X se escribe con J

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Arbeláez, Jotamario, 1940-

X se escribe con J. –Cartas– / Jotamario Arbeláez, Jaime Jaramillo Escobar. -- Medellín: Editorial EAFIT, 2018

154 p.; 21 cm. -- (Letra x letra)

ISBN 978-958-720-492-6

1.Cartas colombianas. 2. Arbeláez, Jotamario, 1940 – Correspondencia, memorias, etc. 3. Jaramillo Escobar, Jaime, 1932 - Correspondencia, memorias, etc. I. Tít. II. Serie

C866 cd 23 ed.

A664

Universidad EAFIT – Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas

X se escribe con J

Cartas

© Jotamario Arbeláez

© Jaime Jaramillo Escobar

© Editorial EAFIT

Carrera 49 # 7 Sur - 50, Medellín. Tel. 261 95 23

http//www.eafit.edu.co/fondo

Correo electrónico: fonedit@eafit.edu.co

ISBN: 978-958-720-492-6

Editoras: Claudia Ivonne Giraldo y Carmiña Cadavid Cano

Diseño y diagramación: Alina Giraldo

Ilustración de carátula: Imagen cortesía de Jotamario Arbeláez

Universidad EAFIT | Vigilada Mineducación Reconocimiento como Universidad: Decreto Número 759, del 6 de mayo de 1971, de la Presidencia de la República de Colombia Reconocimiento personería jurídica: Número 75, del 28 de junio de 1960, expedida por la Gobernación de Antioquia. Acreditada institucionalmente por el Ministerio de Educación Nacional hasta el 2026, mediante Resolución 2158 emitida el 13 de febrero de 2018.

Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la editorial

Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Contenido

Las editoras

Presentación

De Jotamario Arbeláez a Jaime Jaramillo Escobar, marzo 26 de 2018

Cartas

De Jaime a Jotamario, septiembre 20 de 1962

De Jaime a Jotamario, 1962

De Jaime a Jotamario, octubre 22 de 1964

De Jotamario a Jaime, octubre 26 de 1964

De Jotamario a Jaime, enero 27 de 1965

De Jaime a Jotamario, viernes 5 de febrero de 1964

De Jotamario a Jaime, abril 21 de 1964

De Jaime a Jotamario, lunes 10 de mayo de 1965

De Jotamario a Jaime, julio de 1965

De Jotamario a Jaime, día de la raza esquina con 1965

De Jaime a Jotamario, octubre 14 de 1965

De Jotamario a Jaime, 1965 (diciembre)

De Jotamario a Jaime, 1965, abril 23

De Jaime a Jotamario, diciembre 6 de 1965

De Jaime a Jotamario, viernes 10 de diciembre de 1965

De Jotamario a Jaime, diciembre 15 de 1965

De Jaime a Jotamario, sábado 22 de enero de 1966

De Jotamario a Jaime, 30 de enero de 1966

De Jaime a Jotamario, marzo 15 de 1966

De Jaime a Jotamario, martes 19 de abril de 1966

De Jotamario a Jaime, abril 28 de 1966

De Jaime a Jotamario, lunes 16 de mayo de 1966

De Jaime a Jotamario, domingo 17 de julio de 1966

De Jotamario a Jaime, octubre de 1966

De Jotamario a Jaime, octubre 10 de 1968

De Jaime a Jotamario, octubre 18 de 1968

De Jaime a Jotamario

De Jotamario a Jaime, era nadaísta

De Jotamario a Jaime, enero de 1969

De Jaime a Jotamario, lunes 24 de febrero de 1969

De Jotamario a Jaime, era nadaísta, marzo 4 (1969)

De Jaime a Jotamario, 69, año del amor, martes 11 de marzo

De Jaime a Jotamario, domingo 20 de abril de 1969

De Jotamario a Jaime, 1969

De Jotamario a Jaime, 15 de mayo de 1969

De Jaime a Jotamario, mayo 25 de 1969

De Jotamario a Jaime, 1 de junio de 1969

De Jaime a Jotamario, viernes 6 de junio de 1969

De Jotamario a Jaime, Años Turcos

De Jotamario a Jaime, Años Turcos, agosto 69

De Jaime a Jotamario, marzo 19 de 1970

De Jotamario a Jaime, febrero 9 de 1983

De Jaime a Jotamario, febrero 13 de 1983

De Jotamario a Jaime, febrero 21 de 1983

De Jaime a Jotamario, abril 5 de 1983

De Jotamario a Jaime, 26 de abril de 1983

De Jaime a Jotamario, abril 30 de 1983

De Jaime a Jotamario, mayo 6 de 1983

De Jaime a Jotamario, mayo 10 de 1983

De Jotamario a Jaime, mayo 16 de 1983

De Jotamario a Jaime, mayo 26 de 1983

De Jotamario a Jaime, 20 de noviembre de 1984

Notas al pie

La Editorial EAFIT ha exaltado el género epistolar en su colección Rescates y en la Biblioteca Fernando González. Un género que hoy ha perdido su brillo gracias a la inmediatez de los mensajes electrónicos, pero que, traído a nosotros por familiares, amigos y destinatarios memoriosos que nos lo entregan en cartas amarilleadas por el tiempo, podemos mostrar al público más joven con su belleza y la gran significación que tiene para la historia de un país, de una época y, en este caso, para nuestra literatura.

Hemos rescatado estas cartas, de cuyo conjunto faltan más, confiadas a nosotros por el maestro Jotamario Arbeláez. No solo son un magnífico ejemplo de cartas bien escritas, en las que dos amigos nadaístas –muchachos entonces– hacen gala de sus estilos muy particulares, sino de los momentos que vivió el nadaísmo entre 1965 y 1984.

 

La narración de sus afugias personales, de sus búsquedas literarias, de las dificultades para sostener las publicaciones que crearon y fomentaron, nos muestran a una Colombia literaria efervescente, intensa y, muy por el contrario de lo que suele repetirse sobre esa época de la literatura en el país, al tanto de los movimientos de vanguardia que se sucedían en otras partes del mundo.

Presentamos, con enorme satisfacción, estas cartas, como una manera de unirnos a la celebración de los 60 años del Nadaísmo en Colombia y como un homenaje a la obra de dos grandes escritores colombianos: Jaime Jaramillo Escobar y Jotamario Arbeláez.

Las editoras

Presentación

De Jotamario Arbeláez a Jaime Jaramillo Escobar en Medellín

Villa de Leyva, marzo 26 de 2018

Poeta X-504 Jaramillo, presente:

Quién iba a creerlo. Llegamos al año 60 desde cuando surgimos como insurgentes, los vivos y nuestros muertos que continúan sentados a nuestra mesa. Con ellos tomo café todo el tiempo, más que con los del más acá que viven más lejos. A estas alturas de la saudade, una reminiscencia indeleble es la de verme vecino de tu asiento en la conferencia que en el 59 dictaba en La Tertulia Gonzaloarango, él de 28, tú de 27 y yo de 18. Él había sido en su pueblo tu compañero de bachillerato y yo estaba por reprobarlo. Adherimos a su corriente precaria, que nada tenía de corriente. Me invitaste a tu máquina de escribir, y cuando a ella llegaba porque tú salías a trabajar, encontraba a su lado las cuartillas humeantes de Los poemas de la ofensa que a través de ti iban surgiendo en las noches. De ella extraje a tus hojas de papel Bond, “Santa Librada College”, “Los inadaptados de Marilyn” y “El profeta en su casa”. Ya ves. Se nos va borrando el camino que a ninguna parte llevaba pero hicimos lo que quisimos, con el beneplácito final del mundo que empezamos contraviniendo. Planteamos seguir en desacuerdo con el mundo cuando el mundo nos concediera la razón. Y en vez de concedérnosla se volvió nadaísta el mundo. En cambio creo que nosotros mientras cumplimos cambiamos. No digamos de ser ni de parecer, tampoco de estilo, sino de parejas y de parajes. Las angustias existenciales de la primera época fueron finiquitando sobre los lechos mortuorios y los nupciales. A la par con Eduardo Escobar, que nació con la vocación montaraz, vivo ahora en el santo campo, ése que no podía ver ni en pintura, reconciliado con los animales de monte porque ya los de la ciudad se amansaron. Escribo contra el paisaje temas bucólicos y a medida que avanzo siento el aplauso cerrado de las chicharras. He desempolvado a Teócrito y a Virgilio y estoy atisbando a la primera pastora para endilgarle un idilio. Retrocedí del jet a la mula, y en la más orejona voy entrando a la plaza mayor de Villa de Leyva en esta Semana Santa con el Ramos de mi apellido. Aquí estoy con mi mujer que me masajea y una perra que me está enseñando a ladrar y las 20 cajas que me quedan de los archivos del nadaísmo a partir de las que tuviste a bien obsequiarme, por allá por el año 70, de donde tantas sorpresas han emergido. Y eso que a la Biblioteca Piloto doné otras tantas, que son hoy asombro y deleite de los jóvenes extraviados pero estudiosos y de adultos rememorantes. La Biblioteca Luis Ángel Arango está en pos de adquirir el resto creciente, porque aún de los que murieron cada día surgen páginas nuevas. Es lo justo, pues se están celebrándolos 60 años de dos Arango, el que le dio el nombre al nadaísmo y el que se lo diera a la Biblioteca. Mi estudio entre los robles –que bauticé La montaña mágica por estar al pie del cerro y de la laguna de Iguaque, de donde surgió Bachué con su hijo de brazos a poblar la tierra–, está presidido por ese cuadro de Leandro Velasco donde figuramos al lado de Elmo y de José Rafael Arango y del propio pintor, que me entregaste por el precio simbólico e irrisorio de 20 pesos y ahora quién sabe cuántos millones valdrá, aunque habría que restaurarlo porque está más descaecido que la última cena. Como en el caso de Dorian, nos vemos más acabados en el retrato de 1960 que en el espejo. Como por arte de magia simpática o simpatética, de Los Sagrados Archivos, como los bautizara nuestro buen U, salieron para ser publicadas por EAFIT y lanzadas en la inminente Feria del Libro de Bogotá, la novela de Amílcar Osorio La ejecución de la estatua, las Memorias de un presidiario nadaísta, de Gonzalo y X se escribe con J, nuestra alada correspondencia. Yo quería irla publicando en los periódicos a medida que la íbamos escribiendo, pero Elmo me dijo que había que esperar a ponernos viejos para que la publicación tuviera sabor y sentido. Ya no es literatura epistolar sino historia patria. Te escribo, pues, para participarte de esta explosión editorial triple. La memoria del “cañazo” del Profeta en La Ladera la coleccionaste de la revista Contrapunto, de Jaime Soto, con cuyo producto nos invitaba a comer fríjoles en el restaurante Avenida, de la Jiménez con 4.ª. Donde nos contaba que casi lo pasan por las armas bajas los atorrantes cautivos. Casi 40 años después el alcalde Sergio Fajardo convirtió la pavorosa cárcel en un parque-biblioteca e invitó a todos los nadaístas vigentes a un gran homenaje de desagravio institucional al profeta por tan flagrante injusticia. Y La ejecución de la estatua fue el trofeo que pudo traer U de los Estados Unidos cuando lo pusieron de patitas en el avión de retorno. Quién sabe cuántos años la trabajó con dedicación enjundiosa, rodeado de poetas outsider y maestros zen. La dejó en tu poder, luego de haber sido finalista en el Premio de Novela Seix Barral en 1968. Tú me la cediste y por medio siglo ha pernoctado en la mesa de noche de todos mis enganches sentimentales y la he perdido por años y vuelto a recuperar, y la he entregado a editoriales que la devuelven, considerándola un hueso duro de roer, pues entre una novela de la violencia –que era lo que se esperaba en Colombia de los escritores de garra– y un Ulises, cosa que no espera nadie, nuestro hombre se fue por un Ulises de la violencia. Una violencia tal de salvaje que luego de la masacre en el pueblo de Saldeguaca se termina ejecutando la estatua de la Madre en la plaza, a la manera como tú lo recuerdas, en 1948 en Andes, cuando las turbas conservadoras degollaron la efigie del Indio Uribe. Me siento orgulloso de ser el contrapunto de X se escribe con J. Desde cuando me llamaste a Bogotá para empuñar el estoque publicitario en lo que persistí y terminé pensionado. “Conspiraba con mucho júbilo. Conspirando esperaba me pensionaran”. Siempre estuviste pendiente de mi supervivencia y además me entonaste varias cantatas y hoy te doy las gracias por ello. 33 años has dedicado a tu taller de poesía en la Biblioteca Piloto, impidiendo el desmayo de quienes abordaron la poesía asumiéndola como tableta de salvación. Hoy puedes estar ufano de haber hecho la labor que te propusiste. Eres el Poeta Mayor, pero ya lo eras desde que empezaste a dejarte poseer por la Poesía. Sé que tu médico, según el estado de tu salud, te ha pronosticado cien años. Nos quedan 14 de celebraciones, mientras seguimos hurgando en los Sagrados Archivos a ver qué más encontramos. Te embrazo,

Jotamario

CARTAS

De Jaime a Jotamario en Bogotá

Cali, septiembre 20 de 1962

Querido Joyce:

No te escribimos antes porque nos dijeron que estabas en Medellín, pero ahora sabemos que estás de nuevo en Bogotá. No lo supimos antes porque ahora no salimos de la casa, no vemos a los nadaístas, y no hablamos sino con Shakespeare.

Hoy, a la una de la tarde y ocho minutos, pensamos que a ti te hace falta un sombrero de terciopelo para las noches de luna. Cómpralo. Te lo rogamos.

Te hemos estado leyendo en Esquirla todos los domingos y te hemos consagrado nuestro recuerdo cotidiano, de modo que no tienes por qué quejarte, a no ser por falta de dinero.

Como te habrán informado los otros amigos, aquí no sucede nada extraordinario fuera de nuestros poemas. Ahora estamos escribiendo mucho para los hijos de los astronautas. Nuestros contemporáneos no han nacido todavía. Somos unos milagrosos poetas. Nos reímos desbordadamente de nuestras fechorías literarias.


Cuando nos escribas danos informes (serios y verídicos) acerca tuyo, con todos sus detalles, y detalles sobre todo lo demás que tú creas conveniente. Así sobre los muchachos escritores del nadaísmo, como sobre los medios culturales de Bogotá.

Y mientras tenemos el grato placer de recibir tus noticias te enviamos nuestro cordial saludo,

X-504, X-505, X-506, X-507, X-508, X-509, X-510

De Jaime a Jotamario en Bogotá

Cali, 1962

-2-

na carta, sino apenas una boleta.

El Monje vino anoche de Tumaco, cuenta muchas cosas, entre ellas la historia de un culicagado de 8 años a quien quedó de llevarle cuando vuelva unos purgantes y un cepillo de dientes… parece que se separó definitivamente de Emérita. Piensa quedarse aquí, pues dice que no le gusta Bogotá. Le he insinuado que le ayude a Alfredo en Esquirla, ya que a él le queda muy duro hacer solo todo el trabajo. Esquirla ha salido mal corregida, mal armada y mal seleccionado el material. Tienes que hacer algo para mejorarla o.

Como tú quedaste con algunos libros de Diegoleón y él me los está reclamando, te pido el favor de enviarme una carta dirigida a tu casa para yo ir con ella por ellos y que me los entreguen. Tú sabes cuáles son para que los enumeres en la carta.

Leandro (Velasco) está pintando cuadros bellísimos, por fin se resolvió a coger el color. Lo hace maravillosamente. Creo ver en él influencia de los insectos de Lucy Tejada, en cuanto al colorido, las pinceladas y espatulazos, la distribución del color, las puntas irisadas, los finos trazos multicromos, me regaló un cuadro fantástico. El 9 de este mes inaugura exposición en Medellín.

José Antonio Moreno escribe para decir que está de subdirector del Diario del Caribe, que dirige Álvaro Cepeda Samudio (“Casagrande”), y pone a disposición del nadaísmo la página literaria. También dice que Ugo Barti espera tu colaboración para Guiones.1 Te sobra, pues, dónde escribir.

De mí sólo te diré que continúo escribiendo como siempre. Creo que alguna cuerda se me ha roto por dentro y la poesía sale a chorros. Tengo la cabeza tan llena de versos que cuando la muevo para saludar suena como un cascabel.

Con este calor imposible escribirte en forma. Por mis venas circula semen a cuarenta grados en las calles de la ciudad. Las tetas de las niñas no resisten más excitación y estallan como bombas caseras. Y uno no puede salir a las calles porque la exhibición sexual es tan alarmante que esto parece el fin del mundo. Las reses en el matadero piden permiso para echar el último polvito antes de recibir la puñalada. Y los novillos y los matarifes cohabitan unos con otros antes de las cuatro a. m. Después la sangre, vertida en grandes odres, lava todos los pecados.

Los poemas de la envidia (48 poemas) fue enviado a Bogotá para su posible publicación. O, en todo caso,

De Jaime a Jotamario en Cali

Bogotá, octubre 22 de 1964

Muy apreciado J:

He decidido no guardar más rencor contigo. En realidad mi disgusto de hace dos años no se basaba en nada tan importante que hoy no pueda ser olvidado. Lo que me dolió entonces fue precisamente lo que consideré falta a nuestra amistad, la cual tenía en alta estima, pero hay que reconocer que, en nuestras diferencias con respecto a cuestiones del nadaísmo, y personales por el mismo motivo, también yo pude ser un tanto exagerado. En el fondo, un asunto de importancia temporal, una niñería. Y no quiero que cuando nos muramos nos tengan que poner en cielos separados.

 

De modo pues que, escuchando tus voces, aquí está mi mano otra vez, un poco más purificada que antes. En realidad yo no te había olvidado. Por el contrario, durante todo este tiempo has estado muy presente en mí.

Y ahora, el motivo fundamental de esta carta. Tú posees cualidades y condiciones, capacidades e inteligencia, habilidad e ingenio suficientes que te hacen merecedor de lo que llaman buena suerte. Por lo tanto me permito considerar que no debes quedarte toda la vida en la provincia. Desde una ciudad como Bogotá, las cosas se ven de muy distinto modo que en el paraíso de Cali.

Pues bien: creo tener posibilidades, más o menos próximamente, para ofrecerte un puesto aquí, fácil y muy apropiado para ti, y que te convendría mucho, para comenzar con un sueldo aproximado de $1.500, lo que es suficiente para instalarte en la capital. Pero necesito saber si te interesa y estarías dispuesto a viajar cuando se defina lo concerniente. Se trata de un asunto casi seguro, de lo contrario no te lo comunicaría. En caso de concretarse, ya te avisaré oportunamente para que convengamos los detalles. Escríbeme y me das tu parecer. No estaré en Bogotá en los primeros 10 días de noviembre, porque tengo que viajar a Santa Marta, y quizás me demore un poco en Cartagena y Barranquilla, por lo tanto, ojalá me escribas antes de finalizar el mes. Yo estoy pensando que aceptarás. Si te quedas en Cali te vas a volver intelectualmente una momia, un fósil, como esos de los que tanto nos hemos reído.

Claro está que si tú no aceptas hay mucha gente dispuesta a trabajar en tu lugar, pero yo creo que aceptarás. Te conviene. Sabemos que “si hay que trabajar la vida no merece la pena de ser vivida”. Sin embargo…

Y recibe el cordial saludo de tu nuevo amigo.

Jaime Jaramillo E.

De Jotamario a Jaime en Bogotá

Cali, octubre 26 de 1964

Querido poeta:

Estaba enfermo, deshecho, tendido en cama como una cobija, y he recibido tu carta, la que me ha alegrado como nada pudo haberlo hecho. Recibo tu mano que me ofreces entre la mía fresca de la fiebre y vuelvo a sentirme como en los días de mis mejores risas. Vuelve a ondular entre nosotros esa amistad que nunca estuvo muerta, y que es más poderosa que cada uno de nosotros mismos. Estoy alegre en el alma de que estés bien en Bogotá, tú no podías fracasar allí, y ojalá logres triunfar en todo sentido en la capital. Ahora que somos de nuevo camaradas siento eso como una conquista propia, aunque yo por el momento me pudra en el interior de esta lata de sardinas que es una provincia.

Poetica: te agradezco infinitamente tu hermoso gesto de solidaridad al ofrecerme el trabajo de que hablas. Aquí he estado buscando desde hace tres meses algo por el estilo pero todos estos miserables amigos de las altas esferas no han respondido con nada. En mi casa hay más que nunca una catástrofe económica desconsoladora, la que me apena francamente, y el apartamento donde vivo apenas si lo logramos pagar difícilmente mi mujercita y yo. Ahora ambos estamos enfermos lo que agudiza la cosa, y no sabemos lo que pueda pasar en un futuro muy cercano. A pesar de eso, poeta, me es imposible viajar a Bogotá en oportunidad muy próxima. De poder hacerlo, no sería antes de mediados de enero. Tengo varias razones muy poderosas que me impiden abandonar tan inmediatamente esta ciudad a la que “yo no le debo nada”. Espero que cuando pueda hacerlo, en enero, tú tengas aún la voluntad y la oportunidad de ayudarme de una manera similar a como ahora tan gentilmente te has brindado. De todas maneras cuando la cosa resulte escríbeme de nuevo, si te parece, que puede que los factores externos que son hoy “mi circunstancia” hayan desaparecido.

Bueno mí querido X, ahora hablemos de otras cosas: el envío para la revista de la Casa de las Américas ya está listo. Pero me gustaría que tú enviaras también por lo menos un cuento, una obrita de teatro y, para la sección documentos tu última respuesta a Gonzalo cuando el lío de las “Promesas de Prometeo”2 y cualquier otra cosa que creas debamos mandar a Cuba. Aquí solo tengo dos poemas tuyos para mandarles. Si esto que te pido te interesa, entonces no pierdas tiempo en hacer que lleguen a mis manos tus materiales.

Cuéntame qué es de tu libro de poemas. ¿No piensas ganarte este año el Premio Guillermo Valencia? Te doy este año la oportunidad porque el año próximo será mío. Te lo prometo.

Ahora escribo sobre la guerra, escucha este fragmento para despedirme de ti con un caluroso bienvenido…

tu

j. mario

un día

después de la guerra

si hay guerra

si después de la guerra hay un día

te tomaré en mis brazos

un día después de la guerra

si hay guerra

si después de la guerra hay un día

si después de la guerra tengo brazos

y te haré el amor con amor

un día después de la guerra

si hay guerra

si después de la guerra hay un día

si después de la guerra hay amor

y si hay con qué hacer el amor