modo, que poseen todos sus hermanos y familia uno mismo, así en trato, como en honradez. Y esta comportacion me movió á pedirle se encargase de las boyadas flacas: lo que hizo con toda fineza y esmero, hasta la vuelta del viage.

 

En este mismo punto se me presentó un enviado del cacique Mencal, solicitando entrar á tratar. El enviado era un hijo del mismo cacique, y le acompañaba un lenguaraz, cuyo aspecto me dió la idea de que no era indio, aunque venia disfrazado en trage de tal, tiznada la cara. Antes que me hablase, le pregunté de pronto: ¿Como se llama Vd.? Y turbado me respondió: José Antonio. Este, averigué despues, ser un dragon desertor, que robó cierto dinero del Rey, y una negra: y así es, que en todos los parlamentos, si los mismos apóstatas no eran los enviados, eran los intérpretes.

Seguimos nuestro viage hasta la Laguna de las Animas, desconocida hasta ahora en los planos. Dista como tres cuartos de legua de la del Junco Chico, y cuatro leguas de los Monigotes, sin que hubiese ocurrido mas novedad en este dia.

3, SABADO

Salimos de la Laguna de las Animas, y caminamos como 3 leguas, hasta las 11 y media: en este dia se observó el sol, y á la 2 y media de la tarde marchamos hasta las 6 y media, que llegamos á una laguna desconocida, y sin nombre, y se le llamó Laguna de la Concepcion, que se halla á la parte del sud-este, desviada del camino como 1,000 varas, en cuyo sitio se pasó la noche. El camino de este dia forma muchos senos, á causa de no poder seguir la línea recta; de que resulta acrecer la distancia de esta jornada. En esta y las anteriores, los terrenos son planos, de abundantes pastos, y el piso arenisco. En esta jornada nos acompañó el hijo, y varios indios de la familia de Epumur, con los que al propio intento tenian anticipados Quinteleu y Victoriano, y los otros enviados de Mencal y Turuñan.

4, DOMINGO

En este dia, despues de haber oido misa, nos pusimos en marcha, y á las 11 y media paramos en frente de unas lagunas de poca profundidad, que se hallan al nord-oeste del camino. Son 5, casi encadenadas, y al sud-sud-oeste: á distancia de estas, como 3,500 varas, hay otras 7 lagunas, todas de agua dulce, de bastante magnitud, y el terreno de andado en este dia tiene varias lomas de diversa elevacion: por entre las primeras y segundas pasa el camino. A las primeras lagunas se les denominó las Cinco Hermanas, y á las segundas, las Siete Damas: parecen todas, segun la planicie en que se hallan, no ser de aguas permanentes. Los terrenos siguen areniscos y de mucho pasto, y á pequeñas distancias de este punto, hay varias tolderias de indios al este y oeste: pues de uno y otro rumbo se acercaban partidas de indios á hacer sus permutas. Se observò á las 11, y á las 3 de la tarde seguimos la marcha para la Cabeza del Buey, á donde llegamos á las 6 de ella. En este punto encontramos una laguna no distante del camino, á quien se le dió el nombre del Pasage: dista como media legua de la Cabeza del Buey; es agua permanente, y su fondo piedra berroqueña, sus bordes de tosca: agua dulce, clara y la mejor que se ha bebido en el camino. Se presentó el hermano del cacique Aucal, quejándose de que Lincon habia quitado el agasajo que se le habia enviado á su padre, y este pedia permiso para venir á tratar. En seguida llegaron varios enviados de los caciques de Salinas, manifestando que Lincon habia despachado chasquis a todos los caciques de la comarca, poniéndolos en alarma, diciendo, que por varios puntos iban los españoles á atacarlos, y á hacer poblaciones en la Laguna del Monte, Guaminì, Salinas, y á matarlos. A estos indios se les procuró imponer de la maldad de Lincon y sus falsedades, las cuales persuadieron con mas eficacia los indios amigos, como testigos presenciales de los hechos: con lo que se ausentaron, y quedaron desvanecidos sus temores, llevando á sus toldos la tranquilidad que habia alterado el mensage del caviloso y perverso Lincon.

5, LUNES

A las 6 de la mañana de este dia nos pusimos en marcha, y á las 11 llegamos á un médano de agua dulce. Al sud-este de este médano hay dos lagunas de bastante estension. Estos médanos, que se componen de una porcion de arena parda amontonada sobre la superficie, comunmente tienen en sus entrañas grandes receptáculos de agua. Este terreno ya se manifiesta menos firme, mas arenoso y aunque cubierto de pastos, se percibe que en tiempo seco será escaso de ellos. En este dia no pudo observarse por estar el tiempo nublado y de tormenta. A las 3 de la tarde, continuamos la marcha, hasta las 6½ que parámos en terreno firme, inmediato á la cañada que llaman del Zapato, al oeste-sud-oeste de dicha laguna: y habiendo dispuesto trasnochar, marché con la avanzada á hacer la descubierta dos leguas. Como á la legua y media al nor-oeste, hay una laguna que derrama en la cañada el sobrante de sus aguas, y tiene de largo como 2,000 varas: á esta laguna de agua dulce, por no conocersele nombre, se le puso el de Santa Clara. Mas adelante de aquí, como á tres cuartos de legua, hay una loma ó médano, que forma una figura cónica, con una vertiente de agua dulce, muy superior á las que se han encontrado, y se le puso el nombre de Médano del Cármen. A las 8 de la noche, habiendo hecho la descubierta, continuamos la marcha, y se hizo el rumbo mas al oeste-sud-oeste de dicho médano, como una legua y 2,500 varas; donde se paró, como á las 10 de la noche, por haberse entorpecido la marcha con los atolladeros y malos pasos de la cañada. Esta abunda en pastos, su planicie es pantanosa, interponiéndose algunas lomas de pisos, y pastos mas fuertes.

6, MARTES

A las 7 de la mañana seguimos la marcha, y al sud-sud-este dimos con una laguna que tiene de largo como tres cuartos de legua, y se halla situada al viril de la cañada. Se observó á las 12, y continuamos el viage hasta las 6 de la tarde, que parámos en frente de otra laguna, á la que se dió el nombre de Mercedes. Al oeste-nor-oeste de ella, hay una loma, ó médano, con agua dulce, que forma la figura de un triángulo escaleno, y es el de mayor elevacion: se le puso el nombre de Médano Alto; debiendo entenderse, que tanto al nor-oeste como al sud-oeste del camino, hay muchas lomas, de mayor y menor elevacion: de modo que toda esta jornada forma una superficie escarpada ò quebrada, su terreno arenoso, y los pastos rasos. La alternativa de médanos ó lomas que contiene, es un tegido que hace dificil distinguirlos con nombres particulares: esta jornada es solo proveida de aguas, sin leña alguna, y pocos pastos fuertes, y yermos de indios, sin mas ocurrencias en ella.

7, MIERCOLES

A las 6 y media de la mañana continuamos la marcha, y á las 11 y media llegamos al costado de una laguna á la que le siguen 6 mas, y se les puso el nombre de las Lagunas Acordonadas: y aunque se procuró observar el sol, al tiempo de subir sobre nuestro cenit unas densas nubes impidieron realizar la operacion. Se encontraron ademas 5 lagunas enlazadas al costado del sud-este, y 3 al del nor-oeste, que demuestran no ser permanentes. Hay tambien lomas y médanos, algunas en figura de prismas, otras triangulares, y una entre las demas, de bastante altura, que forma la de un cilindro cortado oblicuamente. Estos médanos son de arena y tierra colorada, y sus pastos mejores que los anteriores. En este dia se dió alta á 4 enfermos, y entraron 3, un sargento y 2 peones, segun los partes que se me han dado. A las 2 y media de la tarde se prosiguió la marcha, y á las 6 y cuarto llegamos á la última laguna de las seis Acordonadas, que se hallan en otros derroteros, y se hicieron varias demarcaciones. La primera fué demarcar la Sierra de la Ventana: su medio al rumbo del sud, y la base ó distancia de los dos extremos entre sí, el primero al sud, 10 grados sud-este; y el segundo sud, 4 grados sud-este. Concluida esta operacion, se demarcaron los ángulos que forma en su cumbre, que son cuatro costados verticalmente, por la superficie plana ó espacios que con ellos forma. Nos ha llovido un poco, y al ponerse el sol se hallaba todo el horizonte cargado. Se me dió parte haberse enfermado otro sargento. Recibí chasqui del cacique Quilapí, pidiendo permiso para hablarme, que le fué concedido. Se presentó con su gente armada de machetes y sables desenvainados, formados en batalla: se le mandó envainar las armas, y que entrase al campamento á piè como lo egecutó. Este cacique manifestó en su parlamento, que se le habia informado que la expedicion iba á formar ciudades en la laguna del Monte, Guaminí y Salinas, con miras de despojarlos de sus posesiones, con alusion á los avisos de Lincon y de los cristianos que entre ellos habia, los cuales tomaron la voz en el parlamento, como suelen hacerlo. Se procurò disuadirles con las razones y reflexiones mas adecuadas á desimpresionarles esta especie: y ya porque les hiciesen fuerza, ó porque los indios amigos contribuyan con eficacia á ello, se serenaron, hicieron algunos cambios, y se retiraron gratificados, muy contentos al parecer. Pero interiormente guardaban su doble proceder, ocultando la maldad de estar en aquella fecha parte de la indiada de esta tribu, haciendo el robo de 400 y mas cabezas de ganado caballar y mular, como despues se me avisó por uno de los caciques amigos, de que en su tiempo hablaré cuando se repita el desacato de Quilapí, hijo del cacique Lorenzo, bien conocido por sus excesos en estas fronteras.

8, JUEVES

Amaneció lloviendo este dia, habiendo llovido antes la mayor parte de la noche, con el viento por el este-sud-este, y por esta causa no se emprendió la marcha hasta las 11 de la mañana; y á las 4 de la tarde llegamos á una laguna de pequeña estension, que está al sud del camino, y no se halla en plano alguno: dista de la Laguna del Monte como 2 leguas. Se encontraron varias lomas y quebradas á uno y otro lado del camino, con manantiales de agua dulce; y por lo referido no se pudo observar en este dia. Las cañadas, lomas, médanos y terrenos que median, desde la del Zapato hasta este punto, son sumamente trabajosos para el tránsito de los carruages, por lo pantanoso de los caminos, tembladerales y pisos blandos: de modo que, en atollandose una carreta, se sume inmediatamente hasta el lecho y se aniega de agua. Pero pueden evitarse esta incomodidades, desechando los antiguos caminos, y tomando las faldas de las lomas que por uno y otro costado de esta molestísima y larga cañada hay hasta su fin, siguiéndola igualmente: ademas de las lagunas dichas, unos saladillos por derecha ó izquierda que vienen á unirse al fin de ella y forman un paso trabajosísimo por poca agua que tengan, si no es tiempo seco, por la inconstancia del piso. Ya en la vuelta de este viage se logró desviarse de muchos malos pasos, tomando las faldas y lomas que se reconocieron de mejor firmeza. Hoy se me dió parte haber 5 enfermos mas.

9, VIERNES

A las 8 de la mañana seguimos la marcha, y á las 11 y cuarto llegamos á las inmediaciones de la Laguna del Monte: esta laguna tiene un islote de montes como de 10 á 15 cuadras de frente, ó lo que es lo mismo de 1,500 á 2,000 varas. Contiene frondosos y espesos árboles sin poderse reconocer qué clase de maderas, ni cual sea su estension ó circunferencia, por hallarse circuido por todas partes de agua, por el gran caudal de ellas que le subministran el arroye Guaminí, y muchos otros derrames de la Sierra de la Ventana. Esta confluencia de aguas le dá mas de 3 á 4 leguas de largo, y segun las lluvias, toma mas estension, porque se une con otras mas al nord-este que forman otros derrames de la misma Sierra de la Ventana: y por la parte del sud-oeste llega á enlazarse con la laguna que llaman de los Paraguayos, y entonces pasa de 7 leguas de longitud: en tiempo seco deja algunos pasos, desde el camino de nuestra derrota á la parte opuesta de la sierra. Es muy abundante de pescado, sus aguas son saladas, y á sus inmediaciones se encuentran pequeñas lagunas de agua dulce. En este dia se demarcó nuevamente la Sierra de la Ventana y la de Guaminí, por ser el punto de mayor aproximacion segun nuestra derrota. De aquí se reconoce que dicha Sierra de la Ventana en su periferia ó cumbre, y término de mayor elevacion, forma 15 quebradas, unas de mayor y otras de menor altura. Estas son vertíces de triángulos cortados entre sí: la base es verdaderamente rectilínea. En la jornada y derrota de este dia se han reconocido, al rumbo de sud-sud-este, 3 lagunas de agua dulce y 2 al nord-nord-este. A las 3 de la tarde nos pusimos en marcha, y llegamos al parage nombrado el Junco Grande: antes de llegar, como 1,000 varas al costado del nord-nord-oeste del camino, encontramos una laguna muy abundante de delicada agua, á la que se puso el nombre de Laguna Hermosa.

 
10, SABADO

A las 7 y media de la mañana nos pusimos en marcha hasta las 11 y media: á las 12 se observó junto á una laguna, que por no tener nombre se le llamó de Santa Rosa. La sierra del Guaminí quedaba al rumbo del sud 15° sud-este, y la de la Ventana al este, cuarta sud-este. A las 2 y media de la tarde marchamos, y á las 6 y media llegamos á la Laguna de los Paraguayos, en donde, como á la distancia de 1,000 varas para el sud, se hallaban 3 caciques con bastante número de indios formados en batalla, con una bandera blanca enarbolada en una chuza: desde cuyo punto mandaron un mensage, pidiendo permiso para entrar á la salutacion de costumbre, que se les concedió, y recibió en el modo acostumbrado. Estos caciques eran Millapue, Joaquin Coronel, y Leymí, parientes parciales y amigos de Victoriano y Quinteleu, y encargados de proteger la expedicion. Venian con recomendacion de aquellos, para que se les otorgase un dia de trato, á que fuè preciso condescender, y obsequiarlos como á amigos y aliados, en la tarde de aquel dia y noche. Manifestaron todos el gran aprecio y respeto que tenian á Quinteleu, y que estaban enterados de las miras de aquel, cuyo sistema seguian. La impertinencia de la embriaguez fué grande en la gente; pero los caciques se mantuvieron serenos sin mesclarse en tales excesos, sufriendo los insultos de sus mismos indios en la tarde y noche de aquel dia. Trageron ganados y caballos á vender, de que se abasteció la armada necesitada, bien que á precios poco còmodos. Se me dió parte haberse dado alta á 4 enfermos, y haber entrado un peon mortalmente herido por haberle cogido una rueda de carreta que picaba: se confesó inmediatamente. La noche se pasó toda sobre las armas, para evitar desgracias y separar la mezcla de peones con los indios, lo que se consiguió sin novedad. Tambien en este dia se recibió enviado del cacique Antenau, pidiendo le esperase: pero se le contestó, que no podia detenerse la marcha, por los muchos enfermos que llevaba la expedicion; pero que si queria venir y entrar en la parada de mediodia, lo hiciese cuando gustase. Que por esta causa no podia mandarle al vaqueano Leyva, y dos soldados ó mas que pedia para que le acompañasen.

11, DOMINGO

Continuando la embriaguez y acaloramiento de los indios que en sus pendencias reñian, hiriéndose barbaramente, y siendo forzoso estar sobre las armas, no se pudo celebrar misa. Procuré abreviar la marcha, manifestando á los caciques el perjuicio de la demora, en que convinieron prontamente de buena voluntad: y haciendo al mismo tiempo retirar la peonada, que desde la tarde anterior habia estado haciendo acopio de junco (de que abunda dicha laguna) para hacer las trojes de las carretas, quedó todo pronto á las 4 de la tarde. A esta hora, á pesar de una tormenta furiosa de viento, truenos, lluvia y rayos, marchó la expedicion, hasta alejarse de la laguna como legua y media. La tormenta venia por el sud-oeste: pero, habiendo arreciado el viento por el sud, echó la fuerza de la tormenta al nord-nord-oeste; y como creció el aguacero sobre nuestra posicion, y el viento seguia de la misma conformidad, fué necesario parar, y pasar una noche trabajosísima para sugetar las haciendas que dispersaba la tormenta. La gente fué igualmente necesario que se mantuviese á la intemperie, la mas cruda que puede imaginarse.

12, LUNES

A las 6 de la mañana nos pusimos en marcha, y á las 11 y media parámos al frente de 3 lagunas de agua dulce, encadenadas al costado del sud, quedando otras mas, hasta 7, hácia el norte. Unas y otras forman barrancas altas, y la mayor parte de ellas se comunican por unos arroyuelos que hacen los cauces de sus derrames. Las de la parte del sud son generalmente saladas, y las del costado del norte, dulces. Los bordes son en general de piedra y de tosca dura. A la parte del norte del camino se ven lomas y mèdanos de bastante elevacion, y en estos se encuentra por lo comun muy buena agua. Los terrenos y pastos de esta situacion son buenos, la superficie es plana, y es la razon porque estan habitadas todas estas inmediaciones de toldos de indios, con crecido número de ganados vacuno, caballar y lanar. A las 3 de la tarde nos pusimos en marcha, y á las 5 y media llegamos á la Laguna de los Patos, continuando el terreno en el mismo modo que el anterior. Descubrimos como á distancia de una legua un árbol, que por hallarse sobre una loma, y ser cosa estraña, llamó la atencion. Se reconoció ser un chañar espeso, desde cuyo punto por una cañada ò bajo que se presenta á la vista, se descubrieron otros varios árboles, y á mayor distancia un bosque, que resultó ser parte del monte de la Laguna de Salinas. Ya al sol puesto llegò un mensage de parte del cacique Anteneu, pidiendo licencia para venir á tratar á las Salinas que le fué otorgada. Se me dió parte haber salido ó dado alta á dos enfermos en este dia, y haber enfermado dos soldados y un peon, y no ocurrió mas novedad que la de no haberse podido observar.

13, MARTES

A las 5 de la mañana se continuó la marcha, y á las 8 y media llegamos al borde de la Laguna de Salinas, y se situaron las carretas en línea de circunvalacion sobre ella, para disponer lo conveniente en órden á la carga y refaccion de carretas. Reconocido el terreno mas aproposito, mandé formar el campamento en el punto mas dominante que presenta el cuadrilongo de la laguna, que es casi en su mitad, por el costado del norte corregido, apoyado sobre una barranca como de 20 varas de alto, y proveido de 2 manantiales de agua dulce. Allí se establecieron los 2 cañones al frente de la única entrada que franqueaba la lìnea formada de carretas, situadas las tiendas de campaña para la tropa y guardia de prevencion, y á su retaguardia la demas tropa, para que, reunida, se hallase mas pronta en todo acontecimiento. A las 10 de la mañana se presentó el cacique Antiman, y el cacique Caluqueo, con sus gentes armadas de armas cortas, pidiendo licencia para entrar á parlamento, á quienes se les otorgó y recibió, haciéndoles su saludo de artillería. Manifestaron desde luego haber recibido mensajes del cacique Lincon, en que les avisaba de nuestra venida con miras de hostilizarlos y formar poblaciones. Se les hizo entender la falsedad de Lincon y su mala fé, comprobándola con las aserciones de los indios que habian presenciado la ocurrencia: quedaron al parecer satisfechos y procuraron hacer algunas permutas con sus tejidos y peleterias, y exigir las gratificaciones de estilo, de bebidas, yerba, tabaco y otras especies, que fue necesario darles con todo agasajo y sufrir sus embriagueses que continuaron por algunos dias: hasta que fueron acercándose los indios Ranqueles, que trataron en cargar de sal y retirarse, por no encontrarse con aquellos de quienes son enemigos. A las 7 de la tarde llegó un enviado del cacique Victoriano, averiguando nuestra llegada, pidiendo permiso para llegar al campamento al siguiente dia; que le fué otorgado.

En este dia, por estar nublado, no pudo observarse. Se me dió parte haber enfermado un hombre de resultas de un golpe que le dió un buey. Ha llovido algo, y el viento ha estado por sud-este. Todas las inmediaciones de la laguna estan muy provistas de excelentes pastos y aguadas en varias lagunas dulces, en donde se pastorean las boyadas y caballos: siempre á la vista, por no poderse alejar sin guardia respetable al parage de los Manantiales, y porque los indios manifiestan no estar de paz, segun han espresado Quinteleu y prevenido Victoriano, como amigos, recelosos de los muchos caciques que estan inmediatos, á fin de precaver el robo de las haciendas y desgracias consiguientes. Con este motivo, por medio de los ayudantes, mandé comparecer á todos los troperos y capataces de carretas, á quienes impuse de esta novedad, y del doble cuidado que demandaba nuestra situacion: y á fin de salir pronto de aquel punto, asigné el perentório tiempo de recomponer sus carretas y ponerlas prontas para la carga, que deberian egecutar en el término de 8 dias: de que fueron prevenidos para precaver los riesgos, y apresurar la salida de aquel destino.