Aceites esenciales en sinergia

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V. Vías de administración de los aceites esenciales

Si lo que perseguimos es un bienestar físico, deseamos aliviar un dolor muscular, articular, modificar el aspecto de un edema, tratar un proceso alérgico con signos en la piel, curar una herida, ayudar en la regeneración de una cicatriz…, el objetivo es físico y la vía de uso, tópica, mientras que el vehículo a utilizar será uno graso o un gel o crema hidrosoluble para evitar la irritación dermal. En este caso, la aplicación será totalmente personalizada. El entorno social no nos afecta, pero sí la edad y condición física, puesto que, de nuevo, no es lo mismo aplicar un aceite esencial diluido en un excipiente oleoso a un adulto que a un niño; ni tampoco en una piel sana que en una «rota» (herida, quemadura, eccema); en esta última, la absorción es mucho mayor.

¿Y cuáles, serían, resumidamente, las aplicaciones de los aceites esenciales? ¿A través de qué medio y vehículo más adecuado? ¿Con qué fin u objetivo más primordial?

VÍAS SEGURAS DE ADMINISTRACIÓN DE LOS ACEITES ESENCIALES


Veamos en el cuadro sinóptico, a continuación, cómo absorbemos y excretamos, según los sistemas, los aceites esenciales (extraído del libro Essential Chemistry for Safe Aromatherapy, Churchill Livingstone, 2002).


VI. Dosificaciones en sinergia con…

Llegados pues a este punto y habiendo decidido cómo, cuándo y para qué, hemos de saber hasta dónde diluir un aceite vegetal (a. v.), cuántas gotas utilizar, y eso va a depender de:

• los aceites esenciales escogidos;

• los aceites vegetales escogidos en caso de aplicación cutánea;

• el objetivo del tratamiento, ya sea físico o emocional, el cual decide la interfaz más adecuada a utilizar;

• la creación de un perfume;

• el vehículo o medio portador utilizado para poner en contacto el aceite esencial con el organismo;

• la edad del sujeto;

• y el estado de su piel y salud.

Si tomamos una medida general y después nos fijamos en las precauciones y posibles contraindicaciones e interacciones con fármacos de cada uno de los aceites esenciales (ver fichas), ya podemos afinar mucho más sin temor a incurrir en molestias, contraindicaciones e interacciones con fármacos o disgustos innecesarios. Seamos prácticos y enfoquémonos en un solo objetivo terapéutico para obtener mejores resultados.

Suele pasar que, cuando empezamos a experimentar con los aceites esenciales, nos surgen las dudas sobre si estamos trabajando correctamente con ellos y si nuestras mezclas y diluciones son las más adecuadas y seguras. Para simplificar un poco más el trabajo, sugiero tener siempre presente los objetivos o propósitos de nuestra sinergia: solo físico o físico y emocional; para un problema, para varios… De este modo, podemos decidirnos por realizar una sinergia horizontal o vertical. En este método, hemos de tener en cuenta la composición química de los aceites esenciales y su farmacodinamia sobre el sujeto.

a. Sinergia horizontal química. Ha de buscarse una similitud en la composición química de los aceites esenciales escogidos para que se complementen sinérgicamente entre sí; por ejemplo, la sinergia antifúngica para tratar pie de atleta: podemos escoger aceites esenciales ricos en monoterpenoles como el geranio, el árbol del té y la palmarosa. No valoramos el ámbito emocional en sinergia con el físico.

b. Sinergia vertical terapéutica. Un punto de vista más holístico; está enfocada a conseguir varios propósitos tanto físicos como emocionales y mentales. Por ejemplo, deseamos una sinergia mucolítica y también revitalizadora para elevar el ánimo durante la enfermedad: en este caso, para ayudar a fluidificar el moco, escogeríamos aceites esenciales con alto porcentaje en lactonas y cetonas, así como en óxidos, para ayudar a la expectoración y descongestión, y algún aceite esencial con moléculas euforizantes y tonificantes como los monoterpenos y los ésteres (estimulantes de las endorfinas). En este, hemos tenido en cuenta tanto el plano físico como el anímico.

El siguiente problema que se nos presenta casi siempre cuando empezamos a jugar con nuestras mezclas es la cantidad de gotas que hemos de echar. Por ese motivo, a continuación, os presento varios cuadros-guía con porcentajes según la edad y el tamaño del preparado y un escalado de gotas/capacidad que resultará más rápido y práctico; así nos olvidamos de los porcentajes y las matemáticas. Pero en ningún momento debemos dejar de lado las precauciones y contraindicaciones que mencionaré más adelante, donde pondremos el punto sobre aquellos aceites esenciales no recomendados en embarazadas y niños, así como aquellos que por su composición química pueden ser agresivos tanto por vía externa como interna. Veamos ahora las dosificaciones más adecuadas si el vehículo es el aceite vegetal en aplicación cutánea, un excipiente graso como la miel o un aceite vegetal en ingesta oral.




¿Diluimos si mezclamos aceites esenciales entre sí?

Con los conceptos claros en cuanto a límites en la dilución, hemos de elaborar nuestro preciado y aromático tesoro; pero hay un concepto que debemos tener claro antes de tirar adelante con la mezcla: ¿se diluye o se potencia al mezclar dos o más aceites esenciales? Sin tener en cuenta el vehículo que podamos usar. ¿Puede ser que los aceites esenciales escogidos sean antagonistas o sinergistas? A fin de cuentas, esta obra se titula Aceites esenciales en sinergia. Este concepto a menudo no queda claro cuando nos sumergimos en el maravilloso y a la vez completo mundo de la aromaterapia. La pregunta que nos podríamos plantear es: cuando realizamos una mezcla de dos o más aceites esenciales buscando una sinergia horizontal, es decir, enfocándonos en un componente químico específico, ¿realmente se diluye ese mismo contenido y eso afecta sus propiedades?

Te voy a poner un ejemplo para su mejor comprensión: imagina que estás buscando una sinergia antimicótica para tratar el pie de atleta. Sabemos por la química de los aceites esenciales (ver apartado XVI) que los monoterpenoles son buenos fungicidas, viricidas y bactericidas, y que entre sus moléculas el geraniol es uno de los más potentes en este campo (S. Pattnaik et al., 1997). Escogemos este componente porque también sabemos, según nos dice R. Tisserand & Young en su obra Essential Oil Safety, que esta molécula es solo muy ligeramente sensibilizante y no supone un riesgo para nuestra piel una vez diluido. Después, buscamos aquel o aquellos aceites esenciales con alto contenido en geraniol y vemos que la palmarosa, con entre un 74,5-81 %, y el geranio, 7,3-30 %, están dentro de esa lista y, además, con un aroma que agrada. Los mezclamos en una proporción de 1:1. Significa ahora que, al mezclarlos, ¿la proporción de geraniol también se suma? La respuesta es que no. Hemos de tener en cuenta que el porcentaje de un componente específico en un aceite esencial se expresa como una de sus partes, pero habrá otros constituyentes, como en el caso de la palmarosa, con once componentes más; la suma de las concentraciones de todos los componentes nos da el 100 %. Cuando mezclamos aceites esenciales, el contenido de los componentes individuales de cada aceite esencial se suma al igual que en sus volúmenes. Como el volumen total (o el peso) de una mezcla siempre será mayor, las contribuciones de cada aceite promediarán según su peso en la mezcla. Veamos algunos cálculos simples con diferentes proporciones.

Es decir, si vamos a combinar dos aceites esenciales (a. e.), palmarosa y geranio, siendo sus porcentajes, para redondear, 80 y 30 % respectivamente, ¿cómo queda la concentración al final? Mezcla 1:1: mezclamos una parte de palmarosa y una parte de geranio, y obtenemos dos partes de la mezcla. Para la concentración final del constituyente deseado, hemos de dividir la suma de concentración por 2.


Mezcla 1:2: mezclamos una parte de palmarosa y dos partes de geranio, y obtenemos tres; por lo tanto, la suma de las concentraciones debe dividirse por 3.


Ya hemos visto que los componentes de los aceites esenciales se diluyen cuando estos se mezclan entre sí. Evidentemente, las propiedades de la sinergia resultante también se modifican. Por tanto, cuando vayas a efectuar tu mezcla, ten presente el siguiente resumen de parámetros:

 

1. Escoge el propósito de tu mezcla: sinergia horizontal o vertical.

2. Selecciona aceites esenciales complementarios entre sí terapéutica, química, energética y/o aromáticamente.

3. Comprueba las recomendaciones de seguridad de cada aceite esencial: diluciones máximas, interacciones con medicamentos.

4. Ten presente la edad y el estado de salud y de la piel del receptor.

5. No sobrepases el número de aceites esenciales en la mezcla, pues, como has visto, se van diluyendo sus componentes y, por tanto, sus propiedades. Personalmente, prefiero no pasar de tres aceites esenciales.

6. Propósito = Centro de la mezcla = Uno de los aceites esenciales.

7. Aceites esenciales sinergistas = Potenciadores.

8. Vehículo. Escoge tu base buscando armonía y complementación con los aceites esenciales.

9. Un buen aceite vegetal puede potenciar aún más la mezcla y de paso evitar que los aceites esenciales provoquen reacciones indeseadas en la piel. Por ejemplo, en la sinergia antimicótica anterior podríamos escoger una aceite vegetal de neem (a un 2 % de dilución; es algo irritativo) más un aceite vegetal de sésamo o un óleo macerado de hipérico por sus propiedades antifúngicas, antisépticas y cicatrizantes.

10. Cantidades correctas; para ello, has de fijarte en los consejos de dilución según las edades y también en las diluciones aconsejadas por cada aceite esencial en sus fichas.

Y con todo esto, ya estás en disposición de crear tu mezcla aromática y terapéutica. Escoge tu envase: siempre oscuro (marrón o azul), vierte las gotas de aceites esenciales y seguidamente el aceite vegetal escogido hasta rellenar el frasco, dejando siempre un pequeño espacio que permita la introducción de la pipeta y el mezclado de la sinergia. Etiqueta la fórmula y a disfrutarla, guardándola siempre al amparo de la luz y el calor.

VII. Biodisponibilidad de los aceites esenciales por VÍA DERMAL
Absorción cutánea

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano o animal (2 m²), con un espesor que varía entre los 0,5 mm (en los párpados) y los 4 mm (en el talón) y con un peso aproximado de 5 kg. Actúa como barrera protectora y al mismo tiempo como vía de comunicación con el exterior. La piel es relativamente permeable a las sustancias liposolubles y relativamente impermeable a las sustancias solubles en agua. Es capaz de absorber las pequeñas moléculas de los aceites esenciales a través de la ruta de permeación transcelular (espacios intracelulares) a través de los corneocitos del estrato córneo; después, hasta un 10 % de los componentes de los aceites esenciales acceden a nuestro torrente sanguíneo y se difunden por todo el organismo mediante los masajes terapéuticos, hidratando y nutriendo la piel, así como regenerando y estimulando las células. Sus componentes se metabolizan y se excretan también rápidamente, lo que sugiere que pueden usarse con éxito como potenciadores percutáneos. La absorción transdérmica es aún más rápida con una «barrera alterada/rota» de la piel; un punto a tener en cuenta, ya que algunos de los componentes de los aceites esenciales son alérgenos potenciales. Los factores que pueden alterar el estado de la piel y, por tanto, la función barrera van desde el estrés al clima muy seco y al estado del microbioma de la piel. La rapidez de la penetración en sangre dependerá sobre todo de la densidad o fluidez del aceite esencial utilizado, de la composición de ácidos grasos del aceite vegetal donde lo diluimos y de si se cubre o no la piel una vez aplicada la sinergia, así como del estado de salud de la epidermis.

Como es evidente, queremos y buscamos la máxima eficacia y potencia en nuestros resultados de aplicación de los aceites esenciales, pero es evidente que cuando los diluimos en un excipiente oleoso, la potencia se verá mermada. Este procedimiento nos obliga a replantearnos la dosificación de los aceites esenciales, que, si se pudieran administrar puros sobre la piel sin ningún peligro ni riesgo, serían por si solos mucho más enérgicos y efectivos. Además, hemos de tener en cuenta otros factores que afectan a la absorción cutánea:

la reacción en la piel, que viene determinada por la concentración de la sinergia y su composición que puede derivar en:

– dermatitis de contacto irritante (irritación);

– hipersensibilidad inmediata (urticaria de contacto);

– hipersensibilidad retardada;

• el grado de penetración de la sinergia a través de la piel;

• la rapidez de absorción al interior del cuerpo, que se verá modificada por varios factores: – una dilución siempre será mucho más lenta que un aceite esencial puro;

– las propiedades fisioquímicas —unas más potente que otras— del aceite esencial; – el tipo de aceite vehicular escogido puede modificar la absorción;

– la zona anatómica donde se aplique la dilución y el constituyente químico aplicado; – el tipo y el pretratamiento de la piel;

la respuesta del sistema inmune ante la sinergia, en la que tiene mucho que ver el paso posterior o permeabilidad de sustancias al interior del organismo;

los sistemas de administración empleados;

los factores ambientales;

• y las manipulaciones de masaje: las fricciones y los amasamientos provocan una hiperemia, un aumento de la circulación sanguínea, y una vasodilatación, favoreciendo el transporte de la sustancia empleada a todo el organismo y más rápido aún al órgano más cercano.

Aceites esenciales: potenciadores de permeación y los fármacos

Los aceites esenciales y sus constituyentes se están empezando a utilizar, antes que los materiales sintéticos, como potenciadores de la permeación seguros y adecuados para promover la absorción percutánea de fármacos hidrófilos y lipófilos desde la formulación tópica a las capas inferiores de la piel. A este respecto, y según un estudio realizado por la Academia de Cosmética y Salud y el Instituto Kielanowski de Fisiología y Nutrición Animal, la Academia de Ciencias de Polonia, Varsovia(3), tenemos, por ejemplo:

• los aceites de eucalipto y chenopodium son capaces de potenciar hasta treinta veces la permeabilidad del medicamento 5-fluorouracilo, antimetabolito muy potente utilizado en tratamiento contra el cáncer; seguidos del ylang-ylang y el anís, con ocho y tres veces más en el coeficiente de permeabilidad del fármaco, respectivamente;

• y los aceites de romero, ylang-ylang y hierbabuena mejoraron la permeación de la aminofilina, una xantina empleada en patologías del sistema respiratorio como el asma, la bronquitis crónica, el enfisema y enfermedades de otro tipo que afectan al pulmón.

Este mismo estudio nos indica que ciertos compuestos naturales de los aceites esenciales como los terpenos (monoterpenos, sesquiterpenos, diterpenos, triterpenos) son promisorios potenciadores de la penetración transdérmica, no tóxicos y no irritantes para los fármacos lipófilos e hidrofílicos entre los que se incluyen: hidrocloruro de nicardipina, 5-fluorouracilo, cafeína, hidrocortisona, acetónido de triamcinolona, diclofenaco sódico, hidrocloruro de propranolol, sulfadiazina de plata, curcumina, haloperidol, dihidrotestosterona, succinato de sumatriptán, azidotimidina, hidrocloruro de imipramina y tamoxifeno.

Nos indica también que las moléculas más adecuadas para potenciar la absorción son aquellas inferiores en peso molecular a 500/600 Da, entre otras:

• carvona, 1,8-cineol y timol para la absorción del 5-fluorouracilo;

• α-bisabolol para el 5-fluorouracilo acetónido de triamcinolona;

• geraniol, (+) carvona, (+) neomenthol, (+) terpinen-4-ol, α-terpineol, p-cymene, (+) limoneno, (-) mentona, 1,8-cineol, (-) fenchone y (-) verbenone para la absorción de cafeína, hidrocortisona y acetónido de triamcinolona;

• y mentol, limoneno, carvona, nerolidol y farnesol para el diclofenaco sódico, siendo el nerolidol, componente del niaulí (75,7 %), el más potente (198 veces).

El tiempo de absorción de los aceites esenciales a través de la piel es de 20 a 40 min aprox. y depende tanto del peso de la molécula —cuanto mayor sea, más difícil es que penetre por el poro de la piel— como a las propiedades fisicoquímicas del aceite esencial. La esencia de limón (85-95 % de monoterpenos) suele formar parte de las sinergias enfocadas a la piel como un potenciador de penetración. Si, además, la aplicación es cubierta y la temperatura corporal aumenta, el poro se abre con más facilidad permitiendo una absorción más rápida, en mayor proporción, hasta un 4 % más; y evita la evaporación.

Esta interfaz es beneficiosa para aquellas personas que no toleren la olfacción directa, niños y embarazadas, y para tratar problemas osteomusculares —masajes para inflamaciones, nudos musculares, tendinitis, calambres…—. También, y según donde se aplique, puede influir sobre zonas energéticas, chakras, y órganos congestionados como el hígado, los pulmones… Las zonas más apropiadas y con mejores resultados en su aplicación son:

• la columna vertebral y la espalda (descontracturante y sedante nervioso);

• las cervicales y la nuca (rigidez muscular y emocional);

• las sienes (migrañas y pesadez mental, falta de concentración y objetivos);

• el tórax y el plexo solar (problemas respiratorios, ansiedad, angustia);

• el abdomen (problemas intestinales y digestivos, drenaje, problemas relacionados con el aparato reproductor);

• y los pies y sus plantas (reflexología podal).

Los diferentes vehículos para la aplicación de los aceites esenciales por vía cutánea son:

• los baños, mezclando los aceites esenciales previamente con un solubilizante como el solubol para evitar que estos queden flotando en el agua;

• los baños de asiento para problemas genitourinarios;

• las saunas para los vahos de eucalipto o pino, que limpiarán las vías respiratorias;

• las compresas y cataplasmas para problemas articulares, inflamaciones, urticarias y problemas digestivos; aunque con tratamientos en clínicas, bajo control facultativo, para las episiotomías (incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino);

• y los gargarismos para afonías y desinfecciones bucales.

Precauciones básicas para el uso de los aceites esenciales en la interfaz cutánea

No utilizar en estado puro los aceites ricos en fenoles o aldehído cinámico como Cinnamomum verum (canela, corteza de Ceilán) y la Cinnamomum cassia (canela china).

• Averiguar si la persona que va a recibir un tratamiento con aceites esenciales es alérgica a ellos, a usar cubriendo una pequeña porción de piel en una zona visible, pero no expuesta —cara interna del brazo, por ejemplo, con dichos aceites diluidos en aceite vegetal.

• No echar aceite esencial puro en las mucosas.

• No inyectarse aceites esenciales.

• No utilizar aceites minerales para la preparación diluida de los aceites esenciales. Usar siempre aceites vegetales de primer prensada en frío y con garantía del proveedor. Los aceites minerales son derivados líquidos del petróleo, son nocivos para la salud:

– no son absorbidos por la piel;

– ensucian nuestros poros al quedar fijos sobre la piel como una película, lo cual impide la propia sudoración y, por tanto, la expulsión de toxinas a través de la piel;

– ciertos componentes pueden provocar alergias y dermatitis, urticarias, inflamaciones y, según la zona de aplicación, hasta problemas respiratorios;

– lógicamente, si no son absorbidos por la piel, cualquier aceite esencial que diluyamos en ellos tampoco será absorbido.

Dosis recomendadas por vía tópica

• Baños: de 4 gotas (de asiento) a 6/10 gotas por bañera, previamente diluidos en un excipiente oleoso o solubilizante (solubol).

Jacuzzis e hidroterapia: 6/10 gotas.

• Saunas: 2 gotas.

• Compresas: 2/8 gotas (dependiendo de la superficie a tratar).

• Gargarismos en un colutorio: 2/3 gotas.

• Masaje corporal completo: para 30 ml de aceite vegetal, 8/10 gotas.