Caída y ascenso de la democracia

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Tal vez la relación entre los consejos y la variabilidad calórica obedezca a algo más que la necesidad de los gobernantes de obtener información. La variabilidad de la producción agrícola también podría significar que había mayores incentivos para que las personas se dedicaran al comercio, o tal vez para compartir alimentos como forma de protegerse del riesgo, y quizá esto fuese gestionado por un consejo. Resulta que aun después de tener en cuenta estos factores adicionales, seguimos viendo una estrecha relación entre la variabilidad calórica y la presencia del consejo.18 También es cierto que el comercio y el riesgo compartido pueden ser gestionados por una autocracia, y no solo por un consejo. En la antigua y autocrática Sumeria, este tipo de asuntos se gestionaban en los graneros de los templos.

Hay una última cuestión sobre la relación entre la variabilidad calórica y la presencia del consejo que nos puede interesar tener en cuenta. Hasta ahora, solo he analizado la variabilidad de la producción agrícola en el espacio, no en el tiempo. Si quienes gobiernan se sirven de un consejo para saber más sobre la variabilidad de este tipo, ¿no acabarían sabiendo lo suficiente para poder prescindir del consejo? De hecho, también podemos mostrar que la relación entre el consejo y la variabilidad calórica se sigue manteniendo si nos centramos en un indicador de variabilidad temporal. Para ello podemos aprovechar los cambios inducidos por el intercambio colombino, la difusión recíproca de nuevas plantas, animales y enfermedades entre las regiones del mundo tras el “descubrimiento” europeo de América.19 Podemos elaborar un indicador para cada una de las sociedades de la SCCS –basado en la variación localizada– que refleje el cambio en la cantidad de calorías que podían extraerse del suelo antes y después del intercambio. Con este método, vemos que las sociedades de la SCCS que experimentaron una mayor variación temporal localizada a consecuencia del intercambio eran más propensas a tener un gobierno por consejo.20

opciones de salida y democracia temprana

La capacidad de salida fue una segunda característica fundamental que favoreció la democracia temprana por la presión que se generaba sobre los gobernantes. Ya hemos visto una pista de este efecto al comparar diferentes sociedades de América del Norte antes de la conquista. Los hurones y los iroqueses –que se gobernaban democráticamente– eran sociedades móviles, mientras que la movilidad era menor en las sociedades autocráticas misisipianas. Se pueden hacer observaciones similares sobre las sociedades nativas de las Grandes Llanuras americanas, los mongoles y el África precolonial.21

La circunscripción frente a la salida

Cuando los antropólogos y arqueólogos escriben sobre las opciones de salida, a menudo emplean la palabra circunscripción. En 1970 Robert Carneiro propuso la “teoría de la circunscripción” en la formación del Estado. La idea era que los Estados tempranos se formaron en aquellas regiones donde la densidad de la población era lo suficientemente alta y alguna característica del entorno natural hacía que la salida fuese costosa o imposible para la gente. El valle del Nilo, en Egipto, ejemplifica esta posibilidad. La población se estableció al principio en pequeños grupos en diferentes lugares del valle, pero, a medida que creció, el asentamiento se volvió más uniforme. Debido a que el valle del Nilo era una franja de tierra estrecha flanqueada por el desierto a ambos lados, al final no hubo más espacio para moverse, y se formó un Estado organizado de forma jerárquica.22 Carneiro también señaló que las fuerzas sociales podían propiciar la circunscripción. En lugar de un imponente desierto, podía ser la presencia de sociedades hostiles cercanas las que impidieran las posibilidades de salida.

La teoría de la circunscripción nos presenta dos posibilidades: o el pueblo prescinde de cualquier forma de gobierno o vive con estrecheces en un territorio pequeño donde un gobernante supremo lo explota. Ninguna de estas dos opciones parece muy agradable. Pero los registros históricos también apuntan a una tercera posibilidad: si las presiones de la circunscripción son débiles, aún podría haber un Estado central, pero los gobernantes tendrían que gobernar por consentimiento para evitar la salida de su población.

La evolución de las sociedades nativas en el actual sureste de Estados Unidos nos provee un enfoque más amplio sobre cómo la circunscripción puede conducir a una forma de gobierno más autocrática. Cuando los arqueólogos hablan del periodo anterior al 1000 d. C. en el este de Estados Unidos, se refieren al periodo silvícola. Estos años se caracterizaron por unas comunidades de subsistencia que inicialmente dependieron de los alimentos silvestres, pero que acabaron desarrollando formas de agricultura temprana. Hay evidencia de presiones demográficas considerables, guerras endémicas y escasez de recursos hacia el final de este periodo.23

Desde alrededor del año 1000 d. C., los registros arqueológicos proporcionan evidencia de un drástico cambio cultural en el sureste de Estados Unidos. Las sociedades practicaban entonces una forma de agricultura intensiva del maíz. Había grandes asentamientos con túmulos como los que se ven en Coosa y mayores indicios de jerarquía. Al igual que con los coosa, no tenemos relatos de primera mano sobre cómo se gobernaban exactamente estas sociedades, pero hay evidencia arqueológica que atestigua la jerarquía política.

En el noreste de Estados Unidos no hubo ningún cambio drástico después del 1000 a. C.: el periodo silvícola continuó. Recordemos el modelo de la sociedad hurona que descubrieron los jesuitas franceses en el siglo xvii. El pueblo hurón era agrícola y, al igual que los misisipianos, cultivaba maíz, pero no practicaban una forma de agricultura intensiva. Tenían caciques, pero carecían de la prominencia observada en el sureste, y sabemos que la política era consensuada tanto en el ámbito de la aldea como en niveles superiores.

¿Puede la teoría de la circunscripción ayudar a explicar la diferencia entre las instituciones políticas de los bosques del noreste americano y las del sureste? Y, en ese caso, ¿por qué tuvo lugar la circunscripción en el sureste? La geografía proporciona una posible explicación. Las sociedades misisipianas tendían a ocupar los valles fluviales con ricas tierras agrícolas rodeadas de otras menos adecuadas para el tipo de agricultura intensiva que practicaban. En estas circunstancias, si uno o su familia o su aldea estaban descontentos con su gobernante, les podía resultar difícil marcharse a otro lugar. En los bosques del noreste americano, las aldeas de pueblos como el iroqués y el hurón solían trasladarse en intervalos de entre diez y cuarenta años. Lo requería el tipo de agricultura que practicaban, de modo que el pueblo conservó una opción de salida.


FIGURA 3.2. Densidad de población y gobierno por consejo entre los nativos americanos. La densidad de población representa el número de personas por milla cuadrada. Los datos fueron recopilados por Jorgensen (1980)

Densidad de población y gobierno por consejo

Otra forma de evaluar el impacto de las estrategias de salida es observar la densidad de la población de forma más directa. Es posible que, en las regiones con una mayor densidad de población, la gente tenga menos oportunidades de marcharse, por lo que la democracia temprana habría sido menos probable. En la figura 3.2 se traza la frecuencia del gobierno por consejo entre los grupos nativos americanos cruzando los datos de Jorgensen y la densidad de población calculada. En los niveles muy bajos de densidad de población (menos de una persona por cada cinco millas cuadradas), había gobierno por consejo en alrededor del 40% de los casos. Presumiblemente, la logística de organizar un consejo habría sido más difícil en estas circunstancias. En los niveles más altos de densidad de población (entre 0,2 y 1 persona por milla cuadrada) había gobierno por consejo en más de las tres cuartas partes de los casos. A partir de aquí, con cada aumento sucesivo de la densidad de población se observa una disminución de la probabilidad de un consejo. Al llegar a las cinco personas por milla cuadrada, la probabilidad de la presencia de un consejo no es mayor que en otras zonas menos pobladas. Una vez que la densidad de población supera las veinticinco personas por milla cuadrada, desaparecen los consejos, un dato muy llamativo.

Debemos tener en cuenta que las densidades “altas” en el conjunto de datos de Jorgensen son aquellas con veinticinco personas o más por milla cuadrada. Esto no es una densidad alta según los estándares modernos: veinticinco personas por milla cuadrada es la misma densidad que tiene la actual Nebraska, el octavo estado menos poblado de Estados Unidos. Es lógico que, entre los grupos de nativos americanos, los aumentos de la densidad de población influyan en la gobernanza por consejo, incluso en niveles muy bajos, porque estos pueblos hicieron un uso extensivo de la tierra, también los que practicaban una forma incipiente de agricultura.24 La densidad de población promedio observada en el conjunto de datos sobre los nativos del noroeste americano se acerca a la estimada para el África precolonial, otra región donde, según sostienen los académicos, la baja densidad de población facilitó que la gente intentara marcharse.25 También vemos una relación clara –y similar– entre la densidad de población y la presencia del consejo en las sociedades de la muestra transcultural estándar.26

la democracia militar: cuando los gobernantes necesitaron a su pueblo

Vimos en la sección anterior que, cuando la gente podía recoger sus cosas y marcharse a otro lugar, la democracia temprana se volvía más probable. La otra cara de este problema era que, en algunas circunstancias, la necesidad que tienen los gobernantes de su pueblo es especialmente imperiosa. A lo largo de la historia, las amenazas externas han llevado a los gobernantes a dar voz a su pueblo como compensación por el servicio militar. Esto era particularmente probable cuando la tecnología militar dominante hizo necesario movilizar a un gran número de personas. Lo vimos en Atenas durante el periodo clásico con el Viejo Oligarca: si se necesita a las masas para remar en los barcos, entonces se les debería permitir asistir a la ekklesia e intervenir en ella y ocupar cargos políticos remunerados.

 

El concepto de “democracia militar” fue inventado por Lewis Henry Morgan, el antropólogo estadounidense pionero citado en el capítulo ii. En su estudio sobre los iroqueses, publicado en 1851, Morgan vio un vínculo obvio entre todos los hombres adultos que participan en la guerra y todos los que también tienen derecho a asistir a los consejos e intervenir en ellos. Morgan abundó en esta idea un cuarto de siglo después, en su libro La sociedad primitiva. En él, analizó una gran variedad de sociedades de Europa y América para plantear que la democracia militar era una etapa temprana del desarrollo político que atravesaron todas las sociedades. Karl Marx y Friedrich Engels se aprovecharon de las conclusiones de Morgan, y el antropólogo británico Herbert Spencer hizo unas afirmaciones similares sobre los orígenes del gobierno por consejo entre los grupos de nativos de las Grandes Llanuras americanas.27

Dentro de las sociedades de la muestra transcultural estándar existe una llamativa correlación entre el prestigio del que disfrutaban los guerreros y la presencia de la democracia temprana. Vemos en la figura 3.3 que cuando a los guerreros se les confería un gran prestigio la probabilidad de tener un gobierno por consejo era de alrededor del doble que cuando no se les confería ninguno concreto. No debemos interpretar en la figura 3.3 que es el prestigio de los guerreros lo que da lugar a la democracia temprana. La mejor interpretación es que conferir prestigio a los guerreros y darles un papel en el gobierno son formas complementarias de afianzar un acuerdo entre los que gobiernan y los que luchan. En el capítulo xi veremos otro ejemplo de este fenómeno en la Europa del siglo xix, donde la gente aludía al principio de “un hombre, un arma, un voto”.


FIGURA 3.3. Democracia militar. Datos de la muestra transcultural estándar que muestran la prevalencia del gobierno por consejo en las sociedades en función del prestigio conferido a los guerreros

la alternativa burocrática

Había una alternativa a gobernar de forma conjunta con un consejo: desarrollar una burocracia estatal. En lugar de depender de los miembros de un consejo para la obtención de información y la recaudación de impuestos, podían ocuparse de ese trabajo los subordinados burocráticos capacitados para ello. Para las sociedades de la muestra transcultural estándar, disponemos de un indicador sobre la presencia de burócratas, definidos como subordinados elegidos por el gobernante y que no son miembros de su familia.28 Se juzgó que los burócratas estaban presentes en alrededor del tercio de los casos, y una llamativa característica de estos datos es que su presencia se limitaba casi exclusivamente a las sociedades donde había alguna autoridad más allá del ámbito comunitario. Esto puede deberse simplemente a que estas sociedades tenían un mayor nivel de desarrollo económico, pero también podría reflejar un efecto de la escala. Una vez más, parece que algún elemento relacionado con la burocracia hacía más fácil el escalamiento que en el caso de la democracia temprana.


FIGURA 3.4. Burócratas y consejos como alternativas. La figura muestra los niveles de variabilidad calórica distinguiendo entre las sociedades con y sin consejos y con y sin burócratas (véanse las definiciones en el texto)

Consideremos ahora un modelo empírico que vimos al comienzo de este capítulo: las sociedades con una mayor variabilidad en el potencial agrícola eran más propensas a tener un gobierno por consejo. Si los burócratas y los miembros de un consejo pueden desempeñar funciones sustitutivas en el suministro de información y el cumplimiento de las normas, entonces deberíamos ver el siguiente patrón en los datos: sin burocracia, debería haber una correlación positiva entre la variabilidad calórica y la presencia del consejo; con burocracia, no debería haber correlación entre ambas.

Los dos recuadros superiores de la figura 3.4 muestran la relación entre la presencia del consejo y la variabilidad calórica en ausencia de burócratas. Vemos una variabilidad calórica considerablemente mayor en las sociedades con consejos, lo que concuerda con lo que vimos en la figura 3.1. Ahora consideremos los recuadros inferiores de la figura 3.4: muestran la misma relación para las sociedades que sí tienen burócratas. Aquí vemos una relación muy diferente: los niveles de variabilidad calórica en las sociedades con y sin consejos son casi idénticos. Los burócratas y los consejos podían ejercer a veces de sustitutos.29

Si bien los consejos y las burocracias podían a veces actuar como sustitutos, también podían ser complementos. Hoy en día, muchos países combinan la gobernabilidad democrática con la administración burocrática, y este es uno de los sellos distintivos de la democracia moderna. Es posible que la burocracia socave o no la democracia en función del orden de los acontecimientos: si la burocracia surge primero, los gobernantes tendrán poca necesidad de democracia, pero si la democracia surge primero, es posible otro resultado. Al asistir periódicamente a un consejo o una asamblea, la gente desarrollará el hábito de la acción colectiva. Una vez desarrollado, es posible que puedan poner límites a un gobernante incluso con la existencia de una burocracia, y también que puedan administrar esa burocracia. Por tanto, un consejo y una burocracia pueden ser complementos, porque los burócratas tendrán una mayor habilidad para ciertas tareas.

orígenes de la burocracia

¿Qué factores hicieron más probable que se pudiera desarrollar una burocracia? Un punto de referencia es la forma de agricultura que practica una sociedad. La agricultura intensiva conlleva a menudo el reordenamiento del paisaje –y una mayor legibilidad para los gobernantes– a medida que la producción se vuelve más sistemática. Si los burócratas tienen menos conocimiento del lugar que los miembros de la sociedad, hacer la producción más legible les facilita el trabajo. En muchos casos, pero no en todos, los burócratas también han participado en el diseño de los sistemas de agricultura intensiva.30

Una forma de medir el grado de intensidad de un sistema agrícola es considerar las cosechas por parcela. Teniendo esto en cuenta, veamos la figura 3.5.31 En el Egipto y la Sumeria antiguos y en China, las cosechas por hectárea eran entre tres y cuatro veces mayores que en la Inglaterra medieval. Veríamos lo mismo si comparásemos las tres primeras sociedades con cualquier otro lugar de la Europa medieval o con las partes de Sicilia y España bajo dominio musulmán. Resulta que las tres primeras sociedades del gráfico 3.5 tenían burocracias fuertes, a diferencia de la Inglaterra medieval. La agricultura intensiva de alto rendimiento no significa necesariamente más productividad en un sentido general. Para valorar esto, necesitaríamos saber qué se podría producir después de tener en cuenta todos los insumos, la mano de obra, la tierra y el capital.32 Lo que planteo es que en estas cuatro sociedades la intensificación agrícola estuvo asociada a una forma distinta de organización política.


FIGURA 3.5. Rendimientos agrícolas en las primeras sociedades en litros por acre (véanse las fuentes en el texto)

Si queremos saber cómo, por qué y dónde se desarrolló la agricultura intensiva, un lugar donde buscar es en el influyente trabajo de Ester Boserup. En 1965 planteó que las presiones demográficas incitan a las sociedades a adoptar formas de agricultura cada vez más intensivas para alimentar a un mayor número de personas con la producción de una misma parcela.33 Si esto es así, entonces las sombrías predicciones de Thomas Malthus –que solo se podría mantener a raya el aumento de la población mediante el hambre y las enfermedades– no siempre serían ciertas.34

Boserup también consideró lo contrario del círculo virtuoso de la presión demográfica que estimula la innovación agrícola. Fue lo que llamó “círculo vicioso de las poblaciones dispersas y las técnicas primitivas”.35 En las sociedades donde la gente hacía un uso muy extensivo de la tierra –por ejemplo, cambiando el cultivo de un campo a otro con mucha frecuencia–, la población tendría que dispersarse en pequeños asentamientos a lo largo de un área grande. Pensaba que las sociedades como esta podrían quedarse atrapadas en un nivel bajo de desarrollo económico, cultural y social. La ironía del círculo vicioso de Boserup es que este es precisamente entorno donde cabe esperar que prospere la democracia moderna.

La cuestión fundamental que debemos recordar sobre el modelo de Boserup es que la intensificación agrícola depende del desarrollo de nuevas técnicas. La propia Boserup puso mucho empeño en recalcar que las presiones demográficas no conducían inevitablemente a los avances tecnológicos. Esto significa que, para entender de dónde viene la democracia, en el siguiente capítulo deberemos analizar las innovaciones en las técnicas agrícolas, así como en otras tecnologías, y cómo se produjeron.

conclusión

Hemos visto una evidencia variada en este capítulo que apunta a una conclusión clara: cuando los gobernantes estaban en una posición débil respecto a sus gobernados, floreció la democracia temprana. Las características del entorno natural fueron un factor determinante de esta debilidad: cuanto más difícil era para un gobernante observar lo que estaba produciendo el pueblo y cuanto más fácil era para el pueblo marcharse a otro lugar, más probable era que los gobernantes compartieran el poder con un consejo. Las características de la organización estatal también desempeñaron un papel fundamental. Cuando los gobernantes tenían la suerte de contar con una burocracia, su posición respecto a la sociedad se vio fortalecida. La siguiente pregunta es cómo influyó la tecnología en que una sociedad desarrollara o bien una democracia temprana, o bien la alternativa burocrática.

1 Véase North, 1981. Véase en Kiser y Karceski, 2017 una explicación más general de la economía política de los impuestos.

2 Véase Boas, 1913.

3 Véase Vehrencamp, 1983.

4 Véase en Ahmed y Stasavage, 2020, un modelo de la teoría de juegos que ejemplifica este fenómeno.

5 Véase en Aghion y Tirole, 1997 una explicación de cómo la información puede conferir así un poder no oficial a alguien, aunque carezca de poder oficial. Aghion y Tirole asumen, de un modo poco realista, que quienquiera que reciba la información puede comprometerse con una acción. Baker, Gibbons y Murphy (1999) consideran la misma cuestión en ausencia de compromiso. Véanse también los comentarios relacionados de Barzel (1997 y 2002).

6 Por tanto, se ha sostenido que la recaudación de impuestos surgió donde la burocracia era débil. Véase Levi, 1988, pp. 71-74. Johnson y Koyama (2014) consideran un elemento más de la recaudación de impuestos: los gobernantes recurrían a menudo a camarillas de recaudadores para otorgar préstamos. Un sistema como este permitía la financiación de la deuda, pero a expensas de que se revelara menos información debido a una menor competencia entre los recaudadores.

7 Esta idea ha sido puesta de relieve por Diamond (1997). Véase en Childe, 1950 una propuesta anterior de este punto de vista. Véase en Ang, 2015 un ejercicio estadístico reciente. Olsson y Paik (2016) aportan evidencia econométrica para sostener que las regiones que hicieron antes su transición a la agricultura son hoy más pobres que aquellas que experimentaron una transición más tardía.

 

8 Véase Galor y Özak, 2015 y 2016.

9 En todos los análisis donde utilice el potencial calórico, utilizaré el logaritmo natural de valor de Galor y Özak, y le añadiré uno de modo que las áreas con un potencial calórico de cero sigan teniendo un valor definido. La alternativa de utilizar una transformación seno hiperbólica (en vez de log+1) produce unos resultados casi idénticos. Otro problema de esta medida es que excluye las posibles contribuciones del ganado, que se pueden considerar una fuente natural de insumos agrícolas por su estiércol. Los resultados que presento en esta sección no se ven afectados de forma significativa al restringir los análisis a las sociedades donde no se utilizaba el ganado para el abono.

10 Esta diferencia es también estadísticamente significativa. En una regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS, por sus siglas en inglés) del Estado central (binario) sobre una medida continua de potencial calórico, el coeficiente sobre el potencial calórico es 0,27 y el error estándar es 0,009. En este entorno, un incremento estándar del potencial calórico se asocia con un aumento de ocho puntos porcentuales de la probabilidad de tener un Estado central.

11 Véanse en Mayshar et al., 2017 el argumento teórico y los resultados empíricos.

12 En una regresión de mínimos cuadrados ordinarios (OLS) de una variable para el Estado central sobre la medida continua del potencial calórico, el coeficiente sobre el potencial calórico es estadísticamente significativo (p = 0,044) en una regresión que no incluya variables de control, pero la adición de controles tanto para los efectos fijos de la región o las coordinadas geográficas (o ambos) produce un coeficiente sobre el potencial calórico que ya no es estadísticamente significativo.

13 Huning y Wahl (2016) adoptan una estrategia similar.

14 La SCCS provee una única ubicación señalada para cada sociedad, pero no información sobre las delimitaciones geográficas más generales en que existía la sociedad. Por tanto, el indicador de la variabilidad calórica se construyó utilizando la variación localizada entre cada celda y después promediando esta variación en una zona de veinte kilómetros alrededor de la sociedad señalada. Todos los resultados estadísticos relativos a la correlación entre la presencia de un consejo y la variabilidad calórica fueron insensibles a la elección entre zonas más grandes de hasta doscientos kilómetros y zonas más pequeñas de hasta cero kilómetros.

15 Véase el trabajo de Ahmed y Stasavage (2020), que muestra que esta correlación entre la presencia del consejo y la variabilidad calórica es estadísticamente significativa en un gran abanico de especificaciones de regresión.

16 Véase en Jorgensen, 1980 una descripción del conjunto de datos sobre los nativos del noroeste americano.

17 En las sociedades nativas americanas que no practicaban la agricultura, debemos esperar, lógicamente, que la variabilidad calórica afecte menos a la presencia del consejo y, en efecto, este es el caso. Si acotamos la muestra a aquellas que sí practicaban la agricultura, entonces observamos una correlación estadísticamente significativa entre la variabilidad calórica y la presencia del consejo en una regresión que controla por coordinadas geográficas.

18 Véanse los resultados estadísticos en Ahmed y Stasavage, 2020.

19 El término se deriva del título de Crosby (1972).

20 Véanse los resultados estadísticos en Ahmed y Stasavage, 2020.

21 Véanse Ayittey, 1991, p. 176; Greer Smith, 1925, y Lowie, 1927. Véase también Asiwaju, 1976 y Barfield, 1993.

22 Véase en Allen, 1997 una explicación de la circunscripción en el Egipto antiguo. Trigger (1993) describe los patrones de asentamiento anteriores y su posterior transformación.

23 Véase Knight y Steponaitis, 2007 a propósito de Moundville. Gramly (1977) explica que también pudieron surgir las presiones de la circunscripción entre las sociedades forrajeras.

24 Esto sería respaldado por la evidencia descubierta en Gramly, ibíd., aunque lo cierto es que deriva de los bosques del noreste americano, y no del oeste del continente norteamericano.

25 Esto se basa en los cálculos de la población en Durand, 1977.

26 En el caso de las sociedades que se alimentaban principalmente de la producción agrícola, no deberíamos esperar que los aumentos de la densidad de población se asocien con una menor presencia de consejos hasta que no se alcanzaran unos mayores niveles de densidad. En la muestra transcultural estándar, encontramos un resultado similar al que vemos entre los nativos del oeste de América del Norte. La presencia del consejo se vuelve menos probable una vez que la densidad de población supera el bajo umbral de las cinco personas por milla cuadrada. Entre las sociedades que sí practicaban la agricultura, la presencia del consejo solo es más probable una vez que se alcanza la densidad de quinientas personas por milla cuadrada. Esta es una evidencia más de que la democracia temprana era más probable cuando la gente tenía la posibilidad de marcharse.

27 Véanse Engels, 2010 respecto a lo primero y Greer Smith, 1925, pp. 73-77 respecto a las Grandes Llanuras.

28 La presencia o ausencia de burócratas fue codificada por Martin Whyte (1978). Por razones de viabilidad, Whyte codificó esta variable solo para la mitad de las sociedades de la muestra transcultural estándar. Puesto que eligió esta submuestra al azar, debería preocuparnos menos el sesgo de selección de la muestra que en el caso contrario.

29 Véase el trabajo de Ahmed y Stasavage (2020), que aportan pruebas estadísticas para respaldar esta conclusión.

30 Véase Erickson, 2006 a propósito del debate sobre esta cuestión. Él hace hincapié en que, si bien existían estos casos “verticales”, en muchos otros casos la población local desarrollaba por su cuenta un sistema de producción agrícola intensiva. Que la agricultura intensiva surja como parte de un proceso vertical de arriba abajo o de abajo arriba no tiene relevancia para el argumento que planteo aquí, ya que en ninguno de los casos la intensificación hace la producción más legible para los forasteros. Algunos han sostenido también que la agricultura intensiva, en especial si incluye riego, requiere la presencia de un Estado burocrático para gestionarla. En lo sucesivo tenderé a alejarme de dichos argumentos, porque, históricamente, muchos sistemas de riego han sido gestionados de manera centralizada. Ostrom, 1990 es una referencia clave al respecto. Véase también en Boix, 2015 su crítica a Wittfogel, 1957, pp. 89 y 125. Veremos a Wittfogel en mayor profundidad en el capítulo vi.

31 El rendimiento del trigo de la Inglaterra medieval proviene de Titow, 1972; el de Egipto (ca. 2000 a. C.), de Miller, 1991, y el rendimiento de la cebada de la tercera dinastía de Ur, de Maekawa, 1974. Estos son rendimientos en bruto que no tienen en cuenta cuántas semillas se necesitaban para producir resultados. Para tener en cuenta esto necesitaríamos considerar lo que comúnmente se llama “proporción de semillas”. Si se piensa en los términos de la proporción entre el rendimiento agrícola obtenido y las semillas sembradas, entonces esta cifra era entre tres y cinco veces más alta en Sumeria y China que en la Inglaterra medieval, y no hay razones para pensar que Inglaterra no era representativa de la Europa de la época. El rendimiento chino de la dinastía Tang provienen de Liu, 2015, p. 27.

32 Si bien muchos autores pioneros, desde Bloch (1966) y Duby (1972) en adelante, retrataron una agricultura europea atrasada debido al bajo rendimiento de las cosechas, otros trabajos más recientes han matizado esta conclusión, en particular para el periodo moderno temprano. Hoffman (2000, p. 99) reporta un aumento constante de la productividad total de los factores en muchas provincias francesas durante esta época.

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