La batalla por el buen cine

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La batalla por el buen cine
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La batalla por el buen cine. Textos críticos 1961-1963

Armando Robles Godoy

Selección e introducción: Emilio Bustamante

Primera edición impresa: julio, 2020

Primera edición digital: agosto, 2020

© Universidad de Lima

Fondo Editorial

Av. Javier Prado Este 4600

Urb. Fundo Monterrico Chico, Lima 33

Apartado postal 852, Lima 100, Perú

Teléfono: 437-6767, anexo 30131

fondoeditorial@ulima.edu.pe

www.ulima.edu.pe

Diseño, edición y carátula: Fondo Editorial de la Universidad de Lima

Imagen de portada: Fotografía de Armando Robles Godoy, cortesía de Marcela Robles.

Esta publicación es resultado de una investigación auspiciada por el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima.

Versión e-book 2020

Digitalizado y distribuido por Saxo.com Perú S. A. C.

https://yopublico.saxo.com/

Teléfono: 51-1-221-9998

Avenida Dos de Mayo 534, Of. 404, Miraflores Lima - Perú

Se prohíbe la reproducción total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso expreso del Fondo Editorial.

ISBN: 978-9972-45-541-4

Índice

Prólogo

Presentación

Primera parte. Armando Robles Godoy y los inicios de la crítica cinematográfica moderna en el Perú

1. Crítica, poética e instituciones

2. La crítica moderna. Cahiers du Cinéma y su influencia

3. La crítica cinematográfica en el Perú

4. El debate sobre Hiroshima, mi amor

5. Los artículos de Armando Robles Godoy en 7 Días del Perú y del Mundo y La Prensa

6. La crítica de cine de Armando Robles Godoy y su obra fílmica

7. Hablemos de Cine y la institución de la crítica

7.1. Institución crítica e influencias

7.2. Los nuevos espacios: cineclubes, medios masivos y academia.

7.3. El canon y las relaciones con el cine peruano

7.4. La incorporación de nuevas corrientes teóricas y metodológicas

8. Armando Robles Godoy y Hablemos de Cine

9. Conclusiones

Referencias

Segunda parte. Selección de artículos de Armando Robles Godoy en La Prensa y 7 días del Perú y del Mundo (1961-1963)

1. La batalla del buen cine

2. Las dos caras de Buñuel

3. Cine. Una sombra y una luz

4. Claudia Cardinale

5. Nace una cinemateca

6. El eterno retorno

7. Hace un año Mon amour

8. Más allá del écran de hierro

9. El cine y la Biblia

10. El juicio de Nuremberg

11. La noche de Antonioni

12. Regreso a casa

13. John Ford, por Jean Mitry

14. Muñecas de alcoba

15. Dentista en el sillón

16. El analfabeto

17. Uno, dos, tres

18. La ciudadela de los Robinson

19. Muñequita de lujo

20. Amor sin barreras

21. Propiedad privada

22. Flor de loto

23. El amante de cinco días

24. Verano y humo

25. Milagro por un dia

26. Tierna es la noche

27. Anastasia

28. Posesión satánica

29. Pecado de lujuria

30. Los juegos del amor

31. La mala calle

32. Festival de éxitos

33. El renovado talento de Luis Buñuel

34. Salario criminal

35. Hechizo hawaiano

36. Viaje al séptimo planeta

37. Todos somos sinvergüenzas

38. El rostro impenetrable

39. Yo quiero vivir contigo

40. Esplendor en la hierba

41. Los cuatro jinetes del Apocalipsis

42. El Cid

43. Marcados por un destino

44. Así era mi madre

45. Panorama desde el puente

46. Nueva Ola

47. Mercader del terror

48. El diablo nunca duerme

49. La cita

50. Deseos de medianoche

51. Un guapo del 900

52. Juego de amor entre dos

53. Vuelve amor mío

54. Larga es la noche

55. M. M.

 

56. Mi bella acusada

57. Anatomía de un dictador

58. De lo que no se habla…

59. Los vulnerables

60. Mundo de Harold Lloyd

61. Primavera romana

62. Censura inútil

63. Molokai, la isla maldita

64. Un lector indignado

65. Los siete pecados capitales

66. A cada cual su propio infierno

67. Tormenta sobre Washington

68. La aventura

69. La Venus del deseo

70. Verdadera aventura

71. La aventura

72. El Señor morado

73. Ana de los Milagros

74. Formato reducido

75. 8 milímetros

76. Para aficionados

77. A filmar

78. Luces, cámara, acción

79. El guion

80. Las tomas cortas

81. Desorden aparente

82. La celda olvidada

83. Listos a filmar

84. La carta que no se envió

85. El equilibrio

86. Lolita

87. Plano general

88. Movimientos de cámara

89. Turno para morir

90. La velocidad

91. Nazarín

92. Movimiento

93. Transición

94. Completa

95. El fantasma de la ópera

96. Sigue el movimiento

97. Cine-clubs

98. El montaje

99. Precauciones que hay que tener

100. Los dos ochos

101. Aparajito

102. Trucos fotográficos

103. Amor profano

104. Más trucos

105. Animación

106. Recursos

107. Divorcio a la italiana

108. Más trucos

109. Barrabás

110. Embajador del miedo

111. Amor al vuelo

112. El año pasado en el cine

113. El año que comienza

114. Balance

115. Fin del balance

116. El epílogo del cine de Estados Unidos

117. Una mujer para dos

118. Zoom

119. Hatari

120. Sanjuro

121. El amor es asunto privado

122. El veneno del deseo

123. Los títulos

124. Huerco: infierno

125. La marca

126. Réquiem para un luchador

127. Educación cinematográfica

128. Contrastes

129. Buen cine

130. Cursillo

131. “Leer”

132. Cursillo

133. Marcello Mastroianni

134. Un niño espera

135. La fragata infernal

136. En manos del destino

137. Concilio ecuménico

138. Sibila

139. Dulce violencia

140. Del matrimonio al amor

141. El Arca de Noé

142. El Óscar

143. Amerindia

144. El santo renuente

145. Carta interesante

146. El amor llama dos veces

147. Los cuatro días de Nápoles

148. El diablo y los Diez Mandamientos

149. Al final de la noche

150. Otra carta

151. Matar a un ruiseñor

152. Correspondencia

153. Cartas

154. Congo vivo

155. Más cartas

156. El satánico Dr. No

157. Cine nacional

158. Siguen las cartas. Sigo contestando

159. Sanjuro

160. El amante de la muerte

161. Sabrina

162. La soga

163. La infancia de Iván

164. Paranoico

165. Seguimos con Iván

166. La infancia…

167. Mañana se estrena…

168. Todo el oro del mundo

169. La vida íntima de cuatro mujeres

170. La infancia de Iván

171. Los sobornados

172. Algo que parezca amor

173. 30 años de alegría

174. Me escriben

175. Me escriben…

176. Cine ruso

177. Historia del cine

178. El poder y la pasión

179. Muchachas

180. Aprendiendo a morir

181. Cuidado, profesora

182. Nueve horas a la eternidad

183. En pos de la gloria

 

184. Boccaccio 70

185. La aventura del filme

186. Hotel de horrores

187. Cinerama

188. La conquista del Oeste

189. Espía por mandato

190. El diario de un loco

191. El tejedor de milagros

192. Buda

193. Cursillo

194. Curso

195. La flecha y el leopardo

196. Alfred Hitchcock

197. La otra mentira

198. Cine nacional

199. ¿Aprender?

200. Reposiciones

201. Cine nacional

202. Cine nacional

203. Patrulla infernal

204. Lenguaje del cine

205. Aprendizaje

206. Senso

Anexo. Textos publicados en Hablemos de Cine, 33 (1967)

En la selva no hay estrellas en un polémico debate”

“Selva sin estrellas”. Escribe: Armando Robles Godoy

Yo tengo una meta personal muy precisa: hacer cine; y aunque el recorrido sea largo, penoso, complicado y paciente, lo recorreré. Mi labor de crítico forma parte de esa meta, y por eso le doy toda mi capacidad y amor.

Armando Robles Godoy,

La Prensa, 13 de mayo de 1963.

Prólogo

EL INICIO DE UNA EXPERIENCIA EXTRAORDINARIA

Al principio, no teníamos televisión. Desde que esta llegó al Perú y se iniciaron las primeras emisiones experimentales, hasta las transmisiones comerciales en 1958, no tuvimos una en casa. Vivíamos entonces en una quinta de la calle Tejada en San Antonio, adonde, por las tardes, de 3 a 5, la mayoría de niñas y niños nos sentábamos frente al televisor de la vecina, hechizados por imágenes que nos unían en una especie de hermandad que no admitía disidentes. Una vecina generosa que nos dejaba entrar a su sala, ávidos por ver la franja de dibujos animados en un desfile que incluía al Gato Félix, Popeye y Olivia, Minnie y el Ratón Mickey, por mencionar solo a algunos de nuestros favoritos. En mi imaginario personal, en esa edad de la inocencia, Betty Boop con su mini, sus enormes ojazos, su desafiante liga en el muslo y su bu bu badú, era la encarnación de la sensualidad. Hoy pienso que fue la predecesora de Marilyn Monroe.

Quién hubiera podido imaginar siquiera que luego de algunas décadas, regresaría a vivir con mi hijo Sebastián a esa misma calle, donde también tuve encuentros cercanos con la felicidad. Cosas del destino.

El año 1958 fue un año cualquiera que comenzó un día miércoles. Sin embargo varias cosas significativas ocurrieron: Hannah Arendt publica La condición humana; una expedición neozelandesa llega al Polo Sur; el satélite artificial soviético Sputnik 1, el primero de la historia, lanzado en 1957, se desintegra en la atmósfera. En Estados Unidos, el niño Bobby Fischer, de tan solo catorce años, gana el Campeonato Nacional de Ajedrez y se convierte en Gran Maestro, y el canal CBS transmite el primero de los conciertos para jóvenes del compositor Leonard Bernstein dirigiendo la Filarmónica de Nueva York. La serie se televisó durante los siguientes catorce años en Navidad y convirtió a Bernstein en el director de orquesta más famoso de ese país. En el Perú se inauguran el Canal 7, Televisión Nacional del Perú, hoy TV Perú; y el Canal 4, conocido como América Televisión.

Una noche, en la víspera de Navidad, llega por sorpresa a manera de regalo nuestro primer televisor. Ni siquiera teníamos muchos muebles en ese entonces, así es que nos instalamos a la medianoche del 24, con Armando como maestro de ceremonias, para ver Amahl y los visitantes de la noche, la ópera de Gian Carlo Menotti. Una de las más hermosas y conmovedoras historias del mundo entero. Nos sentamos sobre una alfombra con cojines, y estuvimos a punto de volar como Aladino y su lámpara maravillosa con los ojos llenos de lágrimas.

AMOR SIN BARRERAS

Ese fue el título que eligieron en español los distribuidores para el filme West Side Story en Latinoamérica. Como si necesitáramos que nos anunciaran una historia de amor tan incuestionable. El título no estaba nada mal y era muy comercial, pero Historia del lado Oeste (la traducción literal) me cautivó siempre más.

La película, dirigida por Robert Wise en colaboración con Jeromme Robbins, obtuvo, además de la acogida del público el Óscar a Mejor Película, Mejor Actor y Actriz de Reparto (inolvidables George Chaquiris y Rita Moreno). Aunque debieron haber premiado también a la adorable Natalie Wood, que era el alma del filme.

Recuerdo cada fotograma del día en que mi padre nos llevó a mi hermana Delba y a mí a ver la película en el cine Roma. La censura había declarado que era para mayores de 18 años y nosotras teníamos apenas 13 o 14. En ese entonces mi padre ya trabajaba en el diario La Prensa.

Ese día usábamos medias cubanas, zapatos de charol y abrigos de lana. Estábamos muertas de miedo de que no nos dejaran entrar, pero sobre todo, muertas de curiosidad por descubrir qué era lo que supuestamente no podíamos ver a nuestra edad debajo de nuestro cerquillo.

Con su carnet de periodista en mano y su carisma de un metro noventa, mi padre se tomó el tiempo de convencer al señor de la boletería que tenía que dejarnos entrar porque, primeramente, él lo autorizaba como padre y se hacía responsable de “todas las consecuencias”. Eso fue lo que dijo. Como si hubiese sido capaz de ir a prisión por abrirnos las puertas de un mundo prohibido.

Naturalmente, entramos. Y las consecuencias, pues vaya que las hubo. Pero todas fueron parte del inicio de una dimensión maravillosa que jamás nos abandonó.

LA PRENSA

A partir de esas experiencias empecé a comprender lo que significaba el cine y la enorme resonancia que tendría en mi vida, pero, sobre todo, lo que significaba para mi padre. Así entendí (tal como lo señala el epígrafe de este libro) por qué escribía esos formidables artículos desde su escritorio en La Prensa, con una pasión que pocas veces he visto, y que hoy recuperamos gracias a Emilio Bustamante y al Fondo Editorial de la Universidad de Lima. Para ellos, mi reconocimiento.

Releyendo su trayectoria mi asombro crece no solo por todo lo que hizo sino por cómo lo hizo. A la luz de la historia las cosas se ven más diáfanas, con esa gran y necesaria perspectiva que nos concede el paso del tiempo sobre nuestra permanencia en la tierra. Esa cierta mirada desprovista de toda la hojarasca que enrarece nuestra vida cotidiana, y que la hacen tan difícil de vivir.

Mi hermana y yo solíamos visitarlo de la mano de mi madre, Ada—que levantaba miradas a su paso debido a su hermosura—, en su lugar de trabajo ubicado en el Jirón de la Unión. Luego de trasponer el enorme umbral correteábamos por los pasillos del diario canturreando papá trabajando, papá trabajando, que hasta hoy no sé qué tipo de indulgencia permitía. El premio mayor era almorzar con él en la cafetería del periódico, como si nos hubiesen llevado al mejor restaurante de la ciudad.

Y nuevamente, otro juego del azar me llevaría, muchos años después, a convertirme también en periodista y a trabajar en El Comercio, a pocas cuadras de La Prensa (quién lo hubiera sospechado), donde tuve el privilegio de escribir columnas que entre otros temas incluían comentarios sobre cine, con la misma exaltación y entusiasmo de mi padre.

Durante los años sesenta y a partir de ahí fui descubriendo a mis directores y filmes favoritos. En gran parte gracias a las exhibiciones de los cineclubes que surgieron en la época como alternativa para mostrar películas que estaban fuera del circuito hollywoodense, como el del Ministerio de Trabajo, entre tantos otros, que congregaba multitudes. Aquí me resulta imprescindible mencionar a Augusto Geu Rivera, uno de sus principales promotores y entrañable amigo de la familia. En esos años pude ver, por citar solo unas cuantas, La infancia de Iván y La balada del soldado (reseñadas en este libro), poemas cinematográficos que impregnaron en mí su extraña belleza que hasta hoy me persigue. Me sedujo Truffaut (cómo olvidar Los cuatrocientos golpes), ¡Bresson! (Pick Pocket, Al azar Baltasar), y me fascinaron Bergman, Fellini, Antonioni, Kurosawa. Gigantes que parecen haber desaparecido en el tiempo porque, aunque existen magníficos realizadores en la actualidad no parecen alcanzar tamañas estaturas.

Papá, no sabes cuánto te extraño. Entre tantas otras cosas, te debo mi amor por el cine, y la manera en que me enseñaste a mirar el horizonte con ojos de ver. Este libro, que compendia y prologa Emilio Bustamante, me lo confirma una vez más. Por lo cual te agradezco, emocionada.

Marcela Robles

Presentación

Este libro contiene una selección de artículos y notas sobre cine publicados por Armando Robles Godoy en el diario limeño La Prensa y su suplemento dominical 7 Días del Perú y del Mundo, entre 1961 y 1963, que invita a reflexionar sobre la actividad crítica desarrollada por su autor.

Presentamos aquí un conjunto significativo de las críticas de películas que escribió Robles Godoy en la “Sección Cine” y en su columna “Cine Comentarios” de La Prensa, y la totalidad de los artículos que publicó en 7 Días del Perú y del Mundo. Hemos incluido, también, algunas de sus reseñas sobre libros de cine.

Asimismo, hemos transcrito unos breves textos didácticos que publicó el autor en su columna de La Prensa para estimular a los lectores a realizar filmes, así como las notas en que anunciaba actividades de cineclubes o sentaba su posición sobre la importancia de la creación de una cinemateca y de promulgar una ley de promoción cinematográfica, convirtiendo de ese modo su columna en un espacio no solo de crítica, sino también de enseñanza y activismo cinematográfico, que prefiguró su labor de años posteriores.

El orden que hemos dado en esta investigación a los artículos, reseñas, notas didácticas e informativas es cronológico. A las fichas técnicas, que el autor incluía en sus reseñas, hemos añadido el año de la película, y, en las ocasiones en que estaba ausente, el título original del filme, entre paréntesis.

Finalmente, incluimos un anexo con la entrevista que en el número 33 de Hablemos de Cine (enero-febrero 1967) se hiciera a Robles Godoy con motivo del estreno de su película En la selva no hay estrellas; así como el artículo que escribió Robles Godoy para ese mismo número atendiendo una invitación de sus redactores.

La publicación de este libro es fruto de un trabajo realizado para el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, y se debe al apoyo de varias personas. Deseamos expresar nuestro agradecimiento a Marcela Robles Rey, Guillermo Gutiérrez Lymha, Isaac León Frías, Desiderio Blanco, Ricardo Bedoya, Arturo Salazar Larraín, Fernando Pinzás y Milagros Tuccio, por sus valiosas contribuciones.