Organización familiar en la vida urbana

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Jelin (2007) advierte, desde su análisis sociológico de las familias latinoamericanas, sobre las tasas de nupcialidad en descenso, el incremento de uniones consensuales, así como el aumento en la edad para contraer el primer matrimonio. También señala el incremento de las tasas de divorcio, el descenso de la fecundidad, y la relación directa entre esta última y la posición social de las mujeres, es decir, a mayor educación formal, menor es la fecundidad. A su vez, indica que hay un decremento en el número de miembros de las familias y un paulatino cambio en los roles tradicionales de género al interior de los hogares.

Arriagada (2007) confirma, para la región latinoamericana, la reducción de las familias nucleares biparentales con hijos o sin hijos, así como el incremento de los hogares de jefatura femenina y el decremento de las familias extendidas junto con el aumento de los hogares no familiares, especialmente los unipersonales. Al igual que Jelin (2007) confirma el debilitamiento del patriarcado y el descenso en la fecundidad.

Estudios recientes como el de Roca (2015), muestran el incremento en la elección de parejas extranjeras debido al mercado (oferta) matrimonial actual. También muestran la presencia cada vez mayor de relaciones conyugales y parentales en las familias trasnacionales (González & Rivas, 2015).

A su vez, hay un proceso de borramiento del trabajo como eje estructurador de la vida de los sujetos. Este proceso socioeconómico está teniendo a su vez repercusiones en las dinámicas familiares internas (Hopenhayn, 2007). Las situaciones de estrés y tensión cotidiana de los padres en el contexto de las grandes ciudades, como el caso de Guadalajara, está cobrando factura en la calidad de los vínculos al interior de las familias y los tiempos de cuidados, convivencia y esparcimiento (Enríquez Rosas, 2009).

Actualmente en México, el 29% del total de los hogares es dirigido por una mujer. La jefatura femenina aumentó en cuatro puntos porcentuales entre los años 2010 y 2015 (Inegi, 2019). En el caso de Jalisco, el promedio de número de personas que residen en un hogar es de 3.8%. Con respecto a la jefatura de hogar, 28% son hogares de jefatura femenina y 72% son hogares de jefatura masculina. Con respecto al estado civil, por cada cien matrimonios, hay 22.3 divorcios (Inegi, 2019). Estos datos deben ser considerados con toda la seriedad que requieren. Los hogares comandados por mujeres no son una desviación del modelo hegemónico sino formas alternativas de conformación familiar que van en incremento en nuestra sociedad y que requieren el reconocimiento y el respaldo social de las instituciones para su bienestar e inclusión social.

López y Salles (2006) señalan con respecto al divorcio y la asunción de la jefatura femenina en México, lo siguiente: el divorcio está asentado entre el primero y el quinto año de matrimonio o bien después de los diez primeros años. Hay mayor tolerancia y menor estigmatización con respecto a las separaciones y las rupturas matrimoniales. Por su parte, García y De Oliveira (2006a) señalan el papel determinante que juega la participación laboral de las mujeres para concluir una relación cuando esta no es satisfactoria.

Asimismo, las jefas gozan de mayor poder de decisión al interior de sus grupos domésticos. En las familias extensas o ampliadas, la generación mayor y el género masculino juegan un papel preponderante en las relaciones de poder, también coexisten las relaciones de conflicto y solidaridad que se complejizan ante los distintos tipos de vínculos de parentesco que conforman estas organizaciones familiares.

Hay un incremento de hogares reconstituidos en México (Esteinou, 1999) así como un decremento en el número de miembros por hogar. Hay un periodo menor de crianza que, asociado con el alargamiento de la esperanza de vida, tiene como consecuencia una dispersión mayor del mapa biográfico y una diversificación de los itinerarios familiares (Tuirán, 2001). Los hogares reconstituidos llevan a la complejización de los vínculos y las dinámicas cotidianas y requieren ser estudiados a profundidad tanto en las formas en que se estructuran como en la dimensión subjetiva y socioemocional (Estrada, 2018; Arám, 2019).

La literatura para el caso mexicano pone también especial énfasis en los usos del tiempo y las diferencias de acuerdo al género y a la generación. Adquiere especial relevancia el tiempo que se utiliza para el cuidado de los miembros del grupo doméstico y la ausencia casi total de formas de corresponsabilidad con otros agentes del bienestar social (Rendón, 2004; Pedrero, 2005; Aldrete, Pando, Aranda & Franco, 2005; Fraga, 2018).

Sin embargo, para Rendón (2004), la flexibilización del mercado laboral ha propiciado algunos ajustes en la división intrafamiliar del trabajo doméstico en beneficio de las mujeres. Hoy en día, advierte la autora, se mantiene, para muchas mujeres en hogares de jefatura masculina, la condición económicamente dependiente y subordinada de la mujer. Aun así, autores como Esteinou (2006), quien confirma la persistencia de la familia patriarcal en México, señala que ante la permanencia de las mujeres en el mercado laboral y la motivación del desarrollo profesional, de acuerdo al estrato socioeconómico, se presentan tres desafíos:

a. Se mantienen las orientaciones de valor tradicionales en la relaciones de género.

b. Los hombres mantienen una concepción tradicional mientras que las mujeres luchan por una división del trabajo más equitativa y esto trae como consecuencia situaciones de tensión y de conflicto así como de posible violencia (señalado con anterioridad por autoras como García y De Oliveira, 1994).

c. Ambos miembros de la pareja modifican sus orientaciones de valor con respecto a la estructura de roles tradicionales.

De la misma manera es necesario continuar con los estudios sobre la cultura colectivista y comunitaria de las familias mexicanas asociadas a la comunicación, cohesión y flexibilidad (Esteinou, 2006), tomando en cuenta el incremento en los escenarios de inseguridad, desconfianza y deterioro del tejido social en el entorno urbana de ciudades como el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) (Siqueiros, 2009; Enríquez Rosas, 2009; entre otros).

En el caso de las familias mexicano–americanas, los estudios realizados por Falicov (2005) señalan la situación persistente de vulnerabilidad debido a la fragmentación de las redes de apoyo, la precariedad laboral y la discriminación. Este tipo de familias se ha caracterizado por su tamaño y configuración que favorece las relaciones de cuidado y la posibilidad de reproducción social en contextos de sobrevivencia.

Finalmente, la historia de la familia y la literatura sobre ella, muestran a la familia nuclear con ambos padres e hijos, como la familia ideal; las políticas públicas se han diseñado tomando en cuenta esta configuración. Sin embargo, la heterogeneidad en las configuraciones familiares está presente al interior mismo del paradigma familiar hegemónico y también en las otras conformaciones familiares (CEPAL, 2005).

La diversidad en las configuraciones familiares exige el diseño de políticas públicas incluyentes, que tomen en cuenta la conciliación del trabajo doméstico y extradoméstico y la corresponsabilidad entre los agentes del bienestar implicados (CEPAL, 2005).

Las importantes trasformaciones tanto de la familia como de las condiciones laborales demandan nuevos enfoques en las políticas que redistribuyan las tareas domésticas y de cuidado y atención de la población infantil y de los adultos mayores. Tres son los conflictos principales entre trabajo y familia que enfrenta la población, especialmente la femenina: el tiempo, puesto que la demanda de un tipo de trabajo impide el cumplimiento del otro; la tensión derivada de la obligación de cumplir bien ambos papeles; y las diferentes cualidades demandadas por uno y otro. Para enfrentar estos problemas son importantes las medidas relacionadas con la organización del tiempo de trabajo, con servicios de asistencia en labores domésticas y familiares, y con medidas de asesoramiento y soporte laboral (CEPAL, 2005, p.27).

PRECISIONES METODOLÓGICAS

A partir de la caracterización de los debates presentados sobre las familias, así como de la incorporación de las categorías de análisis seleccionadas para el presente estudio: configuración familiar, estado civil, tamaño del hogar, jefatura familiar, jefatura económica, ciclo vital familiar y ciclo doméstico; se arriba entonces a la resolución metodológica.

Se parte de que la perspectiva cualitativa es la opción que resulta pertinente para el estudio de la vida familiar, de sus dinámicas internas y su interacción con el entorno sociocultural (Zohn Muldoon, 1997).

Para el análisis de los datos se realizó un proceso de codificación de los materiales empíricos retomando los elementos centrales de la propuesta de Flick (2007) y a partir de las categorías teóricas preexistentes. Una vez sistematizada la información de cada grupo sociocultural, se elaboraron tablas que concentran los hallazgos del total de los grupos tomando en cuenta cada una de las categorías. Así, se privilegia el reconocimiento de los rasgos, características, semejanzas y también contrastes de las familias que componen los distintos grupos.

En este estudio se mencionará, de forma indiferenciada, familia y hogar ya que el total de casos analizados son hogares familiares; es decir, compuestos por relaciones de parentesco (Selby et al., 1994).

El estudio fue realizado con cinco grupos socioculturales, (1) el grupo 1 está conformado por familias con recursos educativos y económicos amplios (GP1 FRA), el grupo 2 está compuesto por familias con recursos educativos y económicos limitados (GP2 FRL), el grupo 3 lo constituyen familias que tienen un hijo con discapacidad (GP3 FHD), el grupo 4 está conformado por las familias que tienen un hijo en situación de albergue (GP4 FHA) y el grupo 5 está constituido por familias indígenas urbanas (GP5 FIU).

 

HETEROGENEIDAD FAMILIAR EN EL ÁREA METROPOLITANA DE GUADALAJARA (AMG): DESAFÍOS E IMPLICACIONES

Esta sección presenta los hallazgos encontrados a partir del análisis de los datos de las familias pertenecientes a cada grupo sociocultural y tomando en cuenta las categorías señaladas.

La lógica de presentación de los datos está en clave de categoría, así que se muestran los hallazgos con respecto a cada categoría mencionada y en relación a los cinco grupos socioculturales. Los hallazgos son interpretados a la luz de la literatura expuesta y con el interés de poder, finalmente, en las conclusiones, elaborar algunos comentarios que señalen la relevancia de las distintas configuraciones familiares situadas en su contexto sociocultural, para comprender las cualidades del desarrollo de los niños y niñas en la infancia media y la imprescindible necesidad de avanzar en el diseño de políticas públicas incluyentes de la heterogeneidad familiar que presentan las grandes ciudades, como es el caso del AMG.

CONFIGURACIÓN FAMILIAR

Se entiende como el tipo de arreglo / estructura que presenta la familia tomando en cuenta la presencia y los tipos de relaciones de parentesco y de no parentesco. La clasificación propuesta tiene su base en la literatura expuesta, principalmente la propuesta por CEPAL (2005) (véase tabla 2.1).

Los hallazgos muestran el predominio de las familias nucleares biparentales (48 de 80) (60%), modelo hegemónico familiar actualmente interrogado. Sin embargo, tal como lo marca la literatura (Arriagada, 2007; Jelin, 2007; entre otros), la heterogeneidad de arreglos familiares ha ido en incremento.

Las familias monoparentales nucleares femeninas están por debajo del promedio nacional, son 8 de 80 y se muestran como una forma alternativa de arreglo familiar y no como casos desviantes de un modelo normativo (González de la Rocha, 1999).

Las familias ampliadas son 16 de 80 (20%) y este tipo de configuración familiar está presente principalmente en los grupos 2 (GP2 FRL) y 4 (GP4 FHA), que cuentan con menores recursos económicos y educativos.

Este tipo de organización ampliada ha sido reconocido como un recurso / estrategia de las familias más pobres para hacer frente a la sobrevivencia cotidiana y, en algunos casos, al cuidado infantil. En este sentido, este tipo de configuración familiar no debe ser leído como una desventaja sino como una alternativa frente a la estrechez de recursos, refleja la flexibilidad de las familias y también la imperante necesidad de contar con un sistema de protección social que les cobije en la resolución de las demandas de la vida diaria, tanto en términos materiales como sociales y emocionales.

TABLA 2.1 CONFIGURACIÓN FAMILIAR


Se encontraron también 6 de 80 familias reconstituidas (7.5%) y sin duda se trata de un porcentaje importante que muestra conformaciones inéditas en incremento y que requieren estudios específicos por la complejidad de los vínculos, las fronteras difusas, los bordes y límites en reconfiguración, el desplazamiento y residencia de los niños o niñas en más de una vivienda. Estrada (2018) ha realizado acercamientos cualitativos a profundidad a este tipo de familias en el contexto urbano y muestra, en sus hallazgos, los múltiples desafíos que enfrentan este tipo de organizaciones y dinámicas domésticas.

Llama especialmente la atención la presencia de este tipo de organización familiar en el GP4 FHA. Los niños en situación de albergue forman parte de familias con configuraciones no tradicionales y que responden a las necesidades de las madres, varias de ellas, jefas de familia, de contar con un trabajo de tiempo completo y constituir nuevas relaciones de pareja.

Investigaciones como la de Arám (2019) muestran con claridad la necesidad de abordajes interdisciplinarios para la atención y el acompañamiento de este tipo de organizaciones familiares. En este grupo no hay familias biparentales nucleares, se trata de arreglos domésticos que muestran la versatilidad de la vida en familia y el cuidado mixto de los niños, entre el escenario social del albergue en días ordinarios y el escenario familiar monoparental y ampliado, principalmente, durante los fines de semana.

Las políticas públicas en materia de lo familiar requieren una respuesta innovadora e integral para respaldar, desde las instituciones del estado, las necesidades y demandas de este tipo de organización del cuidado que implica simultáneamente a varios actores sociales, en este caso, asociaciones civiles y familias.

Sobresale el caso de una familia monoparental masculina en el GP1 FRA el cual muestra la construcción de nuevas narrativas y prácticas para el ejercicio de la paternidad desde masculinidades emergentes. Con respecto a la presencia de familias compuestas, se encontró un caso y confirma la literatura para el caso mexicano que muestra la prevalencia del parentesco en la conformación de los hogares.

En el GP3 FHD, compuesto por diez familias, siete de ellas son biparentales nucleares, una monoparental femenina, una ampliada y una reconstituida. En las familias con hijos con discapacidad, la literatura advierte que en este tipo de organizaciones familiares, ante el suceso o el evento del nacimiento de un hijo con discapacidad o bien, que la discapacidad inicie más tarde por un accidente, sucede que la relación conyugal se tensa y en ocasiones se fractura, y esto tiene mucho que ver con las demandas que están implicadas en el cuidado de un hijo con discapacidad.

Llama la atención que, de las diez familias de este grupo (GP3 FHD), solamente una es dirigida por mujeres. Se identificó una familia monoparental nuclear femenina y una familia ampliada; esto habla de que los niños con discapacidad son menores, que cuentan la mayor parte de ellos con ambos padres y eso es importante para las tareas de cuidado, las cuales son especialmente demandantes.

ESTADO CIVIL Y TAMAÑO

En este apartado se analizan dos categorías en conjunto; el estado civil declarado por las madres de familia —que fueron las entrevistadas principales en la gran mayoría de las familias—, así como el número de habitantes de la unidad doméstica en la que residen los niños meta de la investigación. Ambas categorías refieren a variables estructurales importantes de las familias en cuanto a la configuración, así como al funcionamiento de los hogares (Minuchin & Fishman, 2004) (véase tabla 2.2).

Como se puede verificar en la tabla 2.2, predominan las personas casadas (53 de 80 – 66%). A excepción del GP4 FHA, en todos los grupos, el 70% de las madres están casadas. Aquí es importante considerar que se toma el estado civil declarado, y que en distintos grupos socioculturales puede existir un prejuicio hacia situaciones de convivencia alterna al matrimonio.

Con todo, llama la atención que un alto porcentaje estén casadas; esto coincide con lo que plantea Therborn (2007) en cuanto a que el matrimonio permanece como la institución prevaleciente que enmarca las relaciones sexuales y generacionales en el mundo. Tal dato refiere a un contenido sociocultural del significado del matrimonio. Lo que se muestra es que en esta generación, el matrimonio, la unión formal sigue siendo la central.

Por otra parte, las madres solteras, viudas y separadas tienen mayor presencia en el GP4 FHA. Esto implica que en este grupo, en donde los hijos están internos en el albergue durante la semana, prevalecen arreglos familiares diversos.

Llama la atención el hecho de que el divorcio solamente está presente en dos grupos, el GP3 FHD y el GP5 FIU; sobre todo resalta el caso de la familia del GP5 FIU, ya que no sería algo usual en ese grupo buscar la dislocación del grupo familiar.

En la intersección del estado civil y el tamaño de las familias, se pueden resaltar situaciones y arreglos familiares alternativos a la familia nuclear biparental. En familias en donde hay separación, divorcio, madres solteras y viudas, se presentan formas de organización diversas, tal como lo señalan Minuchin y Fishman (2004), lo que implica la gestión de alternativas en la interacción, tales como familias extendidas o con soporte en donde se puede tener la participación de los abuelos, los tíos o los hermanos mayores en tareas de crianza. La participación de los abuelos, particularmente de las abuelas, está presente en todos los grupos analizados. En el caso del GP2 FRL, los hermanos también participan en las tareas de cuidado de los infantes.

Solamente hay madres solteras (y un padre soltero) en los grupos 1, 2 y 4, (GP1 FRA, GP2 FRL, GP4 FHA). Si bien los porcentajes son bajos, esto es importante, porque son mujeres que están teniendo mayores responsabilidades tanto de atención y cuidado de los hijos como de realización de actividades económicas. Esto concuerda con lo que señala Therborn (2007) cuando habla de que un problema importante es cómo combinar la familia con el trabajo fuera de casa. Ciertamente, esto se vuelve más difícil en hogares con un solo progenitor.

TABLA 2.2 ESTADO CIVIL (DECLARADO) DE LAS MADRES


Con respecto a datos del tamaño de las familias, se puede observar en la tabla 2.3 que hay un predominio de cuatro miembros en el GP1 FRA. Esto es consistente con lo que reporta Jelin (2007) en términos de que las mujeres con mayor educación tienen una fecundidad significativamente más baja que las menos educadas. Mientras que en los grupos 2, 4 y 5 (GP2 FRL, GP4 FHA y GP5 FIU) se presenta el predominio en cinco miembros. Este dato está relacionado con una configuración familiar ampliada (extendida) en varios casos de estos grupos socioculturales.

Por otra parte, destaca el hecho de que hay cuatro familias en el GP2 FRL que están relacionadas con “unidades domésticas” en las cuales corresiden varios núcleos domésticos emparentados entre sí. Dos familias de nueve miembros, una de once y una de diecinueve miembros. Familias ampliadas como estrategia para la sobrevivencia ante la estrechez económica y las necesidades de organización familiar y de cuidados.

Hallazgos similares han sido reportados en el AMG por González de la Rocha (1994) y Enríquez Rosas (2008). Habrá que considerar las particularidades en la distribución de los roles, no solo en cuanto al sostén económico sino a propósito del cuidado y la crianza de los hijos, tal como advierten Minuchin y Fishman (2004), cuando señalan que en este tipo de familias se comparten las funciones parentales.

TABLA 2.3 TAMAÑO DE LOS HOGARES


Un dato relevante en el GP3 FHD tiene que ver con que el 70% de estas familias son hogares biparentales; esto se relaciona de manera directa con el porcentaje de madres que se declara casada. Son familias en las que se requiere atención muy específica por la circunstancia de la enfermedad de los hijos; el cuidado implica una dedicación especial. Debido a ello, se vuelve más factible mantener una conformación nuclear como estrategia para atender las necesidades de cuidado de estos hijos que, por lo general, no pueden valerse por sí mismos.

En el caso de este grupo, se presentan dos familias grandes, una de seis y otra de siete miembros. Estas unidades familiares están relacionadas con configuraciones familiares monoparentales y extensas; esto coincide con los datos estadísticos de los datos de Inegi (2019) que muestran que en las familias en donde está presente un miembro con discapacidad tienden a configurarse unidades extensas para poder distribuir las exigencias y las demandas de un niño, niña o adolescente con discapacidad.

En el GP4 FHA existe cierta heterogeneidad en cuanto al estado civil. Con todo, se presenta un factor común, ya que, en cuatro familias de este grupo, se muestra que la madre vive sola (ya sea separada, soltera o viuda). Esta situación probablemente está vinculada con la decisión de internar a su hijo en un albergue, en función de que no tienen una situación económica resuelta como para hacerse cargo de sus hijos en casa.

 

Asimismo, una característica de este grupo es que la mayoría de las madres trabajan como empleadas domésticas (de permanencia semanal en la casa que las emplea), por lo que les es más complicado atender a sus hijos, de manera que el albergue es una respuesta aparentemente adecuada a las necesidades que ellas tienen para obtener recursos económicos.

Para terminar el análisis por grupos, es importante señalar que en el GP5 FIU, como ya se había comentado, el 70 % de las madres se declaran casadas, y de la misma manera, el 70% de los hogares son biparentales. Esto habla de una conformación de la familia tradicional o convencional en donde están ambos padres y en donde el padre se hace cargo de la economía, aunque la mamá puede tener actividades económicas de tipo informal. En este grupo, llama la atención la presencia de una mujer divorciada, porque en estratos medios bajos y bajos es muy difícil encontrar casos de mujeres divorciadas y aún más en estratos bajos de familias indígenas.