Al oriente del Edén

Text
0
Kritiken
Leseprobe
Als gelesen kennzeichnen
Wie Sie das Buch nach dem Kauf lesen
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa

Sin embargo, según el «Libro de los Jubileos» (también denominado ‘Génesis Pequeño’ o ‘Testamento de Moisés’, un texto religioso de origen hebreo escrito en torno al año 100 a. C), el nombre de su mujer fue Dinah, la cual además de esposa, era prima suya y madre de Jared. Los 895 años que vivió Mahalaleel, siendo muchísimos si los comparamos con la esperanza de vida hoy, parecería que se empezaba a producir una reducción progresiva de la longevidad a medida que nos íbamos alejando del ‘Árbol de la Vida’, que se hallaba en el centro del Huerto de Edén.

Existe así mismo una mención en el capítulo 83 del «Libro de Enoc». Éste recibe una visión en sueños de parte del Señor, donde le es revelado el juicio de Dios que vendrá sobre la humanidad mediante un diluvio universal que arrasará la tierra, salvándose únicamente los justos en Jehová. El relato de la visión sucede mientras Enoc se halla en la casa de su Abuelo Mahalaleel, estando presente también su hijo Matusalén. Dicho relato pone de relieve la bendición de una familia creyente en el Dios de la Gracia, que comparten juntos las Buenas Nuevas de salvación.

JARED

En los v 18 y 19 del capítulo 5 la Palabra nos dice que Jared fue el primogénito de Mahalaleel, hijo de Cainán. Según este, fue hijo de Mahalaleel cuando tenía 65 años, y su padre vivió hasta la edad de ochocientos noventa y cinco años. Jared fue el padre de Enoc a la edad de 162 años, y tras el nacimiento de Enoc vivió otros ochos siglos y tuvo otros hijos e hijas. En total vivió 962 años y murió. Nos llama la atención aquí el hecho que los patriarcas habidos entes de él fueron disminuyendo su longevidad, así como la edad en que se casaron y tuvieron su primer hijo. Pero una vez llegados a Jared los años de vida dan un gran ‘salto de longitud’ y se posicionan de nuevo al alza, superando incluso la edad de nuestros primeros padres Adán y Eva.

Sólo fue superado por su nieto Matusalén con 969 años, el ser humano más longevo hasta el día de hoy. También parece que tardó mucho más que su padre en casarse y tener su hijo primogénito Enoc, 162 años, frente a los 65 que tenía su padre cuando le tuvo a él. Desde luego, toda una evidencia de energía y favor de Dios.

ENOC

A este Enoc que aparece en la genealogía de Set ,se le suele llamar «Enoc II» para diferenciarle del primer Enoc, hijo de Caín y padre de Irad, de quien Caín tomó su nombre para nombrar a la ciudad que él mismo construyó. Los v 21 al 24 de este capítulo nos dejan una breve descripción de la vida de Enoc. A los 65 años tuvo su primer hijo que le llamó Matusalén, vivió 300 años más de vida durante los cuales tuvo más hijos e hijas, y a la edad de 365 años la Escritura nos dice que «desapareció porque Dios se lo llevó».

Moisés afirma dos veces seguidas que el Señor se lo llevó porque «caminó con Dios». El mismo apóstol Pablo insiste igualmente en Enoc como un campeón de la fe, quien fue «traspuesto» (no significa necesariamente que no murió, sino que también se podría entender que no experimentó los rigores de la muerte, ya que el mismo Jesús dijo que «nadie subió al cielo sino el Hijo del Hombre que descendió del cielo»), por haber agradado a Dios (Hebreos 11:5).

La vida de Enoc es un ejemplo para todas las generaciones de creyentes. No es posible agradar a Dios si no andamos en sus caminos. Según los v 6, 14 y 15 de la epístola universal de Judas, entendemos que el señor le reveló a Enoc una profecía sobre las cosas que sucederían en el futuro, y como profeta y amigo de Dios, el mismo Señor se ocupó de él (como también se ocupó del cuerpo de Moisés después de su muerte a los 120 años), a causa de ser perseguido por proclamar la revelación que Dios le dio, en un mundo violento y extremadamente peligroso; a pesar de que tan sólo habían pasado poco más de años 400 desde la Creación. A causa de ello Dios juzgó a la raza humana en los días de Noé por su gran iniquidad y corrupción.

Posiblemente Enoc estaba siendo perseguido, corriendo gran peligro su vida por predicar en esos días un Evangelio de arrepentimiento y perdón a Dios en medio de tanta corrupción, y el Señor de algún forma lo libró. Respecto a la obra conocida como «Libro de Enoc», entendemos que una parte del libro es original de Enoc y corresponde a la revelación que Dios comunicó a Enoc para el arrepentimiento de sus contemporáneos: «¡Escuchad! El Señor viene con incontables millares de sus santos para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos … y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra Él» (Enoc 1:9). Sin embargo, otra parte del libro fue añadido posteriormente entre los siglos IV al I antes de Cristo. El propio Judas apóstol en su epístola universal utiliza algunos versículos tomados de su libro, en lo relativo a la profecía sobre el juicio de Dios para los que se han alejado de Él.

Aprendamos a caminar con Cristo como lo hizo Enoc durante todos los días que el Señor le permitió vivir en esta tierra.

MATUSALÉN

A pesar de la poca información que nos dan las Escrituras en este texto, hay varios aspectos que podemos apreciar en la vida de Matusalén que me gustaría destacar.

– El primero proviene de su propio nombre, que en el original hebreo es «Metushélakj» y significa ‘hombre de dardo’, el cual proviene de la raíz «mat», que se traduce por ‘adulto’, ‘hombres’, ‘siervos’ y ‘varones’ (Strongs 4968, 4962); y de la raíz «shélakj» que significa ‘dar en el blanco’ (Str. 7973). Lo cual nos hace pensar que su nombre hace honor a la definición de su vida de relación con el Señor, es decir, ‘varón de Dios que dio en el blanco’. Esa es precisamente la definición de la «fe» en el Señor. La palabra que se utiliza en el Nuevo Testamento para ‘pecado’, escrito en el griego es «Hamartia», lo cual significa ‘herrar el blanco’. El apóstol Pablo nos invita no sólo a hacerlo una vez, sino a proseguir la meta de forma continuada, poniendo los ojos en Jesús: «olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.» (Filip.3:13-14).

El segundo aspecto que es a destacar en Matusalén es su larga vida. Si por definición la vida es un don del cielo, una larga vida es una gran bendición que el Señor le concedió a Matusalén, convirtiéndole en el hombre más longevo de todos los tiempos.

– El tercer aspecto tiene que ver en parte con su longevidad y parte con la misericordia de Dios y la manera en que las matemáticas del Señor suman en favor de aquellos que le aman. Haciendo un sencillo calculo algebraico siguiendo la edad en que murió Matusalén y comparando la vida de su hijo Lamec y la edad que tenía su nieto Noé cuando empezó el diluvio universal, podemos apreciar al menos dos cosas. La primera es que Noé pudo enterrar a su padre Lamec de muerte natural 5 años antes del diluvio. La segunda la podemos apreciar en el hecho de que el Señor le permitió a Noé ver morir también de muerte natural a su abuelo Matusalén, justo antes de iniciarse el gran cataclismo.

Nuestro Señor es un Dios que también se ocupa de los detalles y tuvo la delicadeza de demorar su juicio contra la humanidad corrupta, hasta ver morir de muerte natural al último de sus grandes patriarcas de la antigüedad. ¡Todo un privilegio lleno de amor y misericordia de parte de Dios hacia los que aman a Dios y confían en Él! Prosigamos, pues, la meta del supremo llamamiento poniendo los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.

LAMEC

Llama la atención cómo los años de vida de Lamec son muy inferiores a la media de vida esperada para la gente que vivió antes del diluvio, que con 777 años es el hombre que vivió menos años (excepto Enoc a quien Dios se lo llevó) entre todos los patriarcas antiguos. También es chocante que la cifra sea tres veces 7, sabiendo que el siete nos habla de perfección. Ahí lo dejamos para que meditéis en ello.

Lo que sí sabemos es que murió en el momento señalado por Dios, 5 años antes del diluvio, según su misericordia, como también sucedió con su padre Matusalén, como vimos antes. Lamec tuvo un hijo a los 182 años y le puso por nombre Noé, en quien supo ver la mano de Dios y que este chico traería alivio en la penosa carga de trabajar en una tierra que había sido maldita por por causa de la caída del hombre, y corrompida hasta la saciedad por este, una sociedad donde la perversión y la violencia habían llegado a cotas extremas, como veremos más adelante.

Este Lamec, que proviene de la genealogía de Set, es exactamente lo contrario de lo que sucedió con el otro que provenía de la descendencia de Caín, quien destacó por su maldad, por corromper el orden matrimonial que Dios estableció y por su extremada violencia. El ocupa el 7º lugar en la descendencia de Caín, mientras que éste tiene un ‘3 veces 7’ en su haber. ¡A Dios sea toda la gloria!

NOÉ

Muy poco diremos aquí sobre Noé, ya que en los próximos capítulos nos dedicaremos a meditar sobre su persona, sobre el tiempo que le tocó vivir, la obra de juicio y a la vez de redención de Dios, utilizándole a él como un instrumento de salvación en sus manos, la constitución del ser humano, el hombre viejo, y el hombre nuevo. Y esto será hasta el final de la ˝Tercera Gran Historia de la Humanidad˝, que acaba al final del capítulo 9, en el 9:29.

El Nombre de Noé proviene del hebreo «Noákj», que significa ‘quieto’, ‘reposado’, ‘lugar de reposo’, que viene de la raíz «núakj», que quiere decir ‘descansar’, establecerse’, ‘morar’, ‘dar consuelo’, ‘paz’, ‘descanso’, ‘quietud’, ‘reposo’, entre otros (Strongs 5117, 5118). De Noé decimos que es un ‘tipo’ de Cristo, porque gracias a él la tierra descansó de la violencia, tal cómo había sido el deseo de su padre Lamec. Llevó a su familia y a toda la humanidad a una nueva oportunidad ante el Señor, en una nueva tierra, y nos condujo a un ‘Nuevo Pacto’ y una nueva ‘Relación’ con Dios. Pero de eso iremos hablando los próximos días.

 

Momento de Reflexión:

¿Sabiendo que ahora eres una nueva creación, crees que das al Señor toda la honra y la gloria que sólo Él merece?

Las vidas de los patriarcas de la antigüedad son un ejemplo de sabiduría y piedad ¿Seguiremos su ejemplo?

¿Estamos dispuestos a agradar a Dios todos los días de nuestra vida y andar en sus pasos?

¿Crees que los patriarcas pueden ser para ti un ejemplo de sabiduría, fe y confianza en el Señor?

CAPÍTULO 4


Génesis 5: 21 - 32

“Después que engendró a Matusalén, caminó Enoc con Dios trescientos años, y engendró hijos e hijas. Así, todos los días de Enoc fueron trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios… Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, engendró un hijo y le puso por nombre Noé, pues dijo: «Éste nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos en la tierra que Jehová maldijo.» Después que engendró a Noé, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Así, todos los días de Lamec fueron setecientos setenta y siete años, y murió…’’ (Gén. 5: 21-32)

Son muchos los hechos que podemos resaltar de los grandes hombres de fe que vivieron antes del diluvio universal, de quienes podemos aprender muchas lecciones para nuestro caminar diario con Dios. Las Escrituras nos hablan de 10 personajes, que por su piedad y temor de Dios se convirtieron en los primeros patriarcas de la humanidad. Estamos seguros que hubieron muchas otras personas que fueron ejemplo de fe y piedad en aquellos tiempos, pero el Espíritu Santo puso a esas 10 personas como ejemplo para nuestra enseñanza, teniendo en cuenta que cada uno de ellos destacó por una o más cualidades de su carácter en el servicio al Señor y a su comunidad, las cuales son dignas de imitar por todos nosotros.

Haremos una lista de esas cualidades que formaron el carácter de esas personas, que la Escritura resalta para nuestro bien y que deberíamos ser imitadores, como también de Cristo, el cual las contenía todas en grado sumo. El carácter que desarrollaron por su íntima comunión con Dios, nos da un perfil común a todos ellos el cual indicamos a continuación:

– Vivieron y se condujeron como «hijos de Dios».

– Reflejaron el carácter de Dios en sus vidas.

– Buscaron insistentemente restablecer la ‘relación’ con Dios.

– Encontraron en Dios su principal refugio.

– Supieron transmitir la piedad y el amor de Dios a sus descendientes.

– Recibieron la bendición de una vida prolongada.

– Caminaron en íntima Comunión con Dios.

– Se convirtieron en Amigos de Dios.

– Avanzaron persistentemente hacia la meta del Supremo Llamamiento.

– Recibieron en vida un galardón de parte de Dios.

– Vivieron ‘Com-Pasión’ y murieron según ‘Su’ misericordia.

– Todos entraron en Su Reposo.

Creo que éste es un perfil que deberíamos hacer nuestro y es evidente que todos los creyentes estamos llamados a imitar.

VIVIERON Y SE CONDUJERON COMO «HIJOS DE DIOS»

Cuando pensamos en Adán y Eva debemos reconocer que lo que más recordamos de ellos es la transgresión de la Ley de Dios y su expulsión del Paraíso. Sin embargo, a pesar de que eso significó un gran cambio para la humanidad, se arrepintieron, vivieron como hijos de Dios confiando en su benevolencia, y abrieron el camino para que un día nosotros, tú y yo, pudiéramos llegar a ser llamados ‘hijos de Dios’ por la fe en Jesucristo y la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas (Juan 1:12-13). Quién mediante la fe nos hizo renacer y nos transformó en una ‘nueva creación’ para dar fruto en su nombre y nos convirtió en su ‘real plantío’.

REFLEJARON EL CARÁCTER DE DIOS EN SUS VIDAS

Esencialmente es en los pasajes que se habla de Set donde posiblemente más se manifiesta una sincera conducta de amor y fidelidad a Dios, que refleja en su vida el carácter de un Dios compasivo y Misericordioso. Set asumió ocupar el lugar de su hermano Abel con mansedumbre como lo hizo el Señor, quien ocupó nuestro lugar en la cruz, y supo iniciar a sus descendientes en el temor de Dios y la esperanza de salvación.

BUSCARON CON INSISTENCIA MANTENER LA ‘RELACIÓN’ CON DIOS

Fue en los tiempos de Enós que las Escrituras dan fe de que los seres humanos empezaron a invocar el nombre del Señor; de modo que en medio de una generación corrupta que vivía de espaldas a Dios, mientras unos desarrollaban una sociedad cada vez más auto-complaciente, violenta y viviendo sólo para los deseos y gustos personales (donde el nombre de Dios era usado de forma vana), los patriarcas aprendieron a humillarse y buscaron restablecer la comunión con el Señor, y condujeron a sus familias a establecer un culto de adoración a Dios, santo y que fuera de su agrado.

Mientras los descendientes de Caín se dedicaron a prácticas religiosas cúlticas (desarrollando la tecnología sobre los metales, la madera y los materiales orgánicos) para adorar a otros ‘dioses’ ajenos a Jehová, los patriarcas descendientes de Set restablecieron y mantuvieron la comunión con el Señor invocando su nombre y promocionaron el culto público comunitario, honrando y alabando al Señor de manera racional.

ENCONTRARON EN DIOS SU PRINCIPAL REFUGIO

Con Cainán aprendieron a encontrar en Jehová su refugio seguro, castillo fuerte y esperanza en quién confiar. Entendieron que no era suficiente con restablecer la relación, sino mantenerla de una manera permanente. La sed no se sacia con beber una vez, sino con mantenerse bien hidratado. Siempre decimos que es importante servir al Señor, pero para ello es necesario confiar en Él. Es muy difícil hacer un servicio con excelencia si no confiamos en la persona a quien estamos sirviendo, porque más tarde o más temprano encontraremos algún motivo por el cual no seguir escrupulosamente las instrucciones que nos ha dado el patrón. Por el contrario, los grandes hombres y mujeres de Dios supieron resituar a Dios en el centro de su existencia e hicieron de Jehová el principal refugio para sus almas.

SUPIERON TRANSMITIR LA PIEDAD Y EL TEMOR DE DIOS A SUS DESCENDIENTES

Aunque comentamos sobre ello cuando hablamos de Mahalaleel, esta es una cualidad que supieron desarrollar todos los grandes hombre de fe. Vivimos en un mundo tan agitado y lleno de prisas y obligaciones que, aún a pesar de considerar muy importante la formación cristiana apostólica de nuestros hijos, no nos aseguramos lo suficiente de que estén recibiendo de manera equilibrada todo el alimento espiritual que necesitan, en medio de una sociedad tan voraz, sin valores morales y llena de contradicciones.

No dejemos esta labor a otros —inclusive a sus maestros o pastores, que desean su bien—, ni tampoco para más adelante. Esta es una responsabilidad ante el Señor que tenemos los que somos padres… y no sólo los padres, también los abuelos. Los patriarcas supieron educar a sus hijos en la fe, la piedad y el temor de Dios.

LA BENDICIÓN DE UNA VIDA PROLONGADA

Podemos decir que todos los grandes patriarcas de la antigüedad disfrutaron de la bendición de una larga vida. Jared fue el segundo personaje (después de Matusalén) que tuvo una vida más prolongada en la historia de la humanidad. Entendemos que la vida en sí misma es un don de Dios, por lo tanto, una laaaarga vida es un graaaan regalo de Dios. Sabemos también que este mundo está bajo los efectos del pecado y gobernado por Satanás, nuestro común enemigo.

A causa de eso el Señor tuvo que reducir la vida del hombre sobre la tierra, con el fin de minimizar los efectos del pecado: el dolor, la enfermedad, la tristeza, la muerte. Mas el regalo precioso que Dios nos ha dado a los que creemos en Cristo es una vida eterna donde no habrá más tristeza, ni llanto, ni dolor, ni enfermedad, y donde la muerte y el Hades habrán sido destruidos; y donde tampoco habrá más oscuridad, y no habrá más necesidad de sol ni luna, porque Jesús, que es nuestra luz; Él llenará el universo con su luz.

CAMINARON EN ÍNTIMA COMUNIÓN CON DIOS

Del patriarca Enoc se nos dice repetidamente en las Sagradas Escrituras que caminó con Dios y desapareció de entre los mortales porque el Señor se lo llevó consigo. Aprendió a vivir la vida que le tocó en su tiempo en íntima comunión con el Señor. Todos los días de su vida eran como un libro abierto a los ojos de Dios. Tendemos a pensar que si nuestras circunstancias mejorasen seguramente mantendríamos una relación más íntima con el Señor. Pero esto es totalmente erróneo. Tanto Enoc como el resto de los patriarcas que hemos visto vivieron circunstancias muy difíciles y algunos en tiempos muy peligrosos, pero supieron mantener la comunión con el Señor en todo momento y situación.

No esperes un mejor momento para ser testigo del amor de Dios en tu vida, sino sé luz en el lugar donde el Señor te ha puesto, y en medio del tiempo y la circunstancia que te toque vivir.

SE CONVIRTIERON EN AMIGOS DE DIOS

El hecho de vivir en constante comunión con el Señor, tanto Enoc como el resto de patriarcas y grandes hombres de fe, esa ‘relación’ se transformó en amistad, transformándolos en verdaderos amigos de Dios. En nuestro caso podemos decir que entre no contristar al Espíritu Santo —tal como manda el Apóstol Pablo en Efesios 4:28-30—, y ser su amigo, existe una gran diferencia. Para ser amigos de alguien necesitamos como mínimo: conocerle bien, ser de su agrado, hablar mucho con él, escucharle más, desear estar a su lado, brindarle nuestra amistad, estar dispuestos a servirle en lo que pida, procurar que se sienta a gusto con nosotros, etc.

Algo así sucede con el Espíritu Santo. Somos hijos de Dios porque hemos sido bautizados por Jesús con el Espíritu Santo de la promesa, procuramos no contristarle, hemos tenido momentos de su plenitud, y por supuesto, estamos llamados a intimar con Él como el mejor amigo. Pero, por supuesto, para eso tendremos que seguir entonces los pasos de la amistad que hemos mencionado antes.

AVANZARON PERSISTENTEMENTE HACIA LA META DEL SUPREMO LLAMAMIENTO

Todo lo que vivió Matusalén en su tiempo no fue ni mucho menos de color de rosa, especialmente cuando uno permanece en este mundo por un espacio de casi mil años. Tampoco lo fue para el resto de los patriarcas de la antigüedad, como también puede serlo para nosotros. Sin embargo supieron mirar hacia delante persistiendo en la meta según la promesa, mediante la fe, como viéndola y saludándola. La Biblia nos dice a este respecto: «Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra…. porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Hebreos 11:13 y 10).

RECIBIERON EN VIDA UN GALARDÓN DE PARTE DE DIOS

El mayor regalo que recibimos todos aquellos que hemos creído en Cristo es la vida eterna. No hay mayor galardón que ese. Sin embargo a Matusalén, Lamec y al resto de patriarcas que hemos visto, Dios les concedió un galardón en vida aquí en la tierra antes de morir. También se lo concedió a otros campeones de la fe como Abraham, Jacob, Moisés, Elías, Rut, Simeón, Elisabet, María, Esteban, Pedro, Pablo, y tantos otros que permanecieron firmes en la fe y la esperanza de la promesa Divina.

A cada uno Dios le concedió el galardón que más podían esperar aquí en la tierra antes de morir, y quizás el que menos esperaban recibir. ¿Has pensado alguna vez qué es lo que más anhelas recibir de parte de Dios antes de partir a su encuentro? El Señor le dijo a Josué: «Esfuérzate y sé valiente, porque Yo estaré contigo donde quiera que vayas» (Josué 1:9). Dios le concedió su presencia en todo momento y en todo lugar donde fue. Salomón pidió sabiduría para gobernar al pueblo de Israel, y Dios le convirtió en el hombre más sabio de toda la tierra. ¡Permanece en la fe y la comunión en el Señor y verás tu galardón llegar!

 

VIVIERON CON ‘COM-PASIÓN’ Y MURIERON SEGÚN SU MISERICORDIA

Estoy convencido que vivieron con pasión el tiempo que les tocó vivir y tuvieron compasión de sus semejantes. Lo más probable es que Lamec formase parte del ‘equipo de construcción’ del Arca de Noé, ya que vivió 95 de los 100 años que duró su construcción. Sin duda alguna, también formó parte del ‘Equipo de Evangelización’ que presentaba el plan de salvación de Dios a un mundo incrédulo, que presenciaba como Noé y su familia construían un arca para librar del juicio venidero próximo, a todo aquel que quisiera subirse y confiar en la palabra de Noé. La misericordia de Dios permitió que ni Matusalén ni Lamec vivieran aquella gran mortandad.

TODOS ENTRARON Y PERMANECEN EN SU «REPOSO»

Ya comentamos cómo el nombre de Noé significa «descanso, reposo», y fue llamado así por sus padres por entender proféticamente que a través suyo Dios daría reposo a la tierra y sus moradores. Basándonos en lo que la Biblia enseña sobre el descanso o «Reposo de Dios», entendemos que todos los patriarcas entraron en su ‘Reposo’, vivieron en él, y permanecen actualmente en él.

Así mismo nosotros, aquellos que hemos creído en Cristo, hemos entrado y estamos en su Reposo. La Palabra nos insta a ser fieles a la Revelación de Jesucristo y permanecer en su Reposo tranquilos y en el ‘SHALOM’ del Señor.

Momento de Reflexión:

¿De qué manera piensas que la luz de Dios debería verse reflejada en ti, por aquellos que te rodean?

¿Ya sabes cual es el galardón que Dios tiene preparado para ti aquí en la tierra por tu fidelidad?

¿Ya vives tu vida con gozo en el Reposo de Dios, mientras estás a este lado de la Eternidad?