Se sentó en la almohada a su lado y esperó. Primero, tratarÃa de calmar sus temores. Entonces y sólo entonces serÃa capaz de pasar al siguiente paso ... mantenerla a su lado sin importar el costo.
Kyoko sintió como si estuviera en una nube y la confundÃa. Su mano se movió a través de algo muy suave y se preguntó si ella estaba soñando de nuevo ... Hyakuhei la habÃa besado tan suavemente. ¿Por qué la habÃa besado? Sus ojos se abrieron sólo para abrirse cuando la primera cosa que vio fue Kyou sentada a su lado, parecÃa un ángel congelado que habÃa perdido sus alas.
Unos ojos dorados y sin emociones la estaban clavando en el lugar donde estaba acostada. Las semejanzas entre su sueño y su realidad eran desalentadoras por decir lo menos.
Rápidamente miró a su alrededor notando el suelo de mármol negro y las paredes de piedra. Su primer pensamiento fue que esto era como la cueva sólo mejor. ParecÃa lo que ella siempre imaginaba que serÃa el interior de un castillo. Los grandes tapices cubrÃan partes de las paredes que le daban un toque más cálido, junto con la almohada de oro y negro que estaba tendiendo.
Su atención volvió a Kyou notando que no habÃa movido un músculo. De nuevo el recuerdo de su pensamiento anterior volvió a atormentarla ... Es tan peligroso como Hyakuhei. ¿Cómo podrÃa alguien tan hermoso ser tan malvado? La oscuridad de la habitación hizo que su aura pareciera brillar de una forma perturbadora, como si se estuviera burlando de sus pensamientos.
Una vez más, la misma sensación de nudos en su estómago volvió justo como en el sueño. Cerró los ojos con fuerza, apretó las manos sobre la almohada y rezó para que esto fuera sólo otro sueño ... que despertarÃa de nuevo en la estatua de soltera y Toya estarÃa de pie sobre ella gritando por su estupidez por volver en medio de la noche . Cuando sus ojos se abrieron se tragó con miedo, comprendiendo que esto era muy real.
Cuando habló, la asustó tanto que se estremeció ante la melancólica voz. Sus ojos de esmeralda se ensancharon ante la reacción sabiendo que acababa de estropear de nuevo mostrándole miedo ... esto no era bueno.
"No te haré daño ... si te comportas." Kyou la miró inexpresivamente a los ojos esperando su reacción a sus palabras. Ãl sonrió entonces interiormente cuando ella lo miró. "Bien." Pensó para sà mismo. Ella no iba a gritar por miedo a él ... al menos mientras ella todavÃa estaba tan enojada.
Kyoko le lanzó puñetazos mientras recordaba lo que habÃa hecho ... y justo allà delante de Toya de toda la gente. ¿Cómo pudo haber hecho tal cosa? Levantando la barbilla, Kyoko siseó, "¿Y qué te hace pensar que alguna vez me comportarÃa?"
Kyou casi se perdió cuando la demanda salió de sus labios rosados. Por los dioses, estaba decidida a desafiarlo hasta el final. A pesar de su antipatÃa inicial con ella, tenÃa que saber que no era su deseo terminar con su existencia. Si ese fuera el caso, ella habrÃa muerto en sus manos en su primera reunión. Su desafÃo estaba calentando su sangre de nuevo ... forzándolo a hacer un esfuerzo fÃsico para concentrarse en la tarea a mano.
Los ojos de Kyoko de repente cayeron de los suyos. No podÃa competir con la intensidad de su mirada. En ese momento no. No con el corazón latiendo tan fuerte. La extraña mirada de sus orbes de oro la asustaba más que luchar contra el propio Hyakuhei.
"Te comportarás si quieres volver a Toya ya los otros guardianes", dijo con confianza como si declarara un hecho. Ãl entrecerró su mirada mientras sus ojos se acercaban a los suyos. Asà que ... ella pensó que iba a discutir, ¿verdad? Ciertamente lo esperaba. Si tuviera algo que ver con eso ... nunca volverÃa a mirar a Toya.
"¿Quién crees qué eres?" -preguntó levantándose de rodillas delante de él. "Pusiste tus manos en mà ... me tocaste en maneras que yo no querÃa. No me importa lo que quieras o que tengas que decir, me llevas de vuelta a Toya, tú ... ¡Pervertido! "
Kyou de repente se inclinó hacia adelante haciendo Kyoko caer de nuevo en su posición original y saboreó el olor mixto de su miedo y emoción.
"Te quedarás aquà conmigo hasta que yo considere lo contrario. Si tus llamados Guardianes no pueden estar allà para protegerte, entonces no merecen la responsabilidad ." El temperamento de Kyou brilló cuando recordó lo cerca que habÃa llegado a la muerte de los demonios que habÃa destruido antes de tomarla. Esto fue para su propio bien. Si no la hubiera encontrado a tiempo, estarÃa con Hyakuhei en este momento en lugar de estar bajo su protección.
Los labios de Kyoko se separaron confundidos, "¿Por qué quieres que me quede aquà contigo?" Fue entonces cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba mientras se inclinaba sobre ella. Ella observó cómo respiraba y parpadeó ... por un momento, parecÃa que su camisa se volvÃa casi transparente a la luz. Mentalmente sacudiendo su cabeza, ella encontró su mirada esperando una respuesta a su pregunta.
Antes de que Kyou pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió y dos niños pequeños corrÃan sonriendo y riendo. ParecÃan tener alrededor de seis años. Los chicos tenÃan un pelo rubio indómito que se detuvo justo por encima de sus hombros. Eran gemelos idénticos.
Kyou se sentó bruscamente, momentáneamente, con la expresión de alguien con la mano atrapada en el frasco de galletas. Kyoko ni siquiera sabÃa que la mirada estaba incluso en su repertorio. Ella sabÃa que nunca lo olvidarÃa ... ¿dónde estaba una cámara cuando realmente lo querÃas?
Inclinó la cabeza hacia un lado sabiendo que eran niños y gemelos humanos. ¿Por qué estaban aquà ... con él?
"Kyou, has vuelto." Ellos gritaron su nombre mientras corrÃan más cerca. Notando a Kyoko se detuvieron, sus ojos se ensancharon con tÃmida curiosidad.
"Kyou, ¿se queda ella?" Se volvieron ojos azules claros para mirar a Kyou.
Kyoko observo a Kyou. Ni siquiera miró a los gemelos pequeños mientras él les respondÃa.
"Hiroki, Hiraru," dijo con una voz inexpresiva.
âSÃ. Vino las respuestas dulces.
"Ella se queda. Ahora déjanos por el momento." La frÃa y calmada voz de Kyou no perturbó a los gemelos mientras sonreÃan a Kyoko y luego corrió hacia delante, cerrando la distancia entre ellos.
Kyoko esperaba ser atacado. Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando se detuvieron para alcanzarla y se subieron al regazo de Kyou, abrazándolo por todo lo que valÃan la pena. Una vez más, la expresión en el rostro de Kyou no tenÃa precio, lo que la hacÃa preguntarse cuánto sabÃa realmente de él. Los gemelos se echaron a reÃr cuando Kyou abruptamente gruñó profundamente en su pecho antes de darse la vuelta y saltar fuera de la habitación.
Kyoko miró de nuevo a Kyou. -¿Por qué están contigo? Simplemente se paró delante de ella, elegante y exasperantemente hermosa. Pensó que no responderÃa y se sorprendió cuando lo hizo.
"Ellos quieren quedarse ... y yo los dejo", respondió con la misma mirada en blanco que le habÃa dado antes. Alzándose sobre ella, Kyou notó la expresión de sorpresa que cruzó su rostro. Su mirada se deslizó por sus mejillas para hacer una pausa en sus labios ... labios llenos, casi putos.
Kyoko no supo qué pensar de su respuesta. -¿Por qué los dejas cuando odias a los humanos?
Le encantaba ver moverse los labios. Kyou se acercó a Kyoko, a unos centÃmetros de su rostro. No son lo suficientemente inteligentes como para temerme. Su voz era baja y suave. Sus ojos se levantaron de sus labios que se imponÃan en los suyos.
Kyoko tragó saliva, inclinándose un poco hacia atrás, pero la almohada no permitÃa demasiado espacio para hacerlo. ¿Qué querÃa decir ... que no era lo suficientemente inteligente como para tener miedo de él? PodÃa decir que él no le harÃa daño, asà que ella no se apartó de él. -Entonces, ¿por qué estoy aquÃ? Ella levanto una ceja.
-Porque tampoco eres lo suficientemente inteligente como para tener miedo de mà -su voz se hizo más suave mientras observaba su rostro tan cerca del suyo. Le sorprendió lo mucho que sus emociones se mostraron en su rostro.
Kyoko querÃa inclinarse un par más de pulgadas tratando de crear espacio entre ellos. -¿Quieres que tenga miedo de ti? -preguntó levantando una ceja molesta. Inhaló cuando sus ojos parecÃan brillar extrañamente aún más dentro de la habitación oscura. De repente olvidó lo que habÃa llevado a esta conversación.
"Mientras tu comportes, no tendrás ni una razón para temerme. Por ahora, "Ãl extendió su mano para tocar su mejilla sólo para bajar lentamente cuando ella repentinamente retrocedió fuera de rango. La luz de la ventana detrás de él reflejaba dentro de sus ojos. ¿Se daba cuenta de lo seductora que se veÃa con su inocencia infantil y sus melancólicos labios? Se apartó de ella, su mirada se estrechó una vez más.
Kyoko lo miró con curiosidad. "Kyou ... ¿por qué estoy realmente aquÃ? Necesito volver a los otros guardianes y continuar cazando a los talismanes desaparecidos ". No podÃa decir lo que estaba pasando con él y estaba empezando a asustarla oficialmente. TodavÃa no le respondÃa y las mariposas en su estómago se reproducÃan mientras esperaba.
Después de un minuto de verlo mirándola, Kyoko finalmente puso su mano sobre la almohada y se empujó hasta una posición de pie.
Kyou estaba tan tentada a dejar que se inclinara hacia él, pero después de tratar su cuerpo con tanta seducción antes, sabÃa que hacerlo romperÃa cualquier tipo de confianza que hubiera ganado. Se inclinó hacia atrás y la dejó ponerse en pie.
Sintiéndose un poco fuera de equilibrio tratando de ponerse de pie sobre la almohada de gran tamaño, Kyoko puso sus manos para equilibrarse mientras miraba desafiantemente hacia él. "De acuerdo... Si no hay razón para estar aquÃ, quiero volver." Ella fue a dar un paso pero antes de que supiera lo que pasaba, ella estaba de espaldas mirando a Kyou enojado. -Bueno ... al menos sé que su rostro no es de piedra -pensó para sÃ-.
Kyou habÃa agarrado los tobillos de Kyoko y cuando aterrizó él la habÃa empujado hacia él. Ãl estaba instantáneamente encima de ella, mirando hacia abajo en su rostro. Sus manos estaban apretadas contra su pecho y él podÃa sentir el poder del cristal dentro de sus palmas pero ella no lo soltó. «Bien», pensó para sÃ.
"¿Crees que te tomé por nada? ¡Estabas en peligro y ni siquiera lo sabÃas! " Le informó sombrÃamente.
"Peligro," Kyoko casi le gruñó. "¡Estaba bien hasta que apareciste!"
Respiró con fuerza tratando de calmar su temperamento y su corazón rápidamente palpitante. No querÃa hacerle daño, pero ella no se irÃa todavÃa. Alguien tenÃa que mantenerla a salvo y no confiaba en que sus hermanos hicieran eso después de su negligencia. -No te irás hasta que aprenda lo que necesito saber de ti.
-¿Qué quieres aprender de m� Kyoko apretó sus manos contra su duro pecho y lo empujó, tratando de hacer que él retrocediera para poder sentarse de nuevo. Cuando descubrió que no iba a moverse, ella lo miró con frustración.
Estaba empezando a perder la paciencia con el «prÃncipe del hielo», pensó para sÃ, haciendo que una leve sonrisa histérica cruzara sus facciones. Las yemas de sus dedos hormigueaban con su poder y ella lo retuvo ya que él no habÃa hecho ninguna amenaza real para ella ... todavÃa.
Kyou volvió a mirar las emociones cruzar su cara con asombro, aunque no mostró ninguna evidencia de ser sorprendido. Ãl puso sus manos sobre sus hombros y le dio un ligero temblor. -Eso... quiero aprender eso.
Kyoko frunció el ceño. ¿De qué diablos estaba hablando?
Ãl la sacudió otra vez, "Y eso, quiero saber eso."
"¿Qué?" Ella le gritó, enfadándose. Kyoko le dirigió una extraña mirada preguntándose en silencio si habÃa perdido la cabeza en serio.
-Sà eso, todo eso y esto también. Ãl la atrajo hacia él y le cortó los labios con los suyos en un beso abrasador.
Kyoko jadeó cuando él la tomó por sorpresa y deslizó su lengua más allá de sus labios trayendo su cuerpo más cercano al suyo, saboreándola. En su pánico ... el poder del cristal se desvaneció y ella empujó contra él, pero su fuerza no tenÃa voluntad real.
Kyou escogió esta vez para liberarla cuando sus luchas cesaran. Ãl habÃa hecho su punto incluso si él era el único que lo entendió. Su mirada nunca se apartó de su rostro mientras ella caÃa de nuevo contra la almohada, sus mejillas enrojecidas. La imagen quedarÃa impresa para siempre en su mente. Sus pechos suben y bajan con cada respiración profunda. Sus labios se separaban ligeramente. Su largo cabello castaño oscilaba alrededor de ella en olas.
Era el aspecto de seducción inocente ... haciendo que sus lomos se apretaran y se hincharan. Ya era suya ... sólo que ella no lo sabÃa.
Kyoko le puso la parte de atrás de la mano en los labios en un intento de impedir que hiciera tal cosa de nuevo. Ahora estaba enfadada. Ella no entendÃa. ¿QuerÃa saber qué de ella? -¿De qué me estás hablando? ¿Que quieres que te enseñe? Ella hizo las preguntas con una voz temblorosa sintiendo como si estuviera tratando de arrastrarla a su locura.
Cuando no obtuvo una respuesta lo suficientemente rápida, levantó una ceja molesta y gruñó: -Vamos a dar un salto. Luego se pasó la mano por la boca, como si quisiera borrar la sensación de su beso.
Perdiendo su paciencia con ella, se volvió para salir de la habitación. ¿Por qué no lo entendÃa? ¿Por qué no vio que él querÃa conocerla? No podÃa liberarla ahora ... sin protección de Hyakuhei. El enemigo se habÃa puesto tan cerca de ella que ahora estaba obsesionado con sus sueños ... él no lo permitirÃa.
Kyoko le gritó. -¡Me quiero ir! ¡Déjame ir! ¡Si no sé lo que quieres de mÃ, entonces no puedo ayudarte! " Ella lo observó mientras él se detenÃa, su espalda se puso rÃgida, pero él no se volvió para mirarla.
Kyou sabÃa lo que querÃa de ella, pero por ahora, esto tendrÃa que hacer. -Quiero que me enseñes tus emociones humanas. Caminaba hacia la puerta. "Quizás entonces⦠Voy a entender por qué me molesta proteger a uno."
Ãl se fue, cerrando firmemente la puerta detrás de él. Una vez en el pasillo fuera de la habitación, se apoyó contra la madera de la puerta. "Eso fue ... extraño", pensó con una ceja levantada. Rápidamente se enderezó y miró a su alrededor para asegurarse de que nadie habÃa presenciado su momento de debilidad.
Kyou permaneció allà un momento, pensando. Si pudiera hacer que se quedara ... aunque fuese sólo por un tiempo, tendrÃa tiempo de intentar que ella lo amara. Era hora de admitir lo que estaba haciendo ... al menos admitirlo para sà mismo. Sólo querÃa tenerla cerca. Por una vez en su larga vida, querÃa algo que poseÃa su hermano Toya.
QuerÃa que la sacerdotisa fuera suya ... querÃa ser el que la protegiera. ¿Era esto lo que ellos llaman amor? Sus ojos se oscurecieron de forma atractiva. En el fondo ... conocÃa las emociones, pero sólo él era consciente de ese hecho. Simplemente no habÃa tenido una razón para aprovecharlos en tanto tiempo que se habÃan quedado dormidos. Ãl sonrió en secreto. Si ella querÃa dejarlo ... entonces primero, ella tendrÃa que llegar a conocer al verdadero él.
Primero, él querÃa saber qué era el amor humano y ella serÃa la que le mostrara. Para hacerlo ... tendrÃa que enamorarse de él. Su sangre alta ya la habÃa elegido como su compañero y no podÃa cambiar eso. No importa cuánto luchara contra él ... sólo lucharÃa más duro.
Los ojos de Kyou se iluminaron con la idea de que ella se acercara a él de buena gana. QuerÃa sentir todas esas emociones. SabÃa por qué su padre y sus hermanos pensaban que los seres humanos eran tan interesantes ... dignos de protección. Pensaban que todos y cada uno de ellos eran diferentes y de alguna manera intrigantes. Le resultaba fácil ignorar a la mayorÃa de los humanos ... pero no a la sacerdotisa. Ella era el enigma entre los humanos.
HabÃa pasado mucho tiempo desde que el señor del reino de los guardianes esperaba cualquier cosa .... Pero esta fue una batalla que no tenÃa la intención de perder.
CapÃtulo 4 "Doble Problema"
Kyoko se sentó en las almohadas mirando la puerta que habÃa cerrado con fuerza unos segundos antes. Sus pensamientos se congelaron por la razón por la que dijo que estaba allÃ. Kyou querÃa que le enseñara emociones humanas? ¿Por qué el prÃncipe del hielo querÃa conocer las emociones humanas? ¿Y por qué querrÃa aprender de ella?
Levantó la mano a sus labios sintiendo todavÃa la sensación de hormigueo que le habÃa causado su beso. Los ojos de Kyoko se estrecharon mientras ella bajaba la mano pensando. Pero una cosa es segura. Kyou ya conoce dos emociones ... enojo y presunción.
*****
Hiroki y Hiraru abrieron la puerta, buscando a la chica bonita. Nunca habÃa habido ni una niña en el castillo o al menos una que hubieran visto. HabÃa pasado mucho tiempo desde que habÃan visto a otro ser humano entre ellos. Estaban tan acostumbrados a ver a Kyou que nunca se habÃa dado cuenta de que estaban perdiendo nada hasta ahora. Ahora no podÃan mantener a raya su curiosidad.
Mirándose el uno al otro cuando no vieron nada inmediatamente, se inclinaron hacia adelante un poco más para ver completamente la almohada en la que la chica habÃa estado acostada. Al ver que ella seguÃa allÃ, se revolvieron casi cayendo sobre sà en el proceso.
Los ojos de Kyoko se iluminaron considerablemente cuando vio a los gemelos. Eran tan adorables y otra vez se preguntó cómo alguien como Kyou podrÃa tener a estos dos hermosos niños en su compañÃa. Simplemente no encajaba con su frÃa personalidad.
En su apuro a su lado, uno de ellos tropezó pero afortunadamente aterrizó en el borde de la almohadilla en vez del piso de mármol implacable. Kyoko no pudo evitarlo y se echó a reÃr, cogiéndolo en sus brazos y colocándolo de nuevo sobre sus pies. Observó cómo el otro gemelo corrÃa y abrazaba a su hermano. Sus mejillas estaban apretadas juntas, mirándola con idénticas sonrisas. Eran tan adorables y le recordaban a su hermanito cuando era pequeño.
"Ten cuidado," Kyoko amonestó. -No debes atravesar pisos tan resbaladizos. -Me llamo Kyoko.
"Hiya Kyoko. El es mi hermano Hiroki ... " "Y él es mi hermano Hiraru." Terminaban las frases uno del otro.
"Es muy agradable conocerte," Kyoko asintió.
"Eres muy bonita," dijo Hiraru en voz baja.
Kyoko chilló mentalmente a su ternura pero lo mantuvo adentro. "Gracias Hiraru, debo decir que ustedes dos son muy guapos también."
Ambos se sonrojaron dulcemente y Kyoko estaba encontrando más difÃcil evitar abrazar la vida de ellos. Miró hacia la puerta y luego hacia ellos. -¿Sabes dónde está Kyou?
Hiroki y Hiraru se miraron unos a otros. "Creo que le cae bien", susurró Hiroki.
Los labios de Kyoko se separaron pero no salió nada y se sonrojó.
"Sus mejillas son rojas", dijo Hiraru. "Las mejillas de mamá siempre se ponÃan rojas cuando papá la abrazaba. ¿Crees que Kyou abrazó a Kyoko? "
Kyoko resistió el impulso de caerse y enterrar su rostro en la almohada. -Ha hecho más que abrazarme -prosiguió la idea. Tratando de distraerse notó las manchas de suciedad en las manos del niño y sonrió. Los muchachos serÃan muchachos y parecÃa que estos dos habÃan estado jugando afuera.
Kyoko se estiró y levantó la mano de Hiroki haciéndola girar hacia arriba. ¿Has estado jugando en la tierra? Ella guiñó un ojo.
"Necesitamos tomar un baño ahora", Hiraru le informó sabiendo que Kyou nunca tenÃa manos sucias. Los gemelos le miraban y querÃan ser como su héroe. -¿Vendrás a tomar un baño con nosotros?
Kyoko negó con la cabeza. -No creo que sea una buena idea. Ella vaciló cuando los gemelos tomaron una mano e intentaron empujarla a sus pies.
"A Kyou no le importará", dijo Hiroki. "Una vez que ve lo bonito que eres cuando estás limpio tal vez te abrace."
Los ojos de Kyoko se abrieron de nuevo y ella gimió mentalmente. Ella no querÃa que Kyou la abrazara ... ella querÃa que Kyou la dejara ir. Ahà es cuando realmente se dio cuenta de ella ... los niños no sabÃan que estaba siendo mantenida en contra de su voluntad.
Los pequeños gemelos le sonrieron inocentemente, empujándola hacia la puerta. Su decisión de quedarse donde estaba destrozada cuando vio sus sucios pies descalzos. Se preguntó quién se bañaba y cuidaba de ellos. Todas las pequeñas cosas que su madre solÃa hacer por ella, que daba por sentado, no se habÃan dado a estos hermosos chicos.
Kyoko no sabÃa qué hacer, asintió y siguió a los niños por la puerta y por el pasillo. En el momento que era una ventaja sólo para salir de esa habitación. HabÃa grandes tapices y pinturas revestimiento de las paredes ... más de unos pocos Kyoko no habrÃa importado tener una mirada más atenta pero ella no estaba a punto de hacer una cita. Ella tenÃa un motivo ulterior ... encontrar una manera de salir del castillo y volver a Toya.
Las diminutas manos que sostenÃan las suyas continuaron tirándola por el pasillo hasta un conjunto de escalones de espiral de mármol blanco. La escalera era tan empinada Kyoko apretó su agarre en las manos de los niños no queriendo verlos viajar y caer en su prisa. En el fondo la condujeron a través de un juego de puertas dobles. Kyoko sintió el cambio de temperatura y humedad ... parpadeó sorprendida y miró a su alrededor con los labios entreabiertos.
La habitación era enorme, con una fuente de agua caliente que borbotaba cómodamente en el centro del piso de piedra. La piedra se extendÃa hasta las paredes donde estaba forrada con cojines suaves y esponjosos, creando un ambiente muy cómodo. Bajo las circunstancias adecuadas ... podrÃa haber sido considerado romántico.
Después de la pared, ella estiró el cuello notando que subió por el centro del castillo, conduciendo a diferentes alas y dejando entrar la brisa y el sol. Si llovÃa, estarÃa mojada ahora mismo.
-Bueno, al menos esto está más cerca de estar fuera de lo que era -miró hacia abajo y sonrió cuando ambos muchachos la miraron con curiosidad-. "Es hermoso," asintió ella sin querer preocuparlos con sus propias divagaciones.
Kyoko recordó a Toya una vez le dijo que Kyou vivÃa en un ambiente lujoso ... esto solo lo confirmó. No sabÃa cuán grande era el castillo, y no estaba segura de querer averiguarlo. Ya estaba bastante mal que estaba teniendo problemas para recordar cómo llegó a esta habitación.
Siguiendo su lÃnea de visión de regreso a la primavera, ella notó allà donde los materiales blandos para el secado y el vapor que se levanta del agua caliente. Ella habÃa llegado a amar absolutamente las pequeñas aguas termales que a menudo se encontraban en este mundo pero esto era ... lo mejor desde pan rebanado. De alguna manera, era incluso mejor que lo que tenÃa en su mundo moderno.
ParecÃa casi demasiado bueno para uso general y se preguntó si esto era la zona de baño personal de alguien. Ella se estremeció cuando la idea de que éste pudiera ser el baño privado de Kyou entró en su mente. Echando un rápido vistazo alrededor para estar seguro, ella respiró un suspiro de alivio al determinar que él no estaba en ninguna parte.
Kyoko miró nervioso a Hiroki ya Hiraru. ¿Se supone que estamos aqu�
Sonrieron, saltando de un lado a otro con entusiasmo. "¡QuerÃamos que Kyoko viniera con nosotros como mamá solÃa hacer!" Con eso ... los gemelos precedieron en desnudarse y correr al agua, riendo de placer.
Kyoko dejó caer la mandÃbula. -¿Como hacÃa mamá? Parpadeó varias veces preguntándose cómo dos niños tan dulces e inocentes habÃan sobrevivido sin su mamá y cómo habÃa terminado viviendo con el prÃncipe de hielo.
*****
Kyou caminaba de un lado a otro dentro de las paredes de su habitación preguntándose qué iba a hacer con Kyoko. No estaba preocupado por Toya y los demás, pero el hecho de que Hyakuhei se habÃa acercado tanto a ella no le hacÃa feliz. Si no hubiera llegado a ella primero, ¿qué habrÃa pasado?
Sacudiendo la cabeza, gruñó ante la pregunta. SabÃa exactamente lo que habrÃa pasado. Hyakuhei la habrÃa seducido y luego la habrÃa utilizado para reunir el talismán y abrir un portal en su mundo. TodavÃa podÃa recordar la suavidad de su voz mientras decÃa el nombre de Hyakuhei mientras dormÃa. Ese solo pensamiento bastó para que quisiera volar furioso. Su tÃo no merecÃa tocar ... nunca tocarÃa lo que era suyo.
Dejó de pasearse y miró al espacio. Si ... le gustó mucho el sonido de eso. El único problema que enfrentaba en ese momento era ganar más de su confianza y hacerle ver que él era el único que jamás tendrÃa la capacidad de protegerla de la manera en que estaba destinada a ser protegida. Para que pudiera lograr esto, necesitaba mantenerla a su lado y asegurarse de que permaneciera asÃ.
SabÃa que podÃa obligarla a quedarse, pero también se dio cuenta de que eso sólo la harÃa odiarle. HabÃa trabajado la mayor parte de su vida manteniendo a los humanos a distancia, pero Kyoko ... no querÃa que estuviera lejos. Si nunca abandonaba el castillo, entonces el mal nunca podrÃa alcanzarla. Ãl querÃa que ella quisiera permanecer voluntariamente, como los gemelos.
Una sonrisa muy breve adornó sus labios pensando en los niños humanos que habÃa acomodado dentro de su casa. La expresión desapareció cuando su mente volvió al pasado ... mantener a los gemelos habÃa sido un accidente.
Los humanos que habÃan estado varados en este mundo, hace milenios, tuvieron que luchar contra los demonios de este mundo para sobrevivir. Pero a menudo fueron asesinados en edades tempranas debido a su debilidad, por lo que la población no habÃa crecido mucho. Los que sobrevivieron a la edad adulta a menudo pasan toda su vida luchando contra los demonios que plagaron este mundo.
Los guardianes y los seres humanos más fuertes en este mundo trataron de mantenerlos protegidos, pero no siempre podÃan estar allà en el momento adecuado.
Tal era la situación con los gemelos. No mucho después de que el cristal del corazón del guardián hubiera sido destrozado, Kyou habÃa oÃdo hablar de un pueblo cerca de su castillo atacado por los subordinados de su tÃo y sabÃa que debÃa haber un talismán allà para que Hyakuhei mostrara tal interés. Además de eso, el pueblo estaba dentro de su territorio y por lo tanto bajo su protección. Por desgracia, por razones que todavÃa no habÃa descubierto, no habÃa sentido que los demonios se acercaran hasta que era demasiado tarde.
Cuando Kyou llegó, el pueblo estaba bajo ataque de varios demonios de fuego en el aire. Los gemelos habÃan sido los únicos que quedaban y eso era sólo porque sus padres los habÃan escondido en una cueva bajo su choza. ¿No habÃa oÃdo sus gritos bajo el refugio ardiente ...? A Kyou le resultaba difÃcil pensar en esa parte de la misma que le llevaba constantemente a un estado confuso.
Habiéndolos sacado de los restos, se habÃa dado cuenta de que los gemelos habÃan sido adornados con un collar hecho a partir de los pedazos destrozados del cristal del corazón de la guarda. Los ojos azules cristalinos del gemelo habÃan emparejado el color de la joya que colgaba alrededor de su cuello mientras que gritaban para la familia que se habÃa tomado de ellos.
HabÃa permanecido allà mirando alrededor del pueblo destruido mientras los gemelos se aferraban a sus piernas, ocultando sus rostros contra él.
Kyou habÃa pensado que era extraño que ambos fragmentos hubieran estado en forma de una lágrima ... ¡qué irónico al mirar alrededor del pueblo que habÃa sido asesinado dejando atrás la misma razón por la que habÃa sido demolido. ¿Acaso el cristal guardián del corazón habÃa escondido a los niños de los monstruos que habÃan venido por ellos? Teniendo en cuenta la naturaleza desconocida del cristal y los muchos secretos que contenÃa ... no le habrÃa sorprendido.
Sabiendo que otros vendrÃan por los collares contaminados, Kyou rápidamente quitó los fragmentos de sus cuellos. Trató de convencerse repetidamente de que era parte de su deber como guardián proteger el talismán pero, de nuevo, la emoción constantemente influyó en sus decisiones. Más tarde, mirando hacia atrás en el evento, tuvo que dejar de asociarse a sà mismo ya sus hermanos con los gemelos. Como los niños, ellos no tenÃan familia excepto el uno al otro.
Ya estaba ocultando sentimientos por Kyoko, le habÃa hecho curioso acerca de los humanos, asà que cuando los gemelos intentaron caminar detrás de él ... queriendo seguirlo ... él se dio cuenta de que ellos también morirÃan sin su ayuda.
Algo en los rostros con lágrimas y en la forma en que lo miraban hacÃa que su pecho se sintiera tenso y pesado ... él no los dejarÃa. La decisión tomada, se habÃa vuelto y los habÃa arrastrado en sus brazos y los habÃa llevado a casa detrás de las paredes donde los demonios no podÃan encontrarlos. VigilarÃa a los hermanos humanos y aprenderÃa el secreto de por qué el cristal del corazón guardián protegÃa tal raza.
Sacudiendo los recuerdos de su mente, sacó la cadena de su camisa y echó un vistazo a la esfera que descansaba allÃ. Los fragmentos del cristal que habÃa tomado de los niños.
Lo elevó hasta el nivel de los ojos para ver cómo las pequeñas gotas de lágrimas flotaban dentro de la barrera que les habÃa dado. Tales hermosas hilachas de cristal azul que parecÃan nadar en un mar de lágrimas que habÃan causado. Lágrimas que sabÃa que los gemelos todavÃa perdÃan por su familia perdida, aunque venÃan menos a menudo que antes. Ocasionalmente, mientras descansaba, uno o ambos intentaban arrastrarse a la cama con él para dormir. No comprendÃa este aspecto de la comodidad, pero lo permitió, curioso.