"Por una merced en estos reinos"

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Aus der Reihe: Ciencias Humanas
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Se apeló, además, a la llamada teoría de grafos, comprendiendo el grafo como “una representación abstracta de un sistema cualquiera, en el que los elementos del sistema o ‘nodos’ se relacionan entre sí mediante conexiones que indican la presencia de una interacción”.

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 En términos técnicos, los cuales no pueden dejarse de lado en vista de las redes que se presentarán a continuación, un nodo es definido como “las personas o grupos de personas que se encuentran en torno a un objetivo común”,

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 un vínculo “son los lazos que existen entre dos o más nodos”

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 y un flujo como la línea que “indica la dirección del vínculo”.

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 En este sentido, en Ucinet, un programa especializado en el diseño de redes, se estableció un tipo de grafo centralizado, con un ego determinado, que, en este caso, son varios de los obispos de Popayán, de quienes se desprenden los nodos, vínculos y flujos. Esto quiere decir que el tipo de redes que se presentan son egocentradas o personales, constituidas por “relaciones a partir de una persona”,

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 distinta de una red sociocentrada, que “mide las relaciones entre todos los actores de un grupo determinado”.

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 Para diferenciar tipos de vínculos, se presentan nodos representados en diversas formas geométricas, que se van diferenciando según su funcionalidad en cada red.



No sobra decir que complementan este marco metodológico e interpretativo dos obras que brindan elementos de tipo analítico para comprender y, sobre todo, enunciar el conflicto y la negociación, ambos procesos estructurales con los que se clarifican las tensiones jurisdiccionales que este proyecto pretende abordar. Por un lado, Jonathan I. Israel y su trabajo

Razas, clases y sociales y vida política en el México colonial, 1610-1670

,

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 en que expone, específicamente en la segunda parte, la posibilidad de estudiar la vida política desde el conflicto poniendo en escena y en el orden de lo narrativo hechos, ideas, individuos y movimiento colectivo, conectando actores, intereses y jurisdicciones desde una perspectiva atlántica amplia. La otra obra es la de Arrigo Amadori,

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 quien, estudiando la gestión de los virreinatos americanos desde la política del conde duque de Olivares, valido del rey y del Consejo de Indias en la primera mitad del siglo XVII, va dando cuenta de las diversas escalas de negociación que estos entes tuvieron que establecer con las élites locales americanas como muestra de la vinculación y conexión de los territorios hispánicos con la Corona, con lo cual se demuestra que “la negociación y la búsqueda del consenso no solo tenían lugar en el seno de las cortes; también estaban presentes en la relación del poder central con varias instancias del ámbito local, e incluso con individuos determinados”.

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 Ambas visiones, la del conflicto y la de la negociación, son las que posibilitan que redes de poder, sistema de patronazgo y movilidades eclesiásticas encuentren los escenarios propicios de acción y, por ende, de estudio.



Finalmente, respecto de la elección temporal, es 1546 el punto de partida al ser el año de erección del obispado, extendiéndose el periodo de estudio a 1714, momento en que muere el último obispo payanés del siglo XVII, años que muestran una importante circulación de clérigos y religiosos peninsulares e indianos en Popayán, proceso que no se denota con intensidad en el siglo XVIII al fortalecerse la presencia de integrantes de las élites regionales payanesas en las instituciones religiosas del obispado.



Se pensó el espacio desde dos perspectivas definidas por el ámbito jurisdiccional y territorial, así como por el ejercicio del poder y la mentalidad de la época. Así, un tipo de características encierra la capital obispal como centro ordenador de las realidades eclesiásticas del obispado y otras son el tipo de lógicas territoriales gestadas con la comprobada circulación y movimiento de capitulares y prebendados. Respecto del primer asunto, se considera la capital del obispado como una ciudad episcopal; en cuanto al segundo, el obispado como espacio jurisdiccional se convirtió en punto de partida para comprender las realidades vinculantes que envuelven el problema de la promoción en Indias, lo cual significa que Popayán como unidad obispal fue solo una excusa para estudiar el mundo de la élite eclesiástica de Indias meridionales y su relación con las catedrales, el virrey del Perú, la corte real en Madrid y la corte papal en Roma.



Como propone Óscar Mazín, en Indias, “la ciudad es, inexorablemente, compañera del imperio”,

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 de modo que es el espacio donde se personificaba de manera simbólica y material la diversidad de poderes que en ella habitaban, lo cual le brinda una importante complejidad al convertirse en teatro de fricciones, conflictos, pactos y negociaciones entre corporaciones, estamentos e indistintos grupos sociales. La ciudad fue aparato de representación del poder del rey y, por ende, de la monarquía, hogar de los intereses económicos y políticos de las élites locales, eje de intermediación de las relaciones entre quienes la habitaban de manera permanente y pasajera. Además, las ciudades en Indias tuvieron un tipo de vocación definida por la predominancia de un rasgo social, político o cultural, con lo cual aparecen las ciudades capitales virreinales, las ciudades de letras, las ciudades mineras, las ciudades frontera, y la que más nos interesa, las ciudades episcopales.



El obispado de Popayán, que ocuparía una gran porción del territorio neogranadino en términos jurisdiccionales, estaría vinculado a la Audiencia de Quito y, por evidente cercanía, a la Audiencia de Santa Fe. No obstante, como menciona Joanne Rappaport, y bien se comprobará, indiferente de la distancia y de las necesidades locales, en general, ciudades como Santa Fe y Quito estaban vinculadas en términos políticos y eclesiásticos a Lima y España, gracias al poder articulador del virrey en Lima como por la autoridad religiosa.

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 Para profundizar en esta consideración, el estudio de las carreras y de las relaciones y redes de los obispos y prebendados del obispado de Popayán en el periodo de estudio ha permitido constatar que la llamada

cultura colonial aislada o separada

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 con la que se definió al obispado y gobernación de Popayán es inexistente, en la medida en que si bien la distancia complicaba la celeridad en las comunicaciones, los vínculos entre sujetos y corporaciones de poder se mantenían y fortalecían, con lo cual se creaban conexiones políticas y trasatlánticas que demuestran la posibilidad que tenía un obispo o un capitular de mantener nexos en distintos lugares de la monarquía hispánica, con lo cual vencían la distancia y ampliaban el rango de influencia de élites y grupos de poder en Indias.



La propuesta inicial consideraba la espacialidad desde la jurisdicción territorial del obispado de Popayán, pero, a medida que se fueron descubriendo las relaciones de los obispos y prebendados payaneses, se establecieron evidentes nexos con Quito, Santa Fe, Cartagena de Indias, Cuzco, Guamanga y la Ciudad de los Reyes, ciudades establecidas en el área que comprende las ya mencionadas Indias meridionales, así como con Sevilla, Madrid y Roma, lo cual demuestra que las barreras geográficas, reales para la época, fueron superadas con la existencia y con el mantenimiento de relaciones a partir de cartas y epístolas escritas. Esto hace que se considere hablar de una geografía de estudio más amplia, tomando como punto de partida a prelados y capitulares payaneses, y sus relaciones en el mundo hispánico.







Acercamientos historiográficos







No son muy profusos en la historiografía colombiana los trabajos y las investigaciones dedicados a la reflexión sobre arzobispos, obispos, cabildos catedrales, prebendados y canónigos, citándose a menudo de manera sintética o a pie de página algunos hechos relevantes que vinculan la historia eclesiástica con problemas históricos más específicos, como el de la conquista del Nuevo Reino de Granada, las primeras décadas de poblamiento español, las reformas borbónicas, la independencia y los conflictos Iglesia-Estado en el siglo XIX. Esta situación se genera inicialmente en un problema vinculado a los archivos episcopales y de las órdenes religiosas, pues o son inexistentes o tienen accesos restringidos a los investigadores, o los investigadores les han prestado poca importancia a los roles culturales y sociopolíticos cumplidos por la Iglesia y sus mediadores a lo largo de la historia. Los trabajos que existen sobre este tipo de relaciones y roles se circunscriben a los siguientes aspectos: a) los manuscritos de los cronistas de Indias y las relaciones histórico-geográficas propias de los siglos XVI y XVII, que hacen parte de la denominada

historiografía indiana

; b) las historias institucionales editadas o promovidas desde la Iglesia católica; c) los trabajos de los historiógrafos del siglo XIX quienes escribían la historia tal y como aparecía en los documentos, y d) las reflexiones propias de la producción universitaria de las escuelas de historia nacional y regional, y a las llamadas academias de historia conformadas, en su mayoría, por historiadores aficionados. Tales limitantes en el ejercicio historiográfico nacional son una de las mayores motivaciones para realizar este libro. A continuación, se referirán los trabajos, las investigaciones y los autores, que, privilegiando los siglos XVI y XVIII, hacen mención en sus reflexiones de uno o varios de estos aspectos.



De la historiografía temprana denominada

indiana

, conformada por crónicas, genealogías y relaciones histórico-geográficas que hacen mención de diversos datos biográficos de los obispos de Popayán entre los siglos XVI y XVII, se encuentran, principalmente, referencias sobre el estado del obispado, el cobro de los diezmos, de la cantidad de indios y doctrinas existentes, y del gobierno de los prebendados y de los obispos Del Valle y De la Coruña.

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 Del grupo de los historiógrafos del siglo XIX, se presenta inicialmente la

Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada

,

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 de José Manuel Groot, obra en tres volúmenes publicada en 1856, que narra de manera episódica los principales acontecimientos civiles y eclesiásticos neogranadinos, e integra bajo una perspectiva nacional los procesos regionales. Este trabajo, reconocido como parte de la historiografía conservadora colombiana del siglo XIX,

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 nació dentro de la agudización del enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado. Groot describe de manera muy general a algunos obispos payaneses y su labor en el proceso de adoctrinamiento y evangelización de los indios, el proceso de construcción de la catedral, la promoción de algunos prebendados del cabildo catedral payanés al cabildo eclesiástico santafereño y las labores misioneras y educativas de órdenes como la franciscana y la jesuita. En este mismo tono apologético y decimonónico, están, desde el ámbito regional, Gustavo Arboleda

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 y Jaime Arroyo,

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 quienes, respectivamente, a partir de la lectura de las actas del cabildo de Cali y Popayán, se dedicaron a escribir o transcribir la información y los datos de los documentos capitulares que presentan varias menciones de prelados y capitulares payaneses.

 



Cuatro trabajos auspiciados y promovidos desde el arzobispado de Popayán en años distintos, 1875, 1892, 2014 y 2018, narran la historia de esta sede en lo que se puede considerar como los referentes de su historia institucional. El primero, titulado

Historia de la diócesis de Popayán

,

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 contiene dos textos, uno de Manuel Antonio Bueno y Quijano, canónigo y vicario capitular payanés, quien escribió la historia del obispado desde 1546 hasta la última mitad del siglo XIX, en que dio cuenta de manera particular de los obispos, las órdenes religiosas, los conventos y las corporaciones católicas que hicieron parte de la vida religiosa payanesa. De manera lineal, y utilizando documentos del archivo del arzobispado, Bueno cuenta cómo evolucionó y progresó la institucionalidad católica hasta bien entrado el siglo XIX, para demostrar cuáles habían sido los aportes que prelados, prebendados, religiosas y misioneros habían brindado a la región. El segundo texto, de tono apologético, fue obra de Juan Buenaventura Ortiz, obispo de Popayán. Lo escribió en 1892 a partir de la lectura de las actas del cabildo eclesiástico de Popayán. Presenta transcripciones documentales que exponen los acontecimientos que considera más relevantes para presentar una “verdadera historia eclesiástica de la Diócesis de Popayán”.

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 El año de impresión de esta

Historia de la diócesis de Popayán

, compuesta por los manuscritos inéditos de Bueno y Quijano y Ortiz, fue 1942, gracias al auspicio de la Academia Colombiana de Historia y de su presidente, Tulio Enrique Tascón.

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 Este determinó que, ante la necesidad de que se adicionara un trabajo de historia eclesiástica a la colección Biblioteca de Historia Nacional, se editaría un libro dedicado a la historia institucional de la Iglesia católica en Popayán y el Cauca, región de la que era oriundo.



La segunda obra, titulada

Popayán. Religión, arte y cultura

,

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 fue publicada en 2014, y si bien está también dedicada a narrar la historia del obispado desde 1546 hasta el inicio del siglo XXI, exalta la labor eclesiástica liderada por la Iglesia católica en Popayán desde el arte religioso. Así, con una propuesta llamada

dos realidades y un espíritu

 este trabajo recopila, desde los documentos históricos y las obras de arte religioso, la importancia de la presencia de la Iglesia católica y el catolicismo en toda la región payanesa y caucana, pues, explicativamente, no se concibe la historia de esta región si no se entiende desde el espejo de la religión católica. De manera novedosa, su editor, el presbítero Raúl Ortiz Toro, no solo consulta y trabaja los documentos del archivo del arzobispado, sino que logra identificar otras fuentes históricas y de interpretación en el Archivo General de Indias y el Archivo Central del Cauca, además de apelar a algunas obras de historiografía regional para complementar los datos referidos al protagonismo de obispos y del cabildo eclesiástico en diversos acontecimientos payaneses. Cabe decir que el capitulado no está estructurado por periodos históricos lineales, sino por el arte, el mobiliario y la arquitectura religiosa, así como por las órdenes religiosas, el cabildo catedral, los obispos y las cofradías. Se destaca, además, su impresión en gran formato, en que las principales obras artísticas que constituyen las colecciones del Museo Arquidiocesano de Popayán muestran la riqueza en custodias, mobiliarios y pinturas de arte quiteño colonial.



El último trabajo,

Popayán y sus obispos

,

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 es de fecha reciente (2018); su autor, Raúl Ortiz Toro, es integrante de la curia payanesa y es el mismo compilador de la obra referenciada con antelación, quien se dedica a presentar la biografía de los obispos de Popayán entre 1546 y 1714, apelando más al comentario de las fuentes primarias e históricas que se hallan en el Archivo Histórico Arquidiocesano de Popayán, que se encuentra cerrado al público, que a realizar un ejercicio de interpretación y explicación de la importancia de estos integrantes de la alta clerecía para comprender problemas sustantivos de la historia política indiana. Con esto se presentan las biografías de los catorce obispos que gobiernan y administran el obispado payanés en este periodo, sin relacionarlos con su contexto, sin evidenciar de manera sustantiva sus relaciones, obviando, además, un conjunto amplio de documentos del Archivo General de Indias, vitales para comprender el sentido de las carreras eclesiásticas de estos prelados en el mundo hispánico. En conclusión, ambos libros ofrecen importantes datos biográficos sobre obispos y prebendados que posibilitan la fácil identificación de fuentes históricas, además que apoyan la elaboración de un marco general contextual del obispado.



Hay que destacar la labor de divulgación y publicación que a mediados del siglo pasado hizo la Academia Colombiana de Historia de varios textos y trabajos inscritos en la Biblioteca de Historia Eclesiástica Fernando Caycedo y Flórez, los cuales atesoran datos biográficos de prelados, religiosos y dignidades catedralicias de Popayán. Entre las obras de esta colección, sobresale el tomo dedicado al Cabildo Eclesiástico de la Arquidiócesis de Bogotá escrito por José Restrepo Posada,

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 publicado en 1971, que presenta las biografías de la totalidad de dignidades y prebendados de esta corporación, algunos provenientes del cabildo payanés, entre los siglos XVI y XX. En la colección Biblioteca Eduardo Santos, también dirigida por la Academia, se encuentra la obra

Popayán, ciudad procera

,

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 de Luis Martínez Delgado, que contiene un capítulo dedicado a la iglesia en Popayán en que se listan los obispos de esta diócesis desde 1546 hasta el siglo XIX con algunos datos biográficos y de sus nombramientos, además de relacionar las “antigüedades y reliquias históricas”

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 conservadas en la ciudad.



Referente a las publicaciones periódicas, es necesario resaltar el

Boletín de Historia y Antigüedades

, revista seriada de la Academia, que publica desde 1902 artículos y colaboraciones de académicos e investigadores nacionales e internacionales; en una relación hecha en 2011 por Luis Carlos Mantilla Ruiz

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 sobre los artículos de historia de la Iglesia en Colombia publicados en el

Boletín

, el autor propone los siguientes ejes y temas de lo que denomina la “historiografía eclesiástica colombiana”: a) arzobispos y obispos, b) Arquidiócesis de Bogotá, c) órdenes religiosas y religiosos prominentes, d) obras y lugares, e) relaciones con el Vaticano y f) Iglesia e independencia. Siguiendo estos ejes, y en un trabajo de revisión intensiva de los casi mil ejemplares que conforman el

Boletín

, se identificaron sobre el obispado de Popayán referencias a prebendados,

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 a las doctrinas franciscanas,

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 al cariz indigenista del obispo Juan del Valle,

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 a los pleitos que llevaron al destierro del segundo obispo de Popayán fray Agustín de la Coruña

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 y al sínodo convocado por el primer arzobispo de Santa Fe, fray Juan de los Barrios, al cual no asistiría el obispo Del Valle.

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Desde la historiografía regional del suroccidente colombiano que tiene dos epicentros importantes de investigación en los departamentos de Historia de la Universidad del Valle y de la Universidad del Cauca, la alusión a temas relacionados con la Iglesia católica en la Colonia se ha remitido a la mención de personajes eclesiásticos, sin ahondar en mayores problemas religiosos y sin profundizar en el protagonismo de la Iglesia católica en los procesos históricos payaneses.

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Situado entre esta historia académica y la historia científica, se encuentra la obra de Juan Friede, historiador nacionalizado colombiano de origen ucraniano, quien es considerado uno de los padres de la historia social, la nueva historia y la etnohistoria en Colombia. Friede, desde que inició su trabajo histórico en la década de 1940, denotó su interés por estudiar el pasado indígena alejándose de las definiciones tradicionales presentes en las obras de historia oficial colombiana. Así es como nacen dos de las compilaciones documentales más importantes para la historia del Nuevo Reino de Granada en el siglo XVI:

Fuentes documentales para el estudio de la historia del Nuevo Reino de Granada desde la instalación de la Real Audiencia de Santa Fe

80

 y

Documentos inéditos para la historia de Colombia (1509-1550)

,

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 en que es posible encontrar el acta de erección del obispado de Popayán; cartas y relaciones del primer obispo, Juan del Valle; documentos sobre el tratamiento de los indios en las encomiendas; documentos sobre el sínodo de Popayán de 1555; cartas al rey comentando el estado del obispado entre 1549 y 1560, entre otros.



Además de estas compilaciones documentales y sus trabajos sobre los indios del Nuevo Reino de Granada en el siglo XVI, destaca la biografía que escribe sobre el primer obispo de Popayán, con lo cual demuestra la importancia de trabajar a prelados y eclesiásticos, al ser protagonistas permanentes de los sucesos indianos. El impacto de esta obra en la historiografía colombiana fue importante en la medida en que a lo largo del tiempo se ha reproducido la idea de que el primer obispo de Popayán, Juan del Valle, fue abierta y expresamente indigenista,

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 es decir, como una de las figuras preclaras del indigenismo indiano. Más allá de la visión presentada por Friede, hay que resaltar que es el texto que más explicaciones brinda sobre el proceso inicial de constitución del obispado payanés y sobre las formas en que el obispo y su cabildo enfrentaron la realidad religiosa payanesa.



Otro panorama historiográfico se presenta en España y México con respecto al estudio de prelados, cabildos catedrales y prebendados vinculados a problemas como los de la administración obispal y decimal, los conflictos de jurisdicción y las redes, clientelas y movilidades eclesiásticas. Existe un gran recorrido por parte de ambas historiografías en la indagación sobre los cabildos catedrales, lo cual se permite gracias a la accesibilidad a los archivos catedralicios que son los que contienen los documentos referidos a las acciones y decisiones de esta corporación. Se deben destacar los trabajos de Óscar Mazín,

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 Leticia Pérez Puente

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 y José Gabino Castillo,

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 los cuales demuestran cómo el estudio de esta corporación no pasa solo por las lógicas de poder interno, sino por todo un eje de colegialidades, circulaciones y relaciones políticas y sociales que enriquecen el panorama de estudio sobre el poder eclesiástico.



Para el caso de la historiografía española, es posible encontrar libros y artículos que trabajan desde perspectivas muy diversas la importancia del cabildo catedral y sus fuentes de ingreso, así como los vínculos capitulares se muestran mediados y normados a partir del poder y el prestigio, categorías que, en suma, determinan los grados de reciprocidad capitular y de ascenso eclesiástico, y las convivencias y los conflictos que se desatan con otros agentes, instituciones y corporaciones;

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 o la procedencia y la movilidad de prebendados y canónigos, las relaciones que el cabildo catedral tiene con los obispos y las estrategias utilizadas por diversas familias para mantener sus prebendas.

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Sobre este tema existen trabajos que demuestran cómo el estudio de un obispado y de su cabildo catedral pasan no solo por los análisis institucionales, pues se vinculan asuntos del ámbito político, social y familiar, sin dejar de lado las implicaciones mismas del poder y de la autoridad eclesiástica en la generación de tensiones y conflictos jurisdiccionales con otras esferas. Hay que resaltar los trabajos centrados en el estudio de los cabildos catedrales a partir del análisis de las movilidades de los prebendados, pues identifican los estudios realizados, las procedencias geográficas, el tiempo de permanencia en los cabildos, las vicisitudes de los procesos de selección de canónigos y prebendados,

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 las trayectorias y

cursus honorum

, los servicios y méritos eclesiásticos y los linajes familiares, elementos determinantes para aspirar a una promoción en la carrera eclesiástica.

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 Estas reflexiones presentan las formas en que los integrantes de las élites catedralicias hispanas idearon estrategias familiares, políticas y sociales para conseguir una promoción eclesiástica.

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Necesario es también pensar en el proyecto sociocultural que los prebendados ponían en ejecución durante su estancia catedralicia, pues se puede comprender la apropiación que hizo el capitular de su prebenda en la capital episcopal,

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 así como establecer las redes y clientelas que conformaban y de las que hacían parte.

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 No sobra decir que, incluso, a partir de la figura de un prebendado es posible estudiar el acontecer cotidiano, eclesiástico y político de una diócesis,

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 los asuntos de administración religiosa, financiera y decimal de los obispados,

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 de construcción de la iglesia catedral,

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 las actitudes ante la muerte

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 y los conflictos y las tensiones que los enfrentaban con otros poderes, como el obispal, el virreinal o el civil en general.

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Haciendo un balance preliminar, todas las anteriores líneas y características de investigación y reflexión historiográfica entienden los cabildos catedrales como una de las élites y corporaciones de relevancia de la clerecía y de los episcopados católicos,

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 de ahí la importancia de estudiar sus vínculos. Como bien señala Rodolfo Aguirre en la presentación del libro colectivo

Carrera, linaje y patronazgo. Clérigos y juristas en Nueva España, Chile y Perú (siglos XVI-XVIII)

,

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 apelar a la realización de biografías colectivas y, en suma, de prosopografías independiente de la crítica como método permite, en el caso del estudio de eclesiásticos y juristas, acercarse a las relaciones que establecían con otros individuos, grupos de poder y clientelas, pero también al estudio de la personalidad y los aspectos privados y públicos de estas élites que conformaron el grueso de la burocracia hispánica en Indias.



Mención aparte hay que hacer de los trabajos dedicados al estudio de perfiles o biografías de arzobispos y obispos en que se elaboran descripciones de la personalidad y el carácter de estos personajes, sus administraciones y proyectos episcopales, y los obstáculos diversos que enfrentaban en sus sedes. Estos estudios son profusos en la historiografía hispanoamericana en la medida en que fueron figuras más prominentes y de mayor exaltación histórica en la burocracia religiosa imperial. Así, son varios los análisis escritos sobre los arzobispos peruanos y novohispanos, mientras en el caso del Nuevo Reino de Granada hay un particular interés por los dos primeros arzobispos de Santa Fe (fray Juan de los Barrios

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 y fray Luis Zapata de Cárdenas

101

) y por Antonio Caballero y Góngora, arzobispo virrey.

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Los problemas de estudio de las figuras episcopales en general se centran en las relaciones que estos establecieron con su entorno político y social, es decir, con otras corporaciones de poder civil, lo cual muestra la capacidad de gestión y actuación que, como figuras destacadas, tenían en virreinatos, audiencias y gobernaciones;

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 en las formas en que los prelados administraban justicia y se comportaban en los tribunales eclesiásticos que dirigían;

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 en las relaciones cordiales o de conflicto que podían existir con sus prebendados y cabildos catedrales;

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 en las administraciones eclesiásticas vistas desde la larga duración como el proyecto mismo de consolidación de un obispado,

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 y en los procesos de selección de obispos y arzobispos para la provisión de las sedes indianas.

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Ahora bien, estudiar la estructura de la Iglesia católica en Indias debe pasar por comprender que esta contenía divisiones según el cuerpo o estamento al que se pertenecía, pues así se determinan tanto los esquemas de pertenencia como el tipo de proyectos y deberes que cumplía cada agente eclesiástico. Este elemento es importante en la medida en que así se establecen tanto los esquemas de promoción como los tipos de conflictos y competencias que se gestaron entre seculares y regulares, o entre obispos y cabildos catedrales. Refiere al respecto Elliot que la “clase dirigente eclesiástica estaba dividida en cuerpos que competían, con sus prioridades, intereses y espacios de autonomía propios”.

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 Un elemento adicional entra a jugar en las disputas internas de la Iglesia católica, y es el constante posicionamiento de las autoridades civiles en estos conflictos, lo cual muestra, no solo la mixtura de intereses locales que podrían haber en obispados y audiencias, sino también una de las consecuencias expresas del patronato regio que obligaba a las corporaciones indianas y a sus oficiales reales a discernir y resolver los conflictos que se gestaban cotidianamente entre los diversos cuerpos y representantes de la Iglesia en Indias.



La obra de Mazín es uno de los mejores exponentes de la posibilidad de conectar los conflictos, las redes y las figuras catedralicias y episcopales entre sí a partir de la propuesta de la presencia de una red de catedrales indianas. En

Gestores de la real justicia. Procuradores y agentes de las catedrales hispanas nuevas en la corte de Madrid

,

1568-1640

,

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 desde una perspectiva trasatlántica, da seguimiento a las trayectorias de cuatro procuradores enviados a Madrid en representación de la catedral de Ciudad de México para dar solución a los problemas de doctrinas y diezmos que se presentaban en territorio novohispano; así el autor realiza un análisis comparativo entre las principales sedes episcopales novohispanas e indianas, para demostrar esta red de alianzas y de asuntos comunes entre catedrales, con lo cual muestra la necesidad de vincular a Indias con España, de tener presente la posibilidad de representación de las catedrales indianas en un espacio de poder como las cortes y el funcionamiento de las clientelas como mecanismos de negociación y resolución de conflictos entre diversas jurisdicciones.



Existe una preponderancia metodológica e interpretativa a estudiar el acontecer eclesiástico de las catedrales indianas desde la perspectiva de los arzobispos y obispos. Esto vincula al personaje con su contexto, pero, además, permite identificar cómo los conflictos jurisdiccionales traían consigo intereses y proyectos colectivos, y también las miradas individuales de quienes eran sus protagonistas, sus motivaciones e ideas, y sus actos existenciales, en la medida en que asocia y relaciona a los protagonistas del poder con otros actores, ideas y corporaciones de su contexto.

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Estructura del trabajo







El ejercicio histórico e historiográfico que se realizó junto con las indagaciones y descubrimientos resultó en cinco capítulos divididos en tres partes, que intentan dar cuenta de las preguntas y de los objetivos de investigación presentados. La primera parte, titulada “Biografías y trayectorias colectivas”, está conformada por dos capítulos: el primero “Que corresponda el mérito al servicio. Carreras eclesiásticas, colegialidad y promoción capitular de los prebendados del cabildo catedral de Popayán”, dedicado al estudio de las trayectorias de los cincuenta prebendados que hicieron parte del cabildo catedral payanés, así como al tipo de relaciones que establecieron entre ellos y así conocer por qué no pudo consolidarse la planta del cabildo catedra