Más que una clase

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Más que una clase
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Más que una clase: Interacción, compromiso y acción

© 2020 por Nereida Nales-Pérez

Publicado por Editorial Patmos,

Miami, FL. 33169

Todos los derechos reservados.

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se toman de la Biblia Dios habla hoy ®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Usado con permiso.

Diseño de portada e interior por Adrián Romano

ISBN: 978-1-64691-058-8

Categoría: Educación cristiana

Conversión a epub: Cumbuca Studio

Dedicatoria

A Douglas Zabdiel y Natasha Nery; mis amados hijos, mis discípulos de toda la vida…

Agradecimiento

Al Rvdo. Douglas E. Mills Casablanca por su orientación pastoral y la oportunidad de servir en la escuela bíblica. ¡Gracias, mi amor!

CONTENIDO


Palabras de la autora

1. Preparación

2. Planificación

3. Presentación

Referencias

PALABRAS DE LA AUTORA


Apreciados hermanas y hermanos

Todos tenemos un concepto de lo que es dar una clase, por la experiencia, el conocimiento y nuestra preferencia. En Más que una clase les comparto que la enseñanza bíblica tiene que ver esencialmente con nuestra práctica espiritual fuera de clase y en clase. En clase dirigimos al discípulo a un encuentro con Dios mediante el ejercicio estratégico del don de la enseñanza. Sin embargo, este es un proceso que tiene su inicio fuera de clase, cuando somos inspirados por nuestro encuentro interactivo con Dios, de tú a tú con el Maestro, dando como resultado un compromiso de acción personal y comunitaria.

Es luego que dirigimos al discípulo a dicho encuentro, fomentando la responsabilidad con su propia transformación y la respuesta a la enseñanza bíblica en su integración a la vida diaria. Este encuentro es interactivo entre el maestro y sus discípulos; entre los discípulos; y entre el Espíritu Santo y la persona. El estudio de la Biblia nos guía a comprometernos con su mensaje e integrarlo en nuestra vida mediante actos voluntarios inspirados por el encuentro con Dios. Por tanto, se proyecta como resultado un compromiso personal y comunitario para entender y practicar la enseñanza bíblica y progresar en el modo de vivir que agrada a Dios.1

Nuestra sociedad en crisis necesita interactuar con Dios para entender la fe cristiana, comprometerse continuamente con crecer en dicha fe y vivirla. Crisis es una palabra muy popular de estos días. Según la Real Academia Española, crisis significa situación mala o difícil.2 Escuchamos hablar sobre la crisis gubernamental, económica, matrimonial, social, educativa, del individuo, y otras más. Es evidente que las condiciones de la sociedad que nos rodea y las comunidades específicas en que servimos, parecen ser cada vez más desastrosas (González, 2017). Esta realidad amenaza nuestra persona y la respuesta al llamado de Dios de servir, ya sea para contener o bajar su nivel en la ejecución. Sin embargo, la crisis es parte estructural de la educación porque la educación siempre tiene que innovar y adaptarse a nuevas situaciones (Touriñán, 2014). Crisis también significa cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados. Por lo tanto, el escenario que estamos viviendo nos invita a concienciar sobre nuestra humanidad, reflexionar sobre nuestra identidad y cómo estamos sirviendo.

El propósito por el cual recibimos el don de Dios es para edificar el cuerpo de Cristo, lo cual tiene una meta común, según el escritor bíblico, hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.3 El Dr. Justo L. González (González, 2006) lo expresó de manera concisa en su libro Tres meses en la escuela de la prisión cuando dijo: no quiere decir que cada uno por su cuenta llegue a la meta que se describe, sino más bien que todos juntos, como una realidad, como un solo cuerpo, lleguen a ser lo que allí se describe. Esta es una meta que nos mantendrá a todos muy ocupados en la interacción con Dios, el compromiso y la acción correspondiente como respuesta.

En Más que una clase comparto algunas ideas prácticas para la buena mayordomía del don de la enseñanza, que aplican a una clase de cualquier edad. Las organicé en tres pasos que llamé el diseño de las 3P: preparación, planificación y presentación. La preparación afirma el llamado divino y nuestra respuesta con un compromiso inspirado por el encuentro interactivo con Dios. En la planificación se seleccionan y organizan las actividades que componen la estrategia educativa e incluye una guía para su elaboración. Para ésta propongo el uso de las inteligencias múltiples como medio para ofrecer una clase interactiva, que facilite desarrollar una dinámica de integración de los discípulos y añada diversidad al proceso. También utilizo la asignación para comprometer al discípulo con su aprendizaje y responder al llamado de Dios. La presentación identifica otros detalles a considerar para que este encuentro sea bueno y edificante.

Aquí incluyo algunos conceptos que aparecen en mi libro Jesús, el Maestro: su plan educativo transformador (Nales, 2006). Además, algunos cambios al modelo para el plan de clase de siete pasos, que responde a las siguientes preguntas valoradas personalmente como guía para realizar la tarea:

Paso 1: ¿Cómo comienzo? = Presentación

Paso 2: ¿Cómo logro el interés del discípulo? = Motivación

Paso 3: ¿Cómo lo voy a hacer? = Estrategia de enseñanza

Paso 4: ¿Cómo actualizo la enseñanza? = Relación con la vida diaria

Paso 5: ¿Qué aprendieron? = Evaluación

Paso 6: ¿Qué estudiaremos en la próxima clase? = Motivación para el próximo estudio

Paso 7: ¿Cómo termino? = Oración

La idea de los siete pasos tiene relación con el inicio de mi servicio en la escuela bíblica. Solo tenía 15 años de edad cuando mi pastor, Jorge Luis Pabón Moraza, me pidió que fuera maestra de la niñez con edad preescolar. Mi experiencia de creyente era de un año y no tenía conocimiento alguno sobre cómo enseñar. Aunque ya sabía que Dios daba dones, no entendía cómo eso funcionaba ni imaginaba lo que Dios quería para mi vida. Estaba aprendiendo a amar a Dios y quería servirle. Busqué un libro que me orientará por pasos cómo ser maestra de Biblia, pero no lo encontré. Agradezco a Dios por la diligencia del Pastor al coordinar mi integración como maestra con la ayuda de la hermana Malén, quien me dio ejemplo y dirección. Ciertamente el Espíritu Santo me ayuda a entender la necesidad de comprometerme día a día con el llamado de Dios, de vivir su verdad y procurar crecer en Cristo.4

Aunque aún me surgen las mismas preguntas cuando estoy preparando la clase, mi propuesta actual es que su contenido sea reagrupado en solo tres pasos: Inicio, Desarrollo y Cierre. ¿Qué motivó la reagrupación? Mi pastor actual fue el agente motivador. Ahora le cuento la otra historia. Un día el Rvdo. Douglas E. Mills Casablanca me compartió una actividad que estaba planificando para los maestros de escuela bíblica con mi participación. La actividad tenía doble propósito: (1) orientar sobre un proyecto nuevo, la Historia; y (2) compartir una estrategia sencilla para dar la clase. La Historia estudiaba la Biblia completa como un relato ininterrumpido acerca de Dios; un proyecto interesantísimo que usa la Nueva Versión Internacional (NVI). El reto era organizar el currículo con la duración de 31 semanas, pero solo una reunión al mes, de aproximadamente 50 minutos. Esto implicaba que cada reunión cubriría una historia con diversos pasajes bíblico. Sobre la segunda actividad, el pastor Mills recomendó que presentara una clase en tres pasos para facilitarle a quien enseñaba el recordar la estructura que le daría dirección. El contenido del proyecto y la estructura de tres pasos no significaban menos dedicación en la preparación del maestro, sino que demandaban una práctica estratégica. Entonces usé los recursos de la educación.

Esta experiencia me hizo recordar a la Dra. Aida Besançon, cuando fue mi profesora del curso El Nuevo Testamento y la mujer. Ella narró a la clase cómo se originó la enseñanza del hebreo en una escuela bíblica, algo poco común. Explicó que en la iglesia había muchas personas que deseaban un reto mayor en el estudio de la Biblia y así lo expresaron al pastor. En ese tiempo ella era miembro de dicha congregación y enseñaba hebreo en un Seminario en los EEUU. El pastor identificó que tenía el recurso para atender la necesidad particular expresada. Entonces, compartió a la hermana Besançon su visión de un grupo pequeño en la escuela bíblica para el estudio de la biblia en el idioma hebreo y le solicitó su servicio. Ella confesó a la clase que esto significó un gran reto personal, pues no era la población a la que acostumbraba enseñar. Sin embargo, aceptó aprender aquello que necesario, estuvo disponible para hacer los ajustes en su estrategia y caminar como el Maestro, sirviendo por su amor a Dios.5

 

Los pastores mencionados identificaron la necesidad que tenían que atender y buscaron el recurso para hacerlo. Cuando aceptamos la invitación a servir lo que Dios nos dio y nos comprometemos a hacerlo bien, seremos una feliz bendición (frase del pastor Mills que hice mía por la integración personal y comunitaria). Es normal que lo innovador nos cause resistencia mental, algún tipo de temor. También nos recordará que somos discípulos y servidores, que seguimos aprendiendo para servir mejor como buenos administradores de la gracia de Dios. Como dice el escritor bíblico de Romanos 12.4-5: los miembros del cuerpo no tienen la misma función, pero tienen el fin común de trabajar para que el cuerpo sea cuerpo. Contamos con la ayuda del Espíritu Santo y el modelo del Maestro para continuar en nuestro crecimiento a lo largo de la vida.

Ante nosotros tenemos el llamado a servir a un nivel que refleje la verdad del amor de Dios y de ser estratégicos con pertinencia al llamado. Es menester afirmar para qué sirve la educación cristiana y usar los recursos necesarios para cumplir su propósito. Ciertamente la Biblia nos manda a usar el don recibido para servir a otros, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.6 El énfasis del apóstol Pedro es en la responsabilidad que tenemos hacia los demás de ministrar a otros la gracia de Dios que actúa en nosotros. Él nos relaciona con la imagen del administrador en el mundo antiguo, quien le servía a otros de lo que no le pertenecía a él, así nos dice que debemos ser buenos administradores porque lo que servimos es nada menos que los diferentes dones de Dios (Green, 1993). Recibimos y experimentamos la gracia de Dios para compartirla de tal manera y en tal grado como Él nos amó. Entonces, respondemos con nuestro servicio por amor y con amor; no por protagonismo o por obligación, sino como una extensión y reflejo de la gracia de Dios que ya hemos experimentamos.

El texto bíblico citado es principalmente según la Biblia de Estudio Dios Habla Hoy (1994), tercera edición, Sociedades Bíblicas Unidas. Esa versión es una traducción directa de los textos en los idiomas originales: hebreo, arameo y griego. Usa un lenguaje sencillo para que el lector pueda comprender; por eso, la traducción se llama “versión popular”. Reconozco el lenguaje inclusivo. Éste se demuestra por el uso alterno del género femenino y masculino, a veces con el colectivo y plural, con el fin de facilitar su lectura. Utilizo el término discípulos para evocar el significado que le dio Jesús, quien invitaba y desafiaba a unirse a sus seguidores, dispuestos a vivir a la altura de sus enseñanzas y valores (Pagán, 2012). También, utilizo el término transformación que significa la nueva naturaleza y formación continua del creyente para reflejar la gloria del Señor.7 El testimonio vivo del arrepentimiento que tuvo inicio en nuestro corazón y es visible en la práctica de vivir la voluntad de Dios con la ayuda del Espíritu Santo. El término aprendizaje lo uso para nombrar la adquisición por la práctica de una espiritualidad que reconoce el valor social y espiritual de una adoración integral, refiriéndose a la transformación.8

Te invito a disfrutar de una dinámica reflexiva antes de iniciar la lectura, completando el formulario Autoevaluación. El resultado te ayudará a determinar cuál es el área que necesitas mejorar, de acuerdo a lo que compartimos en el diseño de las 3P. ¡Qué la lectura te bendiga y sea útil para realizar tu servicio!

Tu hermana en Cristo y compañera en el servicio,

Nereida

AUTOEVALUACIÓN

Práctica del don de enseñar según el diseño de las 3P

Instrucciones: Haga una marca de cotejo (√) en la columna “¿Con qué frecuencia?” para indicar la frecuencia con que realiza cada actividad. Utilice la siguiente escala: (1) Muy poco; (2) Frecuente; (3) Siempre. Conteste con honestidad.*


I. Preparación¿Con qué frecuencia?
123
1. Comparto a solas con Dios diariamente.
2. Consulto diversas versiones de la Biblia.
3. Busco relacionar la clase que daré con mi realidad.
4. Oro por mí y mis discípulos.
5. Practico una educación continua para mejorar el servicio de enseñar, tales como: talleres de capacitación, lecturas relacionadas, mentoría.
6. Cuido de mi bienestar holístico.
7. Vivo la unidad y edificación de la comunidad de fe.
8. Practico los valores del reino que aprendí del Maestro.
9. Doy seguimiento mi discipulado con una lectura sistemática de la Biblia.
II. Planificación de la clase:123
10. Comienzo el estudio de la clase con una semana de anticipación.
11. Hago mi plan de clase como guía para la presentación.
12. Pienso en las necesidades, etapa de desarrollo e intereses de mis discípulos.
13. Selecciono una estrategia de enseñanza diferente a la clase pasada.
14. Incluyo diversas y diferentes actividades de aprendizaje.
15. Creo una actividad para aplicar la enseñanza a la vida diaria.
16. Realizo la actividad de aplicación del texto a mi vida.
17. Planifico una asignación para comprometer con el aprendizaje.
18. Adquiero los recursos que necesito con anticipación al día de la clase.
19. Repaso la clase el día antes.
III. Presentación de la clase:123
20. Saludo con alegría a toda la clase, incluyendo a las visitas.
21. Comienzo con una actividad que motive el interés de todos por la clase.
22. Informo el propósito de la clase y cómo la conduciremos.
23. Uso la Biblia en clase.
24. Promuevo la participación activa de la clase.
25. Escucho a los discípulos para enfocar la clase de manera efectiva.
26. Cuido el ambiente de la clase para que predominen los valores del reino.
27. Dirijo a la reflexión sobre el tema estudiado.
28. Comprometo al discípulo con su transformación.
29. Invito a la clase a conocer al Salvador y a vivir en amistad con Dios.
30. Termino con una oración.
Reflexión:

*A mayor frecuencia más adecuado. Haga el cómputo y reflexione sobre su resultado.

1. Efesios 4.15; 1 Tesalonicenses 4.1

2. Diccionario de la Lengua Española, 2019, https://www.rae.es.

3. Efesios 4.12-13

4. Efesios 4.15

5. Juan 14.31

6. 1 Pedro 4.10

7. 2 Corintios 3.18; Efesios 4.24.

8. Romanos 12.1-2

1


PREPARACIÓN

“Y él mismo concedió a unos ser… maestros”

EFESIOS 4.11

La primera P se refiere a la disposición de la persona para un encuentro con Dios con el fin de recibir y entender la enseñanza, comprometerse con su propia transformación a lo largo de su vida, actuar en respuesta al mensaje de Dios y participar intencionalmente en la transformación del discípulo. La preparación comienza con el reconocimiento de nuestra identidad como siervos de Dios. Requiere una cita íntima, muy íntima con el que nos llamó, nuestro Señor. Compararla con una cita no sólo identifica un momento, sino la disposición para encontrarnos con Dios y ponernos de acuerdo con él.

En una ocasión alguien expresó con desilusión que la clase bíblica de su iglesia no le parecía conectada con la realidad; el mensaje era que todo estaba bien, no había dificultades, malestares o desazón, pues la vida del creyente era perfecta. Confesó que necesitaba una palabra con significado para su vida, escuchar la voz de Dios que le diera dirección para vivir el consejo divino en medio de su realidad, donde las cosas no iban tan bien ni era perfecta. Deseaba dialogar con el texto en su horizonte actual, entrar en una dimensión más profunda y pertinente para comprender las posibilidades de vida, abrazar la misma, y aprender a resistir su aflicción, como dice el Dr. Ediberto López Rodríguez en su libro Para que comprendiesen las Escrituras (2003). Ciertamente la educación cristiana no se circunscribe a quien enseña en la escuela bíblica (Mejías, 2019). La iglesia utiliza una diversidad de escenarios para educar y cumplir su misión, conforme a los dones recibidos por cada miembro según Cristo repartió.9 Sin embargo, aquí hablamos solo del servicio de escuela bíblica.

Quien enseña no fue llamado a impresionar al discípulo con palabras rítmicas, la demostración de mucho conocimiento o de una gran personalidad. Tampoco a entretener ni anestesiar al discípulo ante los conflictos de su realidad existencial. Fuimos llamados por Dios para ejercer el don que el Señor quiso darnos; a realizar un trabajo de servicio para la edificación del cuerpo de Cristo.10 Así guiar a la transformación por el poder de la palabra, que capacita para vivir el amor de Dios en medio de cualesquiera sean las circunstancias; de manera que gocen la vida abundante y libertad que Jesús compró, disfruten esa gracia de Dios y sean reflejo del amor de Dios en palabras y hechos.

El apóstol Pablo expresó que hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor… y un mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece.11 Entonces, la idea de que sirvamos en la enseñanza se le ocurrió al mismo Dios, tuvo su origen en la mente de Dios. Ahora bien, eso es solo el comienzo. Necesitamos armonizar el poder de Dios con nuestra humanidad, lo cual requiere nuestro compromiso espiritual. ¿Vio la primera película de Iron man, basada en Marvel Comics? Cuando el personaje se puso por primera vez la vestimenta de hierro no sabía manejarla. Requirió varios ajustes para un mejor funcionamiento y mucha práctica, lo que resultó en su transformación. Nosotros debemos aprender a usar el don de Dios y estar atentos para identificar dónde nos toca hacer los ajustes para su buen funcionamiento.

En la iglesia primitiva era tenido en alta estima quien enseñaba (Deiros, 1992). Por lo que no eran pocos los que querían ser reconocidos como maestros, tuviesen o no la capacidad. Sin embargo, el apóstol Santiago escribió: ..no haya entre ustedes tantos maestros, pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad.12 Esto no lo dijo para desalentar el ejercicio de la enseñanza, sino para llamarle la atención a los que querían enseñar sin entender bien lo que enseñaban ni el grado de responsabilidad que esto involucra. Lo que el Apóstol destaca es la importancia de vivir una integridad personal y comunitaria, pues podemos hacer daño en lugar de bien. Los maestros verdaderos saben que tienen que ordenar toda su vida de acuerdo a la voluntad de Dios y esforzarse para vivir según el carácter de Dios, y así enseñar lo mismo a toda la comunidad de fe. De hecho, el Apóstol se incluyó también en el grupo a quien dirigía su exhortación, dejando claro la conciencia de su humanidad. Es que la práctica de la vida cristiana que este llamado impone, requiere la humildad de un espíritu enseñable por Dios para aprender a aprender. En este proceso podríamos encontrarnos con la necesidad de desaprender algo que no corresponde al modelo de nuestro Maestro Jesús, que estén ocupando el espacio de su enseñanza. Entonces, tenemos que vaciarnos para estar disponible completamente, ser discípulos del Maestro, y practicar su enseñanza.

 

Ciertamente el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.13 Y su poder es el don de Dios que evidencia su amor. Este amor no es cómplice del Poema del Renunciamiento de José Ángel Buesa cuando dice: Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar, fingiré una sonrisa como un dulce contraste del dolor de quererte… y jamás lo sabrás. Según el análisis del poema por Susana Marín (2014), éste habla de una persona que declara cuán importante es para su mundo aquella a quien ama; sin embargo, no existe una relación de amor equilibrada porque su amor es silente. Aquí el que ama se privó de ser amado al no decir que amaba, pues pensó que era imposible que su amor fuera correspondido.

Por el contrario, Dios hizo notorio ante todo el mundo cuando vino a nosotros, él marcó la historia con su demostración de amor.14 No calló su amor ni fingió, dejándonos ignorantes sobre él, sin darnos la oportunidad de disfrutarlo. En su lugar, Dios salió a buscarnos cargado de regalos útiles que nos hablan de un amor fiel y sin fingimiento, quedándose con nosotros por siempre para enseñarnos a amarle de la misma manera. Aún en esos momentos donde todo lo que vemos es oscuridad y no sentimos su amor presente, él está ahí con nosotros como el Buen Pastor, haciendo notorio su amor activo.15

El primer don que recibimos de Dios fue la salvación. Su amor libertador nos rescató de la esclavitud, venciendo todo poder del mal, el pecado, la muerte y al mismo diablo.16 Su presencia es palpable con la acción del Espíritu Santo, quien nos ayuda en nuestra debilidad; que ruega a Dios por nosotros cuando no sabemos orar como es debido, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo.17 Además, nos capacitó para seguir creciendo en todo y parecernos a él.18 Su llamado es que nos acerquemos con confianza al Dios amoroso para tener la experiencia de su amor fiel.19

Recibimos el don para ser capacitados y completamente preparados, no porque ya lo seamos. Es para que todos los que formamos la iglesia, que es su cuerpo, estemos capacitados para servir y edificar.20 El apóstol Pablo nos ayuda a comprender mejor la perfección en el contexto cristiano cuando explica el resultado de la palabra de Dios en la vida del creyente: Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien.21

Entonces, como buenos discípulos estudiemos la vida de nuestro Maestro para aprender de Él, seguir su ejemplo, imitarlo. Este estudio personal debe ser continuo a lo largo de nuestra vida, una y otra vez.

COMPROMISO INSPIRADO POR EL ENCUENTRO INTERACTIVO CON DIOS

La palabra dada, la obligación contraída definen compromiso de manera popular, según la Real Academia Española. Una mirada a nuestro alrededor podría llevarnos a pensar que el compromiso parece ser una palabra en desuso en este tiempo. Algunas de la razones podrían ser el aumento de las rupturas de matrimonios, la ausencia paterna en la vida de los hijos, la condición pobre del país por causa del enriquecimiento de sus líderes, la ausencia en el templo de quien es parte del cuerpo de Cristo, la falta de servir el don recibido, entre otros en la lista.

Veamos la vida del Maestro según el Evangelio de Marcos para identificar las prácticas que evidencian su compromiso de servicio. La mayoría de los teólogos creen que el Evangelio de Marcos fue el primero que se redactó. Éste comienza diferente a los otros Evangelios sinópticos; no habla de la infancia del Maestro, sino que va directo a presentar el comienzo de su ministerio. Destaca con mucha frecuencia que parte muy importante de la actividad de Jesús era la de enseñar a la multitud, y de manera particular al grupo de discípulos (4.33-34).22 Marcos presenta la vida del Maestro en dos etapas: su identidad (1-8) y su misión (9-16). Identifiqué las siguientes prácticas que manifiestan su compromiso de servicio:

1. Vivía la plenitud del Espíritu de Dios

Escuchó el llamado de Dios y le creyó.23 Se dejó llevar, aceptó la dirección del Espíritu de Dios, confiando en su acompañamiento y cuidado.24 La gente se admiraba de cómo les enseñaba porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley.25 Él vivía su enseñanza. Su vida fue la principal estrategia de enseñanza para motivar a los discípulos a participar del reino de Dios, a creer lo que les decía y que se comprometieran con la trasformación de su vida. El enemigo también reconocía la plenitud del Espíritu de Dios en él.26

2. Compartía a solas con Dios

El Maestro creaba su espacio a solas con Dios aunque su diario vivir fuera muy ocupado. A veces Jesús se levantaba de madrugada, cuando todavía estaba oscuro y salía de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario, tranquilo.27 En otras ocasiones, hizo que sus discípulos salieran antes que él hacia el lugar planificado, se encargaba de despedir a la gente y luego se iba al cerro a orar.28 Su comunión con Dios le dio la confianza de servir sabiendo que contaba con el respaldo de Dios.29 Cuando experimentó la tristeza y la angustia, buscó el apoyo con los más cercanos, pero no dejó su práctica personal de orar.30 En su oración abrió su corazón a Dios y le pidió con toda la confianza e intimidad con la que un hijo le pide a su padre.31 Jesús conocía que la petición a Dios libra de la ansiedad que impide seguir adelante porque se ejercita el músculo de la fe, al saber a quién ir y reconocer su acompañamiento.32 Y cuando sintió que Dios lo había abandonado, se lo expresó con sinceridad y todavía con el reconocimiento de ser su Dios.33

3. Ejercitaba la voluntad divina

Jesús entendía cuál era la misión recibida de Dios. Llevaba a cabo la voluntad de Dios de anunciar el mensaje y afirmaba a sus discípulos que para esto había salido.34 Aprendió a sentirse cómodo en su tarea de enseñar, de hablarles aunque se reunía alrededor de él mucha gente.35 Esto no fue un camino fácil. Él se enojó con los que le rodeaban, se entristeció por sus actitudes. 36 Se asombraba de la incredulidad, pero seguía enseñando.37 Además, afirmaba en su oración que quería hacer lo que Dios quería.38

4. Cuidaba su bienestar

Jesús no canceló su humanidad y creaba estrategias ante los obstáculos que enfrentaba. Por ejemplo, luego de la experiencia de tener una multitud que se echaba encima de él para tocarlo porque querían ser sanados, hizo los arreglos para evitar que esto volviera a suceder. Les encargó a sus discípulos que le tuvieran lista una barca.39 También, comprendió que su tiempo estaba muy comprometido a causa de tanta gente que iba y venía. A veces no tenía tiempo para comer. Así que les dijo a sus discípulos vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo, apartado.40 Es cierto que a veces su gestión no le resultó porque se encontró nuevamente de cara con la necesidad de otros y la compasión que proviene del carácter de Dios lo condujo a servir por amor y en respuesta a su llamado.41 Sin embargo, esto no le hizo olvidar el compromiso con su persona y nuevamente creó el espacio.42

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